Cada día más los estudios históricos se centran en conocer lo mejor posible la sociedad en cada lugar y en cada momento cultural e histórico, entendiendo la sociedad en el más amplio sentido y no limitada a los gobernantes y a una élite por lo general noble de la población. Sociedad y economía van íntimamente relacionadas a la hora de valorar la evolución histórica de una ciudad o de un territorio. Los estudios en los últimos años pretenden profundizar en la valoración porcentual en la balanza a la hora de juzgar la presencia de un arcaísmo y subdesarrollo o una economía de mercado así como el papel que juega el ámbito rural y el ámbito urbano, esto es, hasta qué punto las ciudades son productoras o consumidoras. Este debate nos lleva a poner en valor el papel que desempeñan las fuentes escritas y las arqueológicas.
Conocer la sociedad de los pueblos del norte de la Hispania romana es tarea difícil, por no decir imposible, si nos limitamos a la escasa información que nos proporcionan las fuentes literarias y extrapolar los datos de otros lugares del Imperio Romano sería tan peligroso como utilizar los datos de la Bética para Cantabria con una misma metodología histórica. Puede servirrnos de modelo de una información confusa y genérica en lo que a etnografía de Cantabria se refiere la transmitida en griego por Estrabón sobre los pueblos montañeses del Norte y la descripción geográfica del litoral Cantábrico escrita por Mela.
Estrabón intenta dar un panorama de las costumbres para él más interesantes, quizás por chocantes para su cultura griega, tocando vida social, economía, vestido, habitat y religión: "Todos los montañeses son sobrios, beben agua y duermen en el suelo: dejan sus cabellos largos y sueltos según la costumbre de las mujeres, y cuando combaten se ciñen ¡afrente con una banda. Se alimentan sobre todo de carne de macho cabrío y sacrifican a Ares un macho cabrío, los prisioneros y caballos. Hacen también hecatombes de cada especie de víctimas, al modo griego, tal como dice Píndaro: 'de todo sacrifican en número de cien'. Realizan además competiciones de tipo gimnástico, para los soldados de infantería y para los de caballería por medio de luchas y carreras tanto en grupos de guerrillas como en formación cerrada.
Los montañeses se alimentan con bellotas dos partes del año, dejándolas secar y triturándolas: luego las reducen a harina y hacen pan con ellas para conservarlo largo tiempo. También beben cerveza. Escasea el vino y cuando lo consiguen, lo consumen enseguida en banquetes familiares. En lugar de aceite usan mantequilla. Comen sentados, teniendo cada uno un lugar reservado en bancos construidos alrededor de las paredes de acuerdo con la edad v la posición social. La comida se sirve pasándola alrededor y mientras beben, bailan al son de la flauta y trompeta en corro y también saltando y agachándose alternativamente.
En Bastetanía las mujeres bailan mezcladas con los hombres cogiéndose de las manos. Todos visten de negro, frecuentemente con una especie de túnicas con las que también se acuestan en camas de hierba o paja. Utilizan vasos de madera como los celtas. Las mujeres llevan capas y vestidos bordados de flores. En lugar de moneda, algunos pueblos, los que viven en los lugares más apartados, se valen del trueque de mercancías o pagan con láminas de plata cortadas. Despeñan a los condenados a la pena de muerte y apedrean a los parricidas más allá de las montañas o de los ríos de sus territorios. Se casan como los griegos. A los enfermos, como hacían los egipcios desde tiempos remotos, los sacan a los caminos para que soliciten consejo de los que han padecido los mismos síntomas. Utilizaban barcos hechos de cuero hasta la época de Bruto a través, de espacios ganados en la pleamar y en aguas poco profundas, en cambio hoy son raros los hechos de un solo tronco de árbol. La sal tiene un tono rojizo y al machacarla se pone blanca. Así es la vida de los montañeses, como he dicho; me refiero a los que están situados en el lado septentrional de Iberia, los galaicos, satures y cántabros hasta los vasconesy los montes Pirineos, pues es semejante el género de vida de todos ellos"
(1).
