Pequeña historia de una figura perdida de la religiosidad popular
Dentro de los numerosos roles sociales tradicionalmente encomendados a las mujeres en el ámbito rural es digno de destacar a las que eran nombradas mayordomas de la Iglesia Parroquial, ya que esta es una referencia físico-simbólica de la integración de la comunidad local.
El párroco hacía la selección entre las mozas solteras de la comunidad buscando su buena apariencia, recato en la vestidura y buena conducta cristiana, pues serían las encargadas de las labores de mantenimiento y decoro del templo.
Destaca entre esas labores como muy principal la de vestir, ornamentar y mantener cuidadas las tallas de imágenes sacras que estaban vestidas en los altares. Muy especialmente la de la Virgen, ya que ésta para los fieles tiene ese especial carisma de lo intocable, lo divino, lo puramente celestial que las manos humanas no se atreven a tocar. Estas tallas son a su vez representaciones de diosas-madres o madres tierra, reminiscencia de antiguos cultos a la fertilidad.
El primer heladero pasiego se estableció en Reinosa hacia 1920
La historia de los helados es la historia de la civilización: para pasar del sorbete a una crema congelada más compacta y compuesta con leche tuvieron que transcurrir casi dieciséis siglos, hasta que un chef francés de Carlos I, rey de Inglaterra, sirviera en la corte el resultado de su receta innovadora con un producto de mucho más alimento, rico y digestivo.
La popularidad de esta fórmula se extendió por el reino de Francia y España siendo los reyes, la alta burguesía y personas privilegiadas los que disfrutaban de este placer durante los siglos XVI y XVII, partiendo su proliferación hacia la nueva burguesía y llegando al siglo XIX al consumo de los ciudadanos como producto de carácter festivo para los calurosos días de verano.
El juego de la ruleta entretenía a niños y mayores
El oficio de barquillero como el de heladero fue una actividad ambulante, dentro del gremio de la repostería, que favorecía el sostenimiento económico de las familias. Ambos oficios siempre estuvieron ligados, por ser el barquillo el recipiente en forma de potes o cucuruchos. Por eso, eran también barquilleros los heladeros mencionados en la publicación anterior.
Los barquillos se fabricaban durante gran parte del año en las especialidades de barquillo y galleta. También se elaboraban ricos canutillos que se servían de aperitivos en los cafés más importantes de la cuidad de Reinosa, como el Victoria.
La villa de Reinosa a finales del siglo XIX ya tenía banda de música y esta deleitaba a los lugareños tanto de la villa y a sus visitantes mientras compartían los bailes domingueros como los de sociedad que se celebraban por motivos de fiestas patronales y carnavalescas. Los valses, pasodobles y boleros eran parte del repertorio. Algunos componentes de la banda de música sienten nuevas inquietudes por los ritmos que se imponían en el nuevo panorama musical y estos se agrupan creando orquestas donde poder interpretar nuevos ritmos de baile más acorde con la sociedad que venía instalándose en esta emergente villa industrial y comerciante.
La planta, utilizada en la fabricación de medicinas y bebidas, se recolectó hasta los años 80 en las partes altas de Campoo
Dentro de la sociedad rural tradicional, con una economía de subsistencia, era frecuente la búsqueda de ingresos extra para cubrir las necesidades de las familias con un trabajo que no rompiera ni retrasara su actividad en las labores del ciclo anual. La raíz de la genciana era recolectada tradicionalmente en el tardío, tiempo este de finalización de la recolección de las tierras de labranza, por lo que parte de la unidad familiar podía dedicar una pequeña temporada, incluso fuera del hogar, para desplazarse a las brañas o puertos que los pastores y ganados habían abandonado dejando libres sus cabañas, las cuales ocupaban.
La mejora de las comunicaciones trajo la ropa moderna a Campoo
La Merindad de Campoo tuvo históricamente una indumentaria tradicional muy equilibrada para las diferentes labores y épocas del año. La ropa solía ser heredada de padres a hijos y los desgastes y las reposiciones de prendas se realizaban en casa, principalmente con lana y lino.
La transformación de estos materiales en fibra textil era un proceso familiar de las largas noches de hila, y su transformación en lienzos y el abatanado de los paños era contratado a los tejedores. Este sistema tradicional se fue extinguiendo con la entrada del siglo XX por la introducción de la nuevas tendencias en el vestir, con la llegada de telas, sedas y paños elaborados industrialmente en manufacturas que acercaban el producto a su consumidores hasta la puerta de su casa con un coste que empezaba a ser asequible para su economía.
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