75 años de Cenemesa en Reinosa

VV. AA.

La vocación eminentemente industrial de Reinosa parte del año 1917, en que se instaló La S.E. de C. Naval por razones estratégicas para la fabricación de armamen­to, estando la actividad local anterior basada más en el merca­deo, al ser Reinosa paso obligado desde Castilla al mar, para el movimiento de grano entre la meseta y la costa.
 
Deposito de agua, patio CENEMESA
 
 
FUNDACIÓN
 
La actual fábrica de Cantarey Reinosa S.A. inició su an­dadura el día 18 de junio de 1930 bajo la denomina­ción social de Constructora Nacional de Maquinaria Eléctrica S.A., en siglas CENEMESA. Se fundaba esta sociedad en Madrid con un capital de 12 millones de pesetas, aportado en un 30,6% por SECEM, Sociedad Española de Construcciones Elec­tromecánicas, que además aportó igualmente los terrenos sobre los que se asentó la fábrica construida en Córdoba. La Sociedad Española de Construcción Naval (actualmente propiedad del grupo Vasco Sidenor), aportó el terreno en que actualmente se encuentra Cantarey Reinosa S.A. junto con un 22,2% del capital suscrito. Con el mismo porcentaje accionarial participó el Ban­co de Bilbao (actualmente Banco de Bilbao Vizcaya Argentaría). La participación tecnológica corrió a cargo de Westinghouse Electric Corporation además del 16,7% del capital, junto con la de Le Materiel Electrique con un 8,3%. Ambas aportaron sus pa­tentes y asistencia técnica.
 
 
LAS DIFICULTADES INICIALES
1933. Vista de la fábrica recién construidaComenzó la fábrica su actividad marcada por las crisis de los 30, dedicada a la fabricación y reparación de maquinaria eléctrica, principalmente motores y trans­formadores. En esta etapa se introdujo en clientes tan importan­tes como el Metro de Madrid o la Compañía de Caminos de Hie­rro del Norte de España, posteriormente absorbida por Renfe. El final de la década estuvo muy condicionado por la guerra civil española, hasta el punto que la fábrica fue bombardeada, y des­truida buena parte de sus instalaciones.
 
La década de los 40 es una época marcada por la escasez, la reconstrucción y por un fuerte sentido de superación. Durante la posguerra se reconstruye parte de la fábrica, se incrementan los contactos con WELCO, se organiza el departamento Comercial de la Sociedad y se instala la Escuela de Formación Profesional dentro de la Fábri­ca, lo que conduce a las primeras promo­ciones de aprendices. Para entonces la fá­brica se había especializado en la fabrica­ción de motores de tracción, lo que inten­sificó las relaciones comerciales con Tran­vías de Vigo, Metro de Madrid, Renfe y CAF.
 
Desde sus inicios esta fábrica, como una división operativa de CENEMESA, se dedicó y especializó en la fabricación de motores de tracción y su reparación (loco­motoras eléctricas, unidades de tren, alternadores, generadores, etc.), de corriente continua con destino principalmente a ferro­carriles, metros y suburbanos, etc. Ha simultaneado la fabrica­ción de motores con generadores, tanto para locomotoras eléc­tricas como diesel, unidades de tren, motores para carretillas, etc. intensificándose las relaciones comerciales con todas las compañías de Tranvías de España, aún no unificadas en Renfe, Metro de Madrid, Fenwick, Macosa...
 
En esta misma década se fabricaron y vendieron un buen nú­mero de motores y generadores de corriente continua, sobre to­do motores tipo SK, con destino a Naval Sestao, La Maquinista Te­rrestre y Marítima, Worthington, Electrificaciones Nacionales, etc.
Se fabricaron también algunos alternadores de gran poten­cia, destacando uno de 3.260 KVA para Hidroeléctrica del Can­tábrico y otro de 3.000 KVA para Fuerzas Eléctricas de Navarra.
 
En la década de los 40 y los 50 se construyeron un total de 60 transformadores, siendo el de mayor potencia el construido para la Empresa Nacional de Electricidad, con 11.500 KVA.
 
