Agrupaciones musicales reinosanas (II): la educación y la difusión musical en Reinosa y Campoo

Rosa Conde López - Teodoro Pastor Martínez

Continuando con el estudio de la música en Reinosa y Campoo que habíamos emprendido en el artículo an­terior "Agrupaciones musicales reinosanas" (1) hoy queremos reflejar brevemente el proceso que dio origen a la for­mación musical; la difusión musical en Reinosa, basada en sus intérpretes y en sus grabaciones; los espacios musicales, donde proponemos una ruta musical por Campoo, y finalmente reco­gemos las semblanzas de los principales protagonistas de la mú­sica en Campoo.
 
 
LA FORMACIÓN MUSICAL EN REINOSA: ESCUELAS DE MÚSICA
 
Tradicionalmente la educación musical siempre ha estado en torno a los focos de poder, la Iglesia y la Corte. En la Iglesia, la educación musical corría a cargo de los músicos de la Capilla; al maestro le correspondí­an las enseñanzas teóricas, (leguaje musical, armonía, contra­punto) y a los músicos de instrumento la educación instrumental (órgano, violín, flauta, etc.). En la Corte, la formación del edu­cando le correspondía al director y a los músicos de la orquesta. De modo parecido era la educación en las bandas militares, don­de la enseñanza culminaba con la adquisición de la plaza de mú­sico en las mismas.
 
Esta estructura estuvo en vigor en España hasta mediados del siglo XIX, época en la que los avatares políticos y económicos que sufrió el país remodeló el panorama educativo musical; así, las desamortizaciones (2) que sufrió la Iglesia a lo largo del si­glo XIX, van a dar al traste con los centros musicales catedrali­cios. La creación del Real Conservatorio Nacional en 1830 con­centró gran parte de la formación musical, obligando para el ejercicio de la misma la obtención del certificado de estudios del conservatorio madrileño. Esta centralización trajo grandes pro­blemas para el desarrollo musical en toda la península, así, Hi­larión Eslava en 1855, siendo profesor de Composición del Con­servatorio de Madrid, comprendió este problema e intentó en­contrar una solución, como vemos desde su revista musical "La Gaceta", tratando de prevenir estos males e induciendo a la cre­ación de pequeñas escuelas de música en las propias catedrales, que serían dependientes del Conservatorio madrileño y protegi­das por Ayuntamientos, Sociedades de Amigos del País, o bien, por Diputaciones; la enseñanza estaría garantizada por el maes­tro de capilla y los músicos de la misma, ya que "la influencia artística del Conservatorio Nacional hoy está limitada a los mu­ros de Madrid, que dicho sea de paso, no es el pueblo que más se haya distinguido en organizaciones felices para el arte".
 
La solución a esta centralización no llegará hasta el siglo XX con la creación de Conservatorios en las principales ciudades es­pañolas (3). Mientras tanto son las Bandas de música Militares y más tarde las Municipales, las verdaderas escuelas de música en España. En los reglamentos de las mismas aparece la obligación de enseñar a los educandos el lenguaje musical y el instrumen­to elegido; si bien esta formación, en la mayoría de los casos, se limitaba a los conocimientos necesarios para tocar en la Banda, también es cierto que muchos de estos educandos continuaron sus estudios hasta profesionalizarse, y van a ser ellos los que posteriormente tomarán la batuta de las Bandas españolas, o bien se establecen como profesores en los conservatorios (co­mo Francisco Barbieri) y en las academias, siendo ellos los im­pulsores, en la mayoría de los casos, de las Bandas Municipales, como ocurrió en las Bandas de música de Santander, Castro, Torrelavega y Reinosa (4).
 
En Reinosa, la formación musical pública nació bajo el am­paro de la Banda de Música. Fue a principios del siglo XX cuan­do Reinosa se convirtió en unos de los grandes centros fabriles de la región, gracias al movimiento industrial que generó el asen­tamiento de pequeñas empresas y que tuvo como insignia la "Sociedad Española de Construcción Naval", SA, La Naval (5) creada en 1918. A partir de ese momento, los reinosanos ad­quieren el compromiso de tener una Banda de Música estable (6). En su seno se fundó la Escuela de Música, en la que to­dos los directores han contribuido a enriquecerla en la medida de sus posibilidades, desde Mariano Guerrero hasta Ángel Manzano.
 
