Hablar de la ideología de los años 30 es hablar de la ideología del siglo que acabamos de dejar, un siglo XX en el que la violencia política acompaña a las ideologías que lo surcaron. Estas ideologías tuvieron en el escenario de nuestra querida tierra de Campoo una presencia importante que se plasmó en la existencia de partidos políticos y sindicatos de todo signo.
El momento álgido de la crisis del Estado en España se desarrolla en aquellos años, período de colapso de un sistema de dominación que coincide con la II República donde se condensan y confluyen contenciosos históricos como luchas de religión (laicismo/clericalismo/anticlericalismo), auge del nacionalismo periférico catalán y vasco, el problema de los latifundios, la pérdida de las colonias, junto a otros nuevos como la crisis económica del 29 y el advenimiento de los fascismos. Durante esta etapa se apuesta por una política reformista desbordada por el revolucionarismo obrero, los conflictos sociales y, sobre todo, por las fuerzas conservadoras que rechazaban no sólo la "esgrimida amenaza comunista", sino cualquier posibilidad de reforma que dañara los intereses de la oligarquía. La polarización en la primavera de 1936 devino en conflicto generalizado armado. La intervención del Ejército rompió aquel equilibrio antagónico de fracasos entre izquierda y derecha y sumió al país en una guerra fraticida.
El partido más votado durante las tres elecciones generales republicanas en los núcleos industriales de Reinosa, Las Rozas, Mataporquera, Arija y Barruelo fue el Partido Socialista. En los núcleos rurales la fuerza más votada fue la derecha bajo la denominación de Agrupación Regional Independiente (1933) o Coalición de Derechas (1936). En las elecciones de febrero de 1936 dominó la derecha con un margen de casi 10 puntos sobre el Frente Popular en el conjunto de la comarca. Esta dicotomía izquierda = núcleos industriales, urbanos; derecha = núcleos rurales fue una de las características del voto en los años de la 2ª República.
El Partido Socialista se debatió entre la reforma y la revolución como métodos para conseguir sus objetivos. La revolución rusa produjo una ansiedad revolucionaria que se puso de manifiesto en los años republicanos de 1933 y 1934 cuando los propios dirigentes como Largo Caballero consideraron un fracaso el régimen burgués o la colaboración en el mismo, produciendo la escisión entre la Izquierda Socialista de Largo y el Reformismo de Prieto. Una ansiedad que se basó en la creencia del derrumbe próximo del sistema capitalista por la crisis económica, y su superación a través de la revolución. Dicha tendencia se manifestó en los años treinta al igual que en el conjunto del país en el socialismo campurriano tal y como se manifiesta en el pleno del comité regional de la minería palentina celebrado en Barruelo el 4 de agosto de 1934 en el que se aprobó como propuesta para ser trasladada al XIV Congreso:
“
Que considerando cerrado el periodo de las posibles reformas o pequeñas conquistas en beneficio de la clase trabajadora en general, porque todos los países capitalistas han llegado al máximo en su desarrollo y han cumplido la misión histórica que les estaba consignada, las organizaciones obreras no podrían subsistir si no organizan seriamente la lucha definitiva por la conquista del Poder en unión del partido político más afín. Que en nuestro país aunque no muy desarrollados económicamente- presenta características especiales que aconsejan con urgencia esa organización de la lucha por la conquista del poder... “
(1)
Una proposición parecida se puede encontrar en el libro de Actas del SMM sección Reinosa en junta General Extraordinaria del 30 de junio de 1932 en la que un miembro del sindicato (Zenón Navarro) ante el anuncio de 200 despidos solicita "que se comunique al comité de la UGT que se active lo antes posible la revolución social".
Y también en una carta
(2) a la Agrupación Socialista de Reinosa de la Federación Socialista Montañesa de 20 de septiembre de 1934 se aboga por la constitución de una Alianza Obrera con el PCE que habría de tener como único objetivo "
él derrumbamiento definitivo del régimen capitalista"
Pero esta radicalización es particularmente intensa en
las Juventudes Socialistas de la provincia que ya se muestran contrarios al mantenimiento de la colaboración con los republicanos desde los inicios de la República y que ahora, a fines de septiembre de 1933, se mostraban dispuestos al “
abandono de los medios legales para lanzarse por la senda revolucionaria a la conquista del poder” ante la "
traición" burguesa plasmada en la última crisis de gobierno con la salida de los ministros socialistas del poder.
