Aguas de manantial, minerales y minero medicinales en la comarca de Campoo
Introducción
Con la publicación de este artículo se pretende dar continuidad a la serie de artículos publicados por Cuadernos de Campoo dedicada a analizar las diferentes actividades mineras que se han desarrollado en la comarca, y que se iniciaba en el mes de septiembre de 2003 con el artículo titulado La Minería en Campoo (I) en el que se hacía una breve descripción de la evolución del conjunto de la actividad minera que históricamente se ha desarrollado en la comarca de Campoo. La serie continuó posteriormente en el mes de diciembre de 2004, cuando se publicó el artículo titulado La Minería en Campoo (II) en el cual se desarrollaron las características concretas y particulares que originaron y posteriormente posibilitaron la explotación del yacimiento de las minas de cobre de Soto, situadas en el municipio de la Hermandad de Campoo de Suso.
En este artículo titulado La Minería en Campoo (III), se desarrollan las características de otro tipo de recurso que históricamente también se ha venido explotando en la comarca de Campoo desde hace ya muchos años, y que no es otro que las aguas mineromedicinales.
Teniendo en cuenta que ya se ha publicado en Cuadernos de Campoo algún otro artículo específico sobre los balnearios, las aguas termales y su aprovechamiento histórico desde un punto de vista comercial principalmente, lo que se pretende con este nuevo trabajo, además de dar continuidad a la serie como ya se ha comentado, y de desarrollar y completar toda la información ya publicada relacionada con la explotación de los recursos mineros, es también aportar al lector una idea de los factores geológicos, técnicos y administrativos que posibilitaron y en algún caso aún posibilitan hoy en día el aprovechamiento de este recurso concreto.
Hidrogeología en la comarca de Campoo
Desde un punto de vista meramente geológico, se puede asegurar que la comarca de Campoo contiene estructuras subterráneas favorables para la formación de acuíferos que pueden dar origen a surgencias y manantiales con caudales más o menos importantes, muchos de los cuales son susceptibles de ser explotados comercialmente, aunque en general la mayor parte de estos manantiales y pozos existentes son relativamente poco importantes. Pero, como se justificará en este artículo, a lo largo de la historia y debido a sus características concretas, algunos de ellos sí han sido explotados en diversos lugares de la Comarca.
Aunque hay muchos, uno de los ejemplos más conocidos de manantiales en la comarca de Campoo es el de la Fuente del Chivo, un ejemplo de surgencia de ladera, situada en el flanco norte del sinclinal de Alto Campoo, a una altitud aproximada de unos 1950 metros sobre el nivel del mar y del que emana agua potable continuamente durante todo el año.
Tipología de las aguas mineromedicinales
La Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasada, en función de la legislación nacional y europea, define las aguas de manantial como «aguas potables de origen subterráneo que emergen espontáneamente en la superficie de la tierra ó se captan mediante labores practicadas al efecto, manteniendo las características naturales de pureza que permiten su consumo y previa aplicación de los mínimos tratamientos físicos requeridos para la separación de elementos materiales inestables. A diferencia de las minerales naturales, no han demostrado acción específica en el organismo humano».
Igualmente define las aguas minerales naturales como aquellas aguas «de origen subterráneo, protegidas contra los riesgos de contaminación, bacteriológicamente sanas y con una composición constante en minerales y otros componentes, lo que les confiere propiedades favorables para la salud».
Desde un punto de vista químico, cada agua de manantial, o mineral natural, es diferente al resto y posee un sabor característico debido a su composición mineral singular. Además, muchas de las aguas minerales y mineromedicinales son también aguas termales, lo que indica que son aguas que al circular por capas en niveles profundos del subsuelo aumentan su temperatura debido al gradiente geotérmico. En general cuanto más caliente esté un agua, más actividad química puede desarrollar, pero además, la presión a la que se encuentra sometida dentro del subsuelo y la naturaleza de la roca por la que circula junto con la temperatura, son factores determinantes para incidir en los cambios químicos y en la calidad del agua. Sin embargo, desde un punto de vista hidrogeológico, no hay diferencia alguna entre las aguas de manantial, las aguas minerales naturales y las aguas mineromedicinales, ya que todas ellas son aguas subterráneas.
