Estos ingenios de molturación, a medio camino entre la artesanía y la ingeniería industrial, surgen sobre las corrientes fluviales del valle, ya sean permanentes o estacionales, de la necesidad forzosa de transformar en harina los cereales y ciertas leguminosas. El trigo, el centeno y la cebada sólo son panificables si previamente han sido sometidos a molienda y convertidos en harina. Lo mismo sucede con determinados piensos (yeros, ricas y habas) destinados a la alimentación animal. Las comunidades campesinas de Valderredible, con una economía agropecuaria y un sistema alimentario basado en cereales panificables, hubieron de dotarse, por tanto, desde los tiempos remotos, de estos ingenios hidráulicos conocidos como molinos harineros.
Roberto Lacalle Calderón, Fernando Prieto Serrano, Juan Antonio Santiago Muriel, Pedro Luis Serrano Gómez y Laura Valdizán Arcera
Vengo de moler morena
de los molinos de abajo.
Duermo con la molinera,
no me cobra el trabajo
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Ocultos, sencillos y grandiosos, silenciosos, desconocidos y sin duda únicos, los molinos y batanes, electras y más molinos, aprovechamientos hidráulicos todos, se presentan como la enésima de las sorpresas que de la mano del Ebro, aún nos depara Campoo. A la vera del río entre los ríos, aquí donde todavía es casi arroyo, se extienden desde Fontibre hasta Requejo, puerta del pantano, cerca de una docena de ingenios, que en tiempos pasados con el ruido de sus piedras animaban la vida campurriana.
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