Pronto se hace uso de la violencia. Y así el 31 de marzo 1933 se produce el
tiroteo e incendio, por parte de unos cincuenta miembros de las Juventudes Socialistas, del Hotel Universal donde se celebraba una reunión de 35 a 50 personas presidida por los diputados derechistas del Partido Agrario, el catedrático Pedro Sainz Rodríguez y el canónigo de la Catedral de Santander, Lauro Fernández para organizar las candidaturas de las elecciones municipales anunciadas. Se cortó previamente la luz y se realizaron trescientos disparos.
La Revolución de 1934 también se dejó sentir de manera intensa en nuestra tierra y se produjo aquella escalada de acción revolucionaria y represión contrarrevolucionaria con su secuela de sufrimientos, destrozos, muertos, heridos, presos, rencillas y rencores que habrían de solventarse en la guerra fraticida del 36.
El movimiento societario en Reinosa se inició tímidamente en 1916 a raíz de las obras de construcción de la Sociedad Constructora Naval, con la fundación de una Sociedad de Oficios Varios siguiendo la tónica de la mayoría de los centros industriales de la provincia por trabajadores llegados de otras provincias, en este caso, gallegos. Terminados los trabajos de edificación de la factoría, se deshizo la Sociedad al dispersarse sus organizadores. El movimiento sindical en torno a la nueva empresa no resurgirá hasta 1919. El fracaso de una huelga deshizo a la organización obrera, que no se reconstruyó hasta 1922, también por iniciativa de obreros llegados de otras regiones. Fue durante la dictadura de Primo de Rivera cuando la UGT -y por ende, el socialismo- alcanzó un verdadero ascendiente en Reinosa, que se erigió en un sólido dominio socialista.
(3)
La Agrupación Socialista de Reinosa, creada el 8 de febrero de 1926, osciló entre los 160 afiliados en los comienzos de la República y los 250 en el período del Frente Popular. El índice de afiliación al PSOE en Reinosa por cada 1.000 habitantes era del 19,28, casi seis veces superior al de la media española con un 3,43 sobre la población de 1930. Los socialistas controlaban la mayoría de las secciones sindicales, afectas a la
UGT como el
Sindicato Metalúrgico Montañés en torno a los 1.400 afiliados; la Asociación de Empleados de Oficina y Técnicos con 120; el Sindicato Nacional ferroviario con 230; el Sindicato de Oficios Varios con 300; los empleados del Municipio con 65; las Artes Blancas de la Alimentación (obreros panaderos y confiteros) con 75; Barberos y Peluqueros con 30, y Trabajadores del Comercio. De la Agrupación de Reinosa dependían los Subcomités de los núcleos rurales de Enmedio: Bolmir, Fresno, Requejo, Nestares, etc. y Campoo de Suso (Espinilla). Había también
Agrupaciones Socialistas en Mataporquera (Valdeolea) y
Ruerrero (Valderredible),
Las Rozas y la inmediata localidad burgalesa de
Arija. Teniendo en cuenta la totalidad de la comarca y calculando unos 300 afiliados, el índice por cada 1.000 habitantes sería del 8,26 %o, más del doble del de la media española que era de un 3,43 %, con unos niveles muy similares a los de la media europea
(4). En Arija la Agrupación Socialista contaba con 128 miembros en la primavera de 1936 lo que nos da un alto índice de afiliación con un 58, 52% o sobre la población en 1930. Durante la guerra perdieron el protagonismo organizativo en favor del PCE.
Los dirigentes de La Sociedad de Obreros Cristaleros en Arija y los de las Casas Campesinas de Llano con 147 afiliados y Medianedo con 230, en el municipio de Las Rozas pertenecían, como en el caso de Reinosa, al PSOE.
