Hacer la colada era una de las labores domésticas propias de la mujer y era una tarea ingrata y agotadora. Tenían que pasar horas lavando en las riberas de los ríos, arroyos, lavaderos públicos o privados, en los desvacíes de los molinos o en charcas de desagües de las fuentes del lugar. Todo ello a la intemperie y con las condiciones climatológicas que todos conocemos. Se les cortaban las manos de frío, lo que provocó numerosas enfermedades asociadas a esta labor.
El crecimiento de la población por la llegada de La Naval revolucionó el sector
A principios del siglo XX había un dicho popular sobre Reinosa que decía que sus lugareños comían pan de Hierro, carne de Gato y bebían vino de Pozo. Estos eran los apellidos de tres prestigiosos comerciantes de los muchos que se iban instalando en la floreciente villa, que se encontraba en pleno desarrollo por la creciente industrialización propiciada por pequeñas fábricas y artesanos.
La hornera, una construcción vitalen el Campoo de otra época
El pan constituía un elemento básico y primordial en la dieta diaria de los hogares con una economía precaria. Antes de la colonización por los romanos, impulsores del cultivo del cereal, Estrabón narra en sus relatos sobre la tierra de los cántabros que con la harina de bellotas elaboraban tortas de pan.
La venta por los caminos de Castilla en un carro de vacas
Lantueno, a la vera del Camino Real de Castilla a Santander y con estación de tren desde la construcción del ferrocarril de Isabel II, fue un lugar de residencia de carreteros y gentes dedicadas a la venta ambulante, los viejos buhoneros.
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