Con la desaparición de la Banda Municipal en 1974, por fal­ta de subvención del Ayuntamiento, algunos antiguos miembros de la misma se unieron para crear la Academia de la Asocia­ción "Amigos de la Música", y continuar con la enseñanza mu­sical (solfeo e instrumentos de viento), intentando que los alum­nos tuviesen una formación académica digna y que Reinosa no perdiera el esplendor adquirido. Desde 1980 a 1990 la Academia estableció una relación directa con los conservatorios santanderinos (Ataúlfo Argenta y Jesús de Monasterio), examinándose los alumnos de las diversas asignaturas. Relación que culminó con la creación de una sede del Conservatorio Jesús de Monasterio en Reinosa (7).
 
Paralelamente a la enseñanza subvencionada, Reinosa, al igual que Santander, contó desde la revolución industrial con la enseñanza privada, o "clases a domicilio". Enseñanza que se im­partía en la casa particular del profesor y se orientaba hacia el estudio del piano y del solfeo, bien con miras profesionales o simplemente como aficionados. El estudio del piano está más orientado hacia las mujeres que hacia los hombres, ya que se concebía más como una educación "de adorno" que como una profesión, por lo menos hasta bien entrado el siglo XX. Esta fi­losofía no es nueva, se remonta a la Edad Media, donde la mú­sica era materia obligada en la instrucción femenina. Son nume­rosos los escritores del siglo XIX y XX que destacan los estudios musicales como uno de los requisitos imprescindibles en la for­mación de la mujer, Pérez Galdós y Concha Espina son los que mejor nos lo describen, especialmente Doña Concha: "El piano, la costura y el francés, fueron durante la segunda mitad del si­glo XIX y primeras décadas del XX los contenidos principales de la educación dirigida a las niñas y jóvenes de las clases medias en la entonces provincia de Santander, como lo era en el resto de España".
 
Reinosa cuenta con este tipo de enseñanza desde comien­zos del siglo XX, quizás en este pequeño artículo no podamos reflejar todos los profesores que han contribuido al desarrollo de piano, pero sí queremos dejar constancia de algunos de ellos como: José Aja Peña (organista de la parroquia), Concha García Ruiz, Mercedes González del Valle, Ana Mª Martín, Ro­sario Pera e Ignacio García, que en la década de 1980 se des­plazaba de Santander a Reinosa los fines de semana para im­partir clases de materias más técnicas (historia de la Música, contrapunto y análisis musical). Todos ellos han dejado una huella imborrable, y gracias a su labor de entrega y dedicación Reinosa ha contado, y cuenta, con excelentes pianistas, dedi­cados a la enseñanza o vinculados de una manera u otra con el mundo musical.
 
Paralelamente a la enseñanza doméstica, el piano también se estudió en el colegio femenino Niño Jesús de las Hijas de la Caridad, fueron las hermanas Sor Josefina Navarro y Sor Obdu­lia las que enseñaron piano durante muchos años.
 
 
Escuela de Folclore de Fresno del Río
Tradicionalmente la música popular se aprendía en el seno familiar y en las agrupaciones musicales coros, grupos instrumentales, no era necesario ninguna escuela ni centros de aprendizaje, era un conocimiento adquirido natural que se trasmitía oralmente de padres a hijos. A partir de mediados del siglo XX, la sociedad moderna y los me­dios de comunicación (radio, televisión, el cine y los discos) van a imponer los nuevos estilos musicales en detrimento de la mú­sica popular. Los instrumentos tradicionales como la pandereta, el rabel, el pito y el tambor quedaron relegados a las romerías y a certámenes folclóricos; los nuevos bailes (fox, jazz, rock) exi­gen nuevos instrumentos, nuevos ritmos y nuevos espacios.
 