Clasificación de las aguas mineromedicinales
Uno de los primeros trabajos contemporáneos escritos y detallados sobre las aguas en la provincia de Santander, fue escrito por el entonces director del Instituto Geológico y Minero de España (1861- 1865), D. Amalio Maestre, en su obra
Descripción física y geológica de la provincia de Santander, publicada en el año 1864, y en la que ya resaltaba el poder terapéutico de las aguas mineromedicinales y las definía y clasificaba en función de la división que los médicos hacían en aquella época de las mismas. Las definía como aquellas aguas que brotan de manantiales con una temperatura mayor o menor que la temperatura media ambiental (llamadas las primeras aguas termales y las segundas aguas frías, respectivamente) y que de uno u otro modo se utilizaban con fines terapéuticos.
Según explica D. José Bonifacio Sánchez, profesor titular de Geología, Mineralogía y Criaderos Minerales en la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Minera de Torrelavega, en su obra Historia y Guía Geológico Minera de Cantabria, a todas estas aguas, D. Amalio Maestre las clasificaba en seis tipos principales, en función de los diferentes elementos que pudieran contener disueltos y describía las fuentes de las que tenía conocimiento que había en Cantabria, sus análisis, el lugar de surgencia, la localización geográfica y otros detalles de cada una de ellas. La clasificación que realizó fue la siguiente:
Aguas salinas. Todas aquellas que contienen ciertas sales en disolución, tales como el carbonato, sulfato o cloruro de cal, magnesia, potasa, sosa y otros elementos.
Aguas aciduladas. Las que contienen carbonates y ácido carbónico libre.
Aguas ferruginosas. Las que contienen sales de hierro y que poseen un marcado sabor. El autor cita un manantial situado en Arroyo, cerca del convento de Montes Claros.
Aguas ácidas. Las que contienen un ácido no gaseoso en estado de libertad. Dice D. Amalio que de estas aguas no hay ningún manantial conocido en la provincia de Santander.
Aguas sulfurosas. Las que contienen sulfhídrico libre o combinado, que fácilmente se pone en estado de libertad, y son reconocibles por su olor a huevos podridos. Maestre, destaca en este grupo un manantial de aguas sulfuradas templadas situado en la localidad de Aldea de Ebro, en el partido judicial de Reinosa, así como el punto situado junto al nacimiento del río Ebro (supuestamente se refiere al manantial de Fontibre). D. José Bonifacio Sánchez, incluye en el grupo de las aguas sulfhídricas a las aguas de Corconte, «[...] en la misma bajada hacia el Sur, del Puerto del Escudo».
Aguas yoduradas o bromuradas. Aquellas que contienen yoduros o bromuros alcalinos. El autor no incluye la localización de ningún manantial de este tipo de aguas.
La legislación vigente actualmente, en concreto la Ley de Minas 22/1973, de 21 de julio, clasifica los yacimientos minerales y demás recursos geológicos, en grupos denominados Secciones. En concreto, corresponden a la Sección B, las aguas minerales, las termales, las estructuras subterráneas y los yacimientos formados como consecuencia de operaciones reguladas por esta ley. En particular, la definición y clasificación que hace la citada ley en su Artículo 23, de las aguas minerales y termales, es la siguiente:
1. A efectos de la presente ley, las aguas minerales se clasifican en:
a. Mineromedicinales, las alumbradas natural o artificialmente que por sus características y cualidades sean declaradas de utilidad pública.
b. Minero-industriales, las que permitan el aprovechamiento racional de las sustancias que contengan.
2. Son aguas termales aquellas cuya temperatura de surgencia sea superior en 4o C a la media anual del lugar donde alumbran.