Pero eran las
Juventudes Socialistas las que tuvieron mayor número de afiliados. Existían secciones de la Federación Provincial de las Juventudes Socialistas en Arroyo (Las Rozas) y Ruerrero (Valderredible), Reinosa y Mataporquera
(5). La militancia se incrementó a partir de la unión con las
Juventudes Comunistas dando lugar a las
Juventudes Socialistas Unificadas el 6 de junio de 1936. Existían asimismo organizaciones infantiles como el
Grupo Infantil Socialista y el equivalente de las juventudes Unificadas, los llamados
Pioneros rojos, de carácter comunista.
El partido Comunista fue un partido antisistema hasta la constitución de los Frentes Populares auspiciados por el propio
Komintern para crear frentes antifascistas o alianzas de la clase obrera con las organizaciones burguesas de izquierdas que frenaran el avance del fascismo. La propuesta de los
Frentes Populares fue lanzada en el Congreso de la IC del 25 de julio al 21 de agosto de 1935 por el revolucionario búlgaro Dimitrof que recogía la alternativa de democracia o fascismo. Hasta entonces los partidos socialistas eran considerados como una fuerza gemela del fascismo y la República como una forma de dominación burguesa que era necesario combatir y desenmascarar. El PCE estaba organizado en Secciones Provinciales, Comarcales, Radios y Células. El número de militantes en Reinosa era el más elevado de Cantabria y muy similar, incluso superior al que podían tener los núcleos obreros de regiones de fuerte implantación como el País Vasco y Asturias. En Reinosa contaron a partir de junio de 1932 con su propia sección de la
CGTU (Confederación General del Trabajo Unitaria) que luego se integró en el Sindicato Metalúrgico afecto a la UGT. Dicho partido aumentó sus afiliados durante la Guerra en un proceso similar al que se operó en el resto de la sociedad española debido al gran esfuerzo de organización y a su activo proselitismo en el campo. También influyó la sensación de sentirse seguro, a salvo de amenazas y coacciones propios de la contienda: En Reinosa en abril del 37 tenían casi tantos afiliados como el PSOE en torno a los 250. Se preocuparon también por extender su influencia en las organizaciones sindicales de Oficios Varios afectas a la UGT. Por ejemplo, en Las Rozas, el Presidente y el Secretario del Sindicato de Oficios Varios de Arroyo con 550 afiliados; el Presidente del Sindicato Minero con 40 afiliados y el Comité del Hogar Femenino Antifascista con 84 miembros pertenecían al partido. Lo mismo ocurría con el Sindicato de Oficios Varios de Lantueno con 120 afiliados controlado por el PCE En Reinosa sólo los responsables del Sindicato de Obreros del Volante con 55 adscritos eran comunistas
(6). Contaban también con organizaciones afines como el
Socorro Rojo Internacional, organismo de carácter humanitario partidista.
Los
anarquistas, partidarios por principio de la destrucción del Estado, consideraban a la República como una forma más de dominación y explotación. Contra ella alzaron tres insurrecciones, dos ellas en el bienio progresista al que pusieron en grave peligro y contribuyeron a su hundimiento (recuérdese Casas Viejas). Sólo en la Guerra Civil la CNT pasó a ser una organización pro sistema. Durante la Guerra y quizás debido a la influencia de los milicianos anarquistas desplazados desde Santander la Federación Regional de Campesinos, dependiente de la CNT, llegó a adquirir influencia en Los Carabeos (Valdeprado del Río) y Villacantid, Salces, La Mina (Campoo de Suso); Bolmir, Fombellida y Requejo (Enmedio)
(7). Un cenetista reinosano, Timoteo Chapero, fue consejero de Sanidad e Higiene en el Consejo Interprovincial de Santander, creado el 8 de febrero de 1937, en sustitución del Consejo Interprovincial de Santander, Burgos y Palencia. En la fábrica de Cementos Alfa de Mataporquera monopolizaban el comité de empresa y la vida sindical.
La afiliación a las organizaciones políticas obreristas y sindicales era pues muy consistente con un alto nivel de militancia comunista y en las juventudes en comparación con la media española. Tanto el PSOE como el PCE contaban con un tejido social homogéneo y regularmente distribuido en la comarca.
Podemos decir por lo tanto que era la vida sindical la que configuraba la opción política. La fidelidad política expresada a través del voto no se realizaba por la militancia en el partido sino. y sobre todo, a través de la afiliación sindical. El nexo entre sindicalismo y fidelidad política estaba muy determinado.
