Avifauna reproductora de Campoo

Ángel Álvarez González

Figuras de protección para las aves de Campoo
 
Acentor común (Prunella modularis)El elevado número de figuras jurídicas de protec­ción que tienen todo o parte de su territorio en Campoo, es indicativo de su importancia orníti­ca. Mayor detalle puede consultarse por ejemplo en González (2002). Haciendo breve historia, el embalse del Ebro fue declarado en 1983 Refugio Nacional de Aves Acuáticas y la caza prohibida. En 1988 fue declarado el Parque Natural de Saja y Besaya, haciendo justicia a una vasta área con frondosos hayedos e indudable interés faunístico.
 
La Sociedad Española de Ornitología, SEO/BirdLife, actualiza en 1998 un catálogo de Áreas Im­portantes para las Aves (IBAs), de las que tres afec­tan al territorio de Campoo y áreas periféricas; así, Sierra Labra y el Cordel sería vital en la protección de especies como abejero europeo, culebrera eu­ropea, perdiz pardilla, pico mediano, picamaderos negro y chova piquirroja; Embalse del Ebro para ánade friso y pato colorado (área de muda); y, Ho­ces del Alto Ebro y el Rudrón para buitre leonado y alimoche.
 
Posteriormente, resultado de la aplicación en la Comunidad de Cantabria de las Directivas de Aves y Hábitats de la Unión Europea, (79/409/CEE) y propuesta de las Zonas de la Red Ecológica Eu­ropea Natura 2000, contamos con cinco Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) que son Sierra de Híjar, Sierra del Cordel, Cabeceras del Saja y Nansa, Embalse del Ebro y Hoces del Ebro, y dos Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), a saber, Valles Altos del Nansa, Saja y Alto Campoo y Río y Embalse del Ebro. 
ZEPA  Superficie (ha)
Sierra de Híjar 4.730
Sierra del Cordel y cabeceras del Nansa y del Saja 16.244
Embalse del Ebro 6.711
Hoces del Ebro 4.080
LIC  Superficie (ha)
Valles altos del Nansa y Saja y Alto Campoo 51.098
Río y Embalse del Ebro 4.343
 
Biogeografía y bioclimatología

Las comunidades de seres vivos se distribuyen con­dicionadas por múltiples factores físicos y biológi­cos que integra la Biogeografía. Esta ciencia du­rante las últimas décadas ha sido imprescindible en estudios de distribución de comunidades vegetales, pero también para caracterizar áreas donde se estu­dian diversas comunidades animales; por ello parece oportuno situar la ornitofauna de Campoo en el marco biogeográfico.
 
El orden jerárquico decreciente de las unidades biogeográficas principales es Región, Provincia y Sector; para más detalle consultar por ejemplo en Rivas-Martínez et al. (1984), pero en síntesis, la comarca de Campoo se sitúa en la Región Eurosiberiana, Provincia Orocantábrica, Sector Campurriano-Carrionés y Subsector Campurriano.
 
La Región Eurosiberiana, que puede asimilarse a la Iberia húmeda, tiene su límite aproximadamente a lo largo de la vertiente sur de la Cordillera Can­tábrica, en contacto con la Región Mediterránea o Iberia seca. La Provincia Orocantábrica engloba las diversas sierras de la Cordillera Cantábrica, situán­dose Alto Campoo, Las Rozas de Valdearroyo, Valdeprado del Río y Valderredible en su límite orien­tal. El Subsector Campurriano, comprende la zona suroriental orocantábrica y se caracteriza por tener algunas alturas notables en sus montañas, predo­minio del sustrato silíceo y clima con apreciable influjo continental. Destacamos aquí la ubicación de Campoo, en especial la zona meridional, en la banda de contacto o transición entre el mundo at­lántico y el mediterráneo, de ahí la intrusión en muchos lugares de elementos botánicos típicos de este último. García Codrón y Rasilla Álvarez (2008) publican en esta misma revista un interesante es­tudio del clima de Campoo, donde se pueden con­sultar las diferencias entre el norte y el sur de la comarca.
 
En el marco de la Bioclimatología, que correla­ciona la distribución de los seres vivos con el cli­ma en base a valores de precipitación, temperatura e índices de termicidad, en el Subsector Campu­rriano están representados el piso montano, desde los 500-800 metros -según exposición- hasta los 1600-1700 metros de altitud y el piso subalpino que alcanza los 2200-2300 metros; en esta zona no se alcanzan las alturas necesarias para que se pueda hablar de piso alpino.
 
 
 
Paisaje y vegetación. Hábitats para las aves
 
Tratamos a continuación de describir someramente la vegetación campurriana integrada en el paisaje, en definitiva, los hábitats de la comunidad de aves; dicha descripción no pretende ser exhaustiva en cuanto a composición florística, sino meramente orientativa de las especies más características; as­pectos florísticos y fitosociológicos más extensos, pueden consultarse en Rivas Martínez et al (1984) y en Blanco et al (1997).
 
La región noroccidental, Campoo de Suso, pre­senta la orografía más espectacular, con la Sierra del Cordel, Sierra de Peña Labra y Sierra Híjar que constituyen un hermoso arco con varios picos que sobrepasan los dos mil metros, con cota máxima en el Cuchillón (2233 m.). Si bien la estación de esquí de Brañavieja altera los valores paisajísticos, y los ecológicos, la belleza del lugar es innegable. La vegetación subalpina está representada en sue­los descarnados silíceos, por enebrales rastreros con Juniperus communis sbsp alpina, arándanos o ráspanos, Vaccinium myrtillus y V. uliginosus, brecina, (Calluna vulgaris) etc. y pastizales con gramíneas y herbáceas propias de estos suelos; en los sustratos calizos, menos extendidos, medran también enebrales con cortejo florístico arbustivo y herbáceo basófilo. Una orla inferior bien visible desde la estación de esquí, de edafología más favo­rable, con densos piornales de Genista obtusiramea y varias ericáceas (Erica spp.), rematan un paisaje que acoge interesantes habitantes, poco conocidos, como la perdiz pardilla o el pechiazul. Repisas, fisuras en paredes y gleras albergan comunidades vegetales especializadas de gran interés botánico que contribuyen a proveer de semillas e insectos a la comunidad de aves montañeras.
 