Así surgieron los numerosos grupos de música ligera o mo­derna que hemos recogido en el artículo anterior (8), a todos ellos queremos añadir la Orquesta The Micky Jazz, por ser una de las primeras que nacieron con carácter profesional, surgió en 1928 y se mantuvo activa hasta la Guerra Civil, sus componen­tes fueron: Pablo Jaurena González (trompeta), Amador Cante­ro del Amo(saxo), Antonio Jaurena González (batería y guitarra), Mariano Astuy Ruiz (saxo y clarinete) y José González Seco (con­trabajo o helicón). De 19 de marzo de 1932 a 1936 la rondalla reinosana La Lira que dirigía Pablo Jaurena estaba compuesta por Antonio Jaurena, Esteban del Val, Francisco del Val, Rafael Sánchez, Jesús Gómez del Pozo, Fidel Postigo, Juan Garcia y Ju­lio García, Julio Liquidain, Salustiano Ordóñez, José Gato Alon­so y Gato Martínez. Más tarde, en 1960 surgió la orquesta Los Yates, formada por Herminio López (teclados), Luis Murga (sa­xo), Fernando (batería) y Guillermo. Orquesta que se denomi­nó de 1967 a 1975 Iberia (9), de 1977 a 1992 se llamó Galaxia (10), transformándose en la orquesta Zafiro (11) en 1992 hasta 1995, que desapareció.
 
A pesar de los numerosos grupos musicales modernos la música tradicional no desapareció, se mantuvo viva en lá memoria y en la práctica de los mayores. No es hasta 1980 cuando podemos hablar de un renacimiento de música popular en Can­tabria, década en que fue despertando la conciencia de la tradi­ción en toda Cantabria (12).
 
Como réplica a la falta de interés social, y con el fin de po­tenciar las tradiciones y recuperar la memoria colectiva surgió en Fresno del Río la primera Escuela de Folklore, y más tar­de, en el año 2000, en colaboración con la "Asociación Cultural de Fresno", se funda el "Aula de Folclore", destinada a estudiar el rabel, la pandereta y la jota campurriana, con el fin de mante­ner y difundir el estilo propio de Campoo (13).
 
Dos años más tarde, en 2002, se crea la Asociación Cultu­ral y Juvenil "Rabelistas Campurrianos" en Reinosa, bajo la dirección de Tomás Macho. El fin de la Asociación, aparte de fo­mentar el estudio de las tradiciones de Campoo respecto al co­nocimiento del rabel, es la innovación en la técnica interpretati­va del rabel que van encaminada a su perfeccionamiento técni­co y musical. Desarrollando el uso del rabel como instrumento solista, aparte del uso tradicional como acompañamiento de la voz para extraer todas las posibilidades expresivas. Por otro la­do, busca la difusión del repertorio del rabel campurriano a tra­vés de grabaciones y mediante la construcción de rabeles, in­vestigando en la tradición la propia sonoridad del instrumento. La creación de esta Asociación fue la culminación de una larga tradición de rabelistas, que podemos ver en el cuadro que apa­rece más adelante, donde se recogen la fecha de nacimiento y la residencia de los intérpretes.
 
 
DIFUSIÓN DE LA MÚSICA CAMPURRIANA
 
Paralelamente a la labor de difusión de la música campurriana que hacen los coros y grupos musica­les está el trabajo de los solistas. Campoo siempre lía tenido un gran elenco de rabelistas, al igual que de pandere­teras, si bien el rabel es tañido por hombres, la pandereta es un instrumento femenino, imprescindible en todas las fiestas y bai­les populares. La fama de las pandereteras campurrianas es muy antigua, viene desde el primer concurso regional de pandereta, 1895 (14), a partir de entonces se convirtieron en una referencia en estilo y técnica de tocar en Cantabria.
 
Lo mismo podemos decir de los intérpretes del pito (dulzai­na, gaita, clarinete) y tambor, los cuales han sido modelo y refe­rencia en todos los certámenes regionales (ver la lista de intér­pretes). Todos ellos han amenizado los bailes y romerías de las fiestas campurrianas, representando a Campoo en numerosos certámenes por Cantabria.
 
