Los oficios en Campoo a mediados del s. XVIII

Encarnación-Niceas Martínez Ruiz

¿Ha cambiado mucho la actividad profesional de los campurrianos desde mediados del siglo XVIII hasta nuestros días? Sin duda, las mayores transformaciones, aquí como en otras comarcas, se han producido a lo largo del siglo XX. Pero su quehacer cotidiano no se diferenciaría demasiado del de nuestros abuelos, a comienzos de siglo, salvo que éstos ya disfrutaban de nuevos adelantos técnicos como el ferrocarril o la incipiente energía eléctrica, por ejemplo.

 

EL CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA.
Hacia el año 1750, el marqués de la Ensenada, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, ministro de Hacienda del rey Carlos III decidió efectuar una reforma en el sistema fiscal, de manera que los diferentes tributos que percibía el Estado se unificaran en un único impuesto. Para ello se realizó un catastro-censo en las veintidós provincias de la Corona de Castilla. Aunque finalmente el proyecto fracasó, nos ha quedado como fuente histórica "las respuestas generales" a ese formulario-interrogatorio compuesto de cuarenta preguntas, conocido como el catastro del marqués de la Ensenada.
Los incendios sufridos por los archivos del ayuntamiento de Reinosa, de Toro en Zamora (provincia de la que dependía administrativamente Campoo) y de Hacienda de Santander supusieron la pérdida de parte de la documentación original. Afortunadamente, existen las copias realizadas en 1754, depositadas en el Archivo General de Simancas. En el ayuntamiento de Reinosa están fotocopiadas las respuestas correspondientes a los pueblos que integran el partido judicial de Reinosa, que nos han servido para elaborar este artículo.
El catastro muestra un panorama de los oficios de Campoo a mediados del s. XVIII. Pero hay que entender estos datos de manera aproximada; no se trata de las encuestas científicas que realizan los sociólogos de nuestros días. Se pregunta a todos lo mismo, pero se responde de manera desigual, sobre todo en función del criterio de quién efectivamente toma nota. Además, al realizarse con motivos fiscales, debemos sospechar un probable camuflaje de los datos económicos que se apuntan (la evaluación de ganancias-ingresos) "disimulados" a la baja. A ello se puede añadir los problemas derivados de las diferentes jurisdicciones, como la señorial de los pueblos del marquesado de Argüeso.
Hay que tener en cuenta igualmente que se nos habla de vecinos entendidos como unidad familiar o casa habitada, no del total de habitantes. Obviamente apenas se menciona a las mujeres, salvo alguna tabernera o propietaria de bueyes, aunque es indudable que ellas y los hijos pequeños también trabajaban en las faenas del campo y en el pastoreo. Por no hablar de actividades realizadas puertas adentro de la casa y que no se nombran: lo relacionado con la lana, la fabricación casera del pan, etc. Como excepción, se cuidan de reseñar los "hijos estudiantes" en Lanchares (5), Matarrepudio (2) ó Monegro (1).
 