 
 
CONSOLIDACIÓN INDUSTRIAL
Los años 50 se caracterizaron por la dificultad en el acopio de materias primas. No obstan­te CENEMESA sigue creciendo. En Reinosa se amplían dos naves, la que actualmente se dedica a montajes finales, y la dedicada hoy a al­macén de primeras materias. CENEMESA amplió su participación hasta el 40% en el capital de WEPESA (Westinghouse Proyectos Eléctricos S.A.), distribuidora de productos Westinghouse.
 
En 1955 se amplía capital, con la incorpora­ción del Banco Urquijo al accionariado. En esta década se absorbe la empresa Industrias Aguirena S.A., con sede en Erandio, Vizcaya, dedicada a la fabricación de grandes máquinas rotativas, tur­boalternadores, para centrales nucleares. Se reciben pedidos de Renfe para la fabri­cación de 60 locomotoras tipo Alshtom, do­tadas con 180 motores de tracción principa­les (TA-630) y 180 grupos auxiliares. En es­ta década se inicia en Reinosa la fabricación de motores para carretillas Fenwick. En los años 60 y 70 se produce una impor­tante transformación de la sociedad espa­ñola, iniciándose una nueva era industrial impulsada por los planes de desarrollo del Gobierno, con avances en todos los ámbi­tos. El capital social de CENEMESA asciende a 320 millones de pesetas a final de la década. A base de nuevas suscripciones de capital y emisiones de obligaciones se consigue soportar el fuer­te crecimiento de la producción. La fábrica aporta los motores entregados a Renfe para 14 locomotoras bitensión y 32 unidades de tren. Fenwick sigue siendo un cliente importante en este período, con más de 3.000 motores vendidos de diferentes po­tencias. La Tracción es la base de la producción de la factoría. Para Metro de Madrid se construyen de forma masiva los moto­res tipo 333-V, de 114 HP y 240 unidades del motor TCW-3124. Para Renfe y con tecnología Alsthom se entregan más de 100 mo­tores tipo TA-630, de 530 HP. Renfe, suburbanos y metros siguen siendo el destino de los productos CENEMESA. Cabe también destacar la gran cantidad de motores de corriente continua fac­turados a siderurgias nacionales, principalmente para trenes de laminación (Altos Hornos de Vizcaya, Uninsa, Ensidesa, Naval Reinosa, Firestone, Dimetal, Babcok Wilcox, Altos Hornos del Mediterráneo, etc.
 
Los motores industriales de corriente alterna tuvieron muy poco peso específico en esta etapa, con entrega de pocos moto­res, cuyo cliente principal era Industrias Aguirena, posterior­mente incorporada a CENEMESA. 
 
Aunque los condicionantes socio-políticos en España retrasasen los efectos fulminantes de la cri­sis del petróleo hasta 1975, el signo de la etapa es­taba marcado por las incesantes subidas de las ma­terias primas, la contracción de los mercados, y en el caso del sector de bienes de equipo eléctrico, por el retraso en la toma de medidas correctoras. El 2 de junio de 1970 la posición de Westinghouse en el accionariado se amplió hasta ser socio mayoritario, lo que provocó el cambio de denomina­ción social, pasando a ser Westinghouse S.A.
 
En 1972 Westinghouse Electric Co. amplió su participación en la compañía hasta el 70%.
 
El interés de la multinacional se basaba sobre todo en el gran volumen de crecimiento de las centrales nucleares, que aporta­ban a la compañía americana gran parte de sus ingresos. El ne­gocio de motores o transformadores era de menor importancia, a pesar de su buena evolución. La fábrica de Reinosa continua­ba siendo una división operativa de la compañía, como lo fue desde sus inicios, manteniendo en esta década los clientes, pro­ductos y volúmenes de la anterior. Para Metro de Madrid se construyeron unos 400 motores de corriente continua. El volumen de facturación de la compañía fue creciendo con un ritmo insospe­chado, superando en 1971 la barrera de los 2.000 millones de pesetas (en 1955 la facturación total fue de 100 millones de pe­setas). Al final de la década Westinghouse había absorbido las fábricas de Electrodo en Madrid y CEVA en Valladolid, creándo­se un Taller en Gijón para atender las necesidades de la zona en cuanto a reparaciones, servicios, etc.
 