El río Híjar, en principio algo encajonado, y el Ebro, modelan amplios valles con extensos prados de siega y mosaicos agropecuarios de un verdor que sólo se apaga algo con las sequías estivales. La vegetación riparia está constituida por saucedas arbustivas (Salix spp.) en el tramo superior, más desarrolladas valle abajo, fresnedas (Fraxinus excelsior), choperas [Populus spp.) con numerosas es­pecies arbustivas.
El resto de Campoo, presenta lomas redon­deadas con alturas moderadas y abundante cu­bierta vegetal boscosa o arbustiva, pero también con grandes áreas de pastizales de siega y diente, favorecidos a menudo por la quema de matorral y helecho; espacios abiertos bastante llanos con­fieren luminosidad al paisaje, tal es el caso de las vegas del Izarilla, Híjar y Ebro hasta Requejo y Villafría desembocando en la espectacular llanura de la Virga, hoy inundada por el embalse del Ebro; son notables las praderías de Valdeolea, Valdeprado del Río y Valderredible donde también existen cultivos de cereal y patatas, estas últimas famosas en la vega del Ebro; por último, amplios prados y pastizales en las tierras altas de Las Rozas, en los Riconchos o al norte del embalse, en Campoo de Yuso y San Miguel de Aguayo, donde se encuentra el pequeño embalse de Alsa.
 
Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio)Las riberas de ríos y arroyos constituyen un lu­gar ideal para observar aves; el Ebro desde Arroyo, pasando por la Aldea y siguiendo por Valderredible cuenta con tramos de precioso bosque galería de alisos (Alnus glutinosa) de buen porte con sauces, fresnos y chopos; por todo el valle y particularmente en Polientes o en San Martín de Elines abundan alisedas y choperas maduras donde podemos bus­car especies escasas en la comarca, como la tórtola europea o la oropéndola. El bosque galería debe ser conservado a ultranza por su importancia vital para la fauna, en general, y para las aves ribereñas en particular.
 
Las series climatófilas del haya (Fagus sylvatica), hayedos en sus etapas maduras, y matorrales o pastizales de degradación, ocupan una banda altitudinal, desde la base del piso montano hasta el límite superior del bosque, en laderas al norte, hú­medas de sustrato silíceo; la amplia valencia ecoló­gica del haya permite al hayedo colonizar sustra­tos calizos cuando las condiciones de humedad lo permiten, así pueden verse en diversos lugares de Valderredible, franjas estrechas y retazos de hayedos, en umbría, desplomarse desde el páramo de La Lora hacia el valle. El factor limitante del hayedo es la sequía estival y en ocasiones la pobreza de los suelos por lo que en lugares desfavorables llega a ser sustituido por el robledal albar.
 
Los hayedos más extendidos en la región son los oligotrofos -suelos pobres en nutrientes- sobre sustrato silíceo. Suele acompañar al haya, en ma­yor o menor proporción el roble albar (Quercus petraea); existen excelentes masas mixtas que podrían denominarse hayedo-robledales, donde la propor­ción de ambas especies llega a ser similar. Entre las especies acompañantes destacamos acebo (Ilex aquifolium), tejo (Taxus baccata) y el sotobosque de arándanos; en las orlas son frecuentes serbales (Sorbus aucuparia), avellanos (Corylus avellana), y especies arbustivas como zarzas (Rosa spp. y Rubus spp.). Los matorrales de degradación son, depen­diendo de factores edáficos, piornales con Cytisus cantabricus y Genista florida sbsp. polygaliphylla, brezales, donde localmente tienen mayor o me­nor abundancia Erica australis sbsp. aragonensis, E. arbórea, E. cinerea y Daboecia cantabrica entre otras, argomales (Ulex galli) y las arandaneras. Con relación a estas últimas, señalamos su importancia como recurso trófico para el urogallo, allí donde aún existe, ya que por desgracia en Campoo lleva años extinguido.
 
Alimoche (Neophron percnopterus)La franja altitudinal del haya orientada a sola­na, en suelo más pobre o con influencia continen­tal, está ocupada por series oligotrofas del roble al­bar que puede llevar abedul (Betula pubescens sbsp. celtibérica), haya e incluso híbridos de otros robles como el melojo con el albar; el cortejo florístico acompañante es similar al descrito para hayedos oligotrofos. Los prebosques y etapas seriales son grosso modo como las de los hayedos oligotrofos descritos anteriormente. Bien representados estos robledales en Campoo de Suso y Yuso, hay que ha­cer mención a la extensa masa boscosa conocida como Monte Hijedo (aprox. 1200 ha en Cantabria) al sur del embalse del Ebro, que se extiende más allá del límite provincial.
 
En el límite altitudinal del bosque medra la se­rie oligotrofa del abedul que soporta las condicio­nes climáticas y edáficas más adversas; las forma­ciones campurrianas se asientan sobre el límite de los hayedos y robledales albares o en retazos loca­lizados. Las manchas más extensas tienen arbola­do mayoritariamente poco desarrollado con denso matorral de altos piornos y brezos; buenas mues­tras pueden verse siguiendo el recorrido de la pista de Mazandrero en sus tramos altos. Por encima de esta formación arbórea la vegetación climácica son piornales de Genista obstusirramea y brezales.
 
Como comentamos antes, las tierras meridio­nales de Campoo, Valdeolea, Valdeprado del Río y Valderredible, tienen una marcada continentalidad y cariz mediterráneo, disminuyen notablemente las precipitaciones y presentan acusados periodos de xerotermia estival. Allí predomina la serie oli­gotrofa del rebollo o melojo (Quercus pyrenaica), que es el roble de hoja marcescente característico del supramediterráneo mesetario; avanzadillas de esta especie llegan incluso a la altura de Reinosa y zonas bajas de solanas de Campoo de Suso; los rebollares, secularmente castigados por talas y fuego, rebrotan insistentemente por estolones for­mando masas arbustivas poco atractivas e impe­netrables, pero maduros forman valiosos bosques, particularmente en esta zona, por constituir uno de los hábitats meridionales más relevantes para el amenazado pico mediano. Acompañando o en sus orlas hay numerosos arbustos como espino albar (Crataegus monogina), endrino (Prunus spinosa) y zarzas (Rosa spp.) entre otros; Sus orlas y matorra­les seriales son escóbales y piornales con Cytisus cantabricus y Genista florida sbsp. polygaliphylla, donde el suelo es profundo, y brezales y argomales (Ulex gallí) abundantes por todas partes, dejando patente el influjo atlántico en estas zonas de tran­sición climática.
 
Alondra (Alauda arvensis)Los enclaves calizos como los que se pueden en­contrar subiendo a La Miña, Robleda de Villacantid, La Lastra, zonas próximas a Mataporquera, de Reinosa a Pozazal, desde Pozazal a Arcera o de San Martín de Elines a Orbaneja del Castillo entre otros, medra vegetación arbustiva espinosa o aulagares más o menos densos, con Genista occidentalis; en algunos lugares termófilos -cara sur de Robleda, carretera de Polientes proximidades de Arcera o S. Martin de Elines- hay bosquetes de quejigo (Quer­cus faginea) propios del supramediterráneo colin­dante. Hay que tener en cuenta la pequeña muestra de páramo que roza Cantabria, en la zona de San Martín de Elines a Orbaneja del Castillo y Espinosa de Bricia, donde, sobre todo en invierno, destaca el verde del bosque de encinas (Quercus rotundifolia), típica especie mesetaria perennifolia, acompañada de cortejo florístico propio.
 
