En un ya lejano septiembre de 1995 aparecía por primera vez en los quioscos de Reinosa una revista, Cuadernos de Campoo, -novedosa por los temas que trataba y por su rigor histórico- que nació para dar a conocer a los habitantes de la antigua merindad su historia, arte, etnografía y aquellas propuestas que tuvieran relevancia para conocer el patrimonio material e inmaterial de la comarca.
La iniciativa, que tuvo su origen en la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Reinosa, entonces presidida por Javier González Diez, reunió en su consejo de redacción a varios historiadores y estudiosos que dieron forma a la publicación. Se abrió entonces una puerta que dejaba entrar luz y un aire nuevo a nuestra historia común.

Cuadernos de Campoo fue la continuadora -en el campo de las publicaciones de la Casa de Cultura Sánchez Díaz- de la revista Fontibre, aunque los objetivos de una y otra diferían, y mientras que la primera tenía un enfoque más flexible y trataba temas muy dispares, Cuadernos de Campoo nació ya con un proyecto definido y especializado, enfocado a la divulgación de conocimientos científicos. Desde el inicio, el consejo editorial ha permanecido unido en torno a esa idea primera. Desde estas líneas queremos recordar a Ramón Rodríguez- Cantón, que fue un gran acicate para la revista, cuyo entusiasmo nos acompañó siempre; y a José Antonio Gutiérrez Delgado, primer coordinador de la publicación, que continúa desde lejos mostrándonos su apoyo.
Queremos destacar la fidelidad de nuestros colaboradores que, de un modo desinteresado, y solo estimulados por el afán común de dejar en hojas impresas la pequeña historia de Campoo, han contribuido con sus trabajos a que la revista, número a número, despejase muchas incógnitas de nuestro pasado . Cuadernos de Campoo ha sido y es una referencia en los estudios locales para todos aquellos que buscan las señas de identidad de esta tierra. Su larga duración en el tiempo y su diversidad temática debemos agradecérselas a ellos1, porque sin sus conocimientos, su confianza, su esfuerzo y su generosidad, la revista nunca se hubiera realizado.
También queremos agradecer el trabajo realizado por José Luis López Pérez, quien de forma espontánea y desprendida comenzó (y aún continúa), acercando, a través de su página web, los contenidos de la revista a cualquier interesado en ahondar en el conocimiento de Campoo. Gracias a su iniciativa, puede obtenerse desde cualquier parte del mundo la información que se necesite, sencilla y ordenadamente, lo que ha facilitando su difusión, mediante las nuevas tecnologías, mucho más allá de lo que inicialmente nos propusimos, ahorrándonos el esfuerzo y el trabajo que necesariamente deberíamos haber realizado, en una colaboración de un valor extraordinario.
Queremos expresar, así mismo, nuestro reconocimiento al Ayuntamiento de Reinosa que siempre, con las distintas corporaciones que se han sucedido en el municipio, han respetado nuestra independencia y criterio.
No podemos olvidar aquí a Miguel Aja Fernández, que nos ha permitido, con su altruista apoyo económico y su confianza en la finalidad de nuestra propuesta, recorrer un trecho más en el camino.
Y sobre todo están ustedes, lectores. Gracias a todos ustedes hemos podido mantenernos en el tiempo y, estimulados por su interés, vencer los obstáculos que han ido surgiendo. El entusiasmo y la buena acogida dispensada a la revista nos decidió a continuar publicando una segunda etapa, que con este número 11 llega a su fin.

Es muy difícil analizar lo que ha significado Cuadernos de Campoo para la historia de la comarca y de Reinosa, pero podemos afirmar que antes de esta publicación nunca hubo una herramienta para los estudiosos, curiosos y amantes de nuestra historia como ella, en la que rastrear las huellas de nuestros antepasados y conocer aquello que forma nuestra personalidad común. Únicamente tres libros reflejaban la riqueza cultural de Campoo: Reinosa y el valle de Campoo de Julio García de la Puente (1916), Campoo: panorama histórico y etnográfico de un valle de José Calderón Escalada (1971) y Reinosa y la Merindad de Campoo de Ramón Rodríguez-Cantón (1993). Nuestra publicación ha continuado y profundizado en la grieta abierta por los autores antes citados, llegando a lugares y temas nunca antes tratados desde un enfoque científico.
Varias han sido también las iniciativas surgidas tomando como eje la revista. Así se pudo editar un cederrón que recogía los primeros veinticinco números, uniendo tecnología y tradición, para facilitar la difusión de los contenidos de una manera moderna y eficaz. También debemos destacar y sentirnos orgullosos de las Jornadas de Primavera, ciclo de conferencias anual que comenzó en 2001, y que ha constituido un revulsivo para la cultura reinosana, aproximando el conocimiento de nuestro pasado a nuestros vecinos, con importantes conferenciantes y charlas, en ocasiones sobre temas inéditos y no exentos de polémica. Las conferencias han finalizado, todos estos años, con un pequeño concierto de música vocal, el primer año ofrecido por el conjunto Sottovoce y los siguientes a cargo de la Capilla Vocal del Castillo de Argüeso, especializada en música antigua y vinculada a Cuadernos de Campoo a través de algunos de sus miembros,que siempre ha cooperado con nosotros para obsequiar a los asistentes con un recital de música coral, Los conciertos del corredor, como colofón de las jornadas.
Esperamos sinceramente que nuestros lectores hayan encontrado en esta publicación aquello que buscaban y que su curiosidad por la historia, sus modos y avatares, se haya visto saciada. En estos 17 años, el esfuerzo —sobre todo a la hora de buscar temas interesantes y especialistas en ellos que pudieranaportar nuevas visiones de determinados aspectos de nuestra cultura— ha sido grande, sin embargo ha merecido la pena y creemos que la calidad de la revista y el reconocimiento de sus lectores nos otorga la seguridad de haber cumplido nuestros objetivos, ya que hemos dado cabida tanto a investigadores acreditados como a los que se iniciaban en el intrincado mundo de la investigación. Cuadernos de Campoo ha procurado reflejar la pluralidad de ideas y de enfoques existentes en las distintas disciplinas y siempre ha intentado ser una revista que acogiese a aquellos que quisieron contribuir a la construcción de un conjunto ordenado de conocimientos sobre la comarca campurriana.
Ustedes tienen siempre la última palabra y serán los que juzguen nuestro trabajo; por nuestra parte, nos sentimos satisfechos con el resultado de la labor de estos años. Difundir nuestra historia y nuestras costumbres ha sido un reto apasionante. Sobra decir que estamos abiertos a cualquier sugerencia o crítica y que esta será bien recibida.
Ahora Cuadernos de Campoo deja de existir.
Sesenta y un números, cerca de trescientos ar tículos que quedan para siempre, que servirán para que en el futuro se conozca nuestro pasado, que tienden un puente desde el ayer hasta el mañana. Una revista que acaba pero no muere, porque revivirá cada vez que alguien lejano en el tiempo, o ahora, pase sus páginas, digitales o de papel, y busque reconocerse en la historia.
Es hora de entornar la puerta y esperar a que se vuelva a abrir del todo, que el aire agite nuestras ideas y surja un nuevo proyecto. De nuevo, gracias.
El Consejo de Redacción
1En esta última revista aparece un listado de autores
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