Los dogmas también estaban presentes en la ideología del reformismo burgués republicano cuya figura emblemática fue
Azaña (8). Cuando en el resto de los países europeos se había superado el binomio Monarquía República como meras formas de gobierno, en España se establece el dilema Monarquía como símbolo de autoritarismo, de dictadura, de corrupción y de ineficacia frente a República como imagen de la izquierda, del progreso y de la democracia. Si la Monarquía había aplazado el futuro y asfixiado las libertades, la República proyectaba una esperanza de optimismo. Puede hablarse con total convencimiento de un mito republicano que habría de salvar a España. Cuando advino la República el acontecimiento tuvo carácter de fiesta popular.
Azaña participaba de este mito y funda en 1925 el partido de Acción Republicana que poco después de la derrota de la izquierda en 1933 se convertiría en Izquierda Republicana con la O.R.GA. de Casares Quiroga y una parte considerable del Partido Radical Socialista representado por Marcelino Domingo y Albornoz. También eran partícipes los intelectuales y amplios sectores populares. En Reinosa el principal representante fue el médico Manuel Llano Rebanal, primer alcalde republicano de la ciudad.
Hablar de Azaña es hablar del republicanismo español durante una parte del siglo XX pues nadie como él encarnó los ideales de las aspiraciones republicanas. La República concebida por Azaña era una República entendida como Estado liberal basado en la razón puesta al servicio de los ciudadanos a través de la educación. La libertad básica y origen de todas las demás era la libertad de expresión que educa en la tolerancia y en el entendimiento profundo de las cosas. En el terreno de lo colectivo, el conocimiento está unido a la adquisición de una cultura cívica que traería consigo la toma de una conciencia "nacional" esencial para configurar a España como nación. En este sentido se puede hablar de un nacionalismo en Azaña que tenía como fundamento la formación de una conciencia nacional a través de la educación.
Tiene asimismo una concepción ética de la política y del poder que era lo que le unía a los socialistas. El Estado estaría al servicio de los intereses generales y no de los del grupo o facción. Sería un Estado de "estadistas" honestos con un concepto de servicio, de entrega y sacrificio más que de políticos. Habría de enfrentarse a tres cuestiones pospuestas durante años: la religiosa, la militar y la de los regionalismos.
Se trataba de convertir a la nación en un Estado laico contrarrestando el enorme poder que durante siglos había tenido la Iglesia Católica, en cuyas manos estaba la educación como factor de influencia del clero en la sociedad. Un Estado moderno y racionalizador no podía dejar por más tiempo que un referente tan importante como la enseñanza siguiera en manos de la Iglesia.
Nada mejor que dejar oír a Azaña cuando afirma en su discurso de las Cortes Constituyentes con motivo de la Ley de Congregaciones Religiosas que Acción Republicana no admitirá "jamás una cláusula legislativa en virtud de la cual siga entregando a las órdenes religiosas el servicio de la enseñanza. Y no se diga que esto va contra la libertad. ¿Se podría permitir que se propagara desde la Cátedra la medicina del siglo XVI? Ciertamente no. Así la obligación de las órdenes religiosas católicas, en virtud de su dogma, es enseñar todo lo contrario a los principios en que se funda el Estado moderno".
Otra de las grandes losas que asfixiaba la modernidad era el Ejército tal y como estaba constituido con un enorme protagonismo de los militares en la vida política española. Azaña, experto en temas militares, quería unas Fuerzas Armadas más reducidas, con menor número de generales y oficiales superiores, más operativo y políticamente neutral. Propugna también la modernización del equipo, la adquisición de campos de maniobras, el desarrollo de la fabricación nacional de armamento, el establecimiento de un sistema más racional de ascenso de suboficiales.
En cuanto al problema de las nacionalidades, se muestra partidario de un Estado unitario, pero comprende las reivindicaciones regionalistas, sobre todo la catalana, por considerar esta región la avanzadilla de Europa en España con una burguesía dinámica, progresista e innovadora.
