Reinosa es, junto a Torrelavega y Santander, el único núcleo habitado de Cantabria con cierta entidad que tiene el título administrativo de ciudad.
Las tres poblaciones consiguieron tal categoría en situaciones y contextos históricos bastante dispares, si bien en este sentido pueden hallarse ciertos paralelismos entre Torrelavega y Reinosa, como luego comprobaremos. No es el caso de Santander, aupada al rango de ciudad en el reinado de Fernando VI, en 1755, una decisión real en la que no estuvo ausente la estrategia de las élites locales, a cuyo frente estuvo el jesuíta Francisco Rávago, purriego, confesor del rey en esos críticos momentos, hombre de gran influencia en esa época, auténtico ministro de Asuntos Religiosos, que estaba al frente de un grupo de presión montañés en la Corte, la Congregación de Naturales de las Montañas de Burgos, nucleada bajo la advocación de la Virgen de la Bien Aparecida, organización que se reunía para más claridad en lo que a sus objetivos se refiere en el convento agustino de San Felipe el Real, uno de los más poderosos monasterios madrileños, sede de la biblioteca y estudio del padre Enrique Flórez. Sin duda este grupo de montañeses maniobró en la sombra para obtener el favor real en asuntos tan trascendentales en el devenir de Cantabria como la construcción del camino Reinosa-Santander. la concesión del obispado de Santander al territorio y, por último, la propia concesión del título de ciudad a la villa santanderina.
El caso de Torrelavega puede asimilarse en parte al de Reinosa, una población que en el siglo XVIII apenas tenía poco más hechura que la de un pueblo con unos cientos de habitantes, en el caso de Reinosa con 628 almas triplicaría casi las poco más de 200 con que contaba Torrelavega. Ésta creció sobre todo desde finales de los años 70 del siglo XIX como consecuencia, sobre todo, de dos factores; por un lado su situación estratégica en el cruce de caminos que ponía en comunicación la cornisa cantábrica con la meseta castellana a través de la propia Reinosa y aquella entre sí a través de los caminos de la costa. También el factor materias primas, con el descubrimiento del yacimiento minero de Reocín, hizo que Torrelavega se posicionase como núcleo central en la fachada costera, posición que había sido potenciada por la construcción del ferrocarril Alar del Rey - Santander, vía de comunicación que había sido precedida por el Camino Real un siglo antes. Además la villa había sido agraciada por Carlos III en 1767 con la concesión de un mercado semanal, aunque no se pusiese en marcha hasta finales del siglo XVIII. Si Torrelavega había sido a lo largo de la Edad Moderna la "capital" del señorío de los duques del Infantado, en la contemporaneidad este predominio e influencia se había extendido hacia el oeste, compitiendo en este sentido con la propia Santander a finales del XIX y principios del XX. Así en 1895, albergando casi 4.000 habitantes, obtuvo el título de ciudad.
El caso de Reinosa tiene algunas similitudes. El contexto histórico es similar, a pesar de que 1895 es la fase madura del periodo restauracionista en España, mientras que 1927, año en el que obtuvo el título Reinosa, puede hablarse ya con toda rotundidad de la fase decadente de la Restauración en España.
La capital campurriana alcanzó el título de ciudad con algo más de 4.000 habitantes, un nivel demográfico similar al de Torrelavega cuando consiguió esta categoría. Fue precisamente en ese tramo que abarca los años 20 y 30 del siglo XX cuando Reinosa despega demográficamente hasta constituirse en uno de los núcleos más dinámicos de la región. La fundación de La Naval fue el detonante de esta nueva situación. Ello junto a la situación estratégica propiciada por la construcción en el siglo anterior del ferrocarril y por las actividades productivas de una activa burguesía local, hizo que la villa acelerase su crecimiento.
LAS BASES DEL DESPEGUE
Pero Reinosa no había iniciado su ascenso en fechas tan tardías. Ya en el siglo XVIII, si no antes, se había constituido en un punto principal del trasiego entre los productos castellanos - fundamentalmente trigo y vino - y los cantábricos - especialmente hierro y sus labores, productos artesanos de la madera y pescado -, sino que en sus alrededores se crean algunos establecimientos "fabriles" en los que se laborea el hierro. Estos ingenios aprovecharon la fuerza hidráulica del río Ebro y el tirón de la demanda de cereales por las colonias americanas lo que aumentó la producción cerealista castellana y la consiguiente necesidad de instrumentos de labranza construidos en hierro. En concreto, funcionaron dos ferrerías: la primera desde 1754, fue fundada por Joaquín Díaz Zorrilla en el pueblo de Horna: estuvo trabajando hasta 1840. Fue comprada por el comerciante santanderino José María López-Dóriga y puesta en marcha hasta 1875. Algo muy parecido le ocurrió a la ferrería de "La Pendía" que se construyó en 1765 en Las Rozas de Valdearroyo. Fundada por Diego y Luis de Collantes, fue vendida después de la Guerra de la Independencia a otro miembro de la familia López-Dóriga. quien la hizo trabajar hasta que en 1873 cesó en su actividad, para poco después ser reconvertida en un molino
(1). Estas actividades convierten a Reinosa en cabeza de puente de los productos cantábricos hacia Castilla y en plataforma de los castellanos hacia la costa. Su situación estratégica fue potenciada con la construcción del ferrocarril. A ello se añade su potencial ganadero multiplicado por la arteria ferroviaria lo que hace que a mediados del siglo XIX, Reinosa se convierta en el punto principal de exportación de ganado desde la Montaña hacia otros puntos de España, como luego se verá más abajo.