El incesante crecimiento del volumen de pedidos en esta dé­cada y la siguiente aportó también nuevos diseños de motores de tracción de la mano de Mitsubishi, con la fabricación de los motores MB-3200, para locomotoras de Renfe tipo 269 y MB-3165 para unidades de tren con destino a las mismas locomoto­ras, se entregaron en dos años más de 500 moto­res tipo A-330 y A-331. Se entregaron también a Renfe grupos motor-generador de diferentes tipos: MG-108, MG-120-S, MG-138 y MG 151 AF.
 
Para la fábrica de Reinosa 1975 fue el año de mayor esplendor en cuanto a volumen de planti­lla, ocupando a 575 trabajadores.
 
CENEMESA no fue una excepción en la con­vulsión vivida por los mercados en los inicios de la década de los 80, caracterizada por la recon­versión industrial en España, y la recesión mun­dial que aún perduraba a consecuencia de la cri­sis del petróleo. Es en 1981 cuando se inician los primeros expedientes de regulación de empleo, que condujeron paulatinamente a reducciones de plantilla no traumáticas, lo que exigió un esfuerzo económico importante que desembocó en un endeudamiento considerable, terminando en una declaración de suspensión de pagos el 28 de octubre de 1983.
 
 
 
EL LEGADO DE WESTINGHOUSE
La moratoria nuclear y la ralentización del plan ferro­viario, principales destinos de los productos Westing­house en España, fueron el detonante para que ésta planease su salida del accionariado de la compañía, lo que coin­cidió con la declaración de la suspensión de pagos.
Terminaba aquí una larga etapa de adquisición de conoci­miento y utilización de una tecnología puntera en muchos sec­tores, cual era la facilitada por Westinghouse. Esta firma ameri­cana acompañó los destinos de CENEMESA desde su fundación, y fue el soporte constante de su intenso crecimiento. En el prin­cipio fue no solo la tracción, sino los transformadores, cuya fa­bricación se interrumpió definitivamente en 1958. Paulatina­mente se fueron adquiriendo conocimientos tecnológicos suficientes para la introducción en el sector industrial con soluciones de corriente continua para trenes de laminación, tecnología tan perfectamente asumida que incluso la fábrica vendió algu­nos motores con tecnología propia en este campo.
 
Se produjo una intensificación de contactos, hasta el punto de desplazarse a EE.UU. ingenieros que permanecían allí duran­te más de un año en proceso de formación. Otros de forma más esporádica para la búsqueda de soporte en proyectos concretos. La necesidad de entendimiento con los americanos despertó el interés por el inglés, facilitándose cursos a los empleados.
 
De la mano de Westinghouse la fábrica mantuvo contactos muy importantes a nivel tecnológico, destacando MELCO, ba­jo cuya licencia se fabricaron para Renfe una cantidad ingente de motores de tracción (c.c.). Se desarrolló el sistema de im­pregnación de motores a base de poliéster y resina epoxy.
General Motors también aportó conocimiento en la fabricación de alternadores y motores de tracción aislados con silicona cura­da. Los años finales de Westinghouse, la fábrica adquirió un elevado nivel informático desconocido en otras grandes em­presas. La programación era interna, mediante equipos propios en cada una de las fábricas de la compañía eje­cutándose los programas de forma centralizada en el centro de cálculo que Westinghouse tenía en Pittsburg (Pennsylvania) para todas sus fábri­cas en el mundo.
 
Fue una etapa larga, intensa, de gestión (cír­culos de calidad, análisis de valor añadido) y nue­vas soluciones organizativas, conformando todo ello nuevas actitudes en las personas, conoci­mientos y actitudes que las sucesivas genera­ciones han ido asimilando y transmitiendo, tanto a través de la Escuela de Aprendices como en el día a día. A falta de un inventario más completo, las cifras que siguen ilustran de forma incompleta, pero contun­dente, el paso de Westinghouse por la fábrica: entre 1930 y 1974, se construyeron en la fábrica 9293 motores para tracción, 5.981 motores de corriente continua y 1.753 y motores de corriente al­terna. En cuanto a generadores, en el mismo período se hicie­ron 693 de corriente continua y 383 de corriente alterna. En la década de los 40 y 50 se construyeron igualmente 60 transfor­madores, con una potencia global de 171.425 KVA, hasta que el producto se traspasó definitivamente a la fábrica de Córdoba. Es­ta capacidad tecnológica y las instalaciones, así como la actitud y tesón de los trabajadores, haría que multinacionales como Alsthom, Mitsubishi o ABB se interesasen por CENEMESA en 1988.
 