En esta somera descripción de la vegetación y hábitats, no podemos olvidar los pinares que, con­trariamente a la creencia popular, no son verdade­ros bosques desde el punto de vista botánico, sino cultivos o repoblaciones realizados casi siempre a expensas de formaciones vegetales naturales. La especie más utilizada en estas repoblaciones es el pino albar (Pinus sylvestris). Diseminados por toda la comarca, más o menos extensos y maduros, con­tribuyen a diversificar los hábitats para las aves, y han servido de vía de expansión a varias especies especialistas de coniferas.
 
 
 
Metodología para el estudio de las aves
 
Se han empleado dos métodos. En primer lugar consulta del Atlas de las Aves de España (Purroy, 1997) y del Atlas de las Aves Reproductoras de Es­paña (Martí y Del Moral, 2002), que junto a datos propios nos ha permitido elaborar una lista de aves nidificantes, que no pretendemos sea exhaustiva ni definitiva.
 
Ánade friso (Anas strepera)En segundo lugar, realización de numerosos muestreos por la mayoría de los hábitats de la co­marca. El método empleado es el transecto lineal, de longitud conocida, a lo largo del cual se anotan las aves vistas u oídas a ambos lados del recorrido, diferenciando los contactos dentro de una banda de 25 metros a derecha e izquierda de la línea de progresión de los registrados fuera, sin límite de distancia. Este método permite obtener datos cuan­titativos aproximados de densidades, en aves/10 ha, y cualitativos en índices kilométricos de abundancia; también admite tratamientos estadísticos y es uno de los más empleados en estudios de comu­nidades de aves. Para la confección del presente artículo, de carácter general y de divulgación, no hemos elaborado demasiado los datos, pero han servido, sobre todo, para caracterizar las diferentes comunidades en función de la abundancia cualita­tiva de sus especies.
 
Las aves reproductoras en Campoo
 
Según el Atlas más reciente, cuya base cartográ­fica es la cuadrícula UTM de 10x10 km, en Espa­ña hay 337 especies reproductoras, de las que 288 son nativas y 49 introducidas; Herrero y González (2004) que tienen acceso a la información de las 83 cuadrículas de Cantabria, contabilizan 147 especies nativas en la comunidad.
 
La lista que elaboramos para Campoo consta de 129 especies (87,7% de la riqueza de Cantabria) de las que 122 especies son de categoría de reproduc­ción probable-segura (83% de la riqueza total de Cantabria); las otras 7 restantes se catalogan de re­producción posible por ser poco detectables, raras, limitadas a cuarteles limítrofes o poco conocidas por simple defecto de los muestreos. Las categorías de reproducción son las empleadas en los atlas de las aves de España citados arriba.
 
Con relación a Cantabria, la riqueza de espe­cies por cuadrícula, es apreciablemente mayor en Campoo, donde se superan con creces, salvo en un caso, las 77 especies de media por cuadrícula para Cantabria. La explicación es clara, si tenemos en cuenta que la mayoría de las especies están ligadas a hábitats forestales, a matorrales, pastizales y ro­quedos además de medios relacionados con el agua; los primeros hábitats ocupan en Campoo grandes extensiones y, las riberas fluviales y entorno del embalse del Ebro contribuyen al resto. Al norte de Campoo, con la excepción de Picos de Europa, Liébana o Nansa, predomina un paisaje demasiado humanizado de campiña norteña, repoblaciones de eucaliptos y pinos sustituyendo el bosque autóc­tono y núcleos urbanos que, aún siendo valioso, contribuye con menor número de especies.
 
 
 
Avifauna reproductora en los medios forestales de Campoo
 
a) Avifauna reproductora en hayedos
Albergan una variada comunidad, unas 40 es­pecies, con densidad media de 63 aves/10ha, valor orientativo variable según localidades, madurez y superficie del hayedo, diversidad estructural etc.
 
La comunidad de rapaces está representada por especies forestales no exclusivas de los hayedos como la culebrera europea (Circaetus gallicus) y el abejero europeo (Pernis apivorus), que prefieren masas boscosas amplias y otras como azor común (Accipiter gentilis), gavilán común (A. nissus), bu­sardo ratonero (Buteo buteo), milano negro (M. migrans), aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) que pueden anidar en bosques isla y, en algún caso, en arbolado disperso en la campiña.
 
Respecto a otros no paseriformes, es interesante la presencia de chocha perdiz (Scolopax rusticóla), de distribución poco conocida por la dificultad de su detección; hay que prospectar los lugares ade­cuados antes del amanecer durante la primavera, para oír su voz en vuelo nupcial. La paloma torcaz (Columba palumbus) nidifica, a veces con densi­dades notables, en todo tipo de formaciones arbó­reas. El cuco (Cuculus canorus) es otro generalista forestal omnipresente en todo tipo de bosques y campiñas donde parasita a petirrojos, chochines, acentores y otros para que críen a su pollo previa puesta de su huevo en el nido de estas especies. El cárabo (Strix aluco) es la estrigiforme que vive en todo tipo de bosques. Los pícidos están repre­sentados en el hayedo por el picamaderos negro (Dryocopus martius) en las mejores masas; el pico picapinos (Dendrocopos major), común por todas partes; el pico mediano (Dendrocopos medius) con presencia en alguna localidad, aunque prefiere los robledales; el pito real (Picus viridis) poco frecuen­te en estos bosques y el pico menor (Dendrocopos minor), del que contamos con escasas observacio­nes, poco detectable fuera de la época adecuada y sin duda raro.
 
Chochín (Troglodytes troglodytes)Las especies de paseriformes más abundantes en la mayoría de los hayedos maduros muestrea- dos, que constituyen el 80% de la abundancia to­tal, son carbonero garrapinos (Parus ater), (17%), petirrojo (Erithacus rubecula), (16%), pinzón vul­gar (Fringilla coelebs), (9,8%), chochín (Troglodytes troglodytes), (8,5%), trepador azul (Sitta europaea), (8%), y herrerillo común (Parus caeruleus), (7%), que dominan nétamente sobre carbonero común (Parus major), zorzal común (Turdus philomelos), mirlo común (Turdus merula) y agateador norteño (Certhia familiaris), todos entre el 4 y el 3%. Otro importante grupo de especies suelen contabilizar por debajo del 3%, si bien localmente alguna puede tener mayor abundancia como el agateador común (C. brachydactyla) con arbolado maduro, el reye­zuelo listado (Regulus ignicapilla) con sotobosque de acebo y otras como zorzal charlo (Turdus viscivorus), arrendajo (Garrulus glandarius), carbone­ro palustre (Parus palustris), camachuelo (Pyrrula pyrrula), papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) y reyezuelo sencillo (R. regulus) como más sig­nificativas.
 
