Existe otra Reinosa con aquella primitiva ortografía de la i griega, localizada en México, en la zona de contacto entre las provincias fisiográficas de "Las Grandes Llanuras de Norteamérica y La Llanura Costera del Golfo del Norte"; la mayor parte de su municipio está incorporada a la cuenca baja del río Bravo hace frontera con EE UU y pertenece hoy al estado mexicano de Tamaulipas.
La extensa porción del litoral atlántico y el interior del actual estado de Tamaulipas son conocidos como "la Costa del Seno Mexicano", título que conservó hasta que a mediados del siglo XVIII se estableció la "colonización del Nuevo Santander".
Este territorio permaneció, durante siglos, transitado por los indios chichimecas, por lo que podía considerarse virtualmente despoblado, hasta que se hizo patente para la corona española la amenaza invasora de Francia e Inglaterra, ávidas de las posesiones españolas como Nueva España, proveedora de tan importantes caudales de plata.
Durante los siglos XVI y XVII hubo varios intentos colonizadores de la Costa del Seno Mexicano pero todos fracasaron y siguió conservando su carácter como reducto de indios, es decir "bolsón de gentilidad". En los albores del siglo XVII, hubo algunos intentos de conquista desde el Nuevo Reyno de León, como el de Antonio Ladrón de Guevara que acudió a Madrid con ánimo de ver favorecida su propuesta.
Dadas las apetencias de conquista surgidas en las provincias vecinas, Felipe V ordenó, por cédula de 10 de julio de 1739, que el virrey y la Real Audiencia de México formaran una junta de guerra y hacienda para estudiar la cuestión, fijase las condiciones y financiamientos y se eligiese a la persona indicada para realizar la ocupación.
Siete años se dilató la ejecución de la cédula real, hasta que fue nombrado virrey de Nueva España nuestro reinosano (reinosense dicen los de la Reynosa mexicana) Juan Francisco Güemes y Horcasitas, después designado primer conde de Revillagigedo. Hechas las deliberaciones correspondientes la junta decidió bajo la influencia del auditor de guerra, marqués de Altamira, nombrar, el 3 de septiembre de 1746, al coronel José de Escandón y Helguera como lugarteniente del virrey para ocupar la Costa del Seno Mexicano.
Francisco Güemes y Horcasitas había nacido en Reinosa el 17 de mayo de 1681 y José de Escandón y Helguera en 1700 en Soto de la Marina, por lo tanto los dos son cántabros y de ahí los nombres de Santander con que bautizarán una parte importante de las 24 fundaciones que realizaron.
Güemes era un prestigioso general que ascendió por méritos de guerra conseguidos durante la guerra de Sucesión española y que se destacó como hábil estratega en la defensa de Cuba contra los ingleses, tenía 19 años más que José de Escandon y Helguera que se había afincado en Querétaro, donde se destacó al sofocar los brotes de rebelión indígena en Celaya y en el Real de Minas de Guanajuato, por lo que en 1740 logra el grado de coronel.
Escandón, después de una intensa preparación logística, para la que contó con el apoyo de los misioneros franciscanos del colegio de San Fernando de México, entonces bajo la dirección de fray Junípero Serra, pudo agregar la Sierra Gorda que, además de proporcionarle el título de conde que lleva su nombre, supondría el punto de arranque de la colonización de la Costa del Seno Mexicano, cuyo reconocimiento exploratorio lo realizó en 1747.
Estableció la estrategia saliendo de Querétaro, a principios de diciembre de 1748, con750 soldados y un crecido número de familias, que en conjunto sumaban poco más de 2.500 personas. La columna colonizadora empleaba unas carretas, conservándose una de ellas en el Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Estado de Ciudad Victoria; nada más salir de Sierra Madre Oriental fundó la primera población que se denominó villa de Llera, con lo que se inicia el establecimiento de los colonosdel Nuevo Santander. Siguiendo hacia el río Bravo, escalonó un rosario de asentamientos, fundándose las villas de Güemes, Padilla (apellido de la mujer de Güemes), Santander y Burgos.
Con la fundación de Camargo, el 5 de marzo de 1749, bajo la advocación de Nuestra Señora de Santa Ana, se inicia las llamadas "Villas del Norte" del Nuevo Santander. A continuación fundaron las villas de Reynosa en 1749, Revilla en 1750, Mier en 1753 y por último la de Laredo en 1755.
Establecida la villa de Camargo, Escandón envió al capitán Carlos Cantú hacia el oriente para que siguiendo el curso del río Grande del Norte, hoy río Bravo, siempre por su banda derecha, llegase al paraje elegido para ser cimiento de una nueva población. El 14 de marzo de 1749, Cantú procedió a la fundación de la villa, que se llamó Reynosa por ser el lugar de nacimiento del virrey, a la cual advocó bajo la tutela de la Virgen de Guadalupe. El patronato guadalupano se había impuesto en la empresa colonizadora de la provincia del Nuevo Santander.