ABSOLUTO PREDOMINIO DE LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS.
Un análisis somero del recuento de datos nos muestra la evidencia: el sector primario es la base de la estructura económica. La inmensa mayoría (más de 1700) son labradores  que cultivan sus propias tierras, cabezas de familia que se dedican "por sí mismos" a esta actividad. Si su bolsillo se lo permite disponen de "criados de labor o labranza" (cerca de 270) o de jornaleros (ca. 125); sino, son los hijos mayores de dieciocho años, como figura legalmente, quienes las trabajan (ca. 500).
Si nos fijamos en el sueldo que dicen percibir al día podemos explicar parte de las diferencias territoriales y sociales que por supuesto había. Pero no hay que olvidar que, al fin y al cabo, quien preguntaba era Hacienda. Por un lado, algunos lugares igualan todos los salarios, tanto de los dueños de las fincas como de asalariados, quizás enfatizando la poca rentabilidad del trabajo (unos 2 reales de vellón por jornada es la media en Valderredible; mientras Salces tiene el mínimo de 1 real; Celada de los Calderones declara 4). Sin embargo otras hermandades y pueblos establecen una clara diferencia jerárquica -más acorde con la teórica realidad social-, según se desprende de sus declaraciones: la mayor ganancia es la del labrador (oscila ampliamente entre 1 y 4 reales), algo menos los hijos y por último los criados. El jornalero recibe un salario similar o incluso superior al del labrador, aunque en ese cálculo está "inclusa la comida ello puede explicarse por la estacionalidad e independencia de su trabajo.
Como actividad complementaria, para poder subsistir el resto del año,"después de finalizadas las labores de sus haciendas" parte de los labradores de Allén del Hoyo, Arroyuelos, Repudio y, sobre todo, San Martín de Elines (en Valderredible) "pasan a otros pueblos a vender cribos, arneses y otras menudencias", "se emplea(n) noventa días cada año en el oficio de acrivador  de granos". Había pues una emigración de temporeros que se desplazaba a trabajar (hasta cuatro meses) en las cosechas de cereales de los cercanos pueblos burgaleses, a la vez que comerciaban al por menor con objetos que seguramente ellos mismos fabricaban. Otro ejemplo,  un "triguerero" en Quintanilla-Rucandio. (1)
La ganadería tenía notable importancia en la economía local. Aparte de la dedicación familiar, era necesario contar con personal para su  exclusivo cuidado en los pastos y montes: guardas (en Horna trabajan cuatro meses en verano) y pastores, en un escalafón algo inferior. Son los propios concejos o hermandades (como los Carabeos) y los particulares que poseen más cabezas de ganado quienes les contratan. No obstante, suponían un escaso número (ca. 140, menos de un 5% del total de oficios).
En cuanto a la distribución del ganado, es diversa; al norte de Campoo predomina el ganado mayor, vacuno, sin olvidar la extensión generalizada del ovino (Hermandad de Campoo de Suso, Valdeolea); hacia el sur, en Valderredible abunda el ganado menor, lanar y cabrio. Dos pueblos del este de Valderredible aparecen fuertemente especializados en el ganado caballar: en Quintanilla-Rucandio "durante cuatro meses se dedican a poner puestos sementales en otros pueblos en Renedo de Bricia "pasan ... con ganados garañones propios, a poner puestos para el veneficio de yeguas", además de arrendar los garañones a otros vecinos. En Allén del Hoyo, tres vecinos arriendan "pollinos". Ambas especies serán utilizadas, como veremos luego, por los arrieros.
 
EL TRANSPORTE: LA CARRETERÍA COMO ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA.
Revisando los datos del catastro, se observa que casi la mitad del conjunto de labradores se dedicaban a la carretería, aprovechando las parejas bueyes de que disponían para las faenas del campo.  "Después de concluidas sus labranzas, se emplean""con sus carros y bueyes en el discurso del año" en el transporte. Sería una actividad que se llevaba a cabo en otoño, cuando no hubiera que realizar ningún trabajo agrícola importante (o estos se realizaran por el resto de la unidad familiar). El motivo, claro, es el escaso rendimiento que se saca a la tierra, tanto por su propia calidad como por las condiciones climáticas; lo explican nítidamente las respuestas de Requejo: "los que conservan dichas labranzas las dedican al cultivo y administración de sus haciendas, cuyas utilidades no son de consideración, respecto de que las cosechas son tan cortas que no llegan a mantener a sus dueños medio año por lo necio de los temporales y demasiadas niebes que regularmente caen en este país". El porcentaje de labradores/carreteros es especialmente elevado en Campoo, quizá por la peor comunicación, falta de abastecimiento y baja productividad de la tierra, alcanzando el 100% en Bustasur, Pesquera y Aguayo, por ejemplo.
Los carreteros se dedicaban a portear vino y trigo de Castilla La Vieja, en concreto de La Nava del Rey (Valladolid) y Tierra de Campos. Lo usual es que efectuaran 3 viajes al año, aunque en algunos lugares hicieran 2 ó 4. La rentabilidad de cada viaje también varia, pero la media se situaba en torno a los 30 reales de vellón por cada viaje y pareja de bueyes o vacas; los propietarios más prósperos tenían hasta 5 yuntas, como Gregorio Rodríguez de Hoyos de Los Carabeos. Entre ellos figuran señores y sacerdotes, que envían a sus criados, así como algunas mujeres que mandan a sus hijos.
La excepción se sitúa en Valderredible, ya que existen  arrieros profesionales que viven dedicados al transporte de mercancía variada: vino, trigo, cebada, alubias y otras legumbres. El volumen de negocio depende del número de caballerías mayores y menores (es decir, caballar o mular) que posean y de lo que trafiquen. En Rebollar de Ebro apuntan un beneficio de " tres mil (reales) cada macho y dos cada pollino todos los días (que trabajan, aunque hay) ciento veinte días que pueden estar parados, por razón de los festibos y los temporales". También existen comerciantes especializados como "tratantes de grano" en Valdeolea y Reinosa, o "de vino" en Naveda. (2)
 
