Edición: 1ª ed., 1ª imp.
Fecha Edición: 09/2010
Publicación: González Moreno, Javier
Fotografías: Fotos Boyet, Miguel de Celis, Foto Gumer, Barriuso y distintas coleccions privadas
Prólogo: Sergio Balbontín
Descripción: 340 p. il. col. 30x21 cm
Encuadernación: cart.
Una de las manifestaciones más características de la comarca campurriana, dentro del folclore representado por la música, el canto y el baile, es la figura de la panderetera que, aunque es un personaje presente en toda Cantabria y en la mayor parte del norte de España (se extiende por León, Zamora, Salamanca, hasta el centro de la meseta, según Hoyos Sainz), es sin embargo en Cantabria y Campoo donde adquiere un relieve especial. La panderetera no es simplemente una mujer que toca un instrumento, sino que a su ritmo canta unas coplas que, en muchas ocasiones, ella misma ha compuesto. La figura de la panderetera es una institución que tiene una acusada personalidad dentro del folclore local.
Real como la vida misma. Esa, expuesta con radical simplicidad, podría ser una primera conclusión de alguien que se aproxime al conocimiento de las vicisitudes del Ferrocarril de La Robla en sus casi ocho décadas de existencia. A lo largo de una dinámica de desarrollo similar a la de un organismo vivo que nace, se desarrolla y muere, la vida del Hullero enhebra -con gran potencial didáctico, por cierto- aspectos propios del emprendimiento empresarial, motores de su existencia, con los organizativos y tecnológicos, materializados en los activos ferroviarios que sostuvieron su actividad, y, desde luego, con los socioeconómicos que caracterizan la inevitable interacción de una línea férrea con el territorio que atraviesa.
En lo sucesivo abordaremos una breve semblanza de este ferrocarril, uno de los más interesantes en nuestro país.
Fotografías de agosto 2017 y alguna más tarde. Obsesión por las líneas geométricas y los espacios cerrados y convergentes.
Dichos: ¡Lástima que no te tarazaras bien los deos, a ver si hacías después las cosas con más aire!.
Colaboración de artistas locales y establecimientos comerciales como muestra de las posibilidades de unión entre distintos gremios para una promoción beneficiosa para todos, incluidos los espectadores
La Península Ibérica se caracteriza por su gran diversidad geográfica, pero en relación con la disponibilidad de agua presenta una característica común: la escasez del recurso. Bien sea por la insuficiencia de las precipitaciones, por su irregularidad o por el escaso desarrollo de las cuencas, una gran parte del territorio debe recurrir a la explotación de las reservas de agua subterráneas o a los de embalses que garanticen el suministro. La construcción de grandes presas se consideró siempre un elemento clave en el desarrollo económico de un país cuya agricultura requería del regadío para mejorar y modernizarse. El esfuerzo llevado a cabo en este sentido ha situado a España en el primer lugar del mundo por el número de grandes presas. Hay en la actualidad 1.300 embalses con una capacidad de almacenamiento de 54.304 hectómetros cúbicos, además de otros 120 en fase de estudio o construcción.
A diferencia de lo ocurrido en otras regiones norteñas, como Galicia, Asturias o el País Vasco, la primera industria cántabra del vidrio, hace ahora siglo y medio, eligió ubicarse en el interior, y no en la costa. Tan aparentemente anómalo, comportamiento parece haber obedecido, sin embargo, a muy poderosas razones, tanto técnicas como, sobre todo, empresariales. Porque lo cierto es que, ya desde finales del siglo XVIII, y apoyándose en la excelente formación química y mineralógica recibida en el entonces muy novedoso e ilustrado Real Seminario de Vergara, Luis Collantes y Fonegra, oficial de Marina retirado y conocido de Jovellanos (que hubo de visitar su casa reinosana y su colección de minerales en 1797), había descubierto en Las Rozas una mina de lignito de abundancia y calidad al parecer nada despreciables.
Las actuales provincias y comunidades autónomas españolas están conformadas por la suma de territorios que, a lo largo de los últimos dos mil años, han estado adscritos a diferentes entidades jurisdiccionales de perfiles, en muchos casos, bastante diversos de las actuales. Esto ha sido así en la más sencilla de las circunstancias, puesto que tampoco fue infrecuente en el pasado que fragmentos mayores o menores de esos mismos territorios pertenecieran simultáneamente, durante prolongados periodos de tiempo, a jurisdicciones de naturaleza diferente, ya fuera ésta eclesiástica, hacendística o militar.
El próximo mes de abril, el colegio "Concha Espina" cumplirá setenta y cinco años. Construido en los últimos tiempos de la dictadura de Primo de Rivera -las obras comenzaron a mediados de 1928-, fue oficialmente inaugurado el 14 de abril de 1931- (1) En una breve nota, el corresponsal de El Cantábrico en Reinosa escribía:
"Hoy han comenzado las clases en las escuelas de reciente construcción para niños. Se componen de seis grados, con un profesor por cada uno. Para cada grado se ha abierto matrícula de cincuenta niños, que hacen un total de trescientos. Mañana enviaremos detalles con el nombre de los profesores". (2)
Entre la documentación requisada a Ramón Sánchez Díaz depositada en el Archivo General de la Guerra Civil Española, con sede en Salamanca, aparece un ejemplar de una revista inédita denominada "El nene". Precisamente hace ahora cincuenta años de la creación en su vivienda familiar, la Casuca Ascensión, de la Casa de Cultura que lleva su nombre, el 2 de octubre de 1954 (1).
Se trata en concreto del número V, fechado en Reinosa el 12 de junio de 1887. "El nene" se subtitula «Periódico semanal y festivo literario (...) el único semanario de tamaño colosal».
Comentarios recientes