El material que más abundantemente se recupera en el curso de las excavaciones arqueológicas realizadas sobre yacimientos romanos es la cerámica y, especialmente, fragmentos caracterizados por haber sido elaborados con técnicas muy sencillas y cuyo aspecto puede resultar, en ocasiones, tosco. Por ello, el conjunto de recipientes destinados a la elaboración, servicio, almacén y transporte de alimentos ha recibido el nombre de cerámica común.
La fundación de la ciudad y la organización del territorio
El significado del término Julióbriga, "ciudad fortificada de julio", como referencia a la familia del emperador romano Augusto y al lugar estratégico de su emplazamiento geográfico en la loma de Retortillo, nos familiariza con el planteamiento general existente en el norte de la Península Ibérica en la antigüedad, que nos sitúa en estos lugares la presencia de un poblamiento prerromano ubicado en asentamientos castreños.
En los últimos años el yacimiento arqueológico de Julióbriga ha sido el punto de partida de numerosas investigaciones que han visto la luz en diferentes publicaciones. Aprovechando el importante soporte que proporcionan las excavaciones, se han elaborado trabajos tanto de carácter arqueológico como histórico.
I. EL YACIMIENTO DE REBOLLEDO DE VALDEOLEA (EL CONVENTÓN)
En nuestra comarca campurriana existen, además de las ruinas de Julióbriga, otros yacimientos arqueológicos de gran interés, pero olvidados poco tiempo después de su hallazgo.
Me refiero a los que están en Valdeolea, próximos a Mataporquera, un conjunto de restos romanos quizá identificables con la antigua Octaviolca, que, según cierto documento, estaba situada a diez millas al sur de Julióbriga. También han aparecido allí ruinas de una iglesia y una necrópolis medievales instaladas sobre uno de los yacimientos romanos, lo mismo que ocurre en Retortillo.
Los estudios y publicaciones relacionados con la ciudad romana de Julióbriga han proliferado desde la equivalencia realizada entre la ruinas de Retortillo y la ciudad romana por Flórez en su obra La Cantabria, publicada en el año 1768. Un papel relevante ha sido llevado a cabo por escritores campurrianos en el tránsito entre el siglo XIX y el siglo XX donde merecen una mención especial, entre otros, Ángel de los Ríos, G. de la Puente y, sobre todo Demetrio Duque y Merino el autor de la primera monografía sobre Julióbriga, Nuevas Antigüedades recién descubiertas en Juliobriga. Proyecto de un museo cántabro-iuliobrigense, publicada en 1885. Estos ensayos históricos globalizaban distintos datos, ya procedentes de los elementos materiales, especialmente arqueología, epigrafía y numismática, ya en relación con las informaciones, en su mayoría bastante confusas, de los escritores clásicos grecolatinos.