LOS OFICIOS ARTESANOS.
Aunque puntualmente se encuentren artesanos que se dedican a su oficio en exclusiva, en general abundan los labradores que realizan estas actividades, a tiempo parcial, cuando las faenas del campo descansan. Por ello, no suelen tener oficiales o aprendices.
En un repaso a los oficios encontramos a los herreros ; es éste un oficio móvil, con mucha demanda, ya que fabrican las herraduras y las piezas necesarias para reparar aperos y herramientas. Hay un "maestro fabricante de fierro" en la ferrería de Santiurde "a quien consideran por seis meses que trabaja en ella cinco reales por cada un día". En Valderredible se habla de herreros "de obra negra y de obra blanca".
Podemos igualmente agrupar los oficios relacionados con la madera y su aprovechamiento. Tenemos un núcleo de albarqueros en Pesquera y Rioseco (no se menciona ningún artesano en la Hermandad de Campoo de Suso, tal vez porque todos sabían hacerlas). Esta zona (junto con Lantueno, Santiurde) concentra la elaboración tradicional de garrotes y cestos, una actividad familiar que llevan a cabo las familias Calderón o Cuevas, y que perdura todavía. Además hay carpinteros en Soto-Rucandio (5), Nestares, Villasuso, Abiada o Entrambasaguas-La Lomba (2); en Reinosa (9).
Las industrias textiles tienen una especial incidencia en Valdeolea (Castrillo del Haya, Hormiguera, Mataporquera) y Valderredible; otros puntos notables son Reinosa (9), Rebollar de Ebro (6) ó Los Carabeos (15). Aparecen maestros tejedores de paños, lienzos o sayales (según las diversas materias, lana y lino); la mención de un cardador en Castrillo del Haya da idea de la especialización. Junto a ellos, existe un menor número de sastres  que se encargan de la confección de prendas, con un nutrido grupo (7) asentado en Reinosa.
Dentro del sector de la construcción aparecen denominaciones variopintas que incluyen canteros (Quintanilla Rucandio, Reinosa); arquitectos, en el sentido de albañiles (Villaescusa de Ebro) ó un sobrestante de puentes (Nestares).
En el área de Villanueva de la Nía y Villamoñico desarrollan su labor un grupo de alfareros, "los quales a causa de no tener salida es este pueblo la obra de su oficio pasan a otros a facilitarla". Sus ganancias son desiguales dentro de la modestia, entre 870 y 370 reales de vellón en total.
Dentro de las curiosidades se puede mencionar el zapatero de viejo que trabaja en Villanueva de la Nía.
 
OTROS OFICIOS Y PROFESIONES LIBERALES.
Aparecen a lo largo del catastro referencias a otras actividades que encuadramos en un primer sector dedicado al abastecimiento y "hostelería", donde de nuevo aparece lo que hoy denominaríamos "pluriempleo".
Así la actividad de gran parte de los molineros, cuya faena dependía del caudal del río, cesando su trabajo durante los meses secos; por eso en Ruanales especifican que el molino era "de una rueda" y "muele cuatro meses al año".
Tampoco es raro que nos mencionen que un labrador tiene la taberna del lugar, que el concejo ha arrendado. En Aradillos por ejemplo está abierta "los cinco meses del año ... que considera puede trabajar de igual modo funcionaban mesones y ventas. Algunos, como el tabernero de Cañeda era también obligado de carnes y panadería (una completa "tienda" de pueblo), y tenía que pagar al concejo por cada comercio.
En otro apartado podemos reunir las denominadas profesiones liberales. Casi como ahora, el médico estaba centralizado en Reinosa, donde residía el facultativo; las hermandades y concejos tenían presupuestado su salario "pagado por el común", pero sus servicios solo se solicitaban eventualmente. La atención cotidiana estaba en manos de los cirujanos o sangradores "que asisten a curar las enfermedades", socialmente menos considerados pero que percibían unos ingresos relativamente elevados (tanto en dinero como en especie, como se estila en Valderredible -cerca de 5 fanegas de cebada o cereal-). Así parece que hasta las zonas más aisladas querían asegurarse de alguna manera sus cuidados: hay cirujanos en Barrio, Castrillo del Haya, Mediadoro, San Miguel de Aguayo, Los Carabeos, Reocín de los Molinos, Polientes y La Puente del Valle; las zonas extremas de Valderredible son atendidas por los Villamediana de Lomas y Aguilar de Campoo.
La educación, a cargo de los concejos, apenas disfruta de ingresos. Figura un maestro de primeras letras y preceptor de gramática en San Martín de Elines; en Barrio tienen un "maestro de niño que solo asiste 4 meses al año en el ynbierno, y por el solo se le da de comer por los vecinos y los 30 reales para vestir en Ruijas existe un "notario-maestro".
Aparece, en fin, un reducto de profesionales semi-públicos relacionados con el derecho privado (transmisiones y herencias) que ejercen de manera similar a como actúan las notarías y el registro de la propiedad de nuestros días: el escribano real de Barrio o el amanuense (escribiente) de Ruerrero.
Todo ello si olvidar a los rentistas. La iglesia (el arzobispado y cabildo de Burgos y Aguilar de Campoo) es una de las beneficiarias de este apartado. Sus dos fuentes de ingresos principales son el cobro secular de diezmos (así en los lugares de La Rasa -desaparecidos bajo el embalse del Ebro-, de Olea, etc.) y las rentas procedentes de fincas y bienes eclesiásticos cuyos intereses varían según la producción (pagan un porcentaje de la sembradura) y la renta anual establecida.
Otras actividades "contributivas": Julián Gómez Cuesta, vecino de Arenillas, lleva el arriendo de los derechos de mercado en Villamoñico y Ruerrero; el préstamo es ejercido por la iglesia y por particulares (en Mataporquera hay un arrendador) mientras un tomador (recaudador) de rentas reales trabaja en San Martín de Elines.
 