La forma más moderna de difundir el patrimonio musical son las grabaciones sonoras. En Campoo, de la discografía grabada por las agrupaciones y los solistas reinosanos desde 1955 a 2005 hemos catalogado 24 grabaciones (LP, casetes y CD) interpreta­das exclusivamente por músicos y grupos campurrianos, pero existen numerosos discos grabados con otros solistas y grupos regionales como, por ejemplo, los discos de la "Gala del folclore cántabro", "Festival de música cántabra" o "Los últimos tañe­dores de rabel".
 
 
ESPACIOS Y RUTAS MUSICALES
 
La fisonomía de Reinosa en la actualidad es fruto de transformaciones y vicisitudes históricas, unas reali­zadas por el hombre y otras determinadas por el sino. Si bien es cierto que los factores físicos y morfológicos son los que determinan su configuración urbana, no menos cierto es que los reinosanos a lo largo de su historia han modificado y adaptado su espacio en función de sus necesidades. Las mayo­res transformaciones tanto físicas como económicas y culturales se van a producir a lo largo del siglo XX, como consecuencia de la modernización de la ciudad.
 
La música va a ser una de las actividades culturales que más va a experimentar e influir en los grandes, cambios sociales de la ciudad. Reinosa se contagió del espíritu asociacionista europeo y español e imitó la creación de centros culturales, así surgió en 1893 el Teatro Principal, el Casino en 1922 (15) y el Liceo en 1925 (16), en todos ellos la música era un elemento esencial. El Casino ofrecía conciertos de notable calidad, vinculados a la música de cámara, recitales de canto y piano, aparte de otras actividades teatrales y literarias. En cambio el Teatro Principal fue, y aún lo es, el corazón musical de la ciudad, en él se celebran los principales acontecimientos musicales, se proyectan y se realizan todo tipo de actuaciones; zar­zuela, ópera, recitales, teatro, cine, y es­pectáculos variados. Más tarde surgieron otros espacios musicales como la Casa de Cultura "Sánchez Díaz", el Colegio Menor o el Instituto "Nuestra Señora de Montesclaros", centros donde lo mismo podía haber un concierto de coros de romero, conciertos de música clásica, jazz, rock, una representación de una zarzuela o una conferen­cia; es decir, eran salones multiusos, donde casi todas las mani­festaciones culturales tenían cabida.
 
A estos locales, se unieron los Cafés "cantantes", como el Café Español en ocasiones, que surgieron en la ciudad como consecuencia del optimismo generado por la industria y el co­mercio: "Salón de baile Casino", "Gong", "Romea", más tarde las salas de fiestas como "Picnic" y "Vejo". El ambiente y el público de estos locales era de lo más variopinto, todas las clases socia­les se unían para disfrutar de momentos de diversión y entrete­nimiento. Los bailes estaban amenizados por los grupos locales de música moderna, que interpretaba la música de moda del momento, valses, chotis, sevillanas, pop, jazz, etc.
 
Por otro lado los reinosanos y campurrianos siempre han si­do muy aficionados al cante y al baile, era más una necesidad social que una afición. Hoy sabemos cómo eran las romerías campurrianas desde 1826 gracias a la poesía sobre la romería de San Pelayo en Naveda de Manuel de la Cuesta, en ella nos narra la existencia del baile del corro y del fandango, acompañados ambos del pandero.
 
Primero las doncellas campurrianas
 tan frescas y tan sanas,
en corro seguidas,
con panderos tomaron
 y un fandango a su son presto bailaron
(17).
 
Reinosa y Campoo poseen numerosas fiestas populares y ro­merías al aire libre, la mayoría de ellas vinculadas con la festivi­dad religiosa del lugar, que se celebran en torno a la ermita o la iglesia del lugar (ver mapa Rutas musicales, en el que se reco­gen el día y el patrón de las fiestas más importantes de Campoo). Tras la ceremonia religiosa, llegan cantos populares, las carreras de cintas la romería y la verbena, y el baile "a lo alto y a lo bajo", el de "rueda", al son de pito y el tambor, el rabel, las tarrañuelas y la pandereta (instrumentos que a mediados del siglo XX fue­ron sustituidos por el violín, clarinete, trompeta y acordeón).
 
