Figuras de protección para las aves de Campoo
El elevado número de figuras jurídicas de protección que tienen todo o parte de su territorio en Campoo, es indicativo de su importancia ornítica. Mayor detalle puede consultarse por ejemplo en González (2002). Haciendo breve historia, el embalse del Ebro fue declarado en 1983 Refugio Nacional de Aves Acuáticas y la caza prohibida. En 1988 fue declarado el Parque Natural de Saja y Besaya, haciendo justicia a una vasta área con frondosos hayedos e indudable interés faunístico.
La Sociedad Española de Ornitología, SEO/BirdLife, actualiza en 1998 un catálogo de Áreas Importantes para las Aves (IBAs), de las que tres afectan al territorio de Campoo y áreas periféricas; así, Sierra Labra y el Cordel sería vital en la protección de especies como abejero europeo, culebrera europea, perdiz pardilla, pico mediano, picamaderos negro y chova piquirroja; Embalse del Ebro para ánade friso y pato colorado (área de muda); y, Hoces del Alto Ebro y el Rudrón para buitre leonado y alimoche.
Posteriormente, resultado de la aplicación en la Comunidad de Cantabria de las Directivas de Aves y Hábitats de la Unión Europea, (79/409/CEE) y propuesta de las Zonas de la Red Ecológica Europea Natura 2000, contamos con cinco Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) que son Sierra de Híjar, Sierra del Cordel, Cabeceras del Saja y Nansa, Embalse del Ebro y Hoces del Ebro, y dos Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), a saber, Valles Altos del Nansa, Saja y Alto Campoo y Río y Embalse del Ebro.
ZEPA |
Superficie (ha) |
Sierra de Híjar |
4.730 |
Sierra del Cordel y cabeceras del Nansa y del Saja |
16.244 |
Embalse del Ebro |
6.711 |
Hoces del Ebro |
4.080 |
LIC |
Superficie (ha) |
Valles altos del Nansa y Saja y Alto Campoo |
51.098 |
Río y Embalse del Ebro |
4.343 |
Biogeografía y bioclimatología
Las comunidades de seres vivos se distribuyen condicionadas por múltiples factores físicos y biológicos que integra la Biogeografía. Esta ciencia durante las últimas décadas ha sido imprescindible en estudios de distribución de comunidades vegetales, pero también para caracterizar áreas donde se estudian diversas comunidades animales; por ello parece oportuno situar la ornitofauna de Campoo en el marco biogeográfico.
El orden jerárquico decreciente de las unidades biogeográficas principales es Región, Provincia y Sector; para más detalle consultar por ejemplo en Rivas-Martínez et al. (1984), pero en síntesis, la comarca de Campoo se sitúa en la Región Eurosiberiana, Provincia Orocantábrica, Sector Campurriano-Carrionés y Subsector Campurriano.
La Región Eurosiberiana, que puede asimilarse a la Iberia húmeda, tiene su límite aproximadamente a lo largo de la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica, en contacto con la Región Mediterránea o Iberia seca. La Provincia Orocantábrica engloba las diversas sierras de la Cordillera Cantábrica, situándose Alto Campoo, Las Rozas de Valdearroyo, Valdeprado del Río y Valderredible en su límite oriental. El Subsector Campurriano, comprende la zona suroriental orocantábrica y se caracteriza por tener algunas alturas notables en sus montañas, predominio del sustrato silíceo y clima con apreciable influjo continental. Destacamos aquí la ubicación de Campoo, en especial la zona meridional, en la banda de contacto o transición entre el mundo atlántico y el mediterráneo, de ahí la intrusión en muchos lugares de elementos botánicos típicos de este último. García Codrón y Rasilla Álvarez (2008) publican en esta misma revista un interesante estudio del clima de Campoo, donde se pueden consultar las diferencias entre el norte y el sur de la comarca.
En el marco de la Bioclimatología, que correlaciona la distribución de los seres vivos con el clima en base a valores de precipitación, temperatura e índices de termicidad, en el Subsector Campurriano están representados el piso montano, desde los 500-800 metros -según exposición- hasta los 1600-1700 metros de altitud y el piso subalpino que alcanza los 2200-2300 metros; en esta zona no se alcanzan las alturas necesarias para que se pueda hablar de piso alpino.
Paisaje y vegetación. Hábitats para las aves
Tratamos a continuación de describir someramente la vegetación campurriana integrada en el paisaje, en definitiva, los hábitats de la comunidad de aves; dicha descripción no pretende ser exhaustiva en cuanto a composición florística, sino meramente orientativa de las especies más características; aspectos florísticos y fitosociológicos más extensos, pueden consultarse en Rivas Martínez et al (1984) y en Blanco et al (1997).
La región noroccidental, Campoo de Suso, presenta la orografía más espectacular, con la Sierra del Cordel, Sierra de Peña Labra y Sierra Híjar que constituyen un hermoso arco con varios picos que sobrepasan los dos mil metros, con cota máxima en el Cuchillón (2233 m.). Si bien la estación de esquí de Brañavieja altera los valores paisajísticos, y los ecológicos, la belleza del lugar es innegable. La vegetación subalpina está representada en suelos descarnados silíceos, por enebrales rastreros con Juniperus communis sbsp alpina, arándanos o ráspanos, Vaccinium myrtillus y V. uliginosus, brecina, (Calluna vulgaris) etc. y pastizales con gramíneas y herbáceas propias de estos suelos; en los sustratos calizos, menos extendidos, medran también enebrales con cortejo florístico arbustivo y herbáceo basófilo. Una orla inferior bien visible desde la estación de esquí, de edafología más favorable, con densos piornales de Genista obtusiramea y varias ericáceas (Erica spp.), rematan un paisaje que acoge interesantes habitantes, poco conocidos, como la perdiz pardilla o el pechiazul. Repisas, fisuras en paredes y gleras albergan comunidades vegetales especializadas de gran interés botánico que contribuyen a proveer de semillas e insectos a la comunidad de aves montañeras.
El río Híjar, en principio algo encajonado, y el Ebro, modelan amplios valles con extensos prados de siega y mosaicos agropecuarios de un verdor que sólo se apaga algo con las sequías estivales. La vegetación riparia está constituida por saucedas arbustivas (Salix spp.) en el tramo superior, más desarrolladas valle abajo, fresnedas (Fraxinus excelsior), choperas [Populus spp.) con numerosas especies arbustivas.
El resto de Campoo, presenta lomas redondeadas con alturas moderadas y abundante cubierta vegetal boscosa o arbustiva, pero también con grandes áreas de pastizales de siega y diente, favorecidos a menudo por la quema de matorral y helecho; espacios abiertos bastante llanos confieren luminosidad al paisaje, tal es el caso de las vegas del Izarilla, Híjar y Ebro hasta Requejo y Villafría desembocando en la espectacular llanura de la Virga, hoy inundada por el embalse del Ebro; son notables las praderías de Valdeolea, Valdeprado del Río y Valderredible donde también existen cultivos de cereal y patatas, estas últimas famosas en la vega del Ebro; por último, amplios prados y pastizales en las tierras altas de Las Rozas, en los Riconchos o al norte del embalse, en Campoo de Yuso y San Miguel de Aguayo, donde se encuentra el pequeño embalse de Alsa.