Hay que reseñar que los hayedos maduros altimontanos de más atlanticidad, incluidos los de la cuenca del Saja, cuentan con la presencia dis­tintiva del poco conocido agateador norteño, que suele dominar en número al agateador común; ambos muy similares se diferencian fundamental­mente por canto y reclamos; el agateador común, de flancos más oscuros, sustituye gradualmente al norteño y llega a desaparecer de hayedos más ba­jos y meridionales; ese patrón de distribución es el mismo que el observado en hayedos, robledales albares y masas mixtas del occidente de León. Con relación a los diminutos reyezuelos, es curioso que el sencillo que resulta abundante en diversos tipos de bosques leoneses, sea escaso en este sector oriental cantábrico.
 
Una serie de especies siguen similar patrón en todos los medios forestales, así la omnipresente cor­neja (Corvus corone) y el cuervo (Corvus corax) se observan a menudo en estos bosques, sobre todo en los bordes, y también especies más propias de ma­torrales y orlas que colonizan claros y zonas abier­tas, como bisbita arbóreo (Anthus trivialis), acentor común (Prunella modularis) y escribano montesino (Emberiza cia) o mosquitero ibérico (Phylloscopus ibericus) y mosquitero común (Phylloscopus colly bita), el primero abundante en riberas. Estas con­sideraciones pueden hacerse extensivas a todas las formaciones boscosas.
 
b) Avifauna reproductora en los robledales albares
Similar riqueza específica que los hayedos, densidad media orientativa en los muestreos, 69 aves/10 ha, y la diversidad -parámetro ecológico que estima el número de especies y su valor por­centual- algo mayor que la de los hayedos.
 
Pico mediano (Dendrocopos medius)En cuanto a rapaces y otras no paseriformes, puede decirse prácticamente lo mismo que para los hayedos. Quizás críe la chocha perdiz, aunque no tenemos datos, y el picamaderos negro se localiza mucho menos es estos robledales. Comienza a ser más común una de las joyas de la ornitofauna de Campoo, el pico mediano, que tiene en los bosques subcantábricos el límite meridional de su área de distribución europea; no es tan conspicuo como el picapinos, pero su canto característico puede oírse en primavera; puede consultarse interesante infor­mación en Fombellida et al. (2009).
 
Las especies mayoritarias son prácticamente las mismas que las del hayedo, pero con variaciones en la abundancia, así, el herrerillo común (17,2%) pasa a ser el típico párido de robledales -albares y rebollares- donde suele dominar junto al pinzón (10%), trepador azul (8,4%), petirrojo (7,4%), carbo­nero garrapinos (7,1%), chochín (6,7%) y agateador común (6,3%). El agateador norteño (0,6%) es sus­tituido progresivamente por el agateador común, hasta desaparecer de las masas más meridionales. Es notoria la irrupción del mosquitero papialbo (Phylloscopus bonellí), 5,6% de media, testimonial en hayedos, pero característico de robledales de todo tipo, quejigales, encinares y pinares en toda la vertiente subcantábrica; esta especie parece sus­tituir ecológicamente en Iberia al mosquitero mu­sical (P. trochilus), muy abundante en el norte de Europa; la cría esporádica de esta última no debe descartarse en los bosques altimontanos de Campoo, donde a veces se detecta algún macho cantan­do con la duda de que se trate de un individuo en paso prenupcial. Son frecuentes carbonero común (4,1%) y reyezuelo listado (3,7%) que junto a curru­ca capirotada (Sylvia atricapilla), mito (Aegithalos caudatus), herrerillo capuchino (Parus cristatus), mirlo común, zorzal común y charlo (entre el 2,1 y el 1,5%) y otras con frecuencia menor, configuran una comunidad muy diversa. Concluimos mencio­nando la presencia interesante de papamoscas ce­rrojillo (1%), en masas maduras con generosidad de oquedades donde ubicar el nido, y del más irre­gular colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) que vive en robledales de cualquier tipo, con árboles viejos e incluso en campiñas y en núcleos urbanos. No hemos detectado papamoscas gris (Muscicapa striata) que ocuparía bosques más o menos densos, según el Atlas ya mencionado, por lo que estima­mos debe ser muy escaso y local.
 
Existen extensas masas mixtas de roble y haya, en proporción variable, que por su diversidad es­tructural ofrecen mayores valores de densidad, riqueza, diversidad que las masas más puras. Las especies dominantes son las mismas que las encon­tradas para el robledal albar, mayor abundancia de especies norteñas como agateador norteño, carbo­nero palustre, camachuelo, reyezuelo sencillo, y comienzos de colonización por parte del mosqui­tero papialbo.
 
c) Avifauna reproductora de los abedulares
Estos bosques altimontanos, más abiertos, con menor porte en el arbolado, mezclados con hayas y piornal-brezal, suelen presentar valores de densi­dad y diversidad menores que hayedos o robleda­les. El esquema es similar a los hayedos, con menos riqueza de rapaces y pícidos, pico picapinos escaso, y posible nidificación de chocha perdiz. La comuni­dad de paseriformes está dominada por unas pocas especies: petirrojo (29%), acentor común (10,7%), chochín y carbonero garrapinos (6,4% respectiva­mente). En los abedulares con matorral alto entre Mazandrero y Gulatrapa encontramos curruca capirotada (5,3%), mosquitero común (4,3%) y pin­zón (4,3%). Otras especies típicas de los bosques cantábricos como herrerillo, reyezuelo listado, camachuelo, carbonero común, mirlo común y zorzal común y charlo y escribano montesino, presentan valores entre el 3,2 y el 2,1 % de la comunidad.
 
Es interesante comentar que mosquitero común presenta aquí la mayor abundancia de todos los medios prospectados en Campoo. Mosquitero co­mún e ibérico se consideraban subespecies, hasta que en 1996 se elevó al ibérico a categoría específi­ca; ambos se diferencian en el campo por el canto, aunque a veces no con seguridad al existir can­tos mixtos. En León, Palencia, Burgos y Cantabria abunda mucho más el ibérico mientras el común está más disperso, por eso resultan interesantes en­claves como el mencionado donde ocurre lo con­trario.
 
d) Avifauna reproductora en rebollares o melojares
Los rebollares o melojares presentan similar ri­queza y diversidad que los hayedos, densidad me­dia menor, 43 aves/10 ha.
Respecto a no paseriformes, el gavilán y el azor, este más raro, pueden anidar en rebollares, además de milano negro, busardo ratonero, aguililla cal­zada, abejero europeo, culebrera europea, alcotán europeo (Falco subbuteo) e incluso algún cerníca­lo en márgenes y masas abiertas. El milano real (Milvus milvus), raro en Campoo, parece preferir por orografía y clima este tipo de formaciones. Son comunes paloma torcaz (4,2%), cuco y cárabo; se ha observado búho chico (Asió otus), en algunas localidades. Pico picapinos es el pícido más abun­dante en estos bosques, pero también están pito real, torcecuello (Jynx torquilla) y pico mediano, este último, sin duda en su hábitat óptimo cuando hay arbolado maduro; la franja de robledales alba- res, pero sobre todo, rebollares montanos y supra- mediterráneos subcantábricos constituyen el refu­gio meridional de esta especie. Zonas de rebollar abiertas cuentan con la presencia de chotacabras europeo (Caprimulgus europeus).
 