Por eso planteamos un recorrido musical por Reinosa y Cam­poo, tanto actual como de principios de siglo, con esto propo­nemos un paseo que facilite el acercamiento a los lugares que, con el paso del tiempo, se han ido conformando en sedes más o menos habituales para la celebración de actividades musica­les (18). Consideramos que no solamente la música de "concier­to" es la única posibilidad musical, entendemos que las ofertas sonoras, organizadas o no, afinadas o ruidosas, de cualquier ciu­dad no se reducen a la oferta prefijada. Si utilizamos los supues­tos de John Gage, que consideraba música a todo aquello que sonara, tanto en el interior como en el exterior de la sala de con­ciertos, no nos queda más remedio que plantear nuestra visita como un paseo-concierto por los sonidos de Reinosa y Campoo, utilizado como excusa para este encuentro la búsqueda de los lugares oficiales para la música. Así descubriremos sonidos propios, sensaciones sonoras distintas, que plasmamos en un mapa acústico que configurará un contacto especial con la co­marca de Campoo.
 
 
 
SEMBLANZAS
 
Finalmente, otro de los aspectos que no podemos olvidar son las personas vinculadas con el mundo musical en todos su aspectos: directores de rondallas, coros, orquestas y bandas (Antonio Saiz del Moral, Juan Guerrero, Mariano Guerrero, José L. Zuazúa. Ángel Manzano, Ramón López, y Aniceto Argüeso); compositores; escritores (Adolfo de la Peña, Luis Mazorra); profesores; constructores de instrumentos e investigadores (Tomás Macho), gestores musica­les (Teodoro Pastor) e intérpretes.
 
Todos ellos, con su trabajo han mantenido viva la música en Reinosa y, sobre todo, han sabido trasmitir el testigo del entu­siasmo y el amor hacia este arte. Todos ellos han hecho posible que Reinosa sea un núcleo musical importante en la región. Queremos reflejar brevemente su biografía como agradeci­miento por su labor de entrega y dedicación en pro de la música campurriana, al tiempo que sirve para no ol­vidarlos.
 
 
 
CONCLUSIONES
 
Ante esta exposición de la riqueza musical que Reinosa posee quere­mos concluir con tres ideas:
 
  1o. El siglo XX fue el despertar de Reinosa ha­cia la modernidad. El desarrollo industrial, la modernización agraria y el desarrollo de las acti­vidades de ocio de signo moderno fueron las principales causas de las trasformaciones cultu­rales. Se pasó de una sociedad campesina, asen­tada en valores tradicionales, a una nueva socie­dad urbanizada, de participación ciudadana, de nuevos gustos, con nuevas ocupaciones que la perfilan como una sociedad con­temporánea.
 
  2°. La presencia de la Banda de Música favoreció el naci­miento de agrupaciones vocales e instrumentales, escuelas mu­sicales, donde la enseñanza musical, bien profesional o por afi­ción, se extendió a la población, sintiéndose ésta orgullosa de participar en la misma.
 
  3o. Esta sensibilidad musical obligó a la sociedad reinosana a crear nuevos espacios musicales, el Teatro, el templete de mú­sica, los jardines de "Cupido" y la parroquia no eran suficientes para satisfacer la demanda musical. Esta necesidad provocó la aparición de nuevos espacios en función de los nuevos estilos musicales que van surgiendo.
 
Finalmente, podemos decir que toda esta intensa actividad cultural va a ir consolidando a Reinosa como una ciudad multi­cultural abierta al devenir del nuevo siglo. Reinosa despertó al mundo musical igual que las principales ciudades españolas, (Barcelona, Bilbao y Santander) si bien un poco más tarde y no con la riqueza económica de algunas de ellas, pero sí con la mis­ma estructura y organización. Y lo más importante de este rena­cimiento musical, es que vino de los propio reinosanos, fueron ellos los que construyeron esta riqueza.
 