Las riberas de ríos y arroyos constituyen un lugar ideal para observar aves; el Ebro desde Arroyo, pasando por la Aldea y siguiendo por Valderredible cuenta con tramos de precioso bosque galería de alisos (
Alnus glutinosa) de buen porte con sauces, fresnos y chopos; por todo el valle y particularmente en Polientes o en San Martín de Elines abundan alisedas y choperas maduras donde podemos buscar especies escasas en la comarca, como la tórtola europea o la oropéndola. El bosque galería debe ser conservado a ultranza por su importancia vital para la fauna, en general, y para las aves ribereñas en particular.
Las series climatófilas del haya (Fagus sylvatica), hayedos en sus etapas maduras, y matorrales o pastizales de degradación, ocupan una banda altitudinal, desde la base del piso montano hasta el límite superior del bosque, en laderas al norte, húmedas de sustrato silíceo; la amplia valencia ecológica del haya permite al hayedo colonizar sustratos calizos cuando las condiciones de humedad lo permiten, así pueden verse en diversos lugares de Valderredible, franjas estrechas y retazos de hayedos, en umbría, desplomarse desde el páramo de La Lora hacia el valle. El factor limitante del hayedo es la sequía estival y en ocasiones la pobreza de los suelos por lo que en lugares desfavorables llega a ser sustituido por el robledal albar.
Los hayedos más extendidos en la región son los oligotrofos -suelos pobres en nutrientes- sobre sustrato silíceo. Suele acompañar al haya, en mayor o menor proporción el roble albar (Quercus petraea); existen excelentes masas mixtas que podrían denominarse hayedo-robledales, donde la proporción de ambas especies llega a ser similar. Entre las especies acompañantes destacamos acebo (Ilex aquifolium), tejo (Taxus baccata) y el sotobosque de arándanos; en las orlas son frecuentes serbales (Sorbus aucuparia), avellanos (Corylus avellana), y especies arbustivas como zarzas (Rosa spp. y Rubus spp.). Los matorrales de degradación son, dependiendo de factores edáficos, piornales con Cytisus cantabricus y Genista florida sbsp. polygaliphylla, brezales, donde localmente tienen mayor o menor abundancia Erica australis sbsp. aragonensis, E. arbórea, E. cinerea y Daboecia cantabrica entre otras, argomales (Ulex galli) y las arandaneras. Con relación a estas últimas, señalamos su importancia como recurso trófico para el urogallo, allí donde aún existe, ya que por desgracia en Campoo lleva años extinguido.
La franja altitudinal del haya orientada a solana, en suelo más pobre o con influencia continental, está ocupada por series oligotrofas del roble albar que puede llevar abedul (
Betula pubescens sbsp.
celtibérica), haya e incluso híbridos de otros robles como el melojo con el albar; el cortejo florístico acompañante es similar al descrito para hayedos oligotrofos. Los prebosques y etapas seriales son
grosso modo como las de los hayedos oligotrofos descritos anteriormente. Bien representados estos robledales en Campoo de Suso y Yuso, hay que hacer mención a la extensa masa boscosa conocida como Monte Hijedo (aprox. 1200 ha en Cantabria) al sur del embalse del Ebro, que se extiende más allá del límite provincial.
En el límite altitudinal del bosque medra la serie oligotrofa del abedul que soporta las condiciones climáticas y edáficas más adversas; las formaciones campurrianas se asientan sobre el límite de los hayedos y robledales albares o en retazos localizados. Las manchas más extensas tienen arbolado mayoritariamente poco desarrollado con denso matorral de altos piornos y brezos; buenas muestras pueden verse siguiendo el recorrido de la pista de Mazandrero en sus tramos altos. Por encima de esta formación arbórea la vegetación climácica son piornales de Genista obstusirramea y brezales.
Como comentamos antes, las tierras meridionales de Campoo, Valdeolea, Valdeprado del Río y Valderredible, tienen una marcada continentalidad y cariz mediterráneo, disminuyen notablemente las precipitaciones y presentan acusados periodos de xerotermia estival. Allí predomina la serie oligotrofa del rebollo o melojo (Quercus pyrenaica), que es el roble de hoja marcescente característico del supramediterráneo mesetario; avanzadillas de esta especie llegan incluso a la altura de Reinosa y zonas bajas de solanas de Campoo de Suso; los rebollares, secularmente castigados por talas y fuego, rebrotan insistentemente por estolones formando masas arbustivas poco atractivas e impenetrables, pero maduros forman valiosos bosques, particularmente en esta zona, por constituir uno de los hábitats meridionales más relevantes para el amenazado pico mediano. Acompañando o en sus orlas hay numerosos arbustos como espino albar (Crataegus monogina), endrino (Prunus spinosa) y zarzas (Rosa spp.) entre otros; Sus orlas y matorrales seriales son escóbales y piornales con Cytisus cantabricus y Genista florida sbsp. polygaliphylla, donde el suelo es profundo, y brezales y argomales (Ulex gallí) abundantes por todas partes, dejando patente el influjo atlántico en estas zonas de transición climática.
Los enclaves calizos como los que se pueden encontrar subiendo a La Miña, Robleda de Villacantid, La Lastra, zonas próximas a Mataporquera, de Reinosa a Pozazal, desde Pozazal a Arcera o de San Martín de Elines a Orbaneja del Castillo entre otros, medra vegetación arbustiva espinosa o aulagares más o menos densos, con
Genista occidentalis; en algunos lugares termófilos -cara sur de Robleda, carretera de Polientes proximidades de Arcera o S. Martin de Elines- hay bosquetes de quejigo (
Quercus faginea) propios del supramediterráneo colindante. Hay que tener en cuenta la pequeña muestra de páramo que roza Cantabria, en la zona de San Martín de Elines a Orbaneja del Castillo y Espinosa de Bricia, donde, sobre todo en invierno, destaca el verde del bosque de encinas
(Quercus rotundifolia), típica especie mesetaria perennifolia, acompañada de cortejo florístico propio.
En esta somera descripción de la vegetación y hábitats, no podemos olvidar los pinares que, contrariamente a la creencia popular, no son verdaderos bosques desde el punto de vista botánico, sino cultivos o repoblaciones realizados casi siempre a expensas de formaciones vegetales naturales. La especie más utilizada en estas repoblaciones es el pino albar (Pinus sylvestris). Diseminados por toda la comarca, más o menos extensos y maduros, contribuyen a diversificar los hábitats para las aves, y han servido de vía de expansión a varias especies especialistas de coniferas.
Metodología para el estudio de las aves
Se han empleado dos métodos. En primer lugar consulta del Atlas de las Aves de España (Purroy, 1997) y del Atlas de las Aves Reproductoras de España (Martí y Del Moral, 2002), que junto a datos propios nos ha permitido elaborar una lista de aves nidificantes, que no pretendemos sea exhaustiva ni definitiva.
En segundo lugar, realización de numerosos muestreos por la mayoría de los hábitats de la comarca. El método empleado es el transecto lineal, de longitud conocida, a lo largo del cual se anotan las aves vistas u oídas a ambos lados del recorrido, diferenciando los contactos dentro de una banda de 25 metros a derecha e izquierda de la línea de progresión de los registrados fuera, sin límite de distancia. Este método permite obtener datos cuantitativos aproximados de densidades, en aves/10 ha, y cualitativos en índices kilométricos de abundancia; también admite tratamientos estadísticos y es uno de los más empleados en estudios de comunidades de aves. Para la confección del presente artículo, de carácter general y de divulgación, no hemos elaborado demasiado los datos, pero han servido, sobre todo, para caracterizar las diferentes comunidades en función de la abundancia cualitativa de sus especies.
