La raíz de la genciana

Museo Etnográfico El Pajar

La planta, utilizada en la fabricación de medicinas y bebidas, se recolectó hasta los años 80 en las partes altas de Campoo
 
Dentro de la sociedad rural tradicional, con una economía de sub­sistencia, era frecuente la búsque­da de ingresos extra para cubrir las necesidades de las familias con un trabajo que no rompiera ni re­trasara su actividad en las labo­res del ciclo anual. La raíz de la genciana era recolectada tradicionalmente en el tardío, tiempo este de finalización de la recolección de las tierras de labranza, por lo que parte de la unidad familiar po­día dedicar una pequeña tempo­rada, incluso fuera del hogar, para desplazarse a las brañas o puer­tos que los pastores y ganados ha­bían abandonado dejando libres sus cabañas, las cuales ocupaban.
 
La genciana amarilla (Gentiana Lutea) es una planta herbácea perenne de porte erecto y robus­to, que puede alcanzar un metro de altura en floración. Tiene gran­des hojas opuestas que salen del tallo. Las flores son de color ama­rillo y se agrupan en cimas que forman distintos pisos florales en el tallo. Sus raíces son largas, car­nosas y muy ramificadas, rugo­sas, de color pardo oscuro por fue­ra y amarillentas por dentro. Flo­rece entre julio y agosto, se seca en invierno y vuelve a brotar en primavera. Se recolectan sus raí­ces, ricas en sustancias amargas.
 
Recolectores de genciana en Campoo, en 1900. / MUSEO EL PAJAREsta planta crece en altitudes superiores a los 1.400 metros, en­contrándose principalmente en los términos de la Hermandad de Campoo de Suso, Las Carrizosas de Soto, Braña los Lagos, Braña Vieja, Cuenca Cre, Cuenca de Aviones, Cuenca Pepe, La Camperona, Sel de la Fuente, Llano o en la ladera de la Fuente el Chivo.
 
La extracción debe de hacerse en días soleados, de una manera uniforme, sacando con un azadón las raíces más gruesas y que ha­yan formado el tallo floral en el mismo año, extrayendo la parte superior de la raíz y dejando res­to de la misma dentro de la tierra para que se desarrolle de nuevo la planta, que tarda de cuatro a seis años en dar una nueva floración y reproducir vina raíz rica en subs­tancias medicinales. Una vez ex­traída se corta por la base de los brotes con una navaja o cuchillo y se abandona en el suelo. La raíz forma parte del montón de reco­gida hasta ser transportado este al lugar destinado para secadero. Se seca tradicionalmente a la in­temperie, al sol, estirado en el campo dándolo vuelta para airear­las y facilitar la pérdida del agua que contienen, evitando que se canezca la genciana.
 
Su transporte se hacía en sacos cargados a cuestas o con los bu­rros provistos para su carga de los angarillones en los cuales se po­dían transportar hasta 100 kilos. Había recolectores que al finali­zar el día bajaban para realizar la venta de lo recolectado y otros que permanecían una temporada en las cabañas en las que una vez ter­minada la recolección subían con el carro de vacas y lo disponían para la carga bajando con todo lo recolectado y los enseres despla­zados para su permanencia. Po­dían vender la raíz en verde o de­dicar un tiempo en el secado de la misma para incrementar los in­gresos, dado que la raíz pierde en­tre un 65 y un 80 % de su peso, pero se paga cuatro veces más. El seca­do era muy costoso y ocupaba una parte del invierno y de la prima­vera. Los días que calentaba el sol se extendía en los corrales o teja­dos de los colgadizos y soportales, siendo necesario moverlo mucho para que no se caneciera.
 
Fueron los borregueros los úl­timos recolectores de la raíz de genciana, para lo cual prolonga­ban su estancia en los puertos. Es tos sacaban un buen jornal con su venta, tras cargar los burros y sa­lir al punto acordado con la per­sona que tenía cogida la subasta, en donde procedía al pesado de la carga y a su pago. Cuando apare­cía la camioneta del comprador comentaban entre ellos, «ya vie­ne el coche de las perras».
 
 
Pública subasta
La genciana se recolectaba por li­bre y se vendía a los intermedia­rios que eran los encargados de comercializarla a las industrias. Esto derivó en un mal control y en abusos en la recolección que se re­guló, en cierta manera, a través de las licencias de aprovechamien­to que sacaba a pública subasta el Ayuntamiento de la Hermandad de Campoo de Suso a sobre cerra­do y al mejor postor. El poseedor de la licencia era quien concedía el permiso a los recolectores y a él se entregaban las raíces reco­lectadas. Su precio de venta en el año 1965 estaba sobre 2,5 pesetas por kilo en verde, alcanzando has­ta las 10 pesetas por kilo en seco. Esto representaba un complemen­to importante en las economías fa­miliares.
 
Las raíces recolectadas se en­viaban a los almacenes de los ma­yoristas de Bilbao, Barcelona o As­turias. Una vez molida se expor­taba a varios países, en donde el destino final de las raíces de gen­ciana eran los laboratorios farma­céuticos, herboristerías y empre­sas licoreras. Se utilizó desde la antigüedad como remedio casero en la curación de personas y ani­males domésticos con aplicación de la raíz puesta en maceración o infusión, digerida o aplicada so­bre la piel en compresas.La gen­ciana contiene entre otros princi­pales activos amaro gentina, que se considera la sustancia más amarga del mundo.
 
Es rica en minerales, ñbra y vi­taminas. En el siglo XIX se descu­brieron las propiedades vitamíni­cas y energéticas que tenía la raíz, pasando esta a formar parte de las drogas empleadas en los laborato­rios farmacéuticos para el forta­lecimiento y creación de las fór­mulas que componían los medica­mentos de la época por sus propie­dades antihelmínticas, digestivas, aperitivas, tonificantes generales, febrífugas, antipalúdicas, depura­tivas, diuréticas, vermífugas, co­lagogas, tónicas coleréticas, leucocitógenas y antirreumáticas y su empleo en aplicaciones tera­péuticas para digestiones lentas y difíciles, atonía intestinal, dis­pepsias, inapetencia, parásitos in­testinales, anemia, fiebres inter­mitentes, paludismo, tuberculo­sis, afecciones hepáticas, icteri­cia, diarreas afónicas, escrófula, escorbuto, disentería, gota, reu­matismo, tos, atascos viscerales y pecas.
 
Se empleó igualmente en la an­tigüedad para la fabricación de cerveza. Las destilerías han utili­zado también su amargor para la fabricación de vinos tónicos como los bitters y dar el toque amargo en los licores monacales. Hasta los años 80 del siglo XX se recolectó la raíz de genciana, y desde enton­ces esta entró en riesgo de extin­ción y se incluyó en el catálogo de especies amenazadas, prohibién­dose su recolección.

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