Este artículo tiene un premeditado carácter de ensayo y una confesable finalidad: la difusión de una teoría apoyada sobre los avances logrados gracias a los sondeos realizados entre 2003 y 2005 por nuestro equipo en el yacimiento de Camesa-Rebolledo. Se nos ha invitado reiteradamente en medios locales a dar a conocer resultados pero nos hemos resistido hasta ahora porque estamos trabajando sobre una hipótesis a verificar.
La insistencia y los compromisos adquiridos motivan este artículo que profundiza en lo sugerido con motivo de la exposición que ya se ofrece en el arqueositio de El Conventón en Camesa-Rebolledo: hay ahora más argumentos para defender que luliobriga estaba en Camesa, que para mantener la atribución de Retortillo.
Siempre ha producido extrañeza, curiosidad e interés el hecho de que el Imperio Romano se acostara un día pagano y perseguidor de la Iglesia, y al día siguiente se despertara cristiano. Esto ocurría tras la victoria de Constantino frente a Malencio en la batalla de Puente Milvio el año 312. En realidad, los hechos no fueron tan sencillos y esta visión histórica, que aparece en algunos libros, no es más que una burda simplificación de una serie de acontecimientos mucho más complejos.
Las Guerras Cántabras fueron la culminación de la V ¿y conquista romana de Hispania iniciada doscientos años atrás cuando los Escipiones desembarcaron en Emporion (218 a.C.) para combatir a los ejércitos cartagineses en suelo peninsular. En los años que sucedieron al término de la IIª Guerra Púnica, concretamente en el año 195 a.C, el cónsul Marco Porcio Catón, al frente del ejército destinado en la Citerior, que luchó contra los hispanos sublevados del área catalana, descendió hasta Turdetania y regresó a continuación por Celtiberia, acampando ante Numancia, parece que tuvo noticia de los cántabros o se enfrentó a algún grupo de ellos porque en uno de los fragmentos que han llegado a nosotros de su obra Origines se encuentra la mención más antigua de este pueblo del Septentrión Hispano, al que con precisión sitúa en el nacimiento del Ebro: "... el río Hiberus; nace en los cántabros, grande y hermoso, abundante en peces" (Origines, VII).
Descubrimos un espectacular recinto e iniciamos los trabajos.
Un recorrido con ánimo de fotografiar unos atrincheramientos de nuestra última Guerra Civil (LÓPEZ GUTIÉRREZ, 2001), durante el mes de julio de 2000, dio como resultado el hallazgo de un gran emplazamiento fortificado en altura, inédito hasta el momento en la historiografía arqueológica; esta circunstancia fue comunicada prontamente a la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. En aquellos momentos ya contemplábamos la posibilidad de que se tratara de un importante yacimiento arqueológico, dadas sus características y tamaño. A la comprobación y a la verificación de esto se dirigieron entonces nuestros esfuerzos. Para ello solicitamos, el 2 de marzo de 2001, de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria la correspondiente autorización de un proyecto de intervención arqueológica.
A las sociedades del pasado es posible acercarnos a partir de los diferentes objetos recuperados en las excavaciones arqueológicas. En este sentido hoy aquí partiremos del estudio de los objetos fabricados en los diferentes metales; cobre y aleaciones -bronce o latón-, hierro, plomo, plata y oro. Los períodos históricos a los que directamente vamos a hacer referencias serán: el final de la IIª Edad del Hierro y los primeros siglos de la dominación romana, o sea, la conquista, la ocupación del territorio y el sometimiento de las poblaciones indígenas a una nueva cultura y orden social. La zona geográfica escogida para nuestro análisis es el centro de la antigua Cantabria: la conocida como "Cantabria Histórica". Aproximadamente y para este caso concreto pondríamos como límite el rectángulo comprendido entre las actuales poblaciones de Reinosa (Cantabria) al Norte, Herrera de Pisuerga (Palencia) al Sur. Cervera de Pisuerga (Palencia) al Este y Amaya (Burgos) al Oeste.
Cada día más los estudios históricos se centran en conocer lo mejor posible la sociedad en cada lugar y en cada momento cultural e histórico, entendiendo la sociedad en el más amplio sentido y no limitada a los gobernantes y a una élite por lo general noble de la población. Sociedad y economía van íntimamente relacionadas a la hora de valorar la evolución histórica de una ciudad o de un territorio. Los estudios en los últimos años pretenden profundizar en la valoración porcentual en la balanza a la hora de juzgar la presencia de un arcaísmo y subdesarrollo o una economía de mercado así como el papel que juega el ámbito rural y el ámbito urbano, esto es, hasta qué punto las ciudades son productoras o consumidoras. Este debate nos lleva a poner en valor el papel que desempeñan las fuentes escritas y las arqueológicas.
María Paz Delgado Buenaga y Daniel Guerra de Viana
INTRODUCCIÓN
Desde hace varias décadas, la proliferación de estudios relacionados con la vida cotidiana, en sus vertientes económica, social y cultural, han dado un nuevo impulso a las investigaciones históricas. Actualmente son muchas las publicaciones que se centran en los diferentes modos de vida de la Antigüedad, así como películas, videojuegos, etc.
Uno de los períodos históricos más célebres para las comarcas del sur de Cantabria, en especial para Campoo, es el correspondiente a la conquista y dominación romana. No es de extrañar, por tanto, que sea posiblemente este período el que ha dejado la huella más profunda y específica en el patrimonio arqueológico de la zona, donde destacan las ruinas de Julióbriga, conservadas en Retortillo. Las citas de los autores grecolatinos y la concentración de restos arqueológicos reflejan el protagonismo que tuvo Campoo y su entorno geográfico más próximo dentro de la Cantabria romana, especialmente durante la ofensiva militar, dirigida por Augusto, y en las primeras décadas del siglo I, en que se hizo efectivo el control romano.
La fundación de la ciudad y la organización del territorio
El significado del término Julióbriga, "ciudad fortificada de julio", como referencia a la familia del emperador romano Augusto y al lugar estratégico de su emplazamiento geográfico en la loma de Retortillo, nos familiariza con el planteamiento general existente en el norte de la Península Ibérica en la antigüedad, que nos sitúa en estos lugares la presencia de un poblamiento prerromano ubicado en asentamientos castreños.
Siempre se ha hablado de Reinosa y Campoo como una zona de tránsito, como un valle abierto, en el que una vez superado los puertos de entrada por el sur o bien por el este y el oeste, se descubre la llanura de Campoo. Esto ha permitido que las distintas corrientes culturales y económicas penetrasen en el valle de manera continua.
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