Las aves reproductoras en Campoo
Según el Atlas más reciente, cuya base cartográfica es la cuadrícula UTM de 10x10 km, en España hay 337 especies reproductoras, de las que 288 son nativas y 49 introducidas; Herrero y González (2004) que tienen acceso a la información de las 83 cuadrículas de Cantabria, contabilizan 147 especies nativas en la comunidad.
La lista que elaboramos para Campoo consta de 129 especies (87,7% de la riqueza de Cantabria) de las que 122 especies son de categoría de reproducción probable-segura (83% de la riqueza total de Cantabria); las otras 7 restantes se catalogan de reproducción posible por ser poco detectables, raras, limitadas a cuarteles limítrofes o poco conocidas por simple defecto de los muestreos. Las categorías de reproducción son las empleadas en los atlas de las aves de España citados arriba.
Con relación a Cantabria, la riqueza de especies por cuadrícula, es apreciablemente mayor en Campoo, donde se superan con creces, salvo en un caso, las 77 especies de media por cuadrícula para Cantabria. La explicación es clara, si tenemos en cuenta que la mayoría de las especies están ligadas a hábitats forestales, a matorrales, pastizales y roquedos además de medios relacionados con el agua; los primeros hábitats ocupan en Campoo grandes extensiones y, las riberas fluviales y entorno del embalse del Ebro contribuyen al resto. Al norte de Campoo, con la excepción de Picos de Europa, Liébana o Nansa, predomina un paisaje demasiado humanizado de campiña norteña, repoblaciones de eucaliptos y pinos sustituyendo el bosque autóctono y núcleos urbanos que, aún siendo valioso, contribuye con menor número de especies.
Avifauna reproductora en los medios forestales de Campoo
a) Avifauna reproductora en hayedos
Albergan una variada comunidad, unas 40 especies, con densidad media de 63 aves/10ha, valor orientativo variable según localidades, madurez y superficie del hayedo, diversidad estructural etc.
La comunidad de rapaces está representada por especies forestales no exclusivas de los hayedos como la culebrera europea (Circaetus gallicus) y el abejero europeo (Pernis apivorus), que prefieren masas boscosas amplias y otras como azor común (Accipiter gentilis), gavilán común (A. nissus), busardo ratonero (Buteo buteo), milano negro (M. migrans), aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) que pueden anidar en bosques isla y, en algún caso, en arbolado disperso en la campiña.
Respecto a otros no paseriformes, es interesante la presencia de chocha perdiz (Scolopax rusticóla), de distribución poco conocida por la dificultad de su detección; hay que prospectar los lugares adecuados antes del amanecer durante la primavera, para oír su voz en vuelo nupcial. La paloma torcaz (Columba palumbus) nidifica, a veces con densidades notables, en todo tipo de formaciones arbóreas. El cuco (Cuculus canorus) es otro generalista forestal omnipresente en todo tipo de bosques y campiñas donde parasita a petirrojos, chochines, acentores y otros para que críen a su pollo previa puesta de su huevo en el nido de estas especies. El cárabo (Strix aluco) es la estrigiforme que vive en todo tipo de bosques. Los pícidos están representados en el hayedo por el picamaderos negro (Dryocopus martius) en las mejores masas; el pico picapinos (Dendrocopos major), común por todas partes; el pico mediano (Dendrocopos medius) con presencia en alguna localidad, aunque prefiere los robledales; el pito real (Picus viridis) poco frecuente en estos bosques y el pico menor (Dendrocopos minor), del que contamos con escasas observaciones, poco detectable fuera de la época adecuada y sin duda raro.
Las especies de paseriformes más abundantes en la mayoría de los hayedos maduros muestrea- dos, que constituyen el 80% de la abundancia total, son carbonero garrapinos (
Parus ater), (17%), petirrojo (
Erithacus rubecula), (16%), pinzón vulgar
(Fringilla coelebs), (9,8%), chochín (
Troglodytes troglodytes), (8,5%), trepador azul
(Sitta europaea), (8%), y herrerillo común (
Parus caeruleus), (7%), que dominan nétamente sobre carbonero común
(Parus major), zorzal común
(Turdus philomelos), mirlo común
(Turdus merula) y agateador norteño
(Certhia familiaris), todos entre el 4 y el 3%. Otro importante grupo de especies suelen contabilizar por debajo del 3%, si bien localmente alguna puede tener mayor abundancia como el agateador común (C.
brachydactyla) con arbolado maduro, el reyezuelo listado
(Regulus ignicapilla) con sotobosque de acebo y otras como zorzal charlo
(Turdus viscivorus), arrendajo (
Garrulus glandarius), carbonero palustre
(Parus palustris), camachuelo
(Pyrrula pyrrula), papamoscas cerrojillo
(Ficedula hypoleuca) y reyezuelo sencillo
(R. regulus) como más significativas.
Hay que reseñar que los hayedos maduros altimontanos de más atlanticidad, incluidos los de la cuenca del Saja, cuentan con la presencia distintiva del poco conocido agateador norteño, que suele dominar en número al agateador común; ambos muy similares se diferencian fundamentalmente por canto y reclamos; el agateador común, de flancos más oscuros, sustituye gradualmente al norteño y llega a desaparecer de hayedos más bajos y meridionales; ese patrón de distribución es el mismo que el observado en hayedos, robledales albares y masas mixtas del occidente de León. Con relación a los diminutos reyezuelos, es curioso que el sencillo que resulta abundante en diversos tipos de bosques leoneses, sea escaso en este sector oriental cantábrico.
Una serie de especies siguen similar patrón en todos los medios forestales, así la omnipresente corneja (Corvus corone) y el cuervo (Corvus corax) se observan a menudo en estos bosques, sobre todo en los bordes, y también especies más propias de matorrales y orlas que colonizan claros y zonas abiertas, como bisbita arbóreo (Anthus trivialis), acentor común (Prunella modularis) y escribano montesino (Emberiza cia) o mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus) y mosquitero común (Phylloscopus colly bita), el primero abundante en riberas. Estas consideraciones pueden hacerse extensivas a todas las formaciones boscosas.
b) Avifauna reproductora en los robledales albares
Similar riqueza específica que los hayedos, densidad media orientativa en los muestreos, 69 aves/10 ha, y la diversidad -parámetro ecológico que estima el número de especies y su valor porcentual- algo mayor que la de los hayedos.
En cuanto a rapaces y otras no paseriformes, puede decirse prácticamente lo mismo que para los hayedos. Quizás críe la chocha perdiz, aunque no tenemos datos, y el picamaderos negro se localiza mucho menos es estos robledales. Comienza a ser más común una de las joyas de la ornitofauna de Campoo, el pico mediano, que tiene en los bosques subcantábricos el límite meridional de su área de distribución europea; no es tan conspicuo como el picapinos, pero su canto característico puede oírse en primavera; puede consultarse interesante información en Fombellida
et al. (2009).