 
 

NOTAS
 
(1) Cuadernos de Campoo n° 1, 2005
(2) Desamortizaciones de 1813, 1820, 1835, 1856, así como el Concordato de 1851, que restringe notablemente la participa­ción de voces y orquesta en las celebraciones litúrgicas.
(3) En Santander se funda el Conservatorio Jesús de Monasterio en 1933, y el Ataúlfo Argenta en 1982.
(4) Recomendamos el libro La música en la ciudad de Santan­der 1755-2005, de R.Ma Conde, E. Campuzano, Ed. Caja Canta­bria, 2005, para ver la creación y evolución de la banda munici­pal y los conservatorios de Santander.
(5) En 1908 se constituye con la participación de grandes gru­pos industriales y financieros Españoles (Altos Hornos de Vizcaya, Metalúrgica Duro Felguera, Española de Construcción Metálicas, La Basconia, Talleres de Deusto, Cia Transatlántica, B. Bil­bao, B. Mercantil, B. Vizcaya y otros accionistas), que aportaron el 60% del capital y tres sociedades inglesas que tenían el 40% restante (Vickers Sons & Maxim Ltd., Sir W. G. Armstrong, Whitworth & Co. Ltd. y Jonh Brown & Co. Ltd.).
(6) Asumiendo el Ayuntamiento la plaza de director como un empleado municipal.
(7) La razón de la creación de sedes por parte del Conservato­rio Jesús de Monasterio en la región, se debe a la ausencia de centros oficiales donde la gran demanda de alumnos pudiesen estudiar música. La primera Sede fue la de Torrelavega, le siguió Reinosa, Laredo-Colindres y San Vicente de la Barquera.
(8) "Agrupaciones musicales reinosas". Cuadernos de Campoo, n°39, 2005.
(9) Fueron sus componentes: Herminio López (teclado), Marce­lino López (batería-voz); José Ma Gómez (bajo) Julián (guitarra y Helicón); Luis Murga (saxo).
(10) Fueron sus componentes: Herminio López (teclado), Al­berto Nieto (bajo), Adolfo (voz), Marcelino López, Julián (guita­rra y helicón).
(11) Alberto Nieto, Julián, Herminio López, Marcelino López, Fi­to y Chema.
(12) En 1976 se fundó La Asociación para la Defensa de Canta­bria (ADIC), con el fin de fomentar, difundir y defender el patri­monio de Cantabria. Dentro de esta Asociación surgió en 1995 la Escuela de Folclore de Santander.
(13) Escuela que se suma a la creada en los años 90 en Torrela­vega por el rabelista Pedro Madrid, en 1995 en Santander.
(14) Convocado por el semanario "Campoo". Ver el artículo "Las pandereteras" de Ma Elena Marchena Ruiz, Cuadernos de Cam­poo, n° 1, 1995.
(15) Registro de Asociaciones de Santander.
(16) Ibidem.
(17) José A Gutiérrez Delgado "Una romería campurriana en el primer tercio del siglo XIX". Cuadernos de Campoo, n° 1,1995.
(18) Ver el libro de Mario Crespo López y Óscar Portugal García Fiestas y cultura popularen Cantabria. Centro de Estudios Mon­tañeses, Santander 2002, para ampliar el contenido sobre las fies­tas campurrianas.
 
 
BIBLIOGRAFÍA

- Conde López, R.Ma, Campuzano E.: La música en la ciudad de Santander 1755-2005. Caja Cantabria. Santander 2005.
Criavillé i Bargalló J.: El folklore musical. Alianza Música n° 7. Madrid 1998.
- Marchena Ruiz, María Elena: "Las pandereteras". Cuadernos de Campoo, n° 1, 1995
- Crespo López M. y Portugal García O.: Fiestas y cultura popular en Cantabria. Centro de Estudios Montañeses, Santander 2002.
- Moreno Fernández, Susana:" El revival del rabel en Cantabria". Actas del VII Congreso de la Sociedad de Etnomusicología. Vo­ces e imágenes en la etnomusicología actual p.207. Madrid 2004.
- Pastor Martínez T; Conde López R.Ma.: "Agrupaciones musica­les reinosanas". Cuadernos de Campoo, n° 39, 2005.
- Rodríguez-Cantón, Ramón: "El día de Campoo: orígenes y evo­lución". Cuadernos de Campoo, n° 1, 1995.