Petirrojo (Erithacus rubecula)Estas formaciones más continentales pierden elementos faunísticos característicos norteños, tal es el caso de picamaderos negro y agateador nor­teño y se rarifican carbonero palustre y los reye­zuelos, de los que sólo hemos registrado el listado (0,7%). En nuestros muestreos dominan mosquitero papialbo (15,2%), pinzón vulgar (13,5%), petirrojo (12,5%), herrerillo común (7,6%) seguidos en orden de importancia, que puede variar según localida­des, por trepador azul, carbonero común, pinzón vulgar, chochín, agateador común, carbonero ga­rrapinos, petirrojo y mirlo común (entre el 4 y 2%). Trepador azul y agateador común presentan local- mente densidades importantes cuando el arbolado es maduro, pero pueden faltar en formaciones jó­venes. El bisbita arbóreo penetra en el rebollar más que en otras formaciones, si bien gusta de claros y bordes; otro tanto puede decirse de la totovía (Lullula arbórea). La curruca capirotada y la curru­ca mosquitera (Siborin) se localizan con cierta fre­cuencia (2,7%), la última sobre todo en rebollares en fase de regeneración. El grupo mito, herrerillo capuchino, zorzal común, zorzal charlo, mosquite­ro ibérico, reyezuelo listado y camachuelo común (generalmente todas por debajo del 2%) contribu­yen a la diversidad de los rebollares. En nuestros muestreos el mosquitero ibérico resulta frecuente en ciertos rebollares de Valderredible. En cuanto a córvidos, sigue siendo el arrendajo el más fores­tal, si bien son frecuentes las cornejas que ubican su nido, generalmente, en manchas fragmentadas o bosques isla. Es en esas zonas donde a veces el estornino negro (Sturnus unicolor) ocupa agujeros de pícidos para anidar. Finalmente, en rebollares cercanos a Reinosa se han detectado en alguna ocasión oropéndola (Oriolus oriolus) con cría sin confirmar.
 
e) Avifauna de los quejigales
La avifauna de los quejigales es similar a la de los rebollares, pero caracterizada por menor impor­tancia de elementos norteños y entrada de otros más termófilos y mediterráneos. La densidad media encontrada en los muestreos es de 32 aves/10ha.
De no paseriformes, la abubilla (Upupa epops), que localmente también se ha detectado en algunos melojares, sería la incorporación más significativa, si bien utiliza el bosque para ubicar su nido y come en zonas abiertas próximas. Mencionamos también a paloma torcaz, torcecuello, pico picapinos, cuco y a chotacabras europeo.
 
En lo referente a paseriformes, mosquitero papialbo (27,9%) y herrerillo común (19,7%) muestran gran dominancia sobre mirlo común (6,9%), mos­quitero ibérico, curruca capirotada y pinzón vulgar (5,8% respectivamente); siguen carbonero común y agateador común (2,3%) y un amplio grupo, bisbita arbóreo, acentor, reyezuelo listado, curruca zarcera (Sylvia communis), zarcero común (Hippolais polyglotta), camachuelo que no sobrepasa ninguno el 2%. Arrendajo y corneja siguen siendo los córvidos presentes.
 
Los encinares, muy reducidos y localizados, cuentan con similar avifauna, suelen albergar reye­zuelos listados y, aquí es donde podrían localizarse escasos individuos de curruca carrasqueña (Sylvia cantillans) y curruca tomillera (S. conspiciliata) de distribución mediterránea.
 
f) Avifauna de los pinares de repoblación
La riqueza o número de especies que se contabi­lizan en los pinares es apreciablemente menor que la de los bosques de planifolios, y otro tanto ocu­rre con la diversidad, es decir, unas pocas especies muy abundantes dominan sobre otras más escasas, resultando una comunidad menos equilibrada; el motivo es la baja diversidad florística y estructural de estos monocultivos, resultando notoria la entra­da de especies en localidades donde el pinar cuenta con robles y especies arbustivas residuos de la ve­getación potencial. La densidad media estimada es de 51 aves/10 ha.
 
Tarabilla común (Saxicola torquata)Diversas rapaces, palomas torcaces, cucos y pico picapinos, éste en función de la madurez del arbolado, no suelen faltar; el búho chico puede ocupar viejos nidos de córvidos, y a veces, fuera de la época de cría, acudir en grupos a dormir.
 
El especialista por excelencia de los pinares es el carbonero garrapinos (25,5 %) que con el pin­zón vulgar (28%), ubiquista forestal, dominan ne­tamente la comunidad. Siguen en importancia, según localidades, el petirrojo (8,2) al abrigo del estrato arbustivo, el reyezuelo listado (5%), chochín (4,5%), zorzal común y charlo (3,1% respecti­vamente), herrerillo capuchino (2,2%), mosquitero papialbo (2,2%) y curruca capirotada (2,2%). Con valores individuales inferiores al 2% se registran muchas especies, como carbonero común, herreri­llo común, agateador común, acentor común, reye­zuelo sencillo, mirlo, mosquitero ibérico, arrenda­jo, verdecillo (Serinus serinus), jilguero (Carduelis carduelis) entre otros. No hemos podido confirmar la cría de piquituerto (Loxia curvirostra), si bien contamos con diversas observaciones; en cualquier caso sería esporádica e irregular condicionada por los ciclos de fructificación de las semillas de pino.
Con relación al estatus de los reyezuelos, muy ligados a coníferas, encontramos en Campoo que abunda más el listado llegando a faltar el sencillo en muchos pinares; ese patrón es contrario al en­contrado al estudiar pinares cantábricos leoneses, donde el reyezuelo sencillo era más abundante en casi todos los muestreos.
 
 
Avifauna reproductora en los matorrales
 
Brezales, piornales y argomales mezclados a me­nudo con helechales, ocupan grandes extensio­nes en Campoo, ofreciendo fisionomías variadas. Tras muestrear varias localidades, registramos más de treinta especies y una densidad media de 13,5 aves/10ha, con valores entre 7 y 14 aves/10ha, muestra de su heterogeneidad.
 
Son sobrevolados a menudo por la culebrera europea a la caza de reptiles. Es típico el aguilucho pálido (Circus cyaneus) que ubica allí su nido y el aguilucho cenizo (C. pygargus) que nidifica única­mente en matorrales y cultivos en Valdeolea y Valderredible, lindando con el páramo de La Lora; los últimos censos de aguiluchos ibéricos realizados en 2006 por SEO/BirdLife dan para Cantabria de 22 a 28 parejas para el pálido y de 2 a 6 para el cenizo.
 
