La intervención administrativa central: merindades y corregimiento; partido, intendencias y provincias
La administración territorial de ámbito puramente local y sus órganos representativos -aldea/barrio, concejo, hermandad y ayuntamiento- se vieron sometidos, ya desde la Edad Media, a la intervención del poder central de la Corona y del Estado. Esta intervención, fruto de la paulatina centralización de los órganos de gobierno y la consiguiente territorialización de las funciones administrativas, se manifiesta, a partir del siglo XIII, a través de diversas instituciones de carácter administrativo, entre las que destacan, siguiendo un orden cronológico de su constitución y funcionamiento, las merindades, los corregimientos, los partidos, las intendencias y las provincias.
En el transcurso de la Edad Moderna, las estructuras de la administración local en el territorio histórico de Campoo se articularon conforme a una gradación de niveles, que se correspondían con las diferentes categorías de los propios entes en que se organizaron las comunidades que ocupaban y articulaban el ámbito espacial campurriano, independientemente de que sus regímenes jurisdiccionales fueran de realengo o señoriales. Estas entidades socioeconómicas, que constituían a la vez unidades administrativas, se identificaron, siguiendo un orden ascendente y teniendo en cuenta su menor o mayor ámbito espacial y jerarquía jurisdiccional, con los barrios/aldeas, concejos, villas y otras unidades administrativas de carácter supraconcejil, tales como los concejos mayores y hermandades de concejos.
Este artículo, dedicado a la Virgen de Montesclaros, patrona de la Merindad de Campoo, obtuvo el Primer Premio de Investigación en el Concurso "Julio Montes Sáiz " de 2006
INTRODUCCIÓN
La actual comarca de Campoo-Los Valles se compone de más de 150 localidades distribuidas en 11 municipios: Reinosa, Hermandad de Campoo de Suso, Campoo de Enmedio, Campoo de Yuso, Las Rozas de Valdearroyo, Valdeolea, Valdeprado del Río, Valderredible, San Miguel de Aguayo, Pesquera y Santiurde de Reinosa, con una extensión total aproximada de 1.000 kilómetros cuadrados y una población aproximada de 25.000 habitantes. La altura varía desde los 850 metros sobre el nivel del mar de Reinosa a los más de 2.200 metros en las altas cumbres de Alto Campoo (estación de esquí). Limita al sur con las provincias de Palencia y Burgos, por lo que presenta unas características físicas intermedias entre la meseta castellana y las abruptas y verdes montañas cántabras, siendo su clima frío, especialmente en el invierno.
La apicultura constituye una actividad agraria que ha gozado en Campoo (1) de una importante presencia histórica. Durante el siglo pasado los colmenares abundaban todavía en los pueblos, conservando en gran medida los métodos de explotación tradicionales. En la Aldea de Ebro en la primera mitad del siglo XX los vecinos tenían que proteger las colmenas del apetito de los osos, poniendo dispositivos de hojalata que hicieran ruido y los ahuyentaran. Al igual que en otras zonas altas de Cantabria la miel de esta comarca tiene un color oscuro característico proveniente de plantas como el roble o el brezo, uno de los tipos de miel más valorados (2).
Durante el último cuarto del siglo XV la Hacienda Real recaudaba sus ingresos en el espacio comprenden por la actual Comunidad Autónoma de Cantabria por 4 conceptos:
1) En primer lugar gravando a la actividad comercial y artesanal y a los consumidores a través de las alcabalas.
2) En segundo, imponiendo el diezmo de la mar a la entrada y salida de mercancías por los 'puertos de la mar de Castilla" (Castro Urdíales, Laredo, Santander y San Vicente de la Barquera)
3) En tercero, mediante el monopolio y estanco de la sal establecido desde los alfolíes (Santander y San Vicente de la Barquera).
4) Y, por último, participando del diezmo eclesiástico a través de las tercias reales.
Salas de barquines y del mazo. Ceballos Cuerno, 1999
INTRODUCCIÓN
Las ferrerías eran unos establecimientos donde se elaboraba el hierro de forma artesanal siguiendo el denominado "método directo", al igual que en la mayor parte de las dispersas por Cantabria y España, hasta su cierre definitivo estimado documentalmente en nuestra región en 1875. Método que consistía, básicamente, en mezclar vena o mineral de hierro, lo más triturado posible, con carbón vegetal, en un horno que alcanzaba unos 1.200 °C. En él se colocaban capas alternas de combustible y de vena, y una vez finalizado el proceso de fundición, se forjaba sobre el yunque obteniéndose un hierro de bajo contenido en carbono, maleable, fácil de manipular y de muy buena calidad, aunque caro, era el "hierro dulce" (Ceballos Cuerno, 2001.137 y ss.).
Luis Ángel Moreno Landeras y José Antonio Gutíerrez Delgado
INTRODUCCIÓN
La situación histórica, geográfica, social y económica que antaño vivió la comarca campurriana, ha sido la causa por la que los remedios medicinales populares han estado muy arraigados entre la población y han mantenido su vigencia hasta mediados del siglo XX.
Los conocimientos curativos constituyen un apartado más de la tradición popular que es necesario preservar del olvido para poder estudiar y admirar mejor en su conjunto la cultura rural de la zona.
"Cuervos pa arriba, pastor buena vida; cuervos pa abajo, pastor boca abajo"
(refrán popular aguayés)
LA IMPORTANCIA HISTÓRICA DEL PASTOREO
Es una constante histórica de las tierras de esta antigua merindad el gran peso de la ganadería. El sostén de sus habitantes, el origen y desarrollo de sus plazas y villas, han tenido que ver con el pastoreo y las ferias de ganado. Reinosa, Aguilar, Ruerrero o Soncillo muestran en sus calles y plazas la evidencia de esto (1), y los pueblos campurrianos permiten aún comprobar en sus corrales, callejas, cerraduras y veredas la misma realidad.
(...)
Como en toda la Cantabria, el latín fue el que, en Campoo, durante la dominación romana y visigótica, sustituyó al lenguaje que usaron los cántabros, absolutamente desconocido para nosotros; pues, si es cierto que, en la toponimia de la región, quedan algunos nombres de pueblos y términos de la época de los primitivos pobladores de nuestras montañas, como Izara, Izarilla, Isar, Bucer, Buzandrique, Bucierca, Híjar (Igari), etc., no lo es menos que, al sernos poco menos que desconocido el significado de tales nombres, nos hallamos en la imposibilidad de establecer relación alguna entre ellos y los accidentes topográficos a que fueron aplicados. La lengua de los cántabros, con la dominación romana y visigótica, se perdió definitivamente para nosotros.
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