Por su parte Mela nos describe el litoral de Cantabria en un texto corrupto que ha sido objeto de múltiples interpretaciones en los siguientes términos: "
Ahora bien, desde el río que llaman Salía comienzan las costas poco apoco a retroceder y las Hispanias todavía anchas comienzan a contraer más sus distancias, angostándose las tierras hasta tal punto que la distancia real de ellas entre los dos mares es la mitad más corta por donde tocan con la Galia que donde ensanchan su litoral hacia Occidente. Ocupan la región los cántabros y los vardulos: a los cántabros pertenecen algunos pueblos y ríos, pero sus nombres no pueden pronunciarse en nuestra lengua: Por entre +...+ y los sáldenos el Saunío, por entre los avariginos y los orgenomescos desciende el Namnasa y +...+. Los vardulos forman un solo pueblo que se extiende desde aquí hasta el promontorio de la cordillera del Pirineo, concluyen las Híspanias"
(2).
¿Qué dicen los escritores grecolatinos sobre Julióbriga? Las fuentes literarias grecolatinas nos proporcionan una información deficiente en coherencia con la presentada sobre Cantabria y los pueblos del Norte de Hispania. Los testimonios de los autores clásicos que mencionan Julióbriga se limitan a tres pasajes del naturalista latino Plinio el Viejo (siglo I d.C), una cita del geógrafo griego Ptolomeo (siglo II d.C.) y otra escueta información de una obra anónima de finales del siglo IV d.C., la llamada
Notitia Dignitatum Occidentalis.
Los datos que nos ofrecen son mínimos, así Plinio nos indica que tenía una relevancia y un rango de capitalidad frente a las restantes ciudades de Cantabria: "
porque entre los siete pueblos cantábricos sólo se recodará Julióbriga"
(3). El mismo autor menciona la ciudad en relación con su proximidad al nacimiento del Ebro: "
el río Ebro, rico por su comercio naval, que ha nacido entre los cántabros no lejos de la población de Julióbriga"
(4) y su puerto, identificado tradicionalmente con Santander, con su distancia al nacimiento del Ebro: "
el Puerto de la Victoria de los juliobriguenses, de este lugar dista cuarenta mil pasos Fontibre"
(5). Estas dos últimas citas tienen el interés de mostrarnos Julióbriga como una ciudad romana abierta al comercio exterior por medio del Ebro hacia el valle de dicho río y hacia el Mediterráneo y a través de la ruta del Besaya hacia el Mar Cantábrico. En todo el devenir histórico de Julióbriga la dialéctica entre ciudad y río es constante.
La información de Ptolomeo es más telegráfica aún pues se limita a mencionar su situación en el planisferio entre las ciudades del interior de Cantabria con sus coordenadas
(6), medidas que no han sido interpretadas satisfactoriamente por la historiografía moderna: ”
Las partes orientales respecto a Asturias las habitan los cántabros y las poblaciones de tierra adentro entre ellos son...Julióbriga 12° 10' 44°". Finalmente el texto de la
Notitia Dignitatum Occidentalis recoge "e
l tribuno de la cohorte I celtíbera de Brígantia ahora en Julióbriga"
(7). Esta noticia tiene menos valor pues se trata de un momento en que la ciudad ha sido abandonada por lo que se refiere al territorio de la ciudad romana y no al núcleo urbano como lugar donde se establecieron los soldados de la cohorte. De hecho tampoco procedían del centro urbano de
Brigantia (La Coruña) sino del campamento de Cidadela (Sobrados dos Monxes) en la actual provincia de La Coruña donde se han hallado abundantes restos arqueológicos que así lo confirman
(8).
Las referencias escritas a Julióbriga se complementan con las fuentes epigráficas. Existe un documento controvertido, ya que se ha defendido en ocasiones su falsedad, nos referimos al denominado
Itinerario de barro que se compone de varias placas procedentes de las inmediaciones de Astorga que en su placa 1 cita a Julióbriga en el trayecto entre las mansiones de
Octaviolca, distante diez millas romanas al Sur y
Aracillum, ubicada cinco millas al Norte. Existe igualmente un conjunto de 18 términos augustales, hallados en terrenos de los municipios de Valdeolea y Valdeprado del Río, realizados en piedra arenisca de procedencia local, que originariamente delimitaban el
ager Iuliobrigensis y los
prata de la
Legío IIII Macedónica. Todos los términos augustales presentan la misma inscripción: "
Término augustal. Divide los prados de la Legión IV y el territorio de los juliobriguenses"
(9). Esta legión estuvo asentada en
Pisoraca y su misión consistió en el control de futuras insurrecciones de los cántabros una vez concluidas las guerras de conquista romanas.
