Principal Cuaderno Nº 23 Índices

La arquitectura religiosa en Campoo durante la Edad Moderna. Sus artífices

Isabel Cofiño Fernández


Durante la Edad Moderna la situación administrativa y eclesiástica de la provincia de Cantabria era muy compleja, debido a que aún no se había configurado dicha provincia como tal y a que los territorios que la conforman en la actualidad se encontraban bajo el control de cuatro obispados diferentes. Esto dio lugar a que Campoo estuviera vinculado desde un punto de vista administrativo a Palencia, mientras que su adscripción al arzobispado burgalés hizo que en lo religioso estuviera relacionado con Burgos.
La inclusión de Campoo dentro del arzobispado burgalés explica que las construcciones de carácter religioso que se realizaron durante esa época en ese territorio estuvieran en manos, fundamentalmente, de canteros llegados desde la zona norte de dicho arzobispado, también conocida como "Montañas Bajas", término con el que se designaban a todas aquellas localidades cuyos ríos vertían aguas al mar Cantábrico. De hecho, se puede afirmar que durante el siglo XVII las construcciones eclesiásticas estuvieron monopolizadas por maestros oriundos de Trasmiera y, más concretamente, por los procedentes de las juntas de Cudeyo y Ribamontán.
Iglesia de ArgüesoEste fenómeno no fue exclusivo de Campoo, sino que también se hizo extensivo a todo el ámbito de las Montañas Bajas, de nodo que tras el desarrollo que experimentó la cantería en la unta de Voto a lo largo del siglo UVI, con la llegada de la nueva centuria estos canteros fueron relegados a un segundo término ante el protagonismo que empezaron a cobrar los maestros de Cudeyo y de Ribamontán. A pesar de esto, durante el siglo XVII un se tienen noticias de artífices oriundos de Voto trabajando en tierras campurrianas. Tal es el caso de Andrés de la Maza Rada, de Bádames, quien en 1644 recibió carta de pago por la construcción de la sacristía de la iglesia de San Sebastián de Reinosa, en la que había intervenido junto a Pero García de los Corrales. Asimismo, se tiene constancia de que otros maestros de Voto, como Diego de Zorlado, siguieron tomando parte en empresas de carácter civil.
Sin embargo, tal y como acabamos de señalar, las construcciones religiosas acometidas durante el siglo XVII en Campoo estuvieron controladas por los canteros de las juntas de Cudeyo y Ribamontán. Muestra de ello es la presencia de Juan de Orejo y Juan de la Hoz, naturales de Orejo y Anero, respectivamente, interviniendo en diversas obras que se acometieron en edificios religiosos de este territorio. El primero de estos artífices realizó en 1614 la sacristía de la iglesia de La Lomba y nueve años más tarde la capilla de Santa Lucía del templo de Villar, mientras que Juan de la Hoz se hizo cargo en 1621 de la construcción de una capilla en la parroquia de Requejo.
Iglesia de Valdeprado del RíoEn la nómina de artistas que trabajaron en ese momento en Campoo también encontramos familias enteras de maestros trasmeranos. Uno de los ejemplos más claros en este sentido lo constituyen los Agüero, cuyos componentes acometieron diversas empresas arquitectónicas en las parroquias campurrianas durante la primera mitad del siglo XVII. Así, Gregorio se encargó de las obras que se llevaron a cabo en la iglesia de Salces en 1633, mientras que Pedro realizó una escalera para la de Entrambasaguas y Martín tomó parte en las labores de cantería que se emprendieron en la iglesia de Valdeprado del Río en 1655.
Alguna de estas familias de canteros continuaron su actividad a lo largo de la siguiente centuria. Esto es lo que ocurrió con los Perales, familia oriunda de Pámanes, de quienes ya se tienen noticias en 1633, momento en que Juan de los Perales se hizo cargo de las obras que se acometieron en la ermita de Santiago de Aldea de Ebro. Trece años más tarde este mismo artífice tomó parte en la realización de la sacristía de la iglesia de Polientes, mientras que otros dos miembros de su familia, Vicente y Tomás de los Perales, intervinieron en la parroquia de Valdeprado del Río en 1661 y 1682, respectivamente. Esta labor fue continuada a lo largo de la primera mitad del XVIII por José de los Perales, quien en 1728 se presentó al remate de la reedificación del tejado y los muros de la iglesia de San Miguel Arcángel de Quintanilla de An. Un año más tarde este mismo maestro se encargó de las labores de cantería que se iban a hacer en la sacristía de la iglesia de Valdeprado del Río.