Su gran don de palabra atraía a las capas populares, pero esta atracción no se convirtió en votos. Con la palabra pensó que se podían desenmascarar los grandes males del país y conjurarlos para siempre. Pero Azaña se quedó solo con la razón en un país en el que los antagonismos tenían raíces seculares. Las pasiones precedían a las razones y las razones alimentaban las pasiones. Una de las grandes tragedias de Azaña fue confundir razón y poder.
Amante de las grandes frases, que por otro lado crearon un tremendo rencor hacia su persona, Azaña se decantó por una forma de gobierno alejada de la discusión y de la búsqueda de amplios compromisos. Hablaba del "fanatismo por la idea" y de "no tener miedo a la acusación de sectarismo".
Con las instituciones del Ejército y la Iglesia prefirió el choque frontal y dialéctico a una política de pasos y pactos que hubieran suavizado la postura antirrepublicana de ambas. Sustrajo de la República el apoyo de muchos católicos que consideraron su política laicista como meramente anticlerical y de ofensa a sus creencias personales. La reforma religiosa, por otra parte necesaria y plausible, se hizo de forma precipitada, inhábil y gratuita, aunque el propio Azaña evitase la expulsión de todas las órdenes religiosas con la excepción de los jesuitas, en su intervención en las Cortes de octubre de 1931.
El mito republicano que hacía que todo el mundo fuera republicano el 14 de abril, el 18 de julio pasaba a ser un concepto vacío. La República, al no satisfacer las expectativas puestas en ella, derivaba en antimito, en una especie de Mesías impostor que todos se aprestaban a crucificar.
En Campoo poseen también escasa implantación los partidos republicanos y el corto porcentaje de votos que obtienen en las elecciones nos confirma la existencia de una República sin republicanos, circunstancia que contribuyó a su desestabilización al ser desbordada por los extremos de izquierda y derecha. Con todo Izquierda Republicana y el Partido Radical tuvieron peso en Reinosa y Mataporquera. El primero fue un partido de élites locales y profesionales: escritores, aristocracia ferroviaria de jefes y factores de estación y un alcalde (Ferreolo Postigo) y teniente de alcalde (Gabriel Pérez López) en Valderredible.
La derecha laica estuvo representada por el Partido Radical que llegó a contar con dos concejales en Reinosa: el médico Alejandro Isla y el industrial Leopoldo González. En Mataporquera salieron elegidos en las elecciones de abril de 1933 seis concejales de este partido. Hubo alcaldes radicales procedentes del monarquismo, en Las Rozas (Pedro Díaz Gutiérrez), Valderredible (José López Pérez) y Santiurde de Reinosa (José Cuevas Fernández). Había agrupaciones radicales en estos mismos ayuntamientos, en Reinosa y Mataporquera. La representación de alcaldes era muy amplia en la zona limítrofe de Burgos. Empero esta nutrida representación del Partido Radical en los órganos municipales no se traducía en una afluencia de voto en las elecciones de diputados lo que constituía una verdadera esquizofrenia del electorado o por lo menos una anomalía en el funcionamiento del sistema.
Existían comités del
Partido Radical - Socialista en Reinosa, Valderredible y Valdeolea. Uno de los hombres emblemáticos en Reinosa del partido Radical Socialista fue el escritor y comerciante Ramón Sánchez Díaz, que sería nombrado Director General de Comercio. El partido Radical Socialista contaba desde las elecciones de 1933 con las importantes alcaldías de Valdeolea representada por el comerciante Olegario Blanco, y el Radical Socialista Independiente
(9) con la de Valderredible, con el médico Ferreolo Postigo que a su vez formaría parte de la Comisión Organizadora del P.R.R.S.I. en la capital y provincia creada a primeros de octubre de 1933. Sin embargo, tampoco se tradujo en una afluencia de votos hacia los partidos republicanos.
En el conjunto de la nación la escasez de votos de los diferentes partidos republicanos, el desprestigio de Lerroux impedía una alianza de los radicales con los republicanos de Azaña, que sólo se podía aliar con los socialistas. El resto se consumó con rivalidades personales y los escándalos. La CEDA, el partido católico, sólo podía gobernar con los radicales, antaño anticlericales. Las expectativas que sugerían estas alianzas se tornan en frustraciones para dirigentes, organizaciones políticas, afiliados de base que acuden a soluciones cada vez más extremistas y polarizadas.