Ante la escasa por no decir nula información de las fuentes escritas sobre el devenir de los cántabros en general y de los habitantes de Julióbriga en particular a raíz de la conquista romana, procede acudir a los artefactos proporcionados por las excavaciones arqueológicas de la ciudad romana para conocer las actividades y el modus vivendi de sus habitantes. Así pues la arqueología se convierte en fuente "casi única" pese a que la documentación arqueológica privilegia determinadas actividades artesanales (metalurgia, cerámica) por los restos que produce frente a otras actividades propias de materias perecederas (madera, cuero). Una revisión de los restos del material mobiliario nos lleva a agrupar las actividades productoras en los siguientes apartados: artesanía, agricultura, ganadería, caza y pesca.
ACTIVIDADES ARTESANALES
La actividad artesanal consiste en la producción de objetos manufacturados o artefactos. Una actividad constatada en Julióbriga es la metalurgia del hierro tanto en el paso del mineral al objeto como a reparaciones y transformaciones de objetos usados. No se han localizado yacimientos de mineral de hierro hasta el momento en Campeo o sus inmediaciones, sin embargo conocemos explotaciones romanas con distintas variantes de mineralización en Peña Cabarga que son citadas por Plinio: "
De todas las venas metalíferas en Cantabria la más importante es la de hierro: En la zona marítima que baña el Océano hay un altísimo monte que, parece increíble, todo él es de metal, como va dijimos al hablar del Océano"
(10). Es probable que la zona de Mercadal proporcionara también materia prima al respecto.
Los hallazgos de escorias de hierro permiten deducir la actividad de reducción del mineral de hierro en hornos calentados con carbón vegetal con la reducción de los óxidos de hierro en metal y la separación entre el hierro y la ganga del mineral. Los productos resultantes son el hierro y las escorias con componentes de la ganga. Estas escorias justifican la existencia en el yacimiento de un taller o talleres de reducción. La obtención de objetos manufacturados de hierro se efectúa por martilleo del herrero sobre un yunque de hierro o incluso de piedra en un taller de forja. Adosados al exterior de las viviendas se han hallado indicios de esta actividad y , en concreto, al Oeste del edificio n° 2 del sector del aparcamiento. En dicho lugar se ha localizado un taller artesanal de metalurgia del hierro con escorias integradas en la formación de una capa de arenas de arrastre; posiblemente se trataba de un cobertizo de madera sostenido por postes. Igualmente se han hallado abundantes escorias de hierro al exterior de las viviendas en los sectores Sur y Norte de la carretera de acceso a Retortillo
(11). Son numerosísimos los clavos de hierro de distinta factura hallados en Julióbriga, los cuales debían ser usados preferentemente para fijar las vigas y maderas de las paredes, suelos, puertas, ventanas y cubierta de las edificaciones así como socarrenas y tapial de corrales.
Otra actividad artesanal practicada sin duda en Julióbriga está relacionada con el trabajo de la madera. Estrabón
(12) al referirse a los pueblos montañeses del Norte de Iberia menciona la utilización de "
vasos de madera" y el paisaje boscoso del territorio juliobriguense en época romana da fe de la abundancia de esta materia prima
(13). El carácter perecedero de la madera ha impedido conservar una cantidad grande de objetos manufacturados en dicho material, no obstante la excavación de pozos artesanos ha permitido hallar en los niveles más profundos restos de maderas entre abundante materia orgánica que facilita su conservación. Así se han exhumado objetos como tapaderas y cuencos perfectamente torneados, mangos para herramientas, un cardador de lana y un pequeño caldero formado con tablillas de madera para extraer el agua del pozo donde se halló. Si bien no se ha conservado material arqueológico al respecto en el yacimiento podemos pronosticar que decoraban muebles en madera y conocían la técnica del biselado en ángulos diedros como se representa abundantemente en las estelas próximas de Monte Cildá.