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN REINOSA
Como se ha podido ver, la comarca campurriana no carecía de una cierta tradición industrial, lo que se va a poner aún más de manifiesto con las actividades que ponen en marcha a mediados del siglo XIX varios miembros de la familia Collantes. Así, tras varios escarceos en la minería del carbón, Luis Collantes y su hermano Antonio, junto con otros socios construyen una fábrica de vidrio en Las Rozas.
La Luisiana, dando así inicio a una de las aventuras industriales más llamativas del periodo en Cantabria. Tras varios avatares -cambios en la titularidad, construcción de nuevas instalaciones...- las fábricas comienzan a languidecer y hacia finales de los 80 del siglo XIX las fábricas casi estaban paradas. Ello constituía una catástrofe para la zona pues entre empleos directos e indirectos, las tres fábricas de vidrio daban trabajo a más de 600 personas, eso en un momento en que Reinosa apenas superaba los 2.500 habitantes. Diversas causas que no vamos a señalar aquí contribuyeron a la decadencia de esta magnífica aventura industrial
(2), pese a que continuaría su producción hasta 1928. Los capítulos finales de la industria vidriera campurriana coincidieron casi sin solución de continuidad con el inicio de otra actividad que revolucionó el panorama local: la construcción de la fábrica de la Naval.
Estas crisis son algo habitual en la comarca a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, aunque éstas sean a veces de raíz económica, a veces de tipo político. Si bien es verdad, que algunas de estas conmociones - como fue la pérdida de los restos del imperio colonial - estarán en el origen de una serie de decisiones que afectarán positivamente a la villa reinosana. como se verá más abajo.
Una de las primeras crisis fue la provocada por la falta de rentabilidad del ferrocarril que había sido concluido en 1866. Casi sin solución de continuidad a su finalización, el Gobierno incautó el ferrocarril y la "Compañía del Ferrocarril de Isabel II" fue sustituida por la "Compañía del Ferrocarril de Alar a Santander" que a su vez sería comprada por la Compañía del Norte en 1874. Demasiados avatares para una infraestructura recién construida y ya con problemas de todo tipo, en el que los financieros ocupaban un papel destacado
(3).
Pero Reinosa no solamente tenía una evidente tradición industrial, también su estratégica situación le permitía desarrollar una actividad comercial nada desdeñable, sobre todo en lo que se relaciona con las transacciones ganaderas. De hecho. Reinosa fue el principal punto de embarque ferroviario de ganado de la Montaña hasta el punto de que en algunos años casi la mitad del ganado transportado por ferrocarril con destino a otros puntos urbanos sale desde la capital campurriana. hasta el punto de que en los primeros años llega a constituirse en el 50% del total de ganado transportado. Solamente a partir de 1910 este porcentaje se rebaja hasta el 30%, siendo superada a partir de ese año por Torrelavega
(4). Sin duda la cabaña ganadera campurriana contribuía a este desarrollo, cabaña que nutría las ferias de Espinilla, fundada en 1878, que se celebraba en la fiesta de la Asunción y en San Roque. En 1882, el ayuntamiento de Valdeprado del Río, dictaminó celebrar también cuatro ferias ganaderas en el pueblo de Arroyo y una en el de Valdeprado. A éstas se unían además las tradicionales que se celebraban en Reinosa durante las festividades de Santiago y San Mateo
(5). Pero también en esta actividad, Reinosa atravesó su crisis, al igual que el resto del mundo rural europeo. Estas dificultades tienen su nombre propio, estamos hablando de la gran Crisis Agropecuaria de finales del siglo XIX. cuando los productos alimenticios -cereales y carne de vacuno y ovino- procedentes de Australia y de los jóvenes países americanos inundaron el continente europeo. A la comarca campurriana también llegaron los ecos y los efectos de este desembarco masivo. En un interrogatorio que el gobierno puso en marcha en 1886 para detectar los problemas derivados de esta crisis, el ayuntamiento de Reinosa contestaba así a algunas de las preguntas:
"Pregunta 21.-¿Cuál es la base de la alimentación de las clases proletarias de esa región? ¿Cuál es el precio del alimento, comparado con el pan de trigo?
