La zona sur de la actual Comunidad Autónoma de Cantabria ha sido tradicionalmente diferenciada del resto de la región atendiendo a sus características físicas y climáticas, así como por sus tradicionales relaciones de intercambio humano y económico con la submeseta norte.
Si echamos un vistazo atrás en el tiempo, parecía que más allá de época romana representada casi exclusivamente en las ruinas de Julióbriga- sólo había oscuridad. Afortunadamente, en los últimos años el vacío se va cubriendo: desde los materiales del Paleolítico Inferior encontrados en las terrazas del río Híjar hasta la identificación de estructuras megalíticas que van proliferando en función de los trabajos de prospección desarrollados (Teira, Ruiz, 1987).
En este sentido queremos destacar la existencia de una serie de manifestaciones artísticas, tanto pintadas como grabadas, que nos permiten aventurar un panorama cultural paralelo al de las zonas adyacentes.Conviene aclarar, no obstante, que nosotros entendemos por representaciones artísticas aquellas manifestaciones cuya intencionalidad y significado se nos escapa. pero que bien pudieron ser para sus autores, una forma de delimitación y ocupación del territorio, como parece indicar la reutilización de determinados espacios desde la Prehistoria hasta tiempos cercanos y que no indica sino tina continuidad en los usos tradicionales y en la explotación económica del espacio.
EL ABRIGO DEL CUBULAR
Las manifestaciones artísticas del Cubular nos sitúan inequívocamente en el mundo del arte postpaleolítico y tiene el interés de conjugar en un mismo conjunto grabados y pinturas de la más típica factura esquemática, con paralelos reconocibles y datados en otros puntos de la Península. Dicho conjunto ha sido realizado en un pequeño abrigo unos treinta metros de longitud situado a unos 700 mts. al N. del pueblo de Ruanales, municipio de Valderredible. Está orientado al SE., por lo que resulta un lugar óptimo para refugiarse de los rigores climatológicos del valle. En sentido estricto, el abrigo es uno más entre la serie de cavidades que se abren en un farallón de areniscas wealdenses, muy modeladas por la erosión. Se enmarca en un paisaje típico de media montaña, característico de la zona, cuyo relieve aparece conformado por la confluencia de pequeños valles de arroyos que vierten por el Norte en el Río Ebro.El conjunto esquemático del Cubular fue descubierto en 1982 y dado a conocer en la prensa regional.
La primera publicación exhaustiva de este conjunto fue realizada por un equipo de la Universidad de Deusto, que llevó a cabo el estudio y catalogación detallada de las pinturas, dejando sin embargo a un lado la existencia del bloque grabado que describiremos más adelante (Mínguez, Ramírez y Ugarte 1984). El conjunto pictórico comprende figuras de muy distinta factura que nos lleva a considerar la existencia de, al menos, tres fases de realización si atendemos a las superposiciones diferenciadas. La fase más antigua corresponde a las pinturas rojas de tinta plana (en distintos grados de conservación) entre las que identificamos figuras humanas y signos o representaciones vegetales (siempre en función de las tipologías establecidas para la pintura esquemática clásica.). Esta fase está presente en los paneles I, II -que es el conjunto más visible y mejor conservado,- III y IV, Las pinturas negras carbonosas que comprenden series de trazos verticales, un signo reticular y la figura de un cuadrúpedo que aparecen superpuestas a las tintas planas rojas en los Paneles I, II y III, podrían ser incluidas aunque con mayor cautela en una fase antigua, ya que responden también a unas convenciones representativas y temáticas presentes en conjuntos esquemáticos. En la Cova del Demo (Asturias), por poner un ejemplo cercano, hay figuras de cuadrúpedos similares a las del Panel II, aunque en tintas planas rojas y de un aspecto más clásico; en algunos de los abrigos de Fresnedo (en los del Paso, Cochantoria y en el abrigo del Ganado I) al otro lado de la cordillera, el conjunto de Sésamo (León,), donde los temas son más variados y en mayor número.
El otro grupo estaría constituido por el resto de las manifestaciones, claramente posteriores y muy probablemente de época contemporánea. Este grupo es mucho más diversificado: por una parte el Panel IV o "panel de los caballeros", llamado así por representar a cinco figuras humanas sobre animales, supuestas cabalgaduras. La técnica también es muy diferente a las anteriores, es un trazo lineal, grafitado; posiblemente realizado mediante un fragmento de cerámica o teja. No encontramos paralelos rigurosos para este grupo en el arte esquemático "típico"; en nuestra opinión responde mejor a tradiciones de representación de tipo popular, y que por este mismo carácter no se suelen recoger en la bibliografía científica, restándonos un elemento de comparación importante. Sin embargo, publicaciones de carácter etnográfico apuntan la existencia de un "arte pastoril" reciente que a menudo ocupa los mismos lugares del arte prehistórico. Por último, estaría toda una serie de trazos sueltos, rayas y cruces, signos y obviamente las iniciales y nombres de los paneles V, VI y VII realizados con carbón o lápiz, sobre cuyo origen y cronología actuales no caben demasiadas dudas.