Las especies mayoritarias son prácticamente las mismas que las del hayedo, pero con variaciones en la abundancia, así, el herrerillo común (17,2%) pasa a ser el típico párido de robledales -albares y rebollares- donde suele dominar junto al pinzón (10%), trepador azul (8,4%), petirrojo (7,4%), carbonero garrapinos (7,1%), chochín (6,7%) y agateador común (6,3%). El agateador norteño (0,6%) es sustituido progresivamente por el agateador común, hasta desaparecer de las masas más meridionales. Es notoria la irrupción del mosquitero papialbo (Phylloscopus bonellí), 5,6% de media, testimonial en hayedos, pero característico de robledales de todo tipo, quejigales, encinares y pinares en toda la vertiente subcantábrica; esta especie parece sustituir ecológicamente en Iberia al mosquitero musical (P. trochilus), muy abundante en el norte de Europa; la cría esporádica de esta última no debe descartarse en los bosques altimontanos de Campoo, donde a veces se detecta algún macho cantando con la duda de que se trate de un individuo en paso prenupcial. Son frecuentes carbonero común (4,1%) y reyezuelo listado (3,7%) que junto a curruca capirotada (Sylvia atricapilla), mito (Aegithalos caudatus), herrerillo capuchino (Parus cristatus), mirlo común, zorzal común y charlo (entre el 2,1 y el 1,5%) y otras con frecuencia menor, configuran una comunidad muy diversa. Concluimos mencionando la presencia interesante de papamoscas cerrojillo (1%), en masas maduras con generosidad de oquedades donde ubicar el nido, y del más irregular colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) que vive en robledales de cualquier tipo, con árboles viejos e incluso en campiñas y en núcleos urbanos. No hemos detectado papamoscas gris (Muscicapa striata) que ocuparía bosques más o menos densos, según el Atlas ya mencionado, por lo que estimamos debe ser muy escaso y local.
Existen extensas masas mixtas de roble y haya, en proporción variable, que por su diversidad estructural ofrecen mayores valores de densidad, riqueza, diversidad que las masas más puras. Las especies dominantes son las mismas que las encontradas para el robledal albar, mayor abundancia de especies norteñas como agateador norteño, carbonero palustre, camachuelo, reyezuelo sencillo, y comienzos de colonización por parte del mosquitero papialbo.
c) Avifauna reproductora de los abedulares
Estos bosques altimontanos, más abiertos, con menor porte en el arbolado, mezclados con hayas y piornal-brezal, suelen presentar valores de densidad y diversidad menores que hayedos o robledales. El esquema es similar a los hayedos, con menos riqueza de rapaces y pícidos, pico picapinos escaso, y posible nidificación de chocha perdiz. La comunidad de paseriformes está dominada por unas pocas especies: petirrojo (29%), acentor común (10,7%), chochín y carbonero garrapinos (6,4% respectivamente). En los abedulares con matorral alto entre Mazandrero y Gulatrapa encontramos curruca capirotada (5,3%), mosquitero común (4,3%) y pinzón (4,3%). Otras especies típicas de los bosques cantábricos como herrerillo, reyezuelo listado, camachuelo, carbonero común, mirlo común y zorzal común y charlo y escribano montesino, presentan valores entre el 3,2 y el 2,1 % de la comunidad.
Es interesante comentar que mosquitero común presenta aquí la mayor abundancia de todos los medios prospectados en Campoo. Mosquitero común e ibérico se consideraban subespecies, hasta que en 1996 se elevó al ibérico a categoría específica; ambos se diferencian en el campo por el canto, aunque a veces no con seguridad al existir cantos mixtos. En León, Palencia, Burgos y Cantabria abunda mucho más el ibérico mientras el común está más disperso, por eso resultan interesantes enclaves como el mencionado donde ocurre lo contrario.
d) Avifauna reproductora en rebollares o melojares
Los rebollares o melojares presentan similar riqueza y diversidad que los hayedos, densidad media menor, 43 aves/10 ha.
Respecto a no paseriformes, el gavilán y el azor, este más raro, pueden anidar en rebollares, además de milano negro, busardo ratonero, aguililla calzada, abejero europeo, culebrera europea, alcotán europeo (Falco subbuteo) e incluso algún cernícalo en márgenes y masas abiertas. El milano real (Milvus milvus), raro en Campoo, parece preferir por orografía y clima este tipo de formaciones. Son comunes paloma torcaz (4,2%), cuco y cárabo; se ha observado búho chico (Asió otus), en algunas localidades. Pico picapinos es el pícido más abundante en estos bosques, pero también están pito real, torcecuello (Jynx torquilla) y pico mediano, este último, sin duda en su hábitat óptimo cuando hay arbolado maduro; la franja de robledales alba- res, pero sobre todo, rebollares montanos y supra- mediterráneos subcantábricos constituyen el refugio meridional de esta especie. Zonas de rebollar abiertas cuentan con la presencia de chotacabras europeo (Caprimulgus europeus).
Estas formaciones más continentales pierden elementos faunísticos característicos norteños, tal es el caso de picamaderos negro y agateador norteño y se rarifican carbonero palustre y los reyezuelos, de los que sólo hemos registrado el listado (0,7%). En nuestros muestreos dominan mosquitero papialbo (15,2%), pinzón vulgar (13,5%), petirrojo (12,5%), herrerillo común (7,6%) seguidos en orden de importancia, que puede variar según localidades, por trepador azul, carbonero común, pinzón vulgar, chochín, agateador común, carbonero garrapinos, petirrojo y mirlo común (entre el 4 y 2%). Trepador azul y agateador común presentan local- mente densidades importantes cuando el arbolado es maduro, pero pueden faltar en formaciones jóvenes. El bisbita arbóreo penetra en el rebollar más que en otras formaciones, si bien gusta de claros y bordes; otro tanto puede decirse de la totovía
(Lullula arbórea). La curruca capirotada y la curruca mosquitera (
Siborin) se localizan con cierta frecuencia (2,7%), la última sobre todo en rebollares en fase de regeneración. El grupo mito, herrerillo capuchino, zorzal común, zorzal charlo, mosquitero ibérico, reyezuelo listado y camachuelo común (generalmente todas por debajo del 2%) contribuyen a la diversidad de los rebollares. En nuestros muestreos el mosquitero ibérico resulta frecuente en ciertos rebollares de Valderredible. En cuanto a córvidos, sigue siendo el arrendajo el más forestal, si bien son frecuentes las cornejas que ubican su nido, generalmente, en manchas fragmentadas o bosques isla. Es en esas zonas donde a veces el estornino negro (
Sturnus unicolor) ocupa agujeros de pícidos para anidar. Finalmente, en rebollares cercanos a Reinosa se han detectado en alguna ocasión oropéndola (
Oriolus oriolus) con cría sin confirmar.
e) Avifauna de los quejigales
La avifauna de los quejigales es similar a la de los rebollares, pero caracterizada por menor importancia de elementos norteños y entrada de otros más termófilos y mediterráneos. La densidad media encontrada en los muestreos es de 32 aves/10ha.
De no paseriformes, la abubilla (Upupa epops), que localmente también se ha detectado en algunos melojares, sería la incorporación más significativa, si bien utiliza el bosque para ubicar su nido y come en zonas abiertas próximas. Mencionamos también a paloma torcaz, torcecuello, pico picapinos, cuco y a chotacabras europeo.
En lo referente a paseriformes, mosquitero papialbo (27,9%) y herrerillo común (19,7%) muestran gran dominancia sobre mirlo común (6,9%), mosquitero ibérico, curruca capirotada y pinzón vulgar (5,8% respectivamente); siguen carbonero común y agateador común (2,3%) y un amplio grupo, bisbita arbóreo, acentor, reyezuelo listado, curruca zarcera (Sylvia communis), zarcero común (Hippolais polyglotta), camachuelo que no sobrepasa ninguno el 2%. Arrendajo y corneja siguen siendo los córvidos presentes.