En un ambiente de desesperanza crece la fe en una ideología salvadora que no tenía en aquel momento más que dos opuestos en un círculo vicioso violento: la dictadura del proletariado o el fascismo. En Alemania muchos parados se habían afiliado al partido nazi tras la crisis de gobiernos liberales y socialdemócratas: en España la crisis sobrevino al final de la Dictadura los obreros que irrumpen en la vida de la nación ven que la depresión económica aumenta en el seno de un régimen liberal burgués y un sector se radicaliza para superar el régimen burgués.
Si la violencia para los grupos de izquierda era un medio para descargarse de la injusticia social histórica con la pretensión de construir una sociedad nueva, para los partidos de extrema derecha -falangistas y tradicionalistas- constituía una forma de vida, una especie de aventura, un fin en sí misma o una manera de defenderse de la insolencia de los "rojos ". Un falangista de Santiurde que procedía de la Juventud Católica afirma que en Falange te permitían responder a las provocaciones y llevar pistola, cosas que no estaban permitidas en la juventud. "Nosotros no éramos agresivos, respondíamos si nos atacaban". El falangismo como ideología nueva, futurista, acorde con los movimientos fascistas que estaba en boga en la Europa de la época, se presentaba vagamente anticapitalista: “aborrecíamos al capitalismo financiero, al capitalismo descreído y sin sentimientos que no hacía nada por remediarla miseria, por ayudar a los necesitados” afirma el mismo falangista . El esquema era autoritario, antiliberal y antimarxista con nostalgias por el antiguo esplendor imperial español.
El
tradicionalismo, que en la comarca constituía casi un movimiento de masas, gozaba de una activa tradición insurreccional desde el siglo XIX. Añoraba el antiguo orden de los fueros de la monarquía de los Austrias contra el centralismo liberal de los Borbones, contra la degradación por los cambios de la industrialización y la vida urbana: las medidas liberalizadoras de la economía liberal ponían en peligro el estable mundo campesino. Este tradicionalismo o carlismo ya se mostró beligerante contra la República desde su proclamación y, sobre todo, desde el momento en que ésta puso en marcha las disposiciones laicas que quitaban a las órdenes religiosas el control de la enseñanza y separación Iglesia - Estado
(10).
La percepción de las ideas falangistas tuvo un sentido de rebeldía, de gusto por el riesgo y la acción. La teoría joseantoniana fue adoptada más en los aspectos simbólicos de uniformes, cánticos, eslóganes y cierta retórica anticapitalista de contenido social mezclada con un patriotismo antiextranjerizante
(11). Para muchos la mayoría de los afiliados de Falange eran muy jóvenes se trataba de estar contra los llamados "
rojos", considerados como intoxicadores del pueblo sencillo, promotores de huelgas y desórdenes. En definitiva, antiespañoles:
“
Estando preso en Reinosa en abril de 1936, recuerdo que por gritar ¡Arriba España.! el jefe de la policía municipal, Aguado, me dio una monumental paliza. No pasaba nada si gritabas ¡Muera España! o ¡Viva Rusia."
(12).
Para los carlistas la República se mostraba agresivamente antirreligiosa y disolvente de los lazos que, sobre todo, en las comunidades rurales unían a los campesinos con las tradiciones eclesiásticas y religiosas. En estas comunidades con predominio del minifundio y condiciones de vida duras, la tierra y la iglesia configuraban un elemento de estabilidad, de permanencia. Allí el cura a través de los siglos había formado el espíritu de aquellas gentes por otro lado reticentes a ideologías venidas del áspero mundo urbano. Las devociones al patrón o la patrona del pueblo, a la Virgen de Montesclaros, las reuniones de los vecinos tras la misa de los domingos suponían un momento de encuentro, relación social, intercambio de impresiones. Se unían comentarios cotidianos, momentos de ocio, recreación y evasión de las propias penalidades cotidianas. Es en esta base social donde se nutre el tradicionalismo y los movimientos sociales católicos. La interiorización de los principios católicos y tradicionalistas en las personas se traduce en la visión de los izquierdistas como impíos, como gentes sin Dios, y por ende, capaces de las mayores aberraciones y abusos.
