Tal y como entendemos hoy la publicidad, no tiene nada que ver con la primitiva publicidad que se insertaba en los periódicos de finales del siglo XIX, a través de ésta podemos ir comprobando como la sociedad va evolucionando lentamente, como sus usos y costumbres varían de una sociedad tradicional a una más moderna y burguesa. Este cambio de mentalidad que iremos viendo, se acentúa mucho más en nuestra ciudad cuando Reinosa cuente con una industrialización mayor, que hace que sus transformaciones sean más drásticas, al recibir inmigrantes de las provincias limítrofes con la comarca.
Durante la edad moderna y contemporánea en la villa de Reinosa, como en otras localidades, se crearon y desarrollaron diferentes fundaciones que dieron lugar a instituciones cuya labor se ha prolongado en ocasiones hasta la actualidad.
Reinosa se conoce y menciona ya desde la Edad Media como lugar habitado y con personalidad propia, aunque no se debe olvidar que mucho antes en nuestro valle sucedieron acontecimientos importantes para la historia de nuestra región, sin embargo en este artículo sólo se va a hablar de Reinosa como una entidad de población diferenciada de otras, y que como tal se la nombre, y únicamente a través de escritores, comentaristas y personajes ilustres que dejaron páginas escritas donde poder rastrear una imagen o un esbozo de nuestra ciudad, de su paisaje o del carácter de sus gentes.
Daniel García González nació en Bustillo del Monte, en Valderredible, el 28 de enero de 1899. Fue tina persona que dedicó su vida a los demás, especialmente a los niños, a los que no tenían recursos, a los más desfavorecidos. Fue el fundador de la Obra San Martín, en cuya sede principal está enterrado. Todavía son muchas las personas que le recuerdan, los amigos que hablan de su dinamismo y su energía inagotable para emprender iniciativas, siempre en favor de los más necesitados.
En esta nuestra revista y en su número 15, se publicaba un estudio de Don José Calderón Escalada titulado “Lenguaje popular de la Merindad de Campoo”, hasta entonces inédito. Se trata de lo que él consideró como un estudio preliminar, y así lo hace constar, y que comprendía en el primer capítulo entre la totalidad de la obra que consta, además, de un vocabulario como segundo capítulo; el tercero está dedicado a los toponímicos más usuales y en el cuarto al “Refranero de la Merindad de Campoo”, que fue publicado en el número ocho de esta misma revista.
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