Los encinares, muy reducidos y localizados, cuentan con similar avifauna, suelen albergar reyezuelos listados y, aquí es donde podrían localizarse escasos individuos de curruca carrasqueña (Sylvia cantillans) y curruca tomillera (S. conspiciliata) de distribución mediterránea.
f) Avifauna de los pinares de repoblación
La riqueza o número de especies que se contabilizan en los pinares es apreciablemente menor que la de los bosques de planifolios, y otro tanto ocurre con la diversidad, es decir, unas pocas especies muy abundantes dominan sobre otras más escasas, resultando una comunidad menos equilibrada; el motivo es la baja diversidad florística y estructural de estos monocultivos, resultando notoria la entrada de especies en localidades donde el pinar cuenta con robles y especies arbustivas residuos de la vegetación potencial. La densidad media estimada es de 51 aves/10 ha.
Diversas rapaces, palomas torcaces, cucos y pico picapinos, éste en función de la madurez del arbolado, no suelen faltar; el búho chico puede ocupar viejos nidos de córvidos, y a veces, fuera de la época de cría, acudir en grupos a dormir.
El especialista por excelencia de los pinares es el carbonero garrapinos (25,5 %) que con el pinzón vulgar (28%), ubiquista forestal, dominan netamente la comunidad. Siguen en importancia, según localidades, el petirrojo (8,2) al abrigo del estrato arbustivo, el reyezuelo listado (5%), chochín (4,5%), zorzal común y charlo (3,1% respectivamente), herrerillo capuchino (2,2%), mosquitero papialbo (2,2%) y curruca capirotada (2,2%). Con valores individuales inferiores al 2% se registran muchas especies, como carbonero común, herrerillo común, agateador común, acentor común, reyezuelo sencillo, mirlo, mosquitero ibérico, arrendajo, verdecillo (Serinus serinus), jilguero (Carduelis carduelis) entre otros. No hemos podido confirmar la cría de piquituerto (Loxia curvirostra), si bien contamos con diversas observaciones; en cualquier caso sería esporádica e irregular condicionada por los ciclos de fructificación de las semillas de pino.
Con relación al estatus de los reyezuelos, muy ligados a coníferas, encontramos en Campoo que abunda más el listado llegando a faltar el sencillo en muchos pinares; ese patrón es contrario al encontrado al estudiar pinares cantábricos leoneses, donde el reyezuelo sencillo era más abundante en casi todos los muestreos.
Avifauna reproductora en los matorrales
Brezales, piornales y argomales mezclados a menudo con helechales, ocupan grandes extensiones en Campoo, ofreciendo fisionomías variadas. Tras muestrear varias localidades, registramos más de treinta especies y una densidad media de 13,5 aves/10ha, con valores entre 7 y 14 aves/10ha, muestra de su heterogeneidad.
Son sobrevolados a menudo por la culebrera europea a la caza de reptiles. Es típico el aguilucho pálido (Circus cyaneus) que ubica allí su nido y el aguilucho cenizo (C. pygargus) que nidifica únicamente en matorrales y cultivos en Valdeolea y Valderredible, lindando con el páramo de La Lora; los últimos censos de aguiluchos ibéricos realizados en 2006 por SEO/BirdLife dan para Cantabria de 22 a 28 parejas para el pálido y de 2 a 6 para el cenizo.
Especie importante es la perdiz pardilla (Perdiz perdix) hace años mucho más extendida en una amplia franja altitudinal; tras fuerte regresión, aunque su caza está vedada, en la actualidad prácticamente está restringida a piornales y brezales por encima de 1400-1600 metros, al límite del arbolado, en las estribaciones de la sierra Híjar, Peña Labra y del Cordel donde resulta difícil su observación. Hay que tener cuidado ya que la perdiz roja (Alectoris rufa) llega a habitar en matorrales a cierta altura y puede confundir al observador; en zonas más bajas no hay duda en la identificación. En matorrales- helechales próximos a arbolado abierto, prados y cultivos o riberas de ríos puede oírse el monótono canto del chotacabras europeo o bien observar su vuelo crepuscular, aunque ya se ha mencionado su presencia en otros hábitats.
En piornales y brezales, acentor común es el paseriforme que aparece en todos los muestreos y con mayor abundancia (44% de las aves detectadas), además penetra en arbolado diverso siempre que existan claros o en orlas e incluso vive en arbustos de la campiña. El resto de la comunidad está constituida por petirrojo (8,8%), tarabilla común, curruca rabilarga (
Sylvia undata), curruca capirotada (5,9% respectivamente), curruca zarcera (3,6%), chochín, mirlo común, escribano montesino (3% cada uno), curruca mosquitera (2,2%), pardillo común (2,2%) y un grupo de especies como bisbita alpino (
Anthus spinoletta), bisbita arbóreo, collalba gris (
Oenanthe oenanthe), mosquitero común, mosquitero ibérico, alondra (
Alauda arvensis) y otras menos características de matorrales que contribuyen individualmente con menos del 2% de la abundancia. Las mayores densidades y el grupo petirrojo, chochín, curruca capirotada y mosquitera y mosquiteros se detectan en los piornales y brezales altos y densos con arbolado arbustivo de abedul, serbales y mostajos en el monte de Mazandrero. Los argomales presentan una comunidad menos rica con tarabilla común (
Saxícola torquata) como especie más representativa.
Apuntamos interesante la presencia de curruca mosquitera, en muchos piornales, y de curruca rabilarga, ambas escasas en el resto de Cantabria. Especial mención al pechiazul (Luscinia svecica) que en pequeño número cría en matorrales subalpinos. Hemos observado en ocasiones al mirlo capiblanco (Turdus torcuatas) en Palombera y zona de Brañavieja, por lo que es posible que nidifique alguna pareja, al menos de forma esporádica; no obstante, este mirlo no cuenta aquí con su hábitat preferido en Pirineos, el pinar negro con arbolado disperso, por lo que podría tratarse de individuos en paso. El pardillo común (Carduelis cannabina) es el fringílido propio de matorrales y espacios abiertos, que alcanza las cotas más altas en verano en busca de semillas en praderas subalpinas. El escribano hortelano (Emberiza hortulana) que vive disperso en el norte de palentino, puede criar en zonas favorables de la franja limítrofe de Campoo; se trata de una especie poco llamativa, pero fácil de detectar conociendo su característico canto.
Avifauna nidificante en roquedos
En este hábitat consideramos tanto la alta montaña, como cortados y roquedos de media montaña y los cañones del Ebro, que comienzan en Cantabria, donde el rio se encaja en el páramo de la Lora, aunque las mejores zonas se adentren en la provincia de Burgos. Algunas especies son exclusivas de cotas altas, mientras otras abarcan un rango altitudinal más amplio.
La zona más representativa son las montañas de Peña Labra, sierra Híjar y sierra del Cordel, con alturas que superan los dos mil metros. Es frecuente observar águila real (Aguila chrysaetos) que debe criar en la zona y buitre leonado (Gyps fulvus) prospectando el terreno. Alimoche (Neophron percnopterus) y halcón peregrino (Falco peregrinus) anidan en roquedos en la media montaña. El cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) se observa a veces en cotas altas.