En 1984 Westinghouse S.A. fue adquirida por Arbobyl, gru­po financiero con sede en Las Seychelles, que lo gestionó du­rante dos años sin realizar ninguna aportación de capital. El 15 de febrero de 1985 Westinghouse S.A. levantó la suspensión de pagos, y el 2 de abril de 1986 modificó nuevamente su denominación social, volviendo a llamarse CENEMESA. En la mis­ma época, con escasa diferencia en el tiempo, y por razones si­milares, se unieron a la estrategia de Westinghouse las multi­nacionales del sector General Electric, también involucrada en centrales nucleares, y Brown Boveri, fabricante igualmente de grandes máquinas rotativas.
 
Las tres matrices dejaron el sector en muy buena situación desde el punto de vista tecnoló­gico, en momentos de recesión económica, pero con escasos recursos económicos. General Elec­tric cambió su nombre por CONELEC y la fábrica de Brown Boveri en Sabadell se llamaría desde entonces CADEMESA. Arbobyl, que adquirió con anterioridad sus acciones a Westinghouse, adqui­rió también las de CADEMESA y CONELEC, for­mando el Grupo CENEMESA.
 
En 1988 Arbobyl, propietario de un sector in­dustrial tan importante desde el punto de vista estratégico, inició un proceso de negociación pa­ra buscar compradores a todo el sector, en el que involucró a la propia Administración pública pa­ra la búsqueda de soluciones tanto a las deudas institucionales heredadas como para el necesario ajuste de la capacidad en el sector. El proceso fi­nalizó tras casi dos años de negociaciones, sien­do ABB el adjudicatario de todo el Grupo CENEMESA.
 
En cuanto a la actividad de la fábrica de Rei­nosa en el período 1981 a 1990, se vio mermada sensiblemente por la ralentización del plan ferroviario, por lo que se emprendió una etapa de potenciación de los motores C.A. de baja tensión, producto que abandonaba la planta de Erandio abocada al cierre. Aunque llenó algunos huecos de carga, ésta nunca fue una solución definitiva y fueron más los problemas derivados de su fa­bricación y comercialización que el beneficio aportado. Consecuentemente, la plantilla que en 1981 era de 498 personas, quedó reducida a 330 personas en julio de 1990. Las bajas fueron sucediéndose siempre de forma no traumática, a ba­se de prejubilaciones, traslados y algunas salidas voluntarias. Las últimas prejubilaciones, 65 per­sonas, se produjeron en vísperas de la adquisición por ABB, y como parte del acuerdo de com­praventa.
 
No obstante, tanto Renfe como Macosa, o Me­tro de Madrid, fueron los destinos de los motores de tracción en los 80, con los tradicionales MB-3200 de Mitsubhisi para locomotoras, MB-3165 para unidades de tren, D-77 para Macosa, ABS-3324 para Metro de Madrid y MB-3286 para Metro de Barcelona. Siguió el goteo de grupos motor-generador con destino a Renfe, y el área industrial siguió equipándose con motores tipo SKH, MC y MWR para trenes de laminación en Ensidesa, Al­tos Hornos, Babcock Wilcox, etc.
 
En 1984 y 85 se firmó un acuerdo con A.C.E.C. para fabricar motores de media tensión bajo su li­cencia, y se emprendieron acciones comerciales de choque. Fruto de estas acciones, tras la incor­poración de la tecnología A.C.E.C., tuvo la fábri­ca una importante participación en las inversiones efectuadas para remodelar el sector siderúrgico. Endesa se equipó con motores hechos en la fábrica, en su proyecto de mi­nas. Se fabricaron varias máquinas para Inespal, unas con desti­no a Venezuela y otras para sus plantas de laminación de alumi­nio en Amorebieta (Motores de 65 Tns.)
 
