Carmelo Fernández Ibáñez, Pedro A. Fernández Vega, Javier Peñil Mínguez, Carlos Lamalfa Diaz, Miguel A. González de la Torre y Serafín Bustamante Cuesta
INTRODUCCIÓN
Valderredible constituye una comarca geopolítica enclavada en el extremo más meridional de la actual Comunidad de Cantabria, y que es compartida en pequeña proporción con la lindante provincia de Palencia. Se encuentra compuesta esencialmente por un magnífico valle con abundantes recursos naturales, fruto de un ecosistema particular, lo que unido a su inmejorable emplazamiento geográfico, ha hecho que no pasara desapercibida a los diferentes grupos humanos desde la antigüedad. Es por ello que muchos de sus pintorescos y bien abastecidos rincones se han convertido hasta el día de hoy en asentamientos donde el hombre, siglo tras siglo, fue estableciendo sus diferentes lugares para vivir y también para morir. Las razones por las cuales escogían unos u otros constituyen por el momento una más de las incógnitas históricas que este lugar encierra.
El Santuario de Montesclaros es, sin duda, uno de los referentes importantes de la historia de Campoo desde la Edad Media. Si seguimos su desarrollo podemos ver cómo todas las épocas y vicisitudes políticas, económicas, culturales y religiosas han quedado reflejadas en el Santuario.
Tras la definitiva caída del Imperio Romano, todas las provincias dominadas por Roma sufren un desbarajuste administrativo y político, que va a provocar con el paso de los siglos, la creación de los actuales estados. La crisis del siglo III d. C., significará para Roma y su "mundo" el advenimiento de una decadencia cultural y socio-política, que difícilmente podían imaginar todos los ciudadanos romanos.
El valle de Aguayo, conformado por la suma de las dos antiguas jurisdicciones de las villas de San Miguel y Santa María, ha ofrecido ya alguna evidencia arqueológica y documental del origen medieval de los actuales núcleos de población. La primera noticia procede de un documento del siglo XII en que la reina Urraca cede los "monasterii" de San Lorenzo de Pujayo y de San Miguel de Aguayo. En 1245 una carta firmada por el rey Fernando III de Castilla, recoge la existencia en Aguayo de tal monasterio -iglesia- de "Sancti Michaelis que est situm in villa de Aguayo cum omnibus coloniis suis et omni hereditate" , al renovar un privilegio concedido por su abuelo Alfonso VIII a San Lorenzo de Pujayo, monasterio y alberguería a la cual pertenecía el citado de San Miguel (1).
Desde 1984 a 1989 se excavó en el yacimiento de el Torrejón de Las Henestrosas (Valdeolea) (BOHIGAS, R., GARCÍA, M., SARABIA, P., SOBREMAZAS, A., FERNÁNDEZ, L, SAINZ, A. y HOSPITAL, C., 1985; GARCÍA ALONSO, M., SARABIA ROGINA, P y, BOHIGAS ROLDÁN, R., 1987). Se trata de un casa nobiliaria rectangular adosada a una torre cuadrada, de cuyo conjunto se conoce completa la fachada septentrional, donde se encuentra la puerta semimonumental, protegida por un Cubo semicircular macizo situado a la izquierda. El edificio se eleva en el centro de una plataforma cuadrada de 1.400 metros cuadrados delimitada por un ancho foso de 8 m. de anchura por 3 m. de profundidad. Una cortina de mampostería y mortero que formaba la cerca externa sobre el foso; fuera de éste el alomamiento de un vallado completaba el circuito defensivo exterior.
Para afrontar el tema del "fenómeno foramontano" vamos a comenzar por lo que denominaremos punto de partida.
HACIA TIERRAS SEGURAS
La expansión musulmana en los albores del siglo VIII se realizó de manera rápida por la Península Ibérica hundiendo en la miseria a la repulida sociedad visigoda, A partir de este hecho histórico, cada investigador ha extraído sus propias conclusiones tras bucear en los escasos y partidistas documentos que de esta época se conservan.
Aún es posible observar, en el paisaje que nos rodea, las huellas de una historia pasada: las construcciones erigidas por nuestros antepasados. De todas estas edificaciones que han llegado hasta nuestros días, con mayor o menor fortuna, cabe destacar las torres y casas-torre medievales, testigos mudos de antiguos avatares, que mantienen en pie sus muros desafiando la fuerza de los elementos y la mano destructiva del hombre. En la Merindad de Campoo se conservan numerosas torres medievales, casas-torre y algún castillo.
Cualquiera de nosotros, a la vista de alguno de los testigos mudos que ha dejado la historia, hemos dejado volar nuestra imaginación y hemos hecho de algunos de estos lugares el escenario de no pocas aventuras, centro de encuentros felices, de ensoñación... Este ha debido ser el caso de lo que ha suscitado el imponente Castillo de Argüeso, en Campoo, para muchas generaciones. Pero no cabe duda de que nuestra imaginación se queda corta a la hora de recrear todo el conjunto de vivencias que esas solemnes piedras han visto y oído durante siglos.
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