Los paseriformes montañeros son avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) que anida en roquedos, edificios y puentes, incluso en zonas de valle, que destaca bien en la alta montaña, cuando ya en febrero sobrevuela los edificios de la estación de esquí; el bisbita alpino de llamativo canto inseparable de estos paisajes; el acentor alpino (Prunella collaris) común en toda la alta montaña cantábrica resulta fácil de ver en un paseo por las cumbres; el roquero rojo (Montícola saxatilis) es una interesante especie que puede observarse entre matorrales, praderas y canchales; colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) y collalba gris viven en la alta montaña aunque son frecuentes a todos los niveles en hábitat apropiado; completan el listado chova piquigualda (Pyrrhocorax graculus), chova piquirroja (P. pyrrhocorax) y cuervo de inequívoca vocación montañera, si bien las dos últimas crían en lugares adecuados a menor altitud. Aunque existen observaciones invernales de treparriscos (Tichodroma muraría) en las montañas de Campoo, no tenemos noticia de su presencia estival.
Nos referimos brevemente a las aves de los cañones del Ebro y sus proximidades; las figuras de protección indican la importancia de esta área para rapaces como águila real, buitre leonado, alimoche y halcón peregrino; con situación incierta, sería una suerte observar al águila-azor perdicera (Hieraaetus fasciatus) o al búho real (Bubo bubo). Una interesante especie para Cantabria, de estatus poco conocido, es el vencejo real (Tachymarptis melba) que nidifica en zonas próximas burgalesas, pero que no hemos observado en nuestra región. Avión común (Delichon urbica), avión roquero, colirrojo tizón, grajilla (Corvus monedula), chova piquirroja y gorrión chillón (Petronia petronia) serían paseri- formes representativos. Finalmente, comentaremos aquí el hallazgo en 2008 de golondrina dáurica (Hirundo daurica) en una iglesia rupestre de la localidad burgalesa de Presillas de Bricia, muy cerca de Valderredible; además varias observaciones de aves en este valle, podrían significar el inicio de colonización del sur de Cantabria por parte de esta golondrina, aunque aún la consideremos como de cría posible; esta especie, que lleva décadas en expansión hacia el norte en Europa y España parece seguir con esa pauta, que algunos achacan al cambio climático, existiendo citas de cría segura dispersas por toda la península salvo Cantabria y País Vasco; inicialmente estaba ligada a roquedos, pero ahora es más antropófila utilizando puentes e incluso en casas viejas para construir su característico nido de barro con una alargada entrada tubular.
Avifauna nidificante en las riberas fluviales y embalse del Ebro
En general las riberas de los ríos, tanto en sus tramos altos donde predominan diversas especies de sauces, como aguas abajo, enriquecidas con alisedas y sotos, presentan una rica avifauna. Entre las aves no paseriformes contabilizamos gallineta común (
Gallínula chloropus) escasa en algunos tramos fluviales; los limícolas chorlitejo chico (
Charadrius dubius), en riberas abiertas con aluviones y andarríos chico (
Actitis hypoleucos); la Tórtola europea (
Streptopelia turtur) se ha observado a veces en la franja meridional, por lo que podría criar en pequeña cantidad en sotos del Camesa o del Ebro en Valderredible; el martín pescador
(Alcedo athis) escaso, está supeditado a la existencia de taludes adecuados donde excavar su nido; por último, el pito real es el pícido típico de sotos fluviales, pero muchas veces acompañado del pico picapinos e incluso del torcecuello.
Un grupo de paseriformes está muy ligado a los cursos de agua, son mirlo acuático (Cinclus cinclus), lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) y lavandera blanca (Motacilla alba) comunes en la mayoría de los cursos de agua y, avión zapador (Riparia riparia) más localizado, cuyo factor limitante es la existencia de taludes arenosos donde horadar sus nidos. La lavandera boyera (Motacilla flava) frecuenta prados húmedos y proximidades de regueros y no está tan ligada a la ribera de los ríos. Otro grupo son pájaros propios de la vegetación ribereña, como el ubicuo chochín, mito, petirrojo, ruiseñor común (Luscinia megarrhynchos), mirlo y zorzal común, ruiseñor bastardo (Cettia cetti), zarcero común, curruca mosquitera, curruca capirotada, mosquitero ibérico. Otro grupo pueblan los sotos o frecuentan el ecotono ribera prados- cultivos, por ejemplo agateador común, carboneros y herrerillos, corneja, verdecillo, verderón (Carduelis chloris), camachuelo y escribano soteño (Emberiza cirlus). Mención aparte, la oropéndola, rara en Cantabria, puede criar en choperas de Valderredible, sobre todo cerca de Polientes, ya que este es su hábitat típico en otros lugares de la meseta.
El embalse del Ebro es un enclave de gran importancia para la cría del somormujo lavanco
(Podiceps cristatus) y del ánade friso
(Anas strepera); los nidos del primero son fácilmente observables en primavera al ser acumulaciones de vegetación flotante cerca de la orilla con algún adulto echado sobre la puesta. También nidifican zampullín común (
Tachybaptus rujicollis) ánade azulón (
Anas platyrhinchos], focha común (
Fúlica atra) y gallineta común. La cigüeña blanca, (
Ciconia ciconia) cuenta con colonias y numerosos nidos; la garza real (
Ardea cinerea) cría en pequeño número desde hace unos años en las proximidades de Villafría y Horna. En arbolado próximo al embalse numerosas parejas de milano negro emplazan su nido formando incluso pequeñas colonias. Entre las limícolas, chorlitejo chico anida con regularidad en zonas propicias; chorlitejo patinegro
(Charadrius alexandrinus) se ha citado reproduciéndose en las orillas de Corconte y Arija, según el atlas de SEO/ BirdLife. La gaviota patiamarilla (
Larus cachinans) parece nidificar en pequeño número y con resultado que desconocemos en ciertas islas próximas a La Riba; hace años ya encontramos un nido con huevos cerca de Arija; actualmente, cada vez se ven más gaviotas adultas en periodo de reproducción, no sólo en el entorno del embalse, sino en zonas más alejadas como el campo de golf de Nestares. Por otra parte, existe la posibilidad de que en algún momento se produzca la nidificación de alguna pareja de cormorán grande (
Phalacrocorax phalacrocorax), a tenor de lo acaecido en otros puntos del interior peninsular, tras el continuado incremento del contingente invernante las últimas décadas. Finalmente, existen algunas colonias de avión zapador y, otras muchas especies no tan ligadas al hábitat acuático pueden localizarse en las inmediaciones del embalse.
Avifauna nidificante en herbazales, pastizales, campiña y cultivos
Las extensiones de pastizales con arbolado y matorral prácticamente inexistente, cuentan con una avifauna característica a la que, a menudo, se añaden especies ya consideradas en otros hábitats al abrigo de pequeños parches de vegetación de mayor porte; algunas especies emplazan su nido en otros medios, pero se desplazan a los herbazales a cazar o comer, como milanos, aguiluchos, cernícalos o cigüeñas. Otro tanto podría decirse de los cultivos y campiñas más humanizadas, donde se suman especies amigas de bordes o ecotonos.