La Falange contaba con núcleos reducidos, pero muy activos, en Reinosa liderados por el estudiante de Farmacia en Santiago, Arturo Alonso Obeso; en Mataporquera procedentes del grupo jonsista de Ramiro Ledesma fundado por el estudiante de comercio en Madrid, Daniel López Puertas, y, en Santiurde de Reinosa con militantes procedentes de la juventud Católica. En las elecciones de Febrero de 1936 el candidato falangista Ruiz de Alda recibe en todo el partido 159 votos 69 de ellos en Reinosa . Si cotejamos estos datos con la militancia comunista observamos que había localidades donde ambas filiaciones coincidían en su importancia numérica. En algunos casos eran pueblos vecinos. Por ejemplo, en Lantueno había afiliados comunistas y en Santiurde pueblo anexo, eran falangistas. Otras veces estaban dentro de la misma localidad como ocurría en el pueblo palentino de Aguilar o en la misma Reinosa.
Los militantes de Falange eran estudiantes, contratistas, pequeños industriales, hijos de pequeños empresarios en Reinosa y Mataporquera; e hijos de clase media rural. En casi todos había una tradición política familiar que se remontaba a la época de la Restauración y la Dictadura de Primo de Rivera.
Mayor presencia tenían los
tradicionalistas cuya militancia era importante en Reinosa y en Valdeolea con afiliados en Reinosilla, Mata de Hoz y Olea próximos al núcleo socialista de Barruelo. Llegan casi a igualar en votos a los candidatos de la derecha moderada en Valdeolea y Santiurde de Reinosa, con una militancia significativa en la capital campurriana y con un porcentaje importante de votos en Valderredible, Campoo de Suso y Yuso, S. Miguel de Aguayo y Enmedio. En Reinosa el Sindicato Católico de Oficios Varios con 250 afiliados, muchos de ellos trabajadores de La Naval, estaba controlado por tradicionalistas. En las elecciones de Febrero de 1936, el candidato Zamanillo obtuvo 1.940 votos y 8.147 recibe el candidato más votado de la CEDA, Pablo Ceballos. Lo que avala el hecho mencionado. El sindicalismo agrario de base católica tenía una cierta raigambre en Valderredible con la creación en 1906 del Sindicato Católico de La Velilla, nombre de la Virgen patrona del Valle. Participó en las luchas anticaciquiles durante el período de la Restauración y tras la proclamación de la República colaborando a la formación de una candidatura anticaciquil conocida como
Centro Electoral que sería boicoteada por Nicolás García Bustamante pretendiendo la presentación de candidatos afines a sus intereses y al mantenimiento de su poder personal
(13).
El partido de masas de la derecha era la
CEDA que en Cantabria había unido los restos de la Agrupación Regional Independiente con Acción Popular. Su lema más importante era la defensa de la familia, el orden, la propiedad y la religión. En Reinosa la CEDA local estaba presidida por un teniente coronel destinado en La Constructora Naval, Lorenzo Varela de la Cerda. El soporte de afiliados del que se nutría la CEDA era Acción Católica en sus diferentes ramas y secciones: juvenil, de hombres, mujeres, etc. La CEDA consideraba a la República como una forma "
accidental" o no definitiva de Estado y Acción Católica había adoptado ante el advenimiento de la misma y bajo la dirección del cardenal Herrera Oria, sucesor del intransigente Segura, una actitud de respeto y adaptación a la nueva forma de Estado y de intensificación en su labor de captación de adeptos, sobre todo, entre los jóvenes de núcleos industriales. El resultado fue la creación en Reinosa y Arija a finales de 1931, de la juventud Católica Masculina. La juventud Femenina se fundó en Reinosa a fines de 1932 con 150 afiliadas y después se extendió a otras pequeñas localidades como Somballe, San Miguel de Aguayo y Aldueso. En septiembre de 1934 se creó en el pueblo de Santiurde la Juventud Católica Masculina que se convirtió junto con el de Arija en un núcleo muy dinámico. Las directrices de los responsables de estas organizaciones en el sentido de no intervenir en la vida política y de no responder a las provocaciones determinaron el paso de los jóvenes a la Falange.