  
 
EL IMPULSO TECNOLÓGICO DE ABB
A pesar de las dificultades mencionadas, y en conso­nancia con las capacidades también citadas, el gru­po CENEMESA, con un elevado conocimiento tec­nológico y una nutrida cartera de clientes, fue objeto de interés de varias multinacionales durante casi un par de años: Alsthom, Mitsubishi y ABB. Culmina el proceso con la venta del grupo CE­NEMESA a la multinacional ABB el 1 de julio de 1990. La fábrica de Reinosa fue encajada en la or­ganización ABB como una división operativa de la compañía ABB Industria S.A., con sede en Bar­bera del Vallés, como otra más de sus múltiples actividades. Se efectuó una remodelación de las instalaciones, en pane estética y en parte produc­tiva. La primera etapa ABB fue de continuidad en la actividad de motores de tracción, aunque con menor peso que en el pasado, a la que pronto se unió la fabricación de motores de C.A. de media tensión, de diseño ABB para aplicaciones indus­triales. Para entonces la tracción ya contaba mo­tores de corriente alterna que vinieron a sustituir a los corriente continua, más pesados y por tanto más caros.
 
El motor estrella en este campo ha si­do el 4EBA, del que se han entregado más de 600 tándem para el Metro de Bilbao y Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña, junto con otros dise­ños como el de las loco's 252 (Siemens) para Ren­fe o para el Metro de Sao Paulo (ABB). ABB cu­bría todo el abastecimiento de la Península Ibéri­ca a través de la fábrica de Reinosa Además de la fabricación propia, se comercializaban motores de baja tensión fabricados principalmente en Fin­landia, dentro del mismo mercado.
 
Y es en el campo de los motores de corriente alterna de media tensión donde la etapa ABB fue más fructífera. La pertenencia al Grupo posibilitó la ampliación de conocimientos y medios tecno­lógicos, así como estructura organizativa, forma­ción en todas las áreas, métodos de calidad y en­foque en las necesidades de los clientes, metodologías de análi­sis, benchmarking y otras técnicas que enriquecieron, comple­mentándolas, las habilidades anteriores de la plantilla con la co­rriente continua.
 
Fue una época de decidido despegue en cuanto a la relación con el mercado industrial. Ello quedó patente a través del creci­miento de la cartera de clientes, a la que se sumaron compañías de elevado prestigio en el mercado Ibérico: Endesa, Repsol, Ertoil, Praxair, S.E.O., Foster Wheeler, Lurgi Aseó, GESA, Firestone, BASF Española, Pridesa, Abengoa y un larguísimo etc., que supuso la fabricación de 150 motores de todas las potencias, ten­siones y formas constructivas: síncronos y asíncronos, rotor bo­binado, o de jaula de ardilla, horizontales y verticales, y para in­finidad de aplicaciones: ventiladores, bombeos, compresores, molinos de cemento, extrusores, turbinas, etc. Se adquirió un gran conocimiento sobre los motores de corrien­te alterna de quienes en ese momento eran los lí­deres indiscutibles del mercado, y sobre la regu­lación de los mismos mediante convertidores y variadores de frecuencia. Por vez primera obtuvo la fábrica el certificado ISO 9001, que se ha ido re­novando sin interrupción.
 
En 1993 nuevamente el mercado daba mues­tras de debilidad, por lo cual el departamento co­mercial desplegó una actividad importante en la expansión de la cartera de clientes industriales, creando la base para mantener el nivel de factu­ración de los años siguientes.
Con efectos de 1 de enero de 1997 ABB inicia los oportunos trámites legales para desgajar la fá­brica del resto de ABB Industria S.A., constitu­yéndola como compañía mercantilmente diferen­ciada bajo la denominación de ABB Reinosa S.A.
 
La necesidad de carga de trabajo impulsó la búsqueda de un nuevo mercado, el eólico, a tra­vés de una compañía holandesa, Lagerwey, que iniciaba sus pasos en la fabricación de turbinas de 750 Kw. Se iniciaba así la fabricación de genera­dores tipo B2 y posteriormente B2 Alpha, con un diámetro de casi 6 metros y un peso de 29 Tm. con destino a diferentes partes del mundo, aun­que con mayor intensidad a Japón. El sistema constructivo de los generadores era de acopla­miento directo, es decir, sin reductora.
 
Los inicios fueron duros, pero a medida que las series crecían, se iban reduciendo los costes de fabricación.
 
Tras una reordenación estratégica a nivel mun­dial, ABB decidió su salida del accionariado de la fábrica de Reinosa en diciembre de 1999, después de un fuerte proceso de restructuración que con­dujo durante los ejercicios 1998 y 1999 a una re­ducción en plantilla de más 100 personas. El plan contemplaba igualmente la inversión de 550 millo­nes de pesetas en activos fijos, inversiones que se materializaron durante los ejercicios 1998 a 2000.
 