Especie importante es la perdiz pardilla (Perdiz perdix) hace años mucho más extendida en una am­plia franja altitudinal; tras fuerte regresión, aunque su caza está vedada, en la actualidad prácticamente está restringida a piornales y brezales por encima de 1400-1600 metros, al límite del arbolado, en las estribaciones de la sierra Híjar, Peña Labra y del Cordel donde resulta difícil su observación. Hay que tener cuidado ya que la perdiz roja (Alectoris rufa) llega a habitar en matorrales a cierta altura y puede confundir al observador; en zonas más bajas no hay duda en la identificación. En matorrales- helechales próximos a arbolado abierto, prados y cultivos o riberas de ríos puede oírse el monótono canto del chotacabras europeo o bien observar su vuelo crepuscular, aunque ya se ha mencionado su presencia en otros hábitats.
 
Collalba gris (Oenanthe oenanthe)En piornales y brezales, acentor común es el paseriforme que aparece en todos los muestreos y con mayor abundancia (44% de las aves detectadas), además penetra en arbolado diverso siempre que existan claros o en orlas e incluso vive en arbustos de la campiña. El resto de la comunidad está consti­tuida por petirrojo (8,8%), tarabilla común, curruca rabilarga (Sylvia undata), curruca capirotada (5,9% respectivamente), curruca zarcera (3,6%), chochín, mirlo común, escribano montesino (3% cada uno), curruca mosquitera (2,2%), pardillo común (2,2%) y un grupo de especies como bisbita alpino (Anthus spinoletta), bisbita arbóreo, collalba gris (Oenanthe oenanthe), mosquitero común, mosquitero ibérico, alondra (Alauda arvensis) y otras menos caracte­rísticas de matorrales que contribuyen individual­mente con menos del 2% de la abundancia. Las mayores densidades y el grupo petirrojo, chochín, curruca capirotada y mosquitera y mosquiteros se detectan en los piornales y brezales altos y densos con arbolado arbustivo de abedul, serbales y mostajos en el monte de Mazandrero. Los argomales presentan una comunidad menos rica con tarabilla común (Saxícola torquata) como especie más re­presentativa.
 
Apuntamos interesante la presencia de curruca mosquitera, en muchos piornales, y de curruca ra­bilarga, ambas escasas en el resto de Cantabria. Es­pecial mención al pechiazul (Luscinia svecica) que en pequeño número cría en matorrales subalpinos. Hemos observado en ocasiones al mirlo capiblanco (Turdus torcuatas) en Palombera y zona de Brañavieja, por lo que es posible que nidifique alguna pareja, al menos de forma esporádica; no obstante, este mirlo no cuenta aquí con su hábitat preferido en Pirineos, el pinar negro con arbolado disperso, por lo que podría tratarse de individuos en paso. El pardillo común (Carduelis cannabina) es el fringílido propio de matorrales y espacios abiertos, que alcanza las cotas más altas en verano en busca de semillas en praderas subalpinas. El escribano hor­telano (Emberiza hortulana) que vive disperso en el norte de palentino, puede criar en zonas favorables de la franja limítrofe de Campoo; se trata de una especie poco llamativa, pero fácil de detectar cono­ciendo su característico canto.
 
 
Avifauna nidificante en roquedos
 
En este hábitat consideramos tanto la alta monta­ña, como cortados y roquedos de media montaña y los cañones del Ebro, que comienzan en Cantabria, donde el rio se encaja en el páramo de la Lora, aunque las mejores zonas se adentren en la provincia de Burgos. Algunas especies son exclusivas de cotas altas, mientras otras abarcan un rango altitudinal más amplio.
 
La zona más representativa son las montañas de Peña Labra, sierra Híjar y sierra del Cordel, con alturas que superan los dos mil metros. Es frecuen­te observar águila real (Aguila chrysaetos) que debe criar en la zona y buitre leonado (Gyps fulvus) prospectando el terreno. Alimoche (Neophron percnopterus) y halcón peregrino (Falco peregrinus) anidan en roquedos en la media montaña. El cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) se observa a veces en cotas altas.
 
Los paseriformes montañeros son avión roque­ro (Ptyonoprogne rupestris) que anida en roquedos, edificios y puentes, incluso en zonas de valle, que destaca bien en la alta montaña, cuando ya en febrero sobrevuela los edificios de la estación de esquí; el bisbita alpino de llamativo canto insepa­rable de estos paisajes; el acentor alpino (Prunella collaris) común en toda la alta montaña cantábrica resulta fácil de ver en un paseo por las cumbres; el roquero rojo (Montícola saxatilis) es una interesan­te especie que puede observarse entre matorrales, praderas y canchales; colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) y collalba gris viven en la alta montaña aunque son frecuentes a todos los niveles en hábitat apropiado; completan el listado chova piquigualda (Pyrrhocorax graculus), chova piquirroja (P. pyrrhocorax) y cuervo de inequívoca vocación montañera, si bien las dos últimas crían en lugares adecuados a menor altitud. Aunque existen obser­vaciones invernales de treparriscos (Tichodroma muraría) en las montañas de Campoo, no tenemos noticia de su presencia estival.
 
Nos referimos brevemente a las aves de los ca­ñones del Ebro y sus proximidades; las figuras de protección indican la importancia de esta área para rapaces como águila real, buitre leonado, alimoche y halcón peregrino; con situación incierta, sería una suerte observar al águila-azor perdicera (Hieraaetus fasciatus) o al búho real (Bubo bubo). Una interesante especie para Cantabria, de estatus poco conocido, es el vencejo real (Tachymarptis melba) que nidifica en zonas próximas burgalesas, pero que no hemos observado en nuestra región. Avión común (Delichon urbica), avión roquero, colirrojo tizón, grajilla (Corvus monedula), chova piquirroja y gorrión chillón (Petronia petronia) serían paseri- formes representativos. Finalmente, comentaremos aquí el hallazgo en 2008 de golondrina dáurica (Hirundo daurica) en una iglesia rupestre de la lo­calidad burgalesa de Presillas de Bricia, muy cer­ca de Valderredible; además varias observaciones de aves en este valle, podrían significar el inicio de colonización del sur de Cantabria por parte de esta golondrina, aunque aún la consideremos como de cría posible; esta especie, que lleva décadas en expansión hacia el norte en Europa y España pa­rece seguir con esa pauta, que algunos achacan al cambio climático, existiendo citas de cría segura dispersas por toda la península salvo Cantabria y País Vasco; inicialmente estaba ligada a roquedos, pero ahora es más antropófila utilizando puentes e incluso en casas viejas para construir su carac­terístico nido de barro con una alargada entrada tubular.
 
