La fundación de esta institución asistencial, con algunas matizaciones y salvando la distancia cronológica, pudo tener un principio similar al que tuvieron los hospitales medievales ubicados en las rutas de peregrinación para acogida de caminantes. Reinosa ocupaba un punto intermedio en una vía de comunicación con gran afluencia de transeúntes ya a partir del siglo XVI, quienes sin duda, plantarían un serio problema social para una población de escasa densidad demográfica. Esta situación se verá agravada al representar además el centro geográfico de una comarca con un equilibrio económico ligado a las labores del campo y, por tanto, sujeta a diversos avatares (climáticos, sequías, pestes...) que al menor contratiempo colocaban a sus habitantes al borde de la ruina y les obligaba recurrir a la caridad.
El canto y el baile constituyen una actividad que nace con el hombre, que es consustancial a él. Se puede afirmar que no existe ni existió pueblo que de alguna manera no use la música en alguna de sus variantes o para una u otra actividad, y desde tiempos muy remotos se vio el beneficio que sobre el hombre ejerce. Ya los griegos hablaban del “Men sana in córpore sano” creyendo a la música buena para la primera junto a las matemáticas en la que se basa en gran parte, y el deporte para la segunda como ya sabemos puesto que nos dejaron las olimpiadas de las que también existía las musicales de cantores y tañedores de instrumentos, aunque éstas menos conocidas.
Reinosa, la hidalga ciudad campurriana, con casonas de fachadas señoriales y dorados blasones, puede enorgullecerse de haber sido cuna de ilustres y esclarecidos varones, que brillaron con luz propia en sus trayectorias profesionales y políticas, como la judicatura, la política o la milicia. Tales como D. Francisco de Güemes y Horcasitas -Primer Conde de Revilla Gigedo- que fue capitán general, Gobernador de Cuba y Virrey de Méjico. Don Manuel Negrete de la Torre -Segundo Conde de Campo Alanje-, también capitán general y hábil diplomático. Don Saturnino Calderón Collantes, hombre de leyes, diplomático y político avezado. Don Darío Diez Vicario -valeroso militar que fue general del Ejército y murió heroicamente en la Guerra de África. Entre otros que podíamos enumerar.
Y Don Fernando Calderón Collantes -Marqués de Reinosa- ilustre jurista y destacado político, a quien nos vamos a referir seguidamente en este artículo.
Los archivos municipales han permanecido con frecuencia relegados a un segundo y olvidado plano. En ellos se conserva el conjunto orgánico de documentos que los Ayuntamientos han producido y recibido en el ejercicio de sus funciones, reflejo de la gestión administrativa y de su relación con los ciudadanos a lo largo del tiempo. Constituyen por tanto, además de un instrumento de gestión cotidiano, un medio formidable de recuperación de la memoria histórica. Someramente, voy a tratar de comentar diferentes aspectos de ese devenir de los archivos, víctimas también en tiempos de conflicto y violencia. Para ello me he centrado sobre todo en el archivo del Ayuntamiento de Reinosa, aunque otros sufrieran efectos semejantes.
La intervención administrativa central: merindades y corregimiento; partido, intendencias y provincias
La administración territorial de ámbito puramente local y sus órganos representativos -aldea/barrio, concejo, hermandad y ayuntamiento- se vieron sometidos, ya desde la Edad Media, a la intervención del poder central de la Corona y del Estado. Esta intervención, fruto de la paulatina centralización de los órganos de gobierno y la consiguiente territorialización de las funciones administrativas, se manifiesta, a partir del siglo XIII, a través de diversas instituciones de carácter administrativo, entre las que destacan, siguiendo un orden cronológico de su constitución y funcionamiento, las merindades, los corregimientos, los partidos, las intendencias y las provincias.
En los últimos años el yacimiento arqueológico de Julióbriga ha sido el punto de partida de numerosas investigaciones que han visto la luz en diferentes publicaciones. Aprovechando el importante soporte que proporcionan las excavaciones, se han elaborado trabajos tanto de carácter arqueológico como histórico. Muchos de ellos se han documentado en las publicaciones anteriores a 1980, año en el que un equipo de profesores de la Universidad de Cantabria asumió la dirección de las excavaciones y retomó los trabajos de campo abandonados en los primeros años de la década de los sesenta. Con el presente artículo se pretende hacer un recorrido historiográfico por los diferentes hitos de las investigaciones, desde las teorías respecto a la ubicación de Julióbriga hasta las diferentes etapas en las que se desarrollan excavaciones arqueológicas.
El pantano forzó a las familias a buscar una nueva vida fuera de Campoo
A mediados del siglo XIX Ángel de los Ríos y Ríos idea la primera obra de aprovechamiento del caudal de los ríos en Campoo: un proyecto de encauzamiento y riego del río Híjar desde Riaño hasta Reinosa y un segundo proyecto que incluía el Valle del Virga. Todo este proyecto lo fue desarrollando después de haber viajado a Francia donde acudió a especialistas para curar su sordera. Su proyecto fue rechazado, pero quizás hubiera cambiado la forma de vida de los valles con un aprovechamiento más rentable de la tierra y una mejor explotación ganadera. Ese fue el primer germen de lo que luego sería la gran obra de aprovechamiento hidráulico: el pantano del Ebro.
En uno de mis viajes a Reinosa, paseando por la acera enfrente de los jardines de Cupido, llamó mi atención un rótulo nuevo que dedicaba la calle de "Sanjurjo" a "Gerardo Diego".
Cuadernos de Campoo
Época II. Año II. Número 4. Septiembre 2009
Cuadernos de Campoo es una publicación de la Casa de Cultura “Sánchez Díaz”
Equipo asesor: Jesús Allende Valcuende, Manuel García Alonso, Javier González Díez, Daniel Guerra de Viana (Coordinador), Joaquín Gutiérrez Osés, Mª Elena Marchena Ruiz, Encarnación-Niceas Martínez Ruiz
Fotografía de cubierta: "Triguero (Miliaria calandra)" de Ángel Álvarez González
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