En el siguiente artículo queremos fijarnos en algunos fenómenos violentos derivados de factores diversos (avatares políticos y desequilibrios sociales) y su incidencia en la comarca campurriana entre 1821 y 1941. A raíz del triunfo liberal (1820-23) se produjeron una serie de reacciones conservadoras, cuya manifestación más clara fueron las guerras civiles Carlistas. Vicente Fernández Benítez, que ha estudiado el tema en Cantabria, apunta varios aspectos y fases de estas respuestas contrarrevolucionarias.
¿Ha cambiado mucho la actividad profesional de los campurrianos desde mediados del siglo XVIII hasta nuestros días? Sin duda, las mayores transformaciones, aquí como en otras comarcas, se han producido a lo largo del siglo XX. Pero su quehacer cotidiano no se diferenciaría demasiado del de nuestros abuelos, a comienzos de siglo, salvo que éstos ya disfrutaban de nuevos adelantos técnicos como el ferrocarril o la incipiente energía eléctrica, por ejemplo.
El año 1895 se inauguró en Reinosa y su comarca con un gran temporal de nieve que batió la villa durante los meses de enero y febrero; en palabras de Ramón Sánchez Díaz era "tan grande la friura, ha bajado tanto el barómetro, que se han helado los ríos, las capas de nieves y las epidermis".
No es habitual en Reinosa, a finales del presente siglo, reparar en la actividad ganadera del municipio. De una parte, porque el número de propietarios de ganado es tan escaso, -seis en total- que representan un porcentaje mínimo, y desdeñable en cualquier estadística, en relación con los habitantes dedicados al resto de actividades productivas. Por eso, tanto el visitante como el residente sólo podrán observar algunas decenas de vacas y caballos en sus paseos por la ciudad y únicamente si se desplazan a ciertas zonas de las afueras.
El crecimiento demográfico que de los años 1920 a 1930 tuvo la ciudad de Reinosa, y que paso de 4.180 a 8.606 habitantes (1), obligó al Arzobispo de la sede metropolitana burgalesa -de la que dependía Reinosa- el Excmo. Sr. D. Manuel de Castro y Alonso, a buscar ayuda de religiosos para que colaborasen con los sacerdotes seculares en la promoción espiritual de los fieles. Los reinosanos pedían una comunidad religiosa(2), y aun concretaban su petición en los Carmelitas Descalzos (3). El Prelado burgalés, terciario de la Orden, vio muy bien esta petición.
La prensa de Cantabria, como toda la prensa española, fue muy sensible ante el desarrollo de los conflictos coloniales promovidos en Filipinas, Cuba y Puerto Rico. También en nuestro modesto semanario EL EBRO dirigido por D. Demetrio Duque y Merino, que inició su publicación en 1884, años antes de que el problema colonial alcanzara su infausto desenlace, se observa ya esa exaltación patriótica como consecuencia de la, hasta entonces inédita, presunción de infortunio a nivel nacional y que ha dado lugar a detenidos análisis de cronistas y críticos contemporáneos:
"Es curioso observar, dice un comentarista, cómo la pérdida del continente americano, en tiempos de Fernando VII, apenas trascendió a la opinión española (...) en cambio la pérdida de las últimas islas provocó una de las más tremendas crisis de conciencia interior de nuestra historia. La derrota fue como una violenta pedrada en el tranquilo remanso de la restauración."
Este año que está ya iniciando su ocaso, se cumplen cincuenta de la muerte de un notable aviador campurriano, Joaquín Arozamena Postigo que, nacido en Mataporquera cuarenta y un años antes, participaría en uno de los tres extraordinarios raids con que la Aviación Militar paseó con gloria la bandera de España por cuatro continentes y los dos hemisferios, en 1927, volando a los puntos más lejanos de lo que había sido nuestro Imperio: América del Sur, el golfo de Guinea y las islas Filipinas.
La valoración historiográfica de la "Guerra de la Independencia" es unánime: constituye un hecho histórico fundamental en el nacimiento de la España contemporánea. Ya desde el siglo XIX, a partir de la obra del Conde de Toreno (1835) (1), todos los historiadores han considerado a esta guerra como un fenómeno complejo. Fue, a la vez, levantamiento, guerra y revolución", tres facetas de un mismo proceso que, como afirma el profesor Josep Fontana, no pueden aislarse para estudiarlas separadamente (2).
Dos imprentas tuvo Reinosa, fundadas ambas a finales del siglo XIX y de ellas descienden dos de las que actualmente mantienen su actividad; estudiaremos pues por orden de antigüedad la vida y avatares de las mismas, que no son otros que los de la sucesión generacional hasta el presente.
En ellas se han impreso dieciocho de los diecinueve semanarios, hojas y revistas que a través del tiempo se editaron en Reinosa. Pero vayamos por partes y hagamos un poco de historia de la primera, que no por conocida, dejaremos de tratar.
Comentarios recientes