CONCLUSIONES
La vida política en Reinosa y los centros industriales de la comarca fue muy activa e intensa tanto en la izquierda como en la derecha.
• Existencia de líderes en Campoo que sobrepasaban el marco local y comarcal.
• Los partidos republicanos aunque bien representados en las alcaldías y ayuntamientos no obtenían una proporción de votos sustanciosa en las elecciones generales.
• El voto se repartía entre la CEDA y el PSOE, cada uno de los cuales tenía una concepción opuesta del concepto República. Los núcleos industriales son bastiones socialistas.
• Presencia significativa del PCE y de las Juventudes Socialistas con el mayor índice de militantes de la antigua provincia de Santander.
• El socialismo campurriano era más partidario de la postura revolucionaria de Largo Caballero que de la reformista de Prieto.
• Utilización de la violencia como medio para conseguir fines políticos. Antes de 1934 la opinión más extendida en la izquierda obrera de Campoo es la necesidad de superar el sistema capitalista por medio de la lucha armada o el asalto al poder.
• Dificultades de la nueva derecha de Gil Robles para crear sus propias sedes y poderes locales por el clima de presión izquierdista en los núcleos industriales. El vacío fue cubierto por el Partido Radical como refugio de concejales y alcaldes derechistas.
• Bipolarización social a partir de la Revolución de 1934 que origina una guerra civil larvada o principio de enfrentamiento civil convertida en abierta y trágica guerra civil con la sublevación militar.
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NOTAS
(1) Palomares Ibáñez, Jesús María, 1992: 475.
(2) A.H.N.S., Santander L-241.
(3) Garrido, Aurora, 1993: 427-428.
(4) Los índices de España se han calculado sobre la cifra que da Tuñón Lara, 81.000 afiliados y la población española el 1-I-1931 de 23.563.000 habitantes. Vid Tuñón LARA, MANUEL, 1989: 162.
(5) A.H.N.S., Santander CAJA 28, EX: 3.
(6) A.H.N.S., Santander L-280 Y L-241..
(7) A.H.N.S., Santander L-278.
(8) Concretamente su abuelo materno, Manuel Díaz Gallo, era natural de Escalada y contrajo matrimonio con Josefa Muguruza, natural de Madrid. Fruto de aquel matrimonio fue Josefina Díaz Muguruza casada con Esteban Azaña Catarinen, padres de Manuel Azaña. Vid. Registro Civil de Alcalá de Henares, Tomo 15: 50. El ayuntamiento de Escalada aprobó una resolución para nombrar a Azaña hijo adoptivo de la localidad.
(9) El P.R.R.S.I. surgió como escisión del Partido Radical Socialista en el III Congreso extraordinario celebrado en Santander a mediados de 1932. Las causas de la separación se basaban en la diferente estrategia en relación a los socialistas: los primeros eran partidarios de romper con el PSOE y abogar por un gabinete de concentración republicana; los segundos, liderados por Marcelino Domingo, se mostraban favorables para continuar la alianza. Vid. Villanueva Villar, María Eugenia, 1992: 86-87.
(10) Blinkhorn, M., 1979: 119-120.
(11) Antiextranjerizante en el sentido de que particularizaban el término en las naciones que habían causado "mayores males" a España: Inglaterra y Francia, como enemigas tradicionales, y Rusia, como personificación de los males recientes. No ocurría así con Alemania e Italia gobernadas por sendos regímenes fascistas.
(12) Testimonio de Ramón Gutiérrez Robles.
(13) La conflictividad política y de lucha por el poder que se originó con el advenimiento de la República en Valderredible. Creó una Caja de Ahorros, un seguro de accidentes para el ganado y dotó de luz eléctrica a algunos pueblos de la zona.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
Altuna, Francisco, Del Reinosa y Campoo de Ayer, Ayuntamiento de Reinosa, diciembre de 1993.
Archivo Histórico Nacional (Salamanca) Sección "Guerra Civil" (A. H. N. S.)
• PS - Bilbao, Caja 8, Ex.5, Ex.9, Ex.10.
• PS - Madrid, Leg. 993.
• PS - Santander, Serie L: Carpetas 240, 241, 278, 280, 554.
• Santander 0. 1. P.A: Caja 7, Leg. 1-22.
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