Las aguas mineromedicinales en la comarca de Campoo
En la comarca de Campoo, como ya hemos comentado, y como seguramente el lector ya conocerá de antemano, principalmente se han explotado desde un punto de vista comercial, tres manantiales que han dado origen a los respectivos centros de producción de aguas mineromedicinales, situados en las localidades de Aldea de Ebro, Fontibre y Corconte. Al ser tres localidades espaciadas geográficamente entre sí, cada una de ellas está situada sobre un tipo de terreno y unos materiales concretos, por lo que cada agua tiene unas características propias singulares y diferentes al resto. No obstante estos tres centros tienen algo en común, y es que en algún momento de su historia también han sido explotados como balnearios, cumpliendo de esta manera una importante función social.
Desde un punto vista geológico, parece ser que estos tres manantiales están asociados a estructuras geológicas singulares que favorecen que el agua infiltrada en el subsuelo procedente de los acuíferos circule y entre en contacto con estratos de diversos materiales, hasta que surge en la superficie natural del terreno con diferentes características, lo que posibilita su aprovechamiento comercial. Unas de las estructuras geológicas más determinantes son las fallas presentes en el entorno, que en muchos casos favorecen la circulación a través de ellas de aguas que en principio se encuentran más o menos profundas.
Manantial de Fontibre
En toda la comarca, unas de las estructuras geológicas más favorables para la formación de acuíferos subterráneos son los sinclinales del Alto Campoo. No obstante los acuíferos existentes relacionados con estas estructuras presentan el problema de que la profundidad relativamente grande a la que se encuentran dificulta su explotación.
Algunos estudios realizados concluyen que en esta zona hay una acumulación en terrenos del Cuaternario que es realmente importante desde un punto de vista hidrogeológico y que son los aluviones del Híjar. El Instituto Geológico y Minero de España, otorga una gran importancia al acuífero del Híjar ya que según todos los indicios, el nacimiento del Río Ebro en Fontibre está íntimamente ligado a este acuífero.
Sin embargo, otros estudios también recientes consideran la existencia de una sola masa de agua subterránea en terrenos triásicos y jurásicos, cuya recarga se produce en algunas zonas por la infiltración del agua de lluvia en los materiales permeables que afloran en la superficie del terreno natural y en otras zonas por filtración directa de las aguas de los ríos al acuífero. Estas aguas vuelven a descargar posteriormente en cauces de la red hidrográfica, u originando manantiales como el de Fontibre, o el de Reocín (situado a escasos cinco kilómetros del manantial de Aldea de Ebro), favorecidos por la superficie topográfica del terreno, o por la presencia de ciertas estructuras geológicas, como ya se ha comentado.
Algunas publicaciones asocian la relación existente entre el manantial de Fontibre y la falla de Soto, que es una estructura geológica que discurre varios quilómetros en dirección SE-NW hasta el embalse de la Cohilla.
Es evidente la relación que hay entre la geología local y la presencia de manantiales, así como con las características del agua que de éstos mana. El manantial que alimenta el Balneario de Fontibre se encuentra situado sobre calizas y dolomías grises del periodo Triásico. Está situado junto al pueblo de Fontibre, en el término municipal de Campoo de Suso y a escasos metros del lugar de nacimiento del río Ebro, a una altitud de 930 metros sobre el nivel del mar. Sus aguas, que brotan a una temperatura de 10,8° C, tienen una composición clorurado-sódicas, sulfatadas, cálcicas, magnesianas frías, que se utilizaban principalmente para el tratamiento de enfermedades del estómago, del hígado, artritis y para el retardo de la nutrición, además se consideraban adecuadas para las malas digestiones y el estreñimiento habitual. Las aguas del manantial de Fontibre, incluso se llegaron a embotellar y a comercializar.
El manantial de aguas de Fontibre, consiguió la declaración de Utilidad Pública según la Real Orden de 20 de agosto de 1900. Actualmente, tanto las instalaciones como la finca que ocupa el antiguo edificio del balneario se encuentran en desuso y han sido embargadas e incluidas en un proceso de venta.
Manantial de Aldea de Ebro
El manantial se encuentra situado junto a la localidad de Aldea de Ebro, de la cual toma el nombre. Esta localidad, que fue declarada en el año 2002 «bien de interés cultural», se encuentra situada geográficamente en el término municipal de Valdeprado del Río, y dista por carretera unos 30 kilómetros del manantial de Fontibre y unos 42 kilómetros del de Corconte.