Uno de los aspectos más interesantes de este conjunto es la presencia de un bloque grabado exento; tiene forma paralelepípeda y es de grandes dimensiones, posiblemente desprendido de la pared, ya que por su peso y ubicación parece difícil su traslado desde otro lugar. Se localiza a unos 10 metros de las pinturas, en el extremo S. del abrigo, donde la cornisa se estrecha y la visera desciende y pierde fondo, quedando el bloque parcialmente a la intemperie. Está grabado en una de sus caras, la orientada al SSW., mediante incisiones lineales en general muy profundas. La sección del grabado no es uniforme, pero obviamente sí guarda relación con la profundidad del mismo, siendo en ocasiones en "V" muy marcada, acentuada por el aprovechamiento de algunas grietas naturales que han sido reforzadas y retocadas; en otras ocasiones el grabado se suaviza y parece más ancho. El panel de los grabados presenta tina neta uniformidad técnica y temática, por lo que considero que esta composición geométrica ha sido realizada de una sola vez, sin que haya ningún indicio que haga pensar en un caso de reutilización como la que se da en los paneles pintados.
Como suele ocurrir en la mayoría de las manifestaciones de estas características, el contexto arqueológico inmediato es inexistente o, como el caso que nos ocupa, aporta escasa información y no arroja ninguna luz sobre la cronología del conjunto puesto que la continua reutilización a lo largo del tiempo de este abrigo como refugio y posiblemente lugar de almacenamiento idea reforzada por los abundantes restos de hogueras más recientes apunta una amplia cronología, como hemos intentado argumentar en líneas precedentes. En resumen, el abrigo del Cubular, actualmente en territorio administrativo de Cantabria, responde más coherentemente a un ámbito artístico meseteño, donde existen numerosos ejemplos de manifestaciones esquemáticas en un sentido estricto y, por tanto, donde encontramos los paralelos formales más directos para clasificar o interpretar nuestras pinturas.
EL ÍDOLO DE RUANALES
El testimonio del que nos vamos a ocupar se localiza en el lugar del Redular, y se encuentra en las afueras del Barriuco, un pequeño grupo de casas cercanas a Ruanales (Valderredible). El paisaje de la zona se caracteriza por la abundancia de afloramientos de arenisca estratificadas en bandas horizontales que constituyen amplios farallones donde se han formado numerosos abrigos modelados por la erosión. La representación tiene una forma alargada, 1.70 m. de altura por 0.78 m. de anchura máxima, abierta en la base, que se estrecha paulatinamente hacia arriba, rematándose en arco en la parte superior. Está realizada mediante un surco muy ancho y profundo, tal vez pulido con posterioridad; el efecto visual es de un bajorrelieve, especialmente visto desde la parte superior de la pared.
La figura se completa con otra localizada hacia la mitad de su altura, y dispuesta en sentido horizontal; su forma es alargada y abierta en el extremo derecho. El extremo izquierdo se remata en redondo; en su interior se han grabado dos pequeños círculos y en el exterior un arco; todo ello mediante piqueteado con instrumento metálico. Esta figura ha sido definida como un puñal de tipo Sejos, y considerada por tanto un elemento definitorio para una posible cronología (García Guinea 1988:210), o también, un cinturón del supuesto ídolo antropomorfo (Sarabia y Bohigas 1988:63). El conjunto se completa con otra representación orientada en sentido horizontal como la anterior. Es una figura pisciforme con dos grabados circulares en el interior en la parte más ancha, y otro dos paralelos exteriores yuxtapuestos, así como un arco enmarcándolos. En ambos extremos del mismo afloramiento y extendiéndose por las peñas próximas hay iniciales piqueteadas, cazoletas y cruces. No hay constancia de materiales arqueológicos que sirvan de contexto a estos grabados; no obstante, las leyendas locales vinculan, una vez más, la presencia del "ídolo" a la existencia de tesoros enterrados por los moros. La solidez de estas tradiciones se demuestra en el hecho de que al pie de esta representación se han realizado excavaciones que han rebajado considerablemente la línea del suelo original; suponemos que estas remociones deben ser antiguas.
