El día 8 de Abril de 1852 una Real Orden disponía el comienzo de los trabajos del tramo Alar-Reinosa del ferrocarril Alar-Santander, también denominado de Isabel II. Cuadernos de Campoo rememora esta fecha trascendental 150 años después, y recuerda aspectos de interés en la etapa del proyecto y construcción de la obra.
En primer lugar se ha establecido la panorámica del transporte en la etapa preferroviaria (Camino Real, Canal de Castilla), pasando a analizar el proyecto de construcción aprobado en 1847 y que fue base de la obra construida entre Alar y Reinosa entre 1852 y 1857. Uno de los ingenieros participantes en la dirección (William Atkinson) tomó fotografías, algunas en pares estereoscópicos de gran interés, mostrando no sólo aspectos constructivos, sino también personales e instantáneas de Reinosa y su comarca. Los proyectos de los tramos Torrelavega-Santander y Reinosa-Bárcena fueron modificados sustancialmente hacia 1854 el primero y en 1862 el segundo, configurando finalmente el eje completo.
En este año 2001 se cumple el 250 aniversario de la construcción de una importante obra de ingeniería innovadora en su tiempo y que marcó pautas en el arte de construir caminos por trazados difíciles, cuando aún faltaban 50 años para que se creara el Cuerpo de Ingenieros de Caminos. Entre 1749 y 1753, el Camino Real de Reinosa fue tomando forma y configuró la salvaguarda del futuro florecimiento de la ciudad de Santander y de su puerto.
Hablar de la ideología de los años 30 es hablar de la ideología del siglo que acabamos de dejar, un siglo XX en el que la violencia política acompaña a las ideologías que lo surcaron. Estas ideologías tuvieron en el escenario de nuestra querida tierra de Campoo una presencia importante que se plasmó en la existencia de partidos políticos y sindicatos de todo signo.
El sistema agropecuario de Campoo no se modernizó hasta los años 60 con la generalización de la vaca lechera (holandesa) y el éxodo rural. Hasta esa época las formas de vida permanecieron casi inalterables desde tiempos inmemoriales con cambios sólo inducidos por la industrialización de la comarca en los años 20 y 30. La economía rural a mediados del siglo XX todavía se basaba en una agricultura y ganadería de subsistencia, producto de una propiedad insuficiente, excesivamente parcelada y dispersa, con la mayor parte del territorio ocupada por superficies forestales ganaderas de aprovechamiento comunal. La propiedad privada se destinaba a praderío y en cantidad equivalente a tierras de cultivo (cereales de invierno y leguminosas).
Los archivos municipales han permanecido con frecuencia relegados a un segundo y olvidado plano. En ellos se conserva el conjunto orgánico de documentos que los Ayuntamientos han producido y recibido en el ejercicio de sus funciones, reflejo de la gestión administrativa y de su relación con los ciudadanos a lo largo del tiempo. Constituyen por tanto, además de un instrumento de gestión cotidiano, un medio formidable de recuperación de la memoria histórica. Someramente, voy a tratar de comentar diferentes aspectos de ese devenir de los archivos, víctimas también en tiempos de conflicto y violencia. Para ello me he centrado sobre todo en el archivo del Ayuntamiento de Reinosa, aunque otros sufrieran efectos semejantes.
La fundación de esta institución asistencial, con algunas matizaciones y salvando la distancia cronológica, pudo tener un principio similar al que tuvieron los hospitales medievales ubicados en las rutas de peregrinación para acogida de caminantes. Reinosa ocupaba un punto intermedio en una vía de comunicación con gran afluencia de transeúntes ya a partir del siglo XVI, quienes sin duda, plantarían un serio problema social para una población de escasa densidad demográfica. Esta situación se verá agravada al representar además el centro geográfico de una comarca con un equilibrio económico ligado a las labores del campo y, por tanto, sujeta a diversos avatares (climáticos, sequías, pestes...) que al menor contratiempo colocaban a sus habitantes al borde de la ruina y les obligaba recurrir a la caridad.
A partir de 1980, existió en España un enorme interés por recuperar el patrimonio fotográfico y elaborar una historia de nuestra fotografía. Desde ese momento y gracias al tesón de muchos historiadores especializados, las imágenes fotográficas, siempre entendidas como objetos modestos y poco importantes, pasaron a ser consideradas atractivos documentos históricos, y desde los diferentes estudios que fueron publicándose, aparecieron autores fotográficos cuya obra permitía comprender la importancia que en el pasado tuvo la Fotografía en sus múltiples usos sociales y culturales.
Tal y como entendemos hoy la publicidad, no tiene nada que ver con la primitiva publicidad que se insertaba en los periódicos de finales del siglo XIX, a través de ésta podemos ir comprobando como la sociedad va evolucionando lentamente, como sus usos y costumbres varían de una sociedad tradicional a una más moderna y burguesa. Este cambio de mentalidad que iremos viendo, se acentúa mucho más en nuestra ciudad cuando Reinosa cuente con una industrialización mayor, que hace que sus transformaciones sean más drásticas, al recibir inmigrantes de las provincias limítrofes con la comarca.
Durante la edad moderna y contemporánea en la villa de Reinosa, como en otras localidades, se crearon y desarrollaron diferentes fundaciones que dieron lugar a instituciones cuya labor se ha prolongado en ocasiones hasta la actualidad.
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