Igualmente en los pozos, por la aludida abundancia de materia orgánica, se han hallado trozos de cuero de pieles de animales en proceso de preparación para diferentes fines así como piezas de calzado de cuero formadas a base de suelas superpuestas. Los hallazgos están en consonancia con la información de Estrabón que menciona la existencia de barcos de cuero utilizados para pescar como Avieno
(14). César
(15) y Sidonio Apolinar
(16) citan en los oistrimnios de Bretaña, britanos y sajones respectivamente.
Podemos presuponer también la práctica de la alfarería en cerámica romana de tradición local, en especial cerámica doméstica, como se documenta en época altomedieval en las inmediaciones del yacimiento. Esta cerámica común es básica para el conocimiento de la vida cotidiana en época romana y los estudios arqueométricos destinados a conocer la procedencia de la arcilla utilizada en la manufactura de las piezas de cocina (ollas, platos, cuencos trípodes, morteros y tapaderas), de mesa (botellas, jarras, copas y cuencos) y de almacenaje y transporte (
dolia, orzas y ollas de gran tamaño y cántaros) podrán determinar en un futuro hasta qué punto estas piezas o parte de estas piezas eran de fabricación local en base a la procedencia de las arcillas o al hallazgo de algún horno cerámico en las excavaciones arqueológicas. Si bien muchas de estas piezas eran importadas hemos de decir que en Julióbriga se observa la presencia de ollas y cuencos modelados a partir de una pasta gris bastante porosa, cocida en una atmósfera reductora a muy baja temperatura. Estos recipientes modelados a mano se han definido como de "tradición cántabra" pero no está definido el panorama para confirmar este aserto por lo que futuros estudios con la ayuda de la arqueometría podrán determinar más la presencia de esta artesanía local, comarcal o regional
(17).
La artesanía textil del hilado está atestiguada arqueológicamente como una actividad doméstica más de la vida ordinaria por la presencia de fusayolas y el tejido también era practicado a juzgar por las pesas de telar; ambas actividades debemos relacionarlas con una producción rural de las materias primas correspondientes en el propio territorio de la ciudad o zonas con las que se efectuara un activo comercio. En concreto Estrabón indica que vestían de negro, indicación que debemos poner en relación con la lana negra de las ovejas de los celtíberos que citan otros autores clásicos como Diodoro de Sicilia
(18).
AGRICULTURA
La agricultura debió de introducirse masivamente con el dominio romano en el territorio dada la sistemática deforestación y ocupación de terrenos con pastos y huertas, primando en estas últimas la proximidad al casco urbano y al curso del Ebro frente a otras zonas más elevadas del terreno.
La sustitución de bosques por gramíneas se hacía mediante la ocupación de los espacios de los bosques por el sistema de rozas con la quema de ramajes y plantas y el uso de las cenizas como fertilizante. Toda esta transformación se produce entre los siglo I al III d.C. con una profunda transformación del paisaje agrario según los datos palinológicos que nos han proporcionado la presencia de cereales, fundamentalmente trigo si bien de baja calidad
(19) y cebada, ya que Estrabón menciona la cerveza en su texto sobre las costumbres de los pueblos del Norte. A este respecto hemos de recalcar que el texto de Estrabón es bastante generalista y presenta contradicciones pues al comienzo del mismo indica que sólo beben agua. Estos datos se complementan con los ecofactos resultantes de una actividad recolectora sobre el medio donde podemos observar por los análisis palinológicos la presencia de castaños de cuyo fruto se obtendría harina para hacer pan. La abundancia de castaños se justifica por un clima más suave y menos continental que el actual. Igualmente hemos de constatar el hallazgo de avellanas, confirmado entre la materia orgánica de las extracciones efectuadas en pozos artesanos del yacimiento
(20). Los artefactos más significativos de las excavaciones que confirman estas actividades son los molinos, distribuidos por todo el yacimiento, algunos barquiformes, la mayoría giratorios romanos a base de dos piezas cilíndricas que encajan entre sí.
GANADERÍA
Sin duda fue la actividad principal de los habitantes de la ciudad romana e importante fuente de excedentes con los que poder obtener otros productos importados como cerámica
sigillata, metales no férricos, vidrio y productos manufacturados en general de una calidad contrastada incluso con la firma.