Respuesta.-Leche, patata, legumbres, su precio mitad que del pan de trigo.
Pregunta 28.-¿Ha disminuido ó aumentado el comercio de los granos y de las legumbres en esa región en el último decenio? ¿Qué mercados se han ganado o se han perdido? ¿Por qué causas? ¿Hay existencias de años anteriores? ¿Cuántas?
Respuesta. - El mercado ha disminuido en esta localidad efecto de la poca demanda, de la falta de exportación de harinas para Cuba y el extranjero, y por la pérdida de los mercados de Cataluña a causa de las importaciones de otras naciones.
Pregunta 104- ¿Qué número de cabezas de ganado hay: caballar, mular, asnal, vacuno, lanar, cabrío y de cerda en la localidad ó comarca del informante y cuál es la especie que predomina?
Respuesta.-Ganado caballar 175 cabezas, 11 mulas, 134 vacuno y 9 lanar.
Pregunta 105.- ¿A qué raza corresponde cada clase de ganado?
Respuesta.-Especial del país.
Pregunta 110.-¿Qué leche produce, por término medio y por cuánto tiempo, cada oveja, cada cabra y cada vaca, indicando si se utiliza la leche en estado natural ó transformada por medios industriales?
Respuesta- Cada vaca medio litro de leche por tres meses, y se utiliza natural y transformada en queso y manteca.
Pregunta 125.-¿Existen en la comarca del informante aprovechamientos colectivos de pastos, para cuyo disfrute sea necesario establecer ó modificar alguna clase de servidumbres, sin perjuicio del derecho de propiedad?
Respuesta.-Existen aprovechamientos colectivos con el pueblo de Morancas, para cuyo disfrute es indispensable ó muy conveniente obtener el paso en cabaña por el camino que cruza los términos de Fresno en el sitio de San Pelayo, al Puente del Besaya, hasta la cumbre de una cuesta donde está el mojón divisorio de los téminos de Fresno, Aradíllos y Morancas.
Pregunta 129.-¿De qué comarcas de España ó de qué puntos del extranjero se hace competencia á la ganadería en la región del informante, y en qué condiciones de producción y costo se halla con relación á los competidores?
Respuesta.-De Galicia, Madrid, Francia, Estados Unidos y otros puntos.
Reinosa y Octubre de 1887. Por acuerdo del Ayuntamiento, Francisco G. Belmonte.-AndrésMedíai'ílla.-Manuel Obeso" (6).
Sin duda, la ganadería campurriana y, en general, el mundo rural comarcal fueron afectados por la gran crisis finisecular que azotó las regiones campesinas del oeste europeo. Y eso que pudo ser un revulsivo para el sector la creación en 1880 la fábrica de quesos de Claude Napoleón Boffard -precedida en 1843 por otra de la que se tienen vagas noticias- que se convirtió en punta de lanza de la industria agroalimentaria y que tuvo una rápida expansión ya que en 1894 se funda una sucursal en Tórrelavega, Sin embargo, el ganado de la zona, destinado fundamentalmente al abasto de carne y a la tracción, no era el más adecuado para surtir de materia prima a la fábrica de Boffard
(7). Otros establecimientos queseros de menor relieve tuvieron también como escenario a Reinosa.
Otra fábrica destinada a la producción de productos alimenticios se había creado poco antes, era la que Ignacio Errazti. asociado con Pablo Macho, había fundado en 1874 con el nombre de "Las Fuentes" y se dedicaba a la fabricación de chocolate.
Junto a estas actividades, se desarrolla una incipiente industria turística en torno a los balnearios de Aldea de Ebro, Fontibre y, sobre todo, Corconte los cuales -junto al atractivo de la caza, abundante en los montes cercanos- atraen a los alrededores de la villa a destacados personajes, miembros de la casa real incluidos.
LA ÚLTIMA GRAN CRISIS, ORIGEN DEL RENACER DE REINOSA
Reinosa había atravesado la larga etapa finisecular que en España había adquirido matices de crisis de distinto signo: económicas, políticas... Con un importante bagaje en los ámbitos industrial y ganadero, no había conseguido identificar su futuro con claridad. A finales del siglo XIX y en los albores del XX, el estancamiento demográfico, pasando de 2.979 habitantes en 1900 a los 2.924 en 1910, parecía indicar que estaba perdiendo fuelle. El declive definitivo de las viejas ferrerías, la pérdida de importancia de la pionera industria quesera, el declive del otrora importante complejo vidriero, parecían abocar a la villa y a la comarca que comandaba a un lento languidecer.
