Casi una veintena de zapateros ejercían su oficio en la Merindad Campoo en el primer tercio del siglo pasado
En el Anuario de Santander perteneciente al primer tercio del siglo XX figuran en la Merindad de Campoo casi una veintena de artesanos zapateros: en Reinosa, García (Viuda de Nemesio) y Gutiérrez (Viuda de Salceda Marcelino). En Matamorosa, Jesús Fernández; en Las Rozas de Valdearroyo, Francisco González; en Mataporquera, Leandro González; en Polientes, Demetrio Salgado; en Bárcena de Ebro, Julián Alonso; en Rocamundo, Pacifico Corada; en Ruerrero, Maximino Garrido y en San Martin de Elines, Tomás Herrero. También figuran como alpargateros en Pesquera, Francisco González; en Rocamundo, Joaquín Pérez; en San Martín de Elines, Hermógenes Alonso, Pedro Peña y Minervino Saiz, y en Villamoñico, Chicote y Hierro hijos.
Un rito necesario para comprobar la bravura de los sementales
El Concejo de Los Carabeos tenía como fecha de peregrinación votiva a la Virgen de Montesclaros el día 7 de mayo. Esta fecha se trasladó después al 15 de mayo, festividad de San Isidro Labrador. Actualmente se celebra el domingo más próximo a esta fecha.
Cada año, uno de los tres barrios que componen el concejo: San Andrés, Arroyal y Barruelo, era el anfitrión y portaba su estandarte (pendón) y la cruz que presidía la procesión. El estandarte lo portaba el mozo mayor y era acompañado por otros dos para su manejo, que guiaban los cordeles para mantenerlo en posición. Partían por la mañana todos los peregrinos en procesión rezando el rosario, presidida por uno de los párrocos del lugar. Cuando se terminaba de rezar se deshacía la procesión y al llegar al término denominado el Cañón, se volvía a formar caminando con cánticos de alabanza a la Virgen.
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