Desconocemos tanto el tamaño de la propiedad como la existencia de formas de propiedad colectiva, sin embargo admitimos la presencia de estas últimas dada la tradición milenaria de las mismas en la sociedad en general y en las áreas de montaña en particular. En el sector Sur de la carretera de acceso a Retortillo, aparte de la localización de corrales junto a las casas bloque sin patio interior del sector citado, hemos de resaltar la presencia de una estructura alargada sin compartimentación interna, con cubierta de madera, probablemente a dos aguas, y suelo de tierra pisada que ha sido considerada como una cabana de ganado o stabulum y un hórreo -horreum- en un patio o corral exterior de una vivienda. La cronología de ambas construcciones hemos de situarla entre finales del siglo I d.C. y la mitad del siglo III d.C.
Los restos óseos de Julióbriga nos permiten afirmar la presencia de ganado bovino, ovicaprino, porcino y equino y los artefactos nos permiten determinar los hallazgos de un cardador de lana, herrajes y bocados de caballo. Todo lleva a pensar en una economía pastoril con la existencia de una trashumancia estacional practicada entre los valles y las zonas altas y montañosas para la cría de ganado bovino, ovino y caprino como productores de leche. En la época estival pastan en las cotas más elevadas respecto a las sedes invernales, no por indisponibilidad de pastos sino por la necesidad de disfrutar de esta última zona, más próxima al casco urbano y más fértil, cultivando el forraje para mantener los animales en las fechas invernales con un clima más extremo y frío. Catón propone para calendario de fechas de pasto el día 1 de septiembre y el día 1 de marzo para delimitar los dos períodos anuales y las áreas geográficas de pasto en valles y montañas de la trashumancia estacional
(21). Igualmente es posible que áreas del
ager publicus hayan disfrutado para la cría trashumante regulándose por acuerdos y costumbres. A este respecto no debemos olvidar algunos aspectos rituales de sacrificios de animales como cita Estrabón refiriéndose a machos cabríos y caballos, aspecto este último que también recoge el poeta latino Horacio en sus odas refiriéndose a la costumbre de beber la sangre de los caballos entre los concanos, un pueblo de los cántabros que también cita Ptolomeo: "
veré a los britanos feroces para con sus huéspedes y al cancano que se deleita con la sangre equina"
(22).
En cuanto a los productos de la ganadería hemos de destacar la leche y con los excedentes el queso en sus distintas variedades (fresco, seco, ahumado) así como la mantequilla que era usada como aceite ante la escasez de olivos frente a otras zonas de Iberia como nos indica Estrabón en el texto citado, aunque la alusión de Estrabón es probable que se refiera más a la manteca de cerdo ya que en otro pasaje de su obra el autor griego resalta la calidad de los jamones cántabros al aludir a los Cerretano del Pirineo: "
los Cerretanos que pertenecen a los íberos y hacen jamones excelentes equivalentes a los de los cántabros y que procuran a aquella gente grandes ganancias"
(23). La lana era la fibra textil más importante del mundo romano y la cría de ovino y caprino se efectuaba en función de la demanda. La lana de oveja se utilizaba preferentemente para prendas de vestir y la lana de cabra servía para la realización de sogas de uso náutico y para protegerse del fuego de las máquinas bélicas según expresa Varrón
(24). Los caballos eran utilizados para tiro, para carga y para los cuerpos de caballería del ejército, aspecto este último muy importante para la incorporación como jinetes en la vida militar para la promoción social de los habitantes de Julióbriga.
CAZA Y PESCA
La caza está atestiguada en Julióbriga por los restos óseos de ciervo y jabalí como recurso alimenticio que debió de ser abundante por los bosques. La pesca en el río Ebro es un dato que nos ofrece Catón
(25) aludiendo a la riqueza piscícola del río y la arqueología de Julióbriga ha proporcionado anzuelos y plomos de pescar.
