El aire de misterio y de secretismo que envuelve a todo lo relacionado con la masonería se extiende también a las actividades y presencia de logias en Cantabria, tierra en la que, a pesar de algunos impresos realizados en Santander por los propios masones a finales del siglo XIX, prácticamente no existe ningún estudio que explique cuál ha sido su grado de implantación y las actividades que puede haber llevado a cabo en esta tierra.
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