El manantial está situado fuera del núcleo de la localidad, alejado del pueblo, a una altitud de unos 840 metros sobre el nivel del mar, en terrenos constituidos por conglomerados, arcillas y areniscas calcáreas pertenecientes al periodo Jurásico y también Cretácico. Según explica D. José Bonifacio, a las aguas de este manantial las clasificaba D. Amalio Maestre como «aguas sulfuradas templadas», eran y actualmente hoy continúan siendo aguas claras y transparentes, con sabor ligeramente dulce y marcado olor a hidrógeno sulfurado, o a huevos podridos como se definía popularmente a su característico olor. Procesos químicos que actúan sobre las formaciones de sedimentos carbonatados presentes en estos terrenos son los que originan el olor fétido característico de estas aguas.
Este manantial igualmente está asociado a una pequeña falla geológica que se extiende a lo largo de unos cuatro kilómetros de longitud total en dirección SW-NE, y que se sitúa a muy poca distancia del punto de surgencia donde se encuentran las instalaciones del antiguo balneario, y también muy cerca del pueblo.
Las propiedades de estas aguas se aprovechaban principalmente para el tratamiento de enfermedades cutáneas. Al igual que ocurriera con el manantial de Fontibre, en este de Aldea de Ebro también existieron unas modestas instalaciones que se utilizaban como balneario, e incluso parece ser que en algún momento estas aguas también se llegaron a comercializar embotelladas.
Durante los últimos años ha habido algunas iniciativas para recuperar las instalaciones y ponerlas de nuevo en servicio, pero ninguna de ellas se ha materializado finalmente. En la actualidad, la finca situada en uno de los márgenes del río y que contiene los dos edificios que albergaban las antiguas instalaciones del balneario, así como la vivienda de los antiguos propietarios, se encuentra vallada y totalmente cerrada. Las instalaciones están en desuso hace ya muchos años y la abundante vegetación que ha crecido descontroladamente apenas permite siquiera reconocer las instalaciones del antiguo complejo desde el exterior.
Manantial de Corconte
Es el único manantial de toda la comarca de Campoo cuyas instalaciones no sólo han alcanzado un mayor desarrollo, sino que se han mantenido en activo y han conseguido llegar hasta nuestros días ofreciendo un servicio de alta calidad.
Si bien la localidad de Corconte se encuentra situada en el término municipal de Campoo de Yuso en Cantabria, junto al límite provincial con Burgos, las instalaciones del balneario y la planta embotelladora de agua están situados a una distancia de un kilómetro, ya en el término municipal burgalés de Valle de Valdebezana.
El manantial se encuentra situado a una altitud de 837 metros sobre el nivel del mar, en un terreno compuesto básicamente por areniscas y conglomerados cretácicos, donde también afloran algunos materiales del Cuaternario. En esta zona existen varias estructuras geológicas, entre las que cabe destacar dos fallas que discurren en diferentes direcciones. La primera de ellas discurre a lo largo de unos dos kilómetros en dirección SW-NE. La segunda, denominada falla de Corconte, es una falla que discurre en dirección SE-NW, supuestamente hasta las proximidades del embalse de Alsa. Las dos fallas son perpendiculares entre sí, e interseccionan al norte del lugar donde está situado el balneario, en las proximidades del puerto del Escudo.
Las aguas de Corconte se han clasificado casi desde sus orígenes «como clorurado-sódicas, sulfurosas, frías de variedad ferruginosa», paliativas de muchas dolencias. Brotan a una temperatura de unos 10°C y son asépticas, extremadamente puras, claras y muy transparentes. No solamente son aguas aptas para el consumo humano, sino que además son muy beneficiosas. Los análisis químicos de laboratorio determinan que contienen hasta veinticuatro elementos diferentes, entre los que destacan bicarbonatos, cloruros, sulfatos, calcio, magnesio, potasio y sílice. Son aguas de mineralización débil y al igual que las de Aldea de Ebro, tienen un gran efecto dermatológico, pero además son muy eficaces contra enfermedades del riñón, reuma, diabetes, gota, vías urinarias, perturbaciones cardiovasculares y litiasis, y son utilizadas actualmente por numerosos médicos y centros hospitalarios en periodos de postoperatorios, lo que supone una garantía sobradamente contrastada de calidad y efectividad.