 
Avifauna nidificante en las riberas fluviales y embalse del Ebro
 
Chorlitejo chico (Charadrius dubius)En general las riberas de los ríos, tanto en sus tra­mos altos donde predominan diversas especies de sauces, como aguas abajo, enriquecidas con alise­das y sotos, presentan una rica avifauna. Entre las aves no paseriformes contabilizamos gallineta co­mún (Gallínula chloropus) escasa en algunos tra­mos fluviales; los limícolas chorlitejo chico (Charadrius dubius), en riberas abiertas con aluviones y andarríos chico (Actitis hypoleucos); la Tórtola eu­ropea (Streptopelia turtur) se ha observado a veces en la franja meridional, por lo que podría criar en pequeña cantidad en sotos del Camesa o del Ebro en Valderredible; el martín pescador (Alcedo athis) escaso, está supeditado a la existencia de taludes adecuados donde excavar su nido; por último, el pito real es el pícido típico de sotos fluviales, pero muchas veces acompañado del pico picapinos e in­cluso del torcecuello.
 
Un grupo de paseriformes está muy ligado a los cursos de agua, son mirlo acuático (Cinclus cinclus), lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) y lavandera blanca (Motacilla alba) comunes en la mayoría de los cursos de agua y, avión zapador (Riparia riparia) más localizado, cuyo factor limitante es la existencia de taludes arenosos donde horadar sus nidos. La lavandera boyera (Motacilla flava) frecuenta prados húmedos y proximidades de regueros y no está tan ligada a la ribera de los ríos. Otro grupo son pájaros propios de la vegeta­ción ribereña, como el ubicuo chochín, mito, pe­tirrojo, ruiseñor común (Luscinia megarrhynchos), mirlo y zorzal común, ruiseñor bastardo (Cettia cetti), zarcero común, curruca mosquitera, curruca capirotada, mosquitero ibérico. Otro grupo pueblan los sotos o frecuentan el ecotono ribera prados- cultivos, por ejemplo agateador común, carboneros y herrerillos, corneja, verdecillo, verderón (Cardue­lis chloris), camachuelo y escribano soteño (Embe­riza cirlus). Mención aparte, la oropéndola, rara en Cantabria, puede criar en choperas de Valderredi­ble, sobre todo cerca de Polientes, ya que este es su hábitat típico en otros lugares de la meseta.
 
Mirlo acuático (Cinclus cinclus)El embalse del Ebro es un enclave de gran im­portancia para la cría del somormujo lavanco (Podiceps cristatus) y del ánade friso (Anas strepera); los nidos del primero son fácilmente observables en primavera al ser acumulaciones de vegetación flotante cerca de la orilla con algún adulto echado sobre la puesta. También nidifican zampullín co­mún (Tachybaptus rujicollis) ánade azulón (Anas platyrhinchos], focha común (Fúlica atra) y galli­neta común. La cigüeña blanca, (Ciconia ciconia) cuenta con colonias y numerosos nidos; la garza real (Ardea cinerea) cría en pequeño número desde hace unos años en las proximidades de Villafría y Horna. En arbolado próximo al embalse nume­rosas parejas de milano negro emplazan su nido formando incluso pequeñas colonias. Entre las limícolas, chorlitejo chico anida con regularidad en zonas propicias; chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) se ha citado reproduciéndose en las orillas de Corconte y Arija, según el atlas de SEO/ BirdLife. La gaviota patiamarilla (Larus cachinans) parece nidificar en pequeño número y con resul­tado que desconocemos en ciertas islas próximas a La Riba; hace años ya encontramos un nido con huevos cerca de Arija; actualmente, cada vez se ven más gaviotas adultas en periodo de reproduc­ción, no sólo en el entorno del embalse, sino en zonas más alejadas como el campo de golf de Nestares. Por otra parte, existe la posibilidad de que en algún momento se produzca la nidificación de alguna pareja de cormorán grande (Phalacrocorax phalacrocorax), a tenor de lo acaecido en otros puntos del interior peninsular, tras el continuado incremento del contingente invernante las últimas décadas. Finalmente, existen algunas colonias de avión zapador y, otras muchas especies no tan li­gadas al hábitat acuático pueden localizarse en las inmediaciones del embalse.
 
 
Avifauna nidificante en herbazales, pas­tizales, campiña y cultivos
 
Trepador azul (Sitta europea)Las extensiones de pastizales con arbolado y ma­torral prácticamente inexistente, cuentan con una avifauna característica a la que, a menudo, se aña­den especies ya consideradas en otros hábitats al abrigo de pequeños parches de vegetación de ma­yor porte; algunas especies emplazan su nido en otros medios, pero se desplazan a los herbazales a cazar o comer, como milanos, aguiluchos, cerní­calos o cigüeñas. Otro tanto podría decirse de los cultivos y campiñas más humanizadas, donde se suman especies amigas de bordes o ecotonos.
La codorniz (Coturnix coturnix) cría dispersa incluso en los pastizales de zonas altas, y sus po­blaciones, siempre moderadas, parecen fluctuar de unos años a otros; es frecuente además en cultivos de cereal y plantas forrajeras en las riberas. La per­diz roja suele hallarse ligada a cultivos, casi siem­pre en las proximidades de monte con matorral. Poco probable parece que el sisón común (Tetrax tetrax) y el alcaraván (Burhinus oedicnemus) se re­produzcan dentro del territorio en hábitats adecua­dos, por más que se cite su presencia en páramos limítrofes del sur. La paloma bravía, forma domés­tica (Columba livia), común, forrajea en cultivos relativamente próximos a los palomares y es pre­sa frecuente del halcón común, azor o de la más abundante aguililla calzada. Campiñas, cultivos y ciertos pastizales, son coto de caza de lechuza co­mún (Tyto alba), mochuelo común (Athene noctua) y del más escaso y localizado autillo (Otus scops); el búho chico a menudo anida en viejos nidos de urracas en árboles o matorrales espinosos disper­sos por la campiña; mochuelo y lechuza ocupan agujeros en árboles viejos y con gran frecuencia en construcciones humanas.
 
Los paseriformes típicos de pastizales y pára­mos son los aláudidos y de ellos, la alondra común es la especie más abundante y notoria por su fuerte canto territorial en pleno vuelo; la totovía no al­canza tanta altitud como la alondra, pero también es abundante en prados de diente, monte abierto y cultivos; la cogujada común (Gaterida cristata) es rara en Campoo, localizándose en zonas de Valdeolea y Valderredible, aunque se ha observado en los alrededores de Reinosa, en cultivos, praderas y zonas humanizadas abiertas. El bisbita campestre (Anthus campestris), en pequeño número, vive en matorrales abiertos y herbazales del sur. La tarabi­lla común aparece siempre que haya algún pequeño matorral en cualquier medio, fácil de observar en bordes de carreteras comarcales; la tarabilla nor­teña (Saxícola rubetra) es menos abundante que la anterior pero fácil de observar en setos de prados de siega; en Campoo parece menos abundante que en la franja subcantábrica al norte del Pisuerga. La co­llalba gris, que como se dijo alcanza la alta monta­ña, ocupa estos hábitats abiertos, siempre al abrigo de algún resalte rocoso o montón de piedras donde anidar. Dos especies de alcaudones se registran en la región, el alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio) bastante extendido por toda la campiña, e incluso en pastizales con matorrales isla de cierto porte; el otro es el alcaudón real (Lanius meridionalis) que nidifica exclusivamente en el sur de Cantabria, más concretamente, en el sur de Campoo, donde una dé­bil población ocupa campiñas, formaciones herbá­ceas y matorrales con poca cobertura. Los córvidos de pastizales y campiña son corneja, urraca (Pica pica), cuervo, y chova piquirroja. La corneja es la más extendida y numerosa, tanto en altos niveles como, sobre todo, en los valles; ubica sus nidos en bordes de bosques y arbolado de los prados y estos, una vez abandonados, son utilizados a menudo por alcotán, cernícalo y búho chico. La urraca tiene su óptimo en valles y campiña, anida tanto en árbo­les como en arbustos espinosos, y sus nidos viejos son también aprovechados por las especies antes citadas; la urraca es la principal hospedadora del críalo europeo (Clamator glandarius), que parasita los cuidados de su puesta, y aunque falta en el norte peninsular, es interesante recordarlo porque, aunque poco probable, pudiera dar la sorpresa en Valderredible.
 
