A mí me han pasado muchas cosas raras a lo largo de mi vida, pero... la más estrambótica que yo recuerdo me ocurrió en plena infancia... El caso es que yo caí prendado de la décima carta de un palo de la baraja española:
¡ME ENAMORÉ DE LA SOTA DE COPAS!
Así como suena...
De aquella figura enigmática estaban pendientes mis ojos cuando los mayores jugaban en la mesa de la cocina a las cartas... y a las tantas... Su forma de vestir me hacía soñar, su ropilla, su chupa, sus greguescos con cuchilladas me parecían un primor, su pose saludando al personal en postura de brindis, sus zaragüelles aterciopelados estilizaban su figura medievalesca por un lado y futurista por otro, en un momento la veía como recién apeada de su corcel y en otro instante como terminando de pasar un modelo de Valentino.
Alberto Gallo en primera persona.
En 1984, algunos de los más reconocidos artistas campurrianos se embarcaron en una misión casi imposible: trasladar una enorme piedra, desde Campoo hasta Valladolid. Aquella gigantesca roca, representaría a Reinosa en el pabellón de Cantabria de la Feria Internacional de Muestras Valladolid. Algunos lo criticaron y muchos no lo comprendieron, pero gracias a la piedra lograron que todo el mundo hablara de aquello.
Les podríamos conocer como “Los Locos de la Piedra”, Celestino Cuevas, María José Fontela, Alberto Gallo, Luis Ángel Moreno y Esteban Casquero vivieron una gran aventura llevando una piedra campurriana de 18 toneladas a Valladolid.
Nadie sabe cómo, aquellos artistas lograron convencer al alcalde de Reinosa, entonces Daniel Mediavilla, de que una gran piedra debía ser la protagonista de la Feria de Muestras. El caso es que lo hicieron, y aunque algunos opinaban que la elección no era correcta; todo el mundo habló de su piedra durante mucho tiempo.
Chiqui Palacios, corresponsal del Diario Montañés abordaba así el tema en su columna “El Cañón”: Hoy vamos a escribir de la roca granítica, impresionante, de más de siete toneladas, que causó admiración, asombro, estupor, y también, ¿Por qué no decirlo? Cierto cachondeo...
Cuentan por ahí que al principio el Grupo de la Piedra llegó a estar compuesto hasta por doce miembros, pero que la dureza del proyecto dejó a algunos por el camino.
Trasladar una piedra tan grande tiene su complicación.
Lo primero que hay que hacer es escoger la piedra. Si algo tenían claro los protagonistas de esta historia es que no podían escoger al azar. Tenía que ser la piedra perfecta.
Así que estuvieron investigando y finalmente, tras recorrerse medio Valle de Campoo buscando rocas, se decidieron por una que encontraron en Fuente Arenosa.
Conseguir sacar la piedra de aquel lugar, cercano a la carretera de Brañosera, no fue fácil. La extrajeron con una grúa, ya que pesaba cerca de 18 toneladas; y después llegó en un trasporte especial a Valladolid.
El Grupo de la Piedra viajó con su obra a Valladolid. En el stand de Reinosa la posaron sobre una piedra algo más pequeña, que habían extraído en el mismo lugar. Aquella obra logró un gran número de simpatizantes, “los Amigos de la Piedra”, que no dejaron pasar la oportunidad para fotografiarse con la enorme roca.
Nadie se marchó de aquella Feria Internacional de Muestras sin visitar la tan nombrada piedra de Reinosa. Impresionó incluso a las personalidades más significativas del momento, como el entonces presidente de las Cortes, Don Gregorio Peces Barba.
De esta manera, estos cinco campurrianos lograron convertir una piedra en una obra de arte y consiguieron que todo el mundo hablara de su gran gesta. Gracias a ellos Reinosa fue famosa durante aquella Feria Internacional por una piedra.
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