La tradición sobre la existencia de tesoros de los moros que indujo a excavar a su pie y la relación casi infalible de estas leyendas con la existencia de estructuras o manifestaciones artísticas prehistóricas, es un dato a valorar, aunque sea como mero indicio puesto que no existen pruebas concluyentes de su autenticidad prehistórica porque, como se ha evidenciado en otros casos, aquí se repite la utilización del entorno a lo largo del tiempo, motivado por un uso tradicional del medio en tareas similares, en este caso el pastoreo.
LOS CONJUNTOS DEL MONTE HIJEDO
En este bloque agrupamos una serie de hallazgos, grabados y pinturas, que se localizan en el entorno del Monte Hijedo. Aunque conocíamos una referencia de uno de los conjuntos por unas notas existentes en el Museo Regional de Prehistoria, hasta fechas recientes no ha sido publicado (Bohigas y Teira 1995). En el caso de los grabados, que describiremos más adelante, estamos en territorio de Cantabria, en concreto en el lugar de Las Rozas; mientras que otras manifestaciones grabadas y las pinturas pertenecen a la provincia de Burgos. El conjunto de Peña Lostroso (Las Rozas) es un friso de grabados de figuras alargadas rematadas en arco que flanquean a otra similar pero de mayor tamaño y con elementos decorativos añadidos que la destacan en el conjunto. Mientras los elementos menores tienen un tamaño en torno a los 80 cm., la figura central supera el metro, el grabado que lo delimita está más marcado; a todo ello le añadimos la existencia de una figura inscrita de surco muy marcado, cuya silueta triangular recuerda la forma de un puñal con sendos remaches en lo que seria la zona de enmangue. En Santa Gadea (Burgos), apenas 2 Km. al este de las anteriores, encontramos un grabado similar a los descritos: una figura alargada rematada en arco, aunque en este caso aparece única y aislada en el farallón rocoso en que ha sido realizado. Las pinturas son dos series de trazos rojos paralelos, de trazo ancho. Sin duda, tanto esta figura de Santa Gadea como los grabados de Peña Lostroso nos remite al mismo concepto estético descrito en el caso del llamado "ídolo de Ruanales" tratado anteriormente.
CONCLUSIÓN
Esta serie de manifestaciones nos sirven de referencia para volver a la idea que apuntamos al principio de este artículo, sobre la continuidad cultural existente en el sur de la región con respecto a los fenómenos culturales y tradiciones históricas de la submeseta norte, y especialmente en el territorio que se articula en torno al río Ebro. Si a ello le añadimos el hallazgo de estructuras megalíticas de distinta tipología, de túmulos funerarios de posible fecha tardía y los testimonios de asentamientos anteriores o contemporáneos de la presencia romana, el panorama de un largo periodo de la Prehistoria reciente de los valles de Campoo y Valderredible se completa. Pero conviene resaltar la existencia de muchas manifestaciones (cruces, cazoletas, herraduras, etc.) para las que se hace más dudosa una adscripción prehistórica, y que responden más propiamente a tradiciones y usos del territorio, desde el punto de vista de la explotación económica del mismo o de su delimitación, mucho más próximas a nosotros.
Estos tres conjuntos aquí descritos son probablemente las primeras manifestaciones artísticas prehistóricas de la comarca, que trabajos sistemáticos de prospección y documentación irán incrementado hasta permitirnos reconstruir el proceso de ocupación del territorio en los valles del sur de la región y el desarrollo de las comunidades humanas que los poblaron durante la Prehistoria.
BIBLIOGRAFÍA
BOHIGAS ROLDÁN, R.; SARABIA ROGINA, P. (1988): "Arte esquemático en Cantabria: Nuevo hallazgo". Revista de Arqueología, nº 89. Pp. 63.
BOHIGAS ROLDÁN, R.; TEIRA MAYOLINI, L.C. (1995): "Nuevos descubrimientos de Arte esquemático en torno al Monte Hijedo". Revista de Arqueología, nº 170.Pp.6062.
DIAZ CASADO, Y. (1992): El Arte Rupestre esquemático en Cantabria: una revisión crítica, Santander, Universidad de Cantabria.
FERNÁNDEZ ACEBO, V. (1982): "La cueva del Cubular (Valderredible). Uno de los descubrimientos más prometedores en arte rupestre de la cornisa cantábrica", BCE, 3. Pp. 4448.
GARCÍA GUINEA, M.A. (1988): Cantabria. Guía artística. Santander, Ed. Estudio.
TEIRA MAYOLINI, L.C.; RUIZ COBO, J. (1987): Dos nuevas agrupaciones megalíticas en Cantabria. Trabajos de Prehistoria, 44.Pp. 303-310.
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