Los primeros pobladores de la villa de Reynosa eran muy pobres, casi todos originarios de la vecina provincia del Nuevo Reyno de León, que para subsistir se dedicaban a comerciar con pieles de venado y a extraer el producto de las salinas inmediatas. En el plano espiritual quedó la villa atendida por fray Agustín Fragoso, religioso del colegio de Propaganda Fide de Guadalupe de Zacatecas. En el acto de la fundación quedó estipulada la creación de una misión de indios que llevaría el nombre de San Joaquín del Monte. Varios indios como los comecrudos, los pintos, los nazas y los narices, algunos bautizados con anterioridad, se unieron a los primeros pobladores españoles.
El coronel Escandón regresó a la villa de Reynosa en junio de 1750 con el propósito de afianzar la fundación. Entonces se dedicó a proyectar los trabajos de la saca de agua del río Grande; a ordenar la siembra de granos para la manutención inmediata de sus pobladores; dispuso la realización de un padrón y lista de bienes y entregó de forma provisional un terreno para la misión de indios.
Ocho años después de fundada, es decir en 1757, cuando Güemes ya no era virrey de Nueva España, entre el 9 y el 11 de julio fue visitada de forma oficial por el capitán de dragones José Tienda de Cuervo y por el ingeniero Agustín López de la Cámara Alta. La visita obedecía a las órdenes de Fernando VI al entonces virrey de Nueva España, marqués de las Amarillas, para conocer el estado de las fundaciones hechas por José de Escandón en la Costa del Seno Mexicano.
Su población estaba constituida por 58 familias, con un total de 289 personas; se contaron 2.556 bestias caballares; 71 mulas: 6 yuntas de bueyes; 12.700 cabezas de ganado menor; 1.136 de ganando vacuno; 31 burros; además de 316 caballos para uso cotidiano de la escuadra y los vecinos. Sin relación alguna con la Reinosa española, también resultó que era eminentemente ganadera.
Los comisionados pudieron comprobar los perjuicios que ocasionaban las repetidas inundaciones y dictaminaron la necesidad del traslado de la villa a un paraje a salvo de inundaciones, indicando como el más apropiado el de Santa María de Las Lajas, tierras de la villa de Camargo, como condición prioritaria para su consolidación. Enviada la documentación de esta visita que comprendía toda la colonia del Nuevo Santander, el rey expidió una real cédula, fechada en el Buen Retiro el 29 de marzo de 1763, donde se consignaba "... he resuelto que se muden las tres expresadas poblaciones de Escandón, Reinosa y Burgos a los parajes más proporcionados, para el bienestar, comodidad y salud de los vecinos".
Diez años después del reconocimiento hecho por Tienda de Cuervo y Cámara Alta, la colonia fue objeto de una profunda transformación que se inició en 1766, cuando tomó posesión del cargo de virrey Carlos Francisco de Croix, que en compañía del visitador José de Gálvez preparó la reestructuración administrativa de la Nueva España. Para realizarla se procedió en primer lugar a realizar una "General Visita", cuyas diligencias de Autos dieron principio en Reynosa el 23 de agosto de 1767, prolongándose por espacio de nueve días.
De acuerdo con los Autos de la "General Visita", los términos jurisdiccionales de Reynosa quedaron enmarcados en un cuadro derivado de la extensión, a partir del centro de la plaza, de seis leguas por cada uno de los puntos cardinales, A diferencia de las otras Villas del norte del Nuevo Santander, se había situado en la llanura aluvial susceptible de ser inundada por las crecidas del río Grande del Norte.
El primer intento de trasladar la población a. otro lugar más seguro coincidió con la visita de Escandón en 1753. Estudiada la situación, el gobernador no estuvo de acuerdo en el traslado y para tranquilizar a los habitantes ordenó levantar un terraplén de dos varas de alto en la periferia.
Antes de concluir el siglo XVIII el río Grande viró su curso con dirección al centro de la población. Reunido el cabildo en compañía de su capitán José Francisco Ballí, redactaron una representación, el 24 de mayo de 1799, sobre la necesidad de trasladar la villa de Reynosa a un lugar más protegido.
Se produjo desde entonces un voluminoso expediente y antes de que se hubiese adoptado una decisión, el 4 de julio de 1802, irrumpieron en la villa de Reynosa las impetuosas corrientes desbordadas del río Grande arrasando todo a su paso. Sorprendido el capitán Ballí por el temporal en su rancho de las lomas de San Antonio, ofreció refugio a los damnificados. Verificándose así el traslado que se había previsto hacía más de 30 años. A raíz de lo cual surgió la peculiaridad de añadir a su nombre el de San Antonio.
Esta es la ciudad que, el 23 de octubre de 1997, he visitado y donde en su plaza, frente a la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, existe un monolito cuya inscripción señala la fecha de su primera fundación y la de su posterior traslado. Durante mi estancia en esta ciudad fui recibido y atendido por la licenciada Elsa Sánchez de Gutiérrez, Directora de Educación, Cultura y Deporte del Municipio de Reynosa, quien me explicó que por celebrarse durante este año el 250 Aniversario de su fundación desean por tal motivo hermanarse, aún más, con nuestra Reinosa, cuna del primer conde de Revillagigedo.
BIBLIOGRAFÍA
HERRERA PÉREZ, O., Monografía de Reynosa. Tamaulipas, México.
VALLE MENÉNDEZ, A. del: Juan Francisco de Güemes y Horcasitas, Primer conde de Revillagigedo, Virrey de Nueva España: La historia de un soldado (1681-1766). (Se encuentra en fase de publicación).
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