REFLEXIÓN FINAL
Cada día los estudios de historia profundizan más en la economía y sociedad de cada momento histórico. El conocimiento de la vida cotidiana de los pobladores de la ciudad romana de Julióbriga aumenta cada día merced a las campañas periódicas de excavación arqueológica que se vienen realizando desde 1980 anualmente en el yacimiento (excepto el período comprendido entre 1991 al 1995). Los hallazgos de nuevas edificaciones y el material mobiliario recuperado en las distintas campañas nos aproximan a un mejor conocimiento de la actividad artesanal, costumbres y vida cotidiana en general de sus pobladores que no difería en gran medida de la que nos ha transmitido la tradición en Campoo en etapas históricas posteriores.
NOTAS
(1) ESTRABON,
Geografía, III, 3, 7.
(2)MELA,
Chorographia, III, 12-15.
(3)PLINTO,
Naturalis historia, III, 27. Los manuscritos varían en la cifra entre siete y nueve.
(4)PLINIO,
Naturalis historia, III, 21.
(5)PLINIO,
Naturalis historia, IV, 110-111.
(6)PTOLOMEO,
Geografía, II, 6, 50.
(7)Notitia Dignitatum Occidentalis, XLII, 30.
(8)J. M. CAAMAÑO GESTO, "Aportaciones al estudio de la
Cohors I Celtíberorum: una inscripción militar hallada en el campamento romano de Cidadela (Sobrado dos Monxes, Coruña)",
Brigantium 4, 1983, pp. 61-71; J. M. CAAMAÑO GESTO, "Excavaciones en el campamento romano de Cidadela (Sobrado dos Monxes, Coruña)",
Noticiario Arqueológico Hispánico, 18,1984,pp. 233-254.
(9)Ter(minus) august(alis) dividit prat(a) leg(ionis) lili et agrum Iuliobrig(ensium). Parta una relación detallada cf. J. M,
IGLESIAS y A. RUIZ,
Epigrafía romana de Cantabria (E. R.Can,), Bordeaux - Santander 1998, pp. 87-105 y 164-165.
(10)PLINIO,
Naturalis historia: XXXIV, 149. Para las explotaciones mineras de hierro en Cantabria cf. L. MANTECÓN CALLEJO. "La minería romana en Cantabria",
Nivel Cero, 8, 2000,pp. 37-58, especialmente en pp. 43-46.
(11)J. M. IGLESIAS GIL (ed.).
Arqueología en Iuliobriga (Retortillo. Campoo de Enmedio, Cantabria), Santander 2002, p. 113.
(12)ESTRABON, III, 3, 7.
(13)J. M, IGLESIAS GIL, "Medioambiente y urbanismo en la ciudad romana de
Julióbriga", en A. Rodríguez Colmenero (coord.)
Los orígenes de la ciudad en el Noroeste Hispánico, Lugo 1998, pp. 459-478, en p. 468 ss.
(14)AVIENO, 101.
(15)CÉSAR,
Bellum civile, I, 54.
(16)SIDONIO APOLINAR,
Carmina. VIL 369.
(17)F. FERNÁNDEZ GARCÍA, "
Cerámica común y vida cotidiana en la ciudad romana de Iuliobriga", Cuadernos de Campoo,
año V, n° 16, junio 1999. pp. 4-10. La tradición de hornos de alfarero se documenta en el entorno de Julióbriga en época medieval.
(18)DIODORO, V, 33, 2.
(19)B. MARISCAL ÁLVAREZ, "Análisis polínico de los sedimentos del yacimiento arqueológico de Julióbriga (Cantabria)", inédito.
(20)Una más detallada información al respecto puede consultarse en J. M. IGLESIAS GIL, "Medioambiente y urbanismo en la
ciudad romana de
Julióbriga", art. cit., pp. 466-471.
(21)CATÓN,
De agricultura, 158: pabulum frui occipito ex kalendis Septembribus... cetero pábulo kalendis Martiis cedito.
(22)HORACIO,
Carmina, III, 4, 33-34.
(23)ESTRABON,
Geografía III, 4,11.
(24)VARRÓN,
Res rusticae, II, 11,11:
capra e pilis ministrat ad usum nauticum et ad bellica tormenta et fabrilia vasa.
(25)CATÓN,
Origenes: VII:
fluvium Hiberum: is oritur ex Cantabris, magnus atque pulcher pisculentus.
José Manuel Iglesias Gil
Universidad de Cantabria
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