Colaboradores: Nacho Zubelzu, Margarita Rodríguez, Francisco Pérez Cabezón, Andrés García Alonso, Santiago Pérez, Mª Elena Marchena, Luisa Herrero, Antonio Herrero, Casa de Cultura Sánchez Díaz, Alberto Herrero, Raquel Arnáiz y Museo Etnográfico El Pajar Proaño.
De mina de magnesita a piscina ciudadana y lugar de encuentro
De los paseos que realizaban los vecinos de Reinosa, uno de los que gozaba de mayor belleza y encanto natural se encontraba en el vecino pueblo de Fresno del Río: parajes como Monasterio, la Dehesa y sus alrededores o la pradera de Santa Ana, formada por una inmensa alfombra verde, en cuyo alto se encuentra su ermita. En los meses de agosto y septiembre se recogían allí las aromáticas y beneficiosas manzanillas. La tarde finalizaba con una agradable merienda y los jóvenes en el tardío alargaban la estancia para comer las patatas asadas, para lo cual preparaban una hoguera con los palucos de los arbustos y los moñigos secos de la pradera. En el rescoldo de sus brasas se metían las patatas enteras, en muchos casos procedentes de los patatales cercanos, sacadas tras la ‘cata del pie’ para que nadie notara su falta. Una vez asadas, se pelaban y untaban al tiempo de comerlas con la sabrosa mantequilla campurriana.
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