Otro caso destacado es el de la familia Corrales, natural de Orejo. Tenemos constancia de que durante la primera mitad del siglo XVII ya se encontraba trabajando en Campoo Pedro de los Corrales Navarro, encargado del diseño y realización de la capilla del Cristo de la iglesia de San Sebastián de Reinosa. Años más tarde, en 1690, dio comienzo la actividad de Francisco de los Corrales Navarro, cuya carrera profesional se prolongó hasta los primeros años del XVIII.
Iglesia de SotoLa figura de este maestro resulta muy significativa no sólo por el gran número de empresas arquitectónicas que llevó a cabo, sino también porque gran parte de las mismas las realizó en compañía de un artista de su misma localidad de origen: Pedro del Valle. Entre las diversas obras que hicieron conjuntamente estos dos artífices debemos destacar las realizadas en 1706 en las iglesias de Argüeso y de San Martín de Soto, pues el modelo de planta de salón que introdujeron en ambos edificios evidencia el carácter retardatario que tuvieron ambos arquitectos, ya que en pleno siglo XVIII continuaron empleando un tipo de planta propia del último gótico.
A pesar de que estos dos maestros coincidieron en un gran número de construcciones religiosas en Campoo, la labor de Pedro del Valle no se limitó sólo a este territorio, a diferencia de lo que ocurrió con Francisco de los Corrales, pues compaginó su trabajo en tierras campurrianas con el que llevó a cabo en las Montañas Bajas del arzobispado de Burgos. Así, la primera obra que se conoce de Pedro del Valle tuvo lugar a principios del XVIII en la ermita de San Miguel de Entrambasaguas, mientras que entre 1729-1732 se puso al frente de la reedificación del santuario del Carmen de San Martín de Toranzo.
Iglesia de Valdeprado del RíoAl igual que Pedro del Valle hubo otros muchos maestros trasmeranos que compaginaron su actividad en tierras campurrianas con la que llevaron a cabo en las Montañas Bajas del arzobispado de Burgos. Tal es el caso de Mateo de la Sierra, natural de Solórzano, quien después de hacerse cargo entre 1724 y 1731 de la realización de diversas labores de cantería en la iglesia de Valdeprado del Río, tomó parte en una obra que se acometió en 1758 en su pueblo natal. Lo mismo puede apuntarse con relación a José Gandarillas, ya que tras intervenir en diferentes empresas arquitectónicas en el valle de Toranzo y en Pámanes (localidad en la que había nacido), trabajó en 1748 en la ermita de Nuestra Señora de las Torres de Rasgada de Valderredible.
Otro miembro de la familia Gandarillas que desarrolló su actividad en Campoo fue Francisco, si bien, a diferencia de José no se conoce ninguna otra intervención suya fuera de los límites de este territorio, donde fue responsable de la realización de diversas labores de cantería que se hicieron en los años cuarenta en las iglesias de Moroso y Valdeprado del Río. Asimismo, la presencia de los maestros trasmeranos en la comarca campurriana también se constata en las obras acometidas en el templo de San Sebastián de Reinosa, de modo que la construcción de la torre, emprendida en 1715, recayó en Juan Antonio de Palacio, de Güemes. Años más tarde, en 1754, este artífice fue sustituido en los trabajos que se estaban realizando en dicha parroquia por Francisco de las Cavadas, natural de Ánaz.
Iglesia de SotoAunque los maestros trasmeranos tuvieron una presencia mayoritaria en las obras de carácter religioso acometidas en Campoo, junto a ellos trabajaron otros procedentes de otras localidades, especialmente del valle de Buelna. Así, la asistencia de Juan de Ceballos, oriundo de Rivero, al remate del campanario de la iglesia de Santa María de Aguayo, celebrado en 1683, parece demostrar que en los años finales del siglo XVII empezaron a llegar a Campoo los primeros artífices de ese valle, si bien, su presencia no fue relevante hasta los años centrales de la siguiente centuria.