La compañía fue pues adquirida con fecha 23 de diciembre de 1999 por el grupo holandés de inversión industrial Business Creation Industry Holding B.V., que modificó con la misma efecti­vidad su denominación social de ABB Reinosa S.A. por la de Cantarey Reinosa S.A.
 
La plantilla incorporada a Cantarey bajo la nueva propiedad fue de 143 personas con con­trato fijo y 13 con contrato temporal. A 31 de di­ciembre de 2001 la plantilla constaba de 142 tra­bajadores fijos.
 
Desde la adquisición de la compañía por par­te de Business Creation, la línea de generadores eólicos se potenció enormemente, constituyendo un 38% de la facturación de 2000 y un 70% de la entrada de pedidos. A mayo de 2001 los porcen­tajes eran respectivamente 76% y 85%, lo que da una idea de por dónde se preveía en aquel mo­mento el futuro más inmediato. La compañía con­tinuó adaptando sus instalaciones para potenciar aún más la capacidad en todas sus líneas de pro­ducto, principalmente en generación eólica. En las inversiones alcanzaron la cifra de 291 mi­llones de pesetas, y en 2001 se invirtieron 316 mi­llones de pesetas.
 
En esta época se renovó la certificación ISO 9001 y se obtuvo en 2001 la certificación ISO 14.001, que se ha renovado recientemente por se­gunda vez.
 
La apuesta de BUCE por la energía eólica se demostró como un acierto, aunque muy arriesga­da por el hecho de tener un único cliente, con un volumen muy importante. Las demás líneas de producto tradicionales tenían poco peso. En cual­quier caso, se optó por inclinar la balanza decidi­damente hacia la generación eólica, producto na­ciente en aquel momento y con algunos años por delante hasta su maduración. Se efectuó un cam­bio importante de organización, se prepararon las instalaciones para tener un potencial de factu­ración muy por encima de los valores históricos, y finalmente se efectuó un diseño propio con el que acceder directamente al mercado. Por la alta posibilidad de que GAMESA pudiera estar intere­sada en este diseño, se establecieron contactos a nivel tecnológico y se inició el diseño y fabrica­ción de prototipos. Este nuevo diseño, finales de y principios de 2002, se hizo pensando so­bre todo en mantener el mercado de generadores de acoplamiento directo, diseño Lagerwey, y ac­ceder al mercado de generadores con transmisión de la mano de Gamesa, con un volumen poten­cial muy importante para asegurar la estabilidad de la compañía durante algunos años, obviamente simultanean­do con otras fabricaciones.
 
 
 
GAMESA SE INTERESA POR CANTAREY
La mala situación financiera de Lagerwey, por proble­mas de cobro con algunos de sus clientes, salpicó de lleno a Cantarey, lo que motivó que la compañía atra­vesase un año de dificultades financieras extremas, resuelto fe­lizmente con la adquisición del 100% de las acciones de la com­pañía por la multinacional GAMESA, con efectividad de 24 de fe­brero de 2003. La inyección de capital efectuada en los prime­ros momentos permitió la continuación de la acti­vidad, muy mermada en los inicios del 2003. Los resultados de 2002 recogieron el impacto de todos los impagados de Lagerwey, así como el stock fa­bricado que no pudo venderse, lo que supuso las mayores pérdidas de la historia de la fábrica, que­dando en situación de quiebra técnica.
 
Con la adquisición de la compañía por parte de Gamesa, el mercado eólico sigue siendo la prin­cipal meta de la compañía, si bien es interés de la matriz reducir el peso específico de éste sobre el total volumen.
 
El generador cuyo diseño inició Cantarey en 2002 para Gamesa, de 850 KW de potencia gene­rada, ha sido perfeccionado a través de varios pro­totipos, y ya se encuentra en fase de maduración. Simultaneando con su fabricación y venta se ha iniciado el de­sarrollo de uno de gama superior, cuya fabricación se ha iniciado en 2004. Incluso este modelo se está reestudiando para am­bientes con condiciones extremas de humedad, temperatura, arena, ambientes altamente corrosivos, etc.
 