REINOSA, LA CAPITAL ADMINISTRATIVA Y DE SERVICIOS.
Reinosa es la sede de la administración que afecta a todo el partido y acoge numerosos funcionarios públicos. En cabeza, el corregidor interino D. Francisco Jabier de Cosío (con una remuneración de 400 ducados) y 5 regidores (que cobran cantidades variables entre 44.000 y 60.000. reales de vellón).
Los diversos funcionarios de justicia  y profesionales del derecho abarcan desde alguaciles (mayor y menor); 5 escribanos; 3 procuradores y notarios; 1 fiscal y 2 oficiales de pluma.
Los cargos económicos-tributarios presentan "administradores" variados: de rentas provinciales- con el nada despreciable sueldo de 700 ducados-, de tabaco o del alfolí (el depósito de grano). Para controlar los impuestos están un arrendador de alcabalas y 3 arrendadores de préstamos decimales.
En la nómina municipal figuran también un estafetero (correos), un repartidor de carros, un caminante; guardas mayores y menores, y un pastor de yeguas; un sacristán (aparece otro en Arroyo), un maestro de primeras letras y un preceptor de gramática.
Dentro de lo que hoy se consideran profesiones liberales, pero contratados por el ayuntamiento figura un médico, D. Joseph Maior (al que se abona 6.600 reales de vellón al año); junto a él, 4 cirujanos y sangradores (que ganan entre 550 y 3000 reales). Como servicios sanitarios podríamos entender las dos boticas, de D. Andrés de Obera y Dª. Gabriela Vernal, con sus mancebos. Los abogados (3), trabajan como administradores de bienes particulares.
Los abastecimientos se aseguran con la presencia de 2 tabernas y otros 2 mesones; 1 carnicería y un tablajero (vendedor de carne); varios obligados de vino, una administración de aguardiente y una abacería. Los acadaulados tratantes de grano y trigo, Mioño, Bustamante o Chabarría, declaran 500 ducados cada uno. En los molinos se obtenía la harina para los "7 hornos para cocer pan" y los 21 panadero/as existentes.
lEl comercio consta de "6 tiendas de paños, estameñas, joyería y otras menudencias" (mercaderes y tenderos como Pedro de la Mora, Antonio de Apacio, Thomás Meléndez, Santos del Río y Ríos -con ganancias de 2400 reales- frente a los apenas 400 de Antonio González).
Numerosos artesanos se instalan en la villa, centro activo de la comarca, dedicados a su oficio, con la presencia de oficiales y aprendices; entre ellos, carpinteros, herreros, herradores, canteros, tejedores, sastres y un tallista. Sin que falte, claro está, un sector agropecuario compuesto de 19 labradores, 2 pastores y 1 jornalero.
En resumen, podemos concluir señalando la aplastante primacía del sector primario, con una amplia masa de propietarios que trabajan sus tierras. La precariedad de la producción obliga a buena parte de estos labradores a ganarse la vida acarreando vino y grano de Castilla, como temporeros agrícolas o artesanos a tiempo parcial. Reinosa concentra el sector administrativo, servicios y comercio propio de la capital del partido judicial.

NOTAS.
(1) Los datos numéricos son aproximados. Simplificando, la escala de valor del dinero tiene como moneda menos importante al maravedí, seguida del real de vellón y el ducado.
(2) El orden de las ocupaciones según las respuestas del catastro (de mayor a menor) es el siguiente: labradores, carreteros, criados, jornaleros, pastores, arrieros, tejedores, cribadores, herreros, sastres, guardas de ganado, panaderos, taberneros, garroteros, carpinteros, alfareros, molineros, cirujanos, albarqueros, tratantes de vino y de granos. Hay un número indefinido de rentistas. Las restantes actividades son puntuales.