Cuadernos de Campoo
Época II. Año IV. Número 8. Enero 2011
Cuadernos de Campoo es una publicación de la Casa de Cultura “Sánchez Díaz”
Equipo asesor: Jesús Allende Valcuende, Manuel García Alonso, Javier González Díez, Daniel Guerra de Viana (Coordinador), Joaquín Gutiérrez Osés, Mª Elena Marchena Ruiz, Encarnación-Niceas Martínez Ruiz
Cuando uno conoce a Julián Santamaría le resulta abrumador el bombardeo constante de datos, citas, enumeración de amistades, críticas, reseñas y alabanzas que se suceden en un automatismo frenético como incontestable carta de presentación sobre su obra. Son tantas y tan relevantes las personas de las que habla, que al final acaba pareciendo normal que te cuente, por ejemplo, que una vez coincidió con Julio Cortázar en una fiesta y que éste le felicitó por el diseño de uno de sus carteles que, por supuesto, conocía. Así, como si nada.
En los últimos años el yacimiento arqueológico de Julióbriga ha sido el punto de partida de numerosas investigaciones que han visto la luz en diferentes publicaciones. Aprovechando el importante soporte que proporcionan las excavaciones, se han elaborado trabajos tanto de carácter arqueológico como histórico. Muchos de ellos se han documentado en las publicaciones anteriores a 1980, año en el que un equipo de profesores de la Universidad de Cantabria asumió la dirección de las excavaciones y retomó los trabajos de campo abandonados en los primeros años de la década de los sesenta. Con el presente artículo se pretende hacer un recorrido historiográfico por los diferentes hitos de las investigaciones, desde las teorías respecto a la ubicación de Julióbriga hasta las diferentes etapas en las que se desarrollan excavaciones arqueológicas.
La construcción de la red de ferrocarriles fue una de las gestas económicas del siglo XIX. Símbolo de la Revolución Industrial y paradigma de modernización, supuso un extraordinario esfuerzo colectivo cuyas consecuencias alcanzaron a todos los niveles de la sociedad. Como iniciativa empresarial resultó, en la mayoría de los casos, un ruinoso fracaso, debido a la enorme cuantía de las inversiones y los insuficientes ingresos logrados tras la puesta en explotación. Su aportación al proceso de industrialización también es objeto de controversia, debido a la necesidad, más o menos justificada, de recurrir a inversores, tecnología y suministros extranjeros que no favorecieron el adecuado desarrollo de la industria nacional. La línea férrea que unió la localidad de Alar del Rey con Santander no fue una excepción. La compañía adjudicataria, Compañía del Ferrocarril de Isabel II, tras poner en funcionamiento la totalidad del recorrido en el año 1866, terminó en quiebra, siendo incautada por el Estado y otorgada la concesión posteriormente a otra empresa, la Nueva Compañía del FC de Alar a Santander, para acabar, finalmente, integrándose en RENFE en el año 1941. A pesar de todas estas vicisitudes, la valoración incuestionable es que Reinosa no sería lo que es si el ferrocarril no hubiera llegado a la ciudad.
El ambiente político e intelectual de finales del XIX, imbuido en buena medida del pesimismo noventayochista, demandaba insistentemente la construcción de embalses. La respuesta será, en 1902, el Primer Plan Nacional de Obras Hidráulicas, sobre todo una declaración de intenciones pero que permitió conocer con exactitud la situación y planear futuras actuaciones. Un año después, en 1903, Manuel Lorenzo Pardo finaliza sus estudios de ingeniero de caminos. En sus años de estudiante y de joven ingeniero, Lorenzo Pardo se deja calar por las más positivas entre las ideas regeneracionistas, convencido de la importancia que van a tener los ingenieros "en la gran obra de transformación nacional". En buena medida las ideas de Joaquín Costa sirvieron de apoyo teórico a la política hidráulica que llevará a efecto Lorenzo Pardo.
La historia de la pila bautismal, en general, tiene muy viejos antecedentes. Ya en las religiones paganas el agua, condición necesaria para la vida, formaba parte imprescindible en los ritos de purificación de los fieles antes de entrar en el recinto sagrado. El cristianismo recogió esta antiquísima tradición y la incorporó a su liturgia en los ritos bautismales. HANI, en su libro sobre "El simbolismo del templo cristiano", 1972, nos dice: "En el simbolismo tradicional, toda pila bautismal representa el Océano primordial, las "Aguas" del Génesis sobre las que se cernía el Espíritu de Dios para obrar la creación. Y por referencia a esas aguas es por lo que el bautismo o la pila bautismal poseen el poder de obrar una regeneración, una re-creación".
A lo largo de los siglos se han cantado estas composiciones narrativas llamadas romances por toda nuestra geografía, y el valle de Campoo no ha sido una excepción. Generalmente un ciego o mendigo ambulante iba cantando estas coplillas de pueblo en pueblo y los "chiquillos" que le seguían iban aprendiendo estas letras que narraban un hecho acaecido recientemente. Posteriormente, se cantaban en la intimidad del hogar o bien en las reuniones festivas o de trabajo. Me ha parecido interesante trascribirlas, comentar aquí dos de estos romances antiguos cantados en este valle de Campoo, ya que al ser trasmitidos oralmente su pérdida sería irremediable de no recogerse en papel impreso.
La venta por los caminos de Castilla en un carro de vacas
Lantueno, a la vera del Camino Real de Castilla a Santander y con estación de tren desde la construcción del ferrocarril de Isabel II, fue un lugar de residencia de carreteros y gentes dedicadas a la venta ambulante, los viejos buhoneros.
Sus mercaderías eran variadas. La garauja y el laurel venían a venderlos los artesanos montañeses, principalmente de los pueblos de Los Tojos, Bárcena Mayor, Saja y Cabuérniga. Los carpanchos y garrotes se les compraba a los vecinos de Santiurde, los cestos con asas para sembradura y garrotas a los de Somballe, las albarcas a los de Rioseco y Santiurde de Reinosa, los palillos para mangos de escoba se hacían en Lantueno. la piedra de sal se compraba en la mina de Cabezón, las patatas campurrianas se adquirían en el mercado de los lunes y la paja en Castilla. Estas fueron las principales mercancías a vender.
En los puertos pertenecientes a nuestra comarca campurriana, existen más de cien cabañas pastoriles, la mayoría en buen estado de conservación, siendo también considerable el número de ellas, que a lo largo del tiempo han ido desapareciendo, no quedando en la actualidad más que las ruinas.
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