Uno de los aspectos a subrayar de la corta etapa Gamesa es la voluntad de sus gestores por el desarrollo industrial y el tec­nológico, actualizando las instalaciones de la factoría mediante inversiones tanto de carácter productivo como de investigación y desarrollo. La de mayor envergadura y coste ha sido la adap­tación del banco de ensayos de la fábrica, de forma que respon­da a las necesidades actuales y a las previstas en el corto/medio plazo. La antigua instalación de impregnación ha sido también modernizada y dotada de mayor capacidad. Igualmente se ha in­crementado la capacidad de corte y apilado de chapa. La preocupación por el coste de las operaciones ha sido asimismo una constante por parte de la dirección, potenciando la robotización de ciertas operaciones. Ello ha permitido tanto el incremento del volumen de facturación como la obtención de los productos en niveles competitivos.
 
Otros de los puntos en los que el Grupo Gamesa enfatiza su gestión son la preocupación por el medioambiente y la pre­vención laboral. El anterior departamento de Calidad de la fac­toría ha extendido su actuación al ámbito medioambiental, po­tenciado los recursos del área. Ambos aspectos igualmente sonobjeto del presupuesto de inversiones de los últimos ejercicios bajo la gestión de Gamesa.
 
En I+D, actividad que hasta la llegada de Gamesa era muy escasa, se cuenta con un departamento que ha visto duplicados sus empleados en los dos últimos años, repartido en dos cen­tros, Reinosa y Zamudio. Como recursos añadidos, se han in­corporado herramientas software de cálculo eléctrico, mecáni­co y térmico (algunas de desarrollo propio) y se han estableci­do importantes acuerdos tecnológicos con terceros.
Se está dando un impulso al Departamento Comercial inten­sificando la actividad en otros clientes eólicos, e industriales (cementeras, papeleras, bombeos, eléctricas, petroquímicas) así co­mo en Tracción.
 
En línea con el crecimiento experimentado en todos los campos, el aumento en el empleo ha sido igualmen­te notorio. A la fecha la plantilla consta de 230 emplea­dos, lo que supone un 67% de incremento respecto a di­ciembre de 2002.
 
LICENCIAS Y PATENTES
Desde sus orígenes se han empleado en esta esta fábrica diferentes tecnologías, en la mayoría de los casos impuestas por los clientes, y que se pueden resumir como sigue:
- C. continua: English Electric (Inglaterra), Westinghouse (U.S.A.), General Motors (U.S.A.), Mitsubishi (Japón), Alstom (Francia), A.E.G. (Alemania).
- C. alterna: A.C.E.C (Bélgica), Jeumont Schneider (Fran­cia), Le Materiel Electrique (Francia), Brown Boveri (Sui­za), Asea (Suecia), ABB (Suecia/Suiza).
- Eólicos: NPS (U.S.A.), Lagerwey (Holanda).
 
 
 
 
IMPACTO SOCIAL EN LA COMARCA
CENEMESA, aún la denominan así las personas \f/A de cierta edad, ha sido desde su fundación la segunda empresa en tamaño, tanto de pro­ducción como de plantilla, de la zona sur de Cantabria, y ha sido durante décadas la base, junto con la Naval (Sidenor), Cementos Alfa y Cuétara, de la economía local y comarcal. Alrededor de ellas se ha movido el comercio, el transporte, la hostelería y el poco turismo que ha ca­racterizado a Campoo hasta tiempos recientes. La Escue­la de Aprendices fundada en los 40 ha sido hasta su cie­rre en los 80 la cantera de donde se han obtenido muchos y buenos profesionales que han contribuido a lo que es actualmente Cantarey, dando estabilidad laboral a la co­marca y un nivel de riqueza envidiada en tiempos en otras zonas de la provincia.
 
El gráfico adjunto muestra la evolución de la planti­lla de la fábrica desde 1969 hasta la fecha, a final de cada ejercicio. Como datos para la historia, 1975 fue el año de mayor ocupación, con 575 empleados, y 2002 el de me­nor nivel de empleo, con 138 trabajadores. A pesar de los altibajos habidos en su trayectoria, la fábrica ha sobrevivido en buena medida por la capacitación profesio­nal y empeño de sus empleados, que han sido los activos más valorados por sus sucesivos propietarios.