La codorniz (Coturnix coturnix) cría dispersa incluso en los pastizales de zonas altas, y sus poblaciones, siempre moderadas, parecen fluctuar de unos años a otros; es frecuente además en cultivos de cereal y plantas forrajeras en las riberas. La perdiz roja suele hallarse ligada a cultivos, casi siempre en las proximidades de monte con matorral. Poco probable parece que el sisón común (Tetrax tetrax) y el alcaraván (Burhinus oedicnemus) se reproduzcan dentro del territorio en hábitats adecuados, por más que se cite su presencia en páramos limítrofes del sur. La paloma bravía, forma doméstica (Columba livia), común, forrajea en cultivos relativamente próximos a los palomares y es presa frecuente del halcón común, azor o de la más abundante aguililla calzada. Campiñas, cultivos y ciertos pastizales, son coto de caza de lechuza común (Tyto alba), mochuelo común (Athene noctua) y del más escaso y localizado autillo (Otus scops); el búho chico a menudo anida en viejos nidos de urracas en árboles o matorrales espinosos dispersos por la campiña; mochuelo y lechuza ocupan agujeros en árboles viejos y con gran frecuencia en construcciones humanas.
Los paseriformes típicos de pastizales y páramos son los aláudidos y de ellos, la alondra común es la especie más abundante y notoria por su fuerte canto territorial en pleno vuelo; la totovía no alcanza tanta altitud como la alondra, pero también es abundante en prados de diente, monte abierto y cultivos; la cogujada común (Gaterida cristata) es rara en Campoo, localizándose en zonas de Valdeolea y Valderredible, aunque se ha observado en los alrededores de Reinosa, en cultivos, praderas y zonas humanizadas abiertas. El bisbita campestre (Anthus campestris), en pequeño número, vive en matorrales abiertos y herbazales del sur. La tarabilla común aparece siempre que haya algún pequeño matorral en cualquier medio, fácil de observar en bordes de carreteras comarcales; la tarabilla norteña (Saxícola rubetra) es menos abundante que la anterior pero fácil de observar en setos de prados de siega; en Campoo parece menos abundante que en la franja subcantábrica al norte del Pisuerga. La collalba gris, que como se dijo alcanza la alta montaña, ocupa estos hábitats abiertos, siempre al abrigo de algún resalte rocoso o montón de piedras donde anidar. Dos especies de alcaudones se registran en la región, el alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) bastante extendido por toda la campiña, e incluso en pastizales con matorrales isla de cierto porte; el otro es el alcaudón real (Lanius meridionalis) que nidifica exclusivamente en el sur de Cantabria, más concretamente, en el sur de Campoo, donde una débil población ocupa campiñas, formaciones herbáceas y matorrales con poca cobertura. Los córvidos de pastizales y campiña son corneja, urraca (Pica pica), cuervo, y chova piquirroja. La corneja es la más extendida y numerosa, tanto en altos niveles como, sobre todo, en los valles; ubica sus nidos en bordes de bosques y arbolado de los prados y estos, una vez abandonados, son utilizados a menudo por alcotán, cernícalo y búho chico. La urraca tiene su óptimo en valles y campiña, anida tanto en árboles como en arbustos espinosos, y sus nidos viejos son también aprovechados por las especies antes citadas; la urraca es la principal hospedadora del críalo europeo (Clamator glandarius), que parasita los cuidados de su puesta, y aunque falta en el norte peninsular, es interesante recordarlo porque, aunque poco probable, pudiera dar la sorpresa en Valderredible.
Completan la comunidad un grupo de pequeños paseriformes, los más abundantes son pardillo común y escribano cerillo (Emberiza citrinella). En valles y campiñas y zonas cultivadas, además de jilgueros, verderones y verdecillos, es típico y abundante el triguero (Miliaria calandra) muy detectable por emitir su canto característico desde lo alto de matorrales; el estornino negro, numerosísimo en medios urbanos, cría a veces en huecos de árboles, y busca alimento en los prados; el gorrión molinero (Passer montanus), común en zonas de la meseta, es escaso en Cantabria y particularmente en Campoo, donde es local en los alrededores de Reinosa y municipios del sur; el gorrión chillón puede verse en diversos medios, pero prefiere pastizales, cultivos y arbolado abierto, anida en oquedades de rocas, árboles, taludes y a menudo en edificaciones humanas y parece más abundante en las zonas del sur.
Avifauna de los medios urbanos
Entre los no paseriformes, la especie más característica de pueblos y ciudades es la cigüeña blanca, que secularmente ha utilizado las espadañas de las iglesias para ubicar su nido; en zonas de montaña es muy frecuente el uso de árboles, a menudo cerca de poblaciones, y recientemente, con densidades poblacionales altas, cada vez mas parejas utilizan las poco atractivas torres de las líneas eléctricas.
La paloma doméstica vive en Reinosa y en pueblos donde existan palomares, en cuyo caso, como ya se comentó suele frecuentar los campos. La tórtola turca
(Streptopelia decaocto) es común y se ha hecho familiar en la mayoría de los núcleos urbanos de la región, grandes como Reinosa, medianos como Mataporquera, Matamorosa o Polientes hasta pequeños pueblos; esta especie ha protagonizado una expansión desde principios del siglo XX desde Turquía por toda Europa alcanzando España y Portugal; la primera cita española fue en Asturias en 1960, la primera cría comprobada, en Santander en 1974, desde donde parece extenderse por todo el litoral hasta Galicia; en 1980 la población española se estima en unas 400 parejas, mientras que el último atlas de SEO/BirdLife estima 36.572 parejas, y, parece que sigue extendiéndose. Las estrigiformes lechuza común y mochuelo europeo son típicas, sobre todo la primera, usuarias de instalaciones agroganaderas y casas viejas para nidificar. El vencejo común (
Apus apus) desde su llegada los últimos días abril, forma colonias a menudo numerosas en tejados adecuados de la ciudad o de los pueblos; verdadera lástima que las modernas edificaciones no suelen ser propicias para la ubicación de sus nidos; dada su gran movilidad sobrevuelan riberas, cultivos, campiñas, matorrales e incluso alta montaña en busca de insectos voladores.
Entre los paseriformes son realmente familiares en los medios urbanos golondrina común (Hirundo rustica), avión común, lavandera blanca, colirrojo tizón, estornino negro, gorrión chillón y, sobre todo, el omnipresente gorrión común (Passer domesticus). La mayoría de esas especies nidifican en otros hábitats, pero la golondrina común y el gorrión común son tan dependientes de los asentamientos humanos que suelen desertar de los pueblos abandonados. En localidades donde anidan estorninos, incluida Reinosa, suelen sobrevolar los tejados milanos negros intentando depredar sus crías. En los pueblos rodeados de campo, pero también en la ciudad con sus parques y jardines y las riberas de los ríos que la atraviesan, anida un amplio plantel de especies como ánade azulón, mirlo acuático, lavandera cascadeña, chochín, petirrojo, ruiseñor común, colirrojo real, mirlo común, ruiseñor bastardo, curruca capirotada, mosquitero ibérico, carbonero común, herrerillo común, agateador común, urraca, grajilla, verdecillo, verderón y jilguero.
