En este año 2001 se cumple el 250 aniversario de la construcción de una importante obra de ingeniería innovadora en su tiempo y que marcó pautas en el arte de construir caminos por trazados difíciles, cuando aún faltaban 50 años para que se creara el Cuerpo de Ingenieros de Caminos. Entre 1749 y 1753, el Camino Real de Reinosa fue tomando forma y configuró la salvaguarda del futuro florecimiento de la ciudad de Santander y de su puerto.
En esta nuestra revista y en su número 15, se publicaba un estudio de Don José Calderón Escalada titulado “Lenguaje popular de la Merindad de Campoo”, hasta entonces inédito. Se trata de lo que él consideró como un estudio preliminar, y así lo hace constar, y que comprendía en el primer capítulo entre la totalidad de la obra que consta, además, de un vocabulario como segundo capítulo; el tercero está dedicado a los toponímicos más usuales y en el cuarto al “Refranero de la Merindad de Campoo”, que fue publicado en el número ocho de esta misma revista.
En este trabajo pretendo hacer algunas reflexiones acerca de los significados del don y el contradón en las comunidades rurales tradicionales. Para ello estableceré las conexiones existentes entre la lógica del don y el contradón y lo que en otro lugar he denominado la "lógica social del complejo doméstico-comunitario" y su correspondiente "subsistema simbólico-ideacional'' (Montesino, 1995a), sobre los cuales, a mi juicio, se asentaban las formas locales de explotación y sus fundamentos productivos y reproductivos, así como los vínculos morales y sociales de las personas y los grupos domésticos que conformaban el tejido comunitario de las comunidades rurales de la Cantabria tradicional y, por consiguiente, también del ámbito campurriano, durante la primera mitad del pasado siglo, período en el que los vestigios del viejo orden tradicional existentes en el nivel microsocial aún coexistían con los cambios macrosociales que se estaban produciendo en los espacios agrarios como consecuencia de los procesos de modernización e inserción (subsundón formal y real) de la agricultura tradicional en el nuevo modelo capitalista de desarrollo agrícola.
Como lector de Cuadernos de Campoo he echado en falta en los artículos publicados un mayor número de referencias al Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Considero que los fondos de este archivo son una de las mejores fuentes para los estudios de historia local y más en algunos casos, como el de Reinosa, donde el archivo municipal se ha perdido.
Salas de barquines y del mazo. Ceballos Cuerno, 1999
INTRODUCCIÓN
Las ferrerías eran unos establecimientos donde se elaboraba el hierro de forma artesanal siguiendo el denominado "método directo", al igual que en la mayor parte de las dispersas por Cantabria y España, hasta su cierre definitivo estimado documentalmente en nuestra región en 1875. Método que consistía, básicamente, en mezclar vena o mineral de hierro, lo más triturado posible, con carbón vegetal, en un horno que alcanzaba unos 1.200 °C. En él se colocaban capas alternas de combustible y de vena, y una vez finalizado el proceso de fundición, se forjaba sobre el yunque obteniéndose un hierro de bajo contenido en carbono, maleable, fácil de manipular y de muy buena calidad, aunque caro, era el "hierro dulce" (Ceballos Cuerno, 2001.137 y ss.).
Daniel Guerra de Viana y María Elena Marchena Ruiz
El presente trabajo trata de dar a conocer las pinturas murales góticas existentes en Mata de Hoz, La Loma y Las Henestrosas, en Valdeolea, uno de los pocos ejemplos de su estilo en Cantabria y que fueron descubiertas al desencalar los ábsides de las iglesias en la últimas décadas. La primera manifestación pictórica de esta época que se descubrió e investigó en la zona, no en tierras de Cantabria pero en relación directa con las de Valdeolea, fueron las representaciones murales de la iglesia de S. Felices de Castillería, en el norte de Palencia cuyo estudio hizo Miguel Angel García Guinea en 1951 y que ha servido de base para trabajos posteriores.
Fotografías de abril de 2011. Un paseo por los alrededores del Ebro, disfrutando el comienzo de la primavera.
Dichos: La primavera la sangre altera, aguanta los escarpines.
Medio siglo ha transcurrido desde que, en los más duros años de la posguerra, se finalizaran las obras del embalse del Ebro. El pantano formaba parte de un plan de racionalización del régimen del río que debía beneficiar al regadío riojano y aragonés. Pero los efectos inmediatos en la zona embalsada no podían ser igual de provechosos.
Alrededor de 60 kilómetros de superficie inundada por 600 millones de m3 de agua cubrieron completamente los pueblos de Medianedo, La Magdalena, Quintanilla y Quintanilla de Bustamante y afectaron, en mayor o menor medida, a Las Rozas, Renedo, Villanueva, Llano, Orzales, Arija, Quintanamanil y La Población.
De entrada, el movimiento subversivo contra la República en Cantabria estuvo mal planificado y peor ejecutado. Se dejaron muchos cabos sueltos, fiándose el entramado al voluntarismo de ciertas personas, especialmente militares, a los que se les suponía que con sólo publicar el bando de Mola, quedaría la región incorporada al Movimiento. Esta confianza se basaba en la apreciación errónea, fruto de una generalización simplista de Santander, como provincia conservadora.
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