Cuesta creer que nuestra ciudad y nuestra comarca no cuenten con una obra de Julián Santamaría, uno de los diseñadores gráficos más importantes de España
Oscuras y misteriosas son las razones que de un modo irremediable empujan a un artista a crear, a mostrar a través del ejercicio del arte su relación con el mundo.
La mariposa ahogada en el tintero (.. cómo sobrevivir en la penumbra cultural)
... Bajó el bachiller Botelus por la rúa de los Balcones, saludando a diestro y siniestro, abriendo las blancas manos sobre el pecho por si alguien salía a admirárselas, silbándole a un perro, canturreando ejemplos de Quintiliano, a veces la flor latina del retórico interrumpida por un regüeldo aguado y áspero del conejo en salmorrillo del almuerzo...
Cuando uno conoce a Julián Santamaría le resulta abrumador el bombardeo constante de datos, citas, enumeración de amistades, críticas, reseñas y alabanzas que se suceden en un automatismo frenético como incontestable carta de presentación sobre su obra. Son tantas y tan relevantes las personas de las que habla, que al final acaba pareciendo normal que te cuente, por ejemplo, que una vez coincidió con Julio Cortázar en una fiesta y que éste le felicitó por el diseño de uno de sus carteles que, por supuesto, conocía. Así, como si nada.
"El fantasma del espejo arrastra mi carne hacia fuera, y al mismo tiempo,
todo lo invisible de mi cuerpo es capaz de investir a los otros cuerpos que veo".
Comentarios recientes