Sin embargo, sería la última gran crisis finisecular -la conocida como ''del 98''- la que, paradójicamente, le serviría a Reinosa como estímulo para retomar su impulso. Si en la época del siglo XVIII las ferrerías que, junto a la ganadería y otros sectores, hacían de Reinosa una población de cierto relieve y dinamismo, sectores que después se verían sustituidos por la industria vidriera y agralimentaria; cuando estos den síntoma de flaqueza, serán las necesidades armamentísticas del país las que impulsen a la villa a ocupar un papel destacado en la industria nacional y, a su sombra, cuando Reinosa alcance la categoría administrativa de ciudad. Ello por obra y gracia de la ubicación en su término municipal de la fábrica de la Sociedad Española de Construcción Naval, adjudicataria de la reconstrucción de la flota española, destruida en Cuba en 1898.
(8)
Ante la pérdida de la armada, los gobiernos subsiguientes lanzaron una serie de medidas, concretadas finalmente en el llamado "Plan Ferrándiz" para recomponer la flota de guerra. Pero este programa naval que requería la construcción de más de 70 buques de guerra, entre ellos 3 acorazados, exigía un lugar para fabricar el material y el armamento necesarios para los buques. Por diversas razones técnicas y geográficas, Reinosa fue el punto elegido para levantar la fábrica.
En menos de dos años, 1918-1920, la fábrica entró en funcionamiento. Ello causó, entre otros efectos, la llegada de un gran número de trabajadores a Reinosa lo que provocó un vertiginoso aumento demográfico ya que pasó de 4.180 habitantes en 1920 a 8.606 en 1930. Veinte años antes, en 1910. Reinosa apenas superaba los 2.900 habitantes.
Con hechuras urbanas, no solamente por sus crecientes dimensiones demográficas y económicas, sino por sus infraestructuras sociales y culturales -hospitales, centros de enseñanza, teatro, periódicos-, Reinosa alcanzaría el título de ciudad. En adelante, surgirían otros problema característicos de las aglomeraciones humanas: hacinamiento, aumento vertiginoso de la inmigración, mano de obra crecientemente especializada, mayor dependencia de las decisiones procedentes del exterior y paulatino fin de la economía y de las formas de vida tradicionales. La creación de la Naval constituyó para Reinosa y para el resto de Campoo una serie de cambios, algunos nada positivos, y de desequilibrios que, cuando poco después, se concluyó la magna obra del pantano del Ebro alteraría radical, profunda y definitivamente el panorama en la amplia comarca campurriana en un proceso que está aún por analizar y que merece un amplio y profundo estudio.
NOTAS
(1) Ceballos Cuerno, C.
Arozas y ferones. Las ferrerías de Cantabria en el Antiguo Régimen. Santander, 2001. pp. 48-49. y el artículo de Corbera Millán, M "
Ferrerías en Campoo". Cuadernos de Campoo. Año II. N° 5. Septiembre 1996.
(2) Puede verse un análisis de esta situación de crisis en el trabajo de Sierra Álvarez, J.
El complejo vidriero de Campoo (Cantabria), 1844-1928. Santander, 1993. pp. 41-52.
(3) Más detalles de esta situación en el libro de Hoyo Aparicio. A.
Ferrocarriles y banca (la crisis de la década de 1860 Santander). Santander, 1988, pp. 135-136.
(4) Puente Fernández, L.
Transformaciones agrarias en Cantabria. 1860-1930. Santander, 1992. pp. 62-64.
(5) Más en extenso el artículo de Ramón Rodríguez Cantón "
Las ferias en la Merindad de Campoo" Cuadernos de Campoo. Año II. N° 5. Septiembre 1996.
(6) La Crisis Agrícola y Pecuaria. Actas y dictámenes de la comisión creada por el Real Decreto de 7 de julio de 1887 para estudiar la crisis que atraviesa la agricultura y la ganadería. Madrid. 1887, 6 vols. La contestación de Reinosa en el Tomo II. pp. 393-395. Los seis tomos se conservan en la Biblioteca Menéndez Pelayo.
(7) Casado Cimiano, P. "
Las queserías de Reinosa, avanzadas y líderes de una época (1880-1910)", Cuadernos de Campoo. Año V. Nº 15. Marzo 1999.
(8) El único trabajo de interés que aborda la trayectoria de la fábrica reinosana es el de José Amorós,
Reinosa. Crisol de la gran forja en España. Santander. 1994.
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