El agua mineromedicinal de Corconte, consiguió la declaración de Utilidad Pública en el año 1883. Estas aguas se pueden seguir tomando actualmente como tratamiento termal y como agua embotellada para beber, ya que tanto el edificio histórico que alberga el balneario como las instalaciones aledañas donde se encuentran la planta de embotellado y el laboratorio, siguen actualmente en funcionamiento. Recientemente, este establecimiento ha sido certificado con la Marca «Q» de calidad turística, otorgada por el ICTE (Instituto para la Calidad Turística Española), lo que sin ninguna duda significa rigor y excelencia en la prestación de sus servicios.
Manantial de Arroyo
En otro orden de magnitud totalmente diferente, se puede reseñar el manantial ubicado en la localidad de Arroyo, situado a su vez en el término municipal de las Rozas de Valdearroyo, muy cerca del Monasterio de Montesclaros. En esta zona se han utilizado manantiales de aguas ferruginosas en beneficio de algunos trastornos digestivos. Algunos autores citan estos manantiales y las características y beneficios de sus aguas, que en general las calificaban como digestivas.
Así por ejemplo, Pascual Madoz ya habla en 1850 de la existencia en este lugar de varios manantiales de aguas ferruginosas y de la concurrencia en época estival de visitantes procedentes de la propia provincia de Santander y de la cercana Castilla, ya que las propiedades de estas aguas eran adecuadas para el tratamiento de afecciones de estómago y clorosis.
Por su parte, D. José Bonifacio en el año 1990, refiriéndose a las aguas ferruginosas cita la existencia de un manantial en este lugar: «En Arroyo, cerca del convento de Montes Claros, donde parece que acudían bastantes gentes procedentes de las provincias inmediatas de Castilla».
Aunque no hay demasiados registros escritos sobre estas aguas, no parece que llegaran a alcanzar ni en demanda, ni en infraestructuras a los tres manantiales de aguas más importantes de la comarca ya citados: Fontibre, Aldea de Ebro y Corconte.
Conclusiones
Como conclusiones finales a la retrospectiva realizada de las aguas mineromedicinales en la comarca de Campo, cabe reseñar en primera instancia que se dispone de tres manantiales que históricamente reportaron este tipo de aguas, no sólo a las gentes de la comarca, sino de otras comarcas que venían atraídas por el beneficio de dichas aguas. Esto supuso el beneficio indirecto a la Comarca, aprovechamiento industrial, desplazamientos, pernoctaciones etc., que generaban una riqueza no excesivamente grande, pero si positiva.
Si bien este tipo de recursos mineros no son cuantiosos, tampoco son recursos mineros cuya explotación dañe el medio ambiente, dado que el laboreo, de estos yacimientos es tremendamente sencillo y sin grandes interacciones con el medio natural. Además, este tipo de explotaciones se puede conjugar con una actividad turística, que puede reportar al conjunto un valor añadido que permita rentabilizar en gran medida la escasa inversión económica que requiere este tipo de instalaciones.
En la actualidad sólo se está explotando uno de los tres yacimientos existentes en la Comarca, y la puesta en valor de estos recursos mineros combinada con el atractivo turístico que tiene la comarca de Campoo, haría viable económicamente hablando las pequeñas inversiones económicas que se requieren en este tipo de actividades turístico-industriales. Desde la administración local y regional se debiera revisar las estrategias que permiten relanzar este tipo de actividades, dado que son estas instituciones las que tienen en sus manos realzar, estimular, e incluso impulsar la iniciativa privada, con el objeto de generar actividad económica, laboral, etc.
Bibliografía
I.G.M.E.: Mapa Geológico y Minero de España 1/50.000, Hojas 82, 83 y 108.
BONIFACIO SÁNCHEZ ALONSO J.: Historia y guía geológico minera de Cantabria, 1990.
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