La importancia que en Reinosa ha tenido la gran industria, especialmente siderúrgica y del vidrio, ha hecho que pasara más bien inadvertida la de la industria alimentaria y mas concretamente la industria quesera, lo cual parece lógico por su relativamente pequeño tamaño, pero no por la gran trascendencia que la instalación en Reinosa de las primeras queserías industriales tuvo en la región y en el país.
José Luis Pérez Sánchez y Juan Carlos Ramos Rodríguez
LOS ANTECEDENTES
Es preciso remontarse a la Guerra de Cuba en el año 1898 para encontrar la explicación remota de la creación de una planta siderúrgica en Reinosa. Este conflicto que supuso para Cuba su independencia gracias al apoyo de Estados Unidos, ocasiono en la flota española un desastre total: todos los buques fueron hundidos, bien por los cañones norteamericanos que tiraban impunemente (mayor alcance de tiro), bien al abordaje por no entregarse. España perdía su escasa flota y las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
A diferencia de lo ocurrido en otras regiones norteñas, como Galicia, Asturias o el País Vasco, la primera industria cántabra del vidrio, hace ahora siglo y medio, eligió ubicarse en el interior, y no en la costa. Tan aparentemente anómalo, comportamiento parece haber obedecido, sin embargo, a muy poderosas razones, tanto técnicas como, sobre todo, empresariales. Porque lo cierto es que, ya desde finales del siglo XVIII, y apoyándose en la excelente formación química y mineralógica recibida en el entonces muy novedoso e ilustrado Real Seminario de Vergara, Luis Collantes y Fonegra, oficial de Marina retirado y conocido de Jovellanos (que hubo de visitar su casa reinosana y su colección de minerales en 1797), había descubierto en Las Rozas una mina de lignito de abundancia y calidad al parecer nada despreciables.
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