Esta afluencia de los canteros de Buelna al territorio campurriano debe ponerse en relación con el desarrollo que empezó a experimentar la cantería en las Asturias de Santillana en los primeros años del XVIII, como consecuencia del progresivo traslado de los centros de producción arquitectónica de oriente a occidente de la provincia de Cantabria a lo largo de toda la Edad Moderna. Este hecho permitió que surgieran en esa zona un gran número de talleres de diversa relevancia, entre los que se encontraba el conformado por los maestros del valle de Buelna.
En el ámbito de la arquitectura religiosa debemos destacar la labor desarrollada por Manuel Ruiz de Quijano, miembro de una familia de canteros procedente de dicho valle. Al igual que había ocurrido con otros artífices trasmeranos, Manuel Ruiz desarrolló parte de su carrera profesional en su localidad natal y en comarcas cercanas a ésta como Sierra Elsa, donde se encontraba en 1754 actuando como testigo de la escritura de obligación que se suscribió para la construcción de la capilla mayor de la iglesia parroquial. Ese mismo año se trasladó a Campoo para realizar las trazas v condiciones de la sacristía de la iglesia de Hoz de Abiada. Finalmente, en 1765, acometió diversas obras de cantería en las ermitas de San Antonio y de Nuestra Señora del Campo de Villar y en la parroquia de Naveda.
Iglesia de La LombaOtro maestro de Buelna que compaginó su actividad en las localidades próximas a su solar de origen con su trabajo en Campoo fue Manuel Díaz de Quijano, a quien hallamos trabajando en La Lomba entre 1747-1750 dirigiendo la construcción de la capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario en su iglesia parroquial. Asimismo, José García de los Salmones fue otro de los miembros de una familia de canteros oriundos del valle de Buelna que tuvo oportunidad de trabajar en la comarca campurriana, donde se encontraba en los años setenta como responsable, en compañía de José González de Rioseco y Francisco González de Rivas, de las labores de cantería que se hicieron en la ermita de Nuestra Señora de los Palacios.
La afluencia de los maestros oriundos de Trasmiera y del valle de Buelna a Campoo pudo incidir en el escaso desarrollo de la cantería local, situación que contrasta con lo 'acontecido con la carpintería, pues parece ser que la mayor parte de los artífices locales se dedicaron a este oficio, de modo que los maestros carpinteros, salvo raras excepciones, procedían de la comarca, en donde existía un núcleo importante en Reinosa y Fresno.
Iglesia de Valdeprado del RíoNo obstante, tenemos noticias de la existencia de algún tracista natural de Campoo, como Juan Díez de Bedoya, quien se encargó en 1713 del diseño y la dirección de la construcción de la ermita de Nuestra Señora del Abra. En 1720 este maestro dio las trazas para la reparación de la ermita de Nuestra Señora del Soto del Reinosilla y tres años después se hizo cargo del reconocimiento de una capilla de la iglesia de esa localidad.
Sin embargo, esta situación parece que fue excepcional, de modo que las obras acometidas en los edificios religiosos de las tierras campurrianas a lo largo de la Edad Moderna no recayeron, por lo general, en canteros locales. Por contra, estas empresas arquitectónicas estuvieron controladas por maestros procedentes de Trasmiera (especialmente de las juntas de Cudeyo y Ribamontán) y del valle de Buelna, de modo que los trasmeranos monopolizaron la mayor parte de las construcciones religiosas que se realizaron en Campoo a lo largo del siglo XVII, mientras que los canteros de Buelna fueron adquiriendo un papel más relevante a medida que avanzaba la siguiente centuria.


FUENTES*

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A.H.P.C. Secc. Protocolos. Ante José Francisco Lafuente Isla y Melchor Quijano.


BIBLIOGRAFÍA

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PORTILLA ARROYO, L: Arquitectura rural: Catalogación y estudio de las ermitas campurrianas. Memoria de licenciatura inédita. Santander.
* Sólo se incluyen las fuentes inéditas.




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2003, Jose L Lopez