Lista de aves reproductoras en Campoo*
|
|
Zampullín común, Tachybaptus ruficollis
|
Lavandera blanca, Motacilla alba |
Somormujo lavanco, Podiceps cristatus |
Mirlo acuático, Cinclus cinclus |
Garza real, Ardea cinerea |
Chochín, Troglodytes troglodytes |
Cigüeña común, Ciconia ciconia |
Acentor común, Prunella modularis |
Ánade friso, Anas strepera |
Acentor alpino, Prunella collaris |
Ánade azulón, Anas platyrhynchos |
Petirrojo, Erithacus rubecula |
Abejero europeo, Pernis apivorus |
Ruiseñor común, Luscinia megarrhynchos |
Milano negro, Miivus migrans |
Pechiazul, Luscinia svecica |
Milano real, Miivus miivus* |
Colirrojo tizón, Phoenicurus ochruros |
Alimoche común, Neophron perenopterus |
Colirrojo real, Phoenicurus phoenicurus |
Buitre leonado, Gyps fulvus |
Tarabilla norteña, Saxicola rubetra |
Culebrera europea, Circaetus gallicus |
Tarabilla común, Saxicola torquata |
Aguilucho pálido, Circus cyaneus |
Collalba gris, Oenanthe oenanthe |
Aguilucho cenizo, Circus pygargus |
Roquero rojo, Monticolas saxatilis |
Azor común, Accipiter gentilis |
Mirlo común, Turdus merula |
Gavilán común, Accipiter nisus |
Zorzal común, Turdus philomelos |
Busardo ratonero, Buteo buteo |
Zorzal charlo, Turdus viseivorus |
Águila real, Aquila chrysaetos |
Ruiseñor bastardo, Cettia cetti |
Aguililla calzada, Hieraaetus pennatus |
Zarcero común, Hippolais polyglotta |
Cernícalo vulgar, Falco tinnuncuius |
Curruca rabilarga, Sylvia undata |
Alcotán europeo, Falco subbuteo |
Curruca zarcera, Sylvia communis |
Halcón peregrino, Falco peregrinus |
Curruca mosquitera, Sylvia borin |
Perdiz roja, Alectoris rufa |
Curruca capirotada, Sylvia atricapilla |
Perdiz pardilla, Perdix perdix |
Mosquitero papialbo, Phylloscopus bonelli |
Codorniz común, Coturnix coturnix |
Mosquitero común, Phylloscopus collybita |
Gallineta común, Gallinula chloropus |
Mosquitero ibérico, Phylloscopus ibericus |
Focha común, Fulica atra |
Reyezuelo sencillo, Regulus regulus |
Chorlitejo chico, Charadrius dubius |
Reyezuelo listado, Regulus ignicapilla |
Chocha perdiz, Scolopax rusticola |
Papamoscas gris, Muscicapa striata* |
Andarríos chico, Actitis hypoleucos |
Papamoscas cerrojillo, Ficedula hypoleuca |
Gaviota patiamarilla, Larus cachinans |
Mito, Aegithaios caudatus |
Paloma bravia, Columba livia f. domestica |
Carbonero palustre, Parus palustris |
Paloma torcaz, Columba palumbus |
Herrerillo capuchino, Parus cristatus |
Tórtola turca, Streptopelia dedaocto |
Carbonero garrapinos, Parus ater |
Tórtola europea, Streptopelia turtur* |
Herrerillo común, Parus caeruleus |
Cuco común, Cuculus canorus |
Carbonero común, Parus major |
Lechuza común, Tyto alba |
Trepador azul, Sitta europaea |
Autillo europeo, Otusscops |
Agateador norteño, Certhia familiaris |
Mochuelo europeo, Athene noctua |
Agateador común, Certhia brachydactyla |
Búho chico, Asio otus |
Oropéndola, Oriolus oriolus* |
Chotacabras europeo, Caprimulgus europaeus |
Alcaudón dorsirrojo, Lanius collurio |
Vencejo común, Apus apus |
Alcaudón real, Lanius meridionalis |
Martín pescador, Alcedo athis |
Arrendajo, Garrulus glandarius |
Abubilla, Upupa epops |
Urraca, Pica pica |
Torcecuello euroasiático, Jynx torquilla |
Chova piquigualda, Pyrrhocorax graculus |
Pito real, Picus viridis |
Chova piquirroja, Pyrrhocorax pyrrhocorax |
Picamaderos negro, Dryocopusmartius |
Grajilla, Corvus monedula |
Pico picapinos, Dendrocopos major |
Corneja, Corvus corone |
Pico mediano, Dendrocopos medius |
Cuervo, Corvus corax |
Pico menor, Dendrocopos minor |
Estornino negro, Sturnus unicolor |
Cogujada común, Galerida cristata |
Gorrión común, Passer domesticus |
Totovía, Lullula arbórea |
Gorrión molinero, Passer montanus |
Alondra común, Alauda arvensis |
Gorrión chillón, Petronia petronia |
Avión zapador, Riparia riparia |
Pinzón vulgar, Fringilla coelebs |
Avión roquero, Ptyonoprogne rupestris |
Verdecillo, Serinus serinus |
Golondrina común, Hirundo rustica |
Verderón común, Carduelis chloris |
Golondrina dáúrica, Hirundo daurica* |
Jilguero, Carduelis carduelis |
Avión común, Delichon urbica |
Pardillo común, Carduelis cannabina |
Bisbita campestre, Anthus campestris |
Piquituerto común, Loxia curvirostra* |
Bisbita arbóreo, Anthus trivialis |
Camachuelo común, Pyrrhula pyrrhula |
Bisbita alpino, Anthuss pinoletta |
Escribano cerillo, Emberiza citrinella |
Lavandera boyera, Motacilla flava |
Escribano soteño, Emberiza cirlus |
Lavandera cascadeña, Motacilla cindrea |
Escribano montesino, Emberiza cia |
Triguero, Miliaria calanára |
Escribano hortelano, Emberiza hortulana* |
Especies consideradas de reproducción posible en el área de Campoo
Bibliografía
BLANCO, C., CASADO, M.A., COSTA, M., ESCRIBANO, R., GARCÍA, M., GÉNOVA, M., GÓMEZ, A., GÓMEZ, F., MORENO, J.C., MORLA, C., REGATO, P. y SAINZ, H. (1997). Los bosques ibéricos. Una interpretación geobotánica. Planeta.
FOMBELLIDA, I., GARCÍA, A. y ROLLÁN, M. (2009). Cantabria, bastión del pico mediano. Quercus, 275: 14-22.
GARCÍA CODRÓN, J.C. y RASILLA ÁLVAREZ, D.F. (2008). El clima de Campoo: El papel de los factores locales. Cuadernos de Campoo, 2: 5-36. Excmo. Ayuntamiento de Reinosa.
GONZÁLEZ, F. (2002). ¿Qué es una ZEPA? Una zona de especial protección para las aves. Locustella. 1: 99-105.
HERRERO, A. y GONZÁLEZ, F. (2004). El Atlas de las Aves reproductoras, una herramienta de conservación en Cantabria. Locustella, 2: 90-98.
PURROY, F.J. (Coord.) (1997). Atlas de las Aves de España (1975-1995). SEO/BirdLife. Linx Edicions. Barcelona.
RIVAS-MARTÍNEZ, S., DÍAZ, T. E., PRIETO, J.A., LOÍDI, J. y PENAS, A. (1984). La vegetación de la alta montaña cantábrica. Los Picos de Europa. Ediciones Leonesas S.A.
MARTÍ, R., DEL MORAL, J.C. (EDS.) (2003). Atlas de las Aves Reproductoras de España. Dirección General de Conservación de la Naturaleza-Sociedad Española de Ornitólogía (SEO/ Bird/Life). Madrid.
Comentarios recientes