Completan la comunidad un grupo de peque­ños paseriformes, los más abundantes son pardillo común y escribano cerillo (Emberiza citrinella). En valles y campiñas y zonas cultivadas, además de jilgueros, verderones y verdecillos, es típico y abundante el triguero (Miliaria calandra) muy detectable por emitir su canto característico desde lo alto de matorrales; el estornino negro, numerosísi­mo en medios urbanos, cría a veces en huecos de árboles, y busca alimento en los prados; el gorrión molinero (Passer montanus), común en zonas de la meseta, es escaso en Cantabria y particularmen­te en Campoo, donde es local en los alrededores de Reinosa y municipios del sur; el gorrión chi­llón puede verse en diversos medios, pero prefie­re pastizales, cultivos y arbolado abierto, anida en oquedades de rocas, árboles, taludes y a menudo en edificaciones humanas y parece más abundante en las zonas del sur.
 
 
Avifauna de los medios urbanos
 
Entre los no paseriformes, la especie más caracte­rística de pueblos y ciudades es la cigüeña blanca, que secularmente ha utilizado las espadañas de las iglesias para ubicar su nido; en zonas de montaña es muy frecuente el uso de árboles, a menudo cer­ca de poblaciones, y recientemente, con densidades poblacionales altas, cada vez mas parejas utilizan las poco atractivas torres de las líneas eléctricas.
 
Triguero (Miliaria calandra)La paloma doméstica vive en Reinosa y en pue­blos donde existan palomares, en cuyo caso, como ya se comentó suele frecuentar los campos. La tór­tola turca (Streptopelia decaocto) es común y se ha hecho familiar en la mayoría de los núcleos urba­nos de la región, grandes como Reinosa, medianos como Mataporquera, Matamorosa o Polientes hasta pequeños pueblos; esta especie ha protagonizado una expansión desde principios del siglo XX des­de Turquía por toda Europa alcanzando España y Portugal; la primera cita española fue en Asturias en 1960, la primera cría comprobada, en Santander en 1974, desde donde parece extenderse por todo el litoral hasta Galicia; en 1980 la población espa­ñola se estima en unas 400 parejas, mientras que el último atlas de SEO/BirdLife estima 36.572 pa­rejas, y, parece que sigue extendiéndose. Las estrigiformes lechuza común y mochuelo europeo son típicas, sobre todo la primera, usuarias de instala­ciones agroganaderas y casas viejas para nidificar. El vencejo común (Apus apus) desde su llegada los últimos días abril, forma colonias a menudo nume­rosas en tejados adecuados de la ciudad o de los pueblos; verdadera lástima que las modernas edifi­caciones no suelen ser propicias para la ubicación de sus nidos; dada su gran movilidad sobrevuelan riberas, cultivos, campiñas, matorrales e incluso alta montaña en busca de insectos voladores.
 
Entre los paseriformes son realmente familia­res en los medios urbanos golondrina común (Hirundo rustica), avión común, lavandera blanca, colirrojo tizón, estornino negro, gorrión chillón y, sobre todo, el omnipresente gorrión común (Pas­ser domesticus). La mayoría de esas especies nidi­fican en otros hábitats, pero la golondrina común y el gorrión común son tan dependientes de los asentamientos humanos que suelen desertar de los pueblos abandonados. En localidades donde ani­dan estorninos, incluida Reinosa, suelen sobrevo­lar los tejados milanos negros intentando depredar sus crías. En los pueblos rodeados de campo, pero también en la ciudad con sus parques y jardines y las riberas de los ríos que la atraviesan, anida un amplio plantel de especies como ánade azulón, mirlo acuático, lavandera cascadeña, chochín, peti­rrojo, ruiseñor común, colirrojo real, mirlo común, ruiseñor bastardo, curruca capirotada, mosquitero ibérico, carbonero común, herrerillo común, aga­teador común, urraca, grajilla, verdecillo, verderón y jilguero.
 
 Lista de aves reproductoras en Campoo*
 
 
Zampullín común, Tachybaptus ruficollis
Lavandera blanca, Motacilla alba
Somormujo lavanco, Podiceps cristatus Mirlo acuático, Cinclus cinclus
Garza real, Ardea cinerea Chochín, Troglodytes troglodytes
Cigüeña común, Ciconia ciconia Acentor común, Prunella modularis
Ánade friso, Anas strepera Acentor alpino, Prunella collaris
Ánade azulón, Anas platyrhynchos Petirrojo, Erithacus rubecula
Abejero europeo, Pernis apivorus Ruiseñor común, Luscinia megarrhynchos
Milano negro, Miivus migrans Pechiazul, Luscinia svecica
Milano real, Miivus miivus* Colirrojo tizón, Phoenicurus ochruros
Alimoche común, Neophron perenopterus Colirrojo real, Phoenicurus phoenicurus
Buitre leonado, Gyps fulvus Tarabilla norteña, Saxicola rubetra
Culebrera europea, Circaetus gallicus Tarabilla común, Saxicola torquata
Aguilucho pálido, Circus cyaneus Collalba gris, Oenanthe oenanthe
Aguilucho cenizo, Circus pygargus Roquero rojo, Monticolas saxatilis
Azor común, Accipiter gentilis Mirlo común, Turdus merula
Gavilán común, Accipiter nisus Zorzal común, Turdus philomelos
Busardo ratonero, Buteo buteo Zorzal charlo, Turdus viseivorus
Águila real, Aquila chrysaetos Ruiseñor bastardo, Cettia cetti
Aguililla calzada, Hieraaetus pennatus Zarcero común, Hippolais polyglotta
Cernícalo vulgar, Falco tinnuncuius Curruca rabilarga, Sylvia undata
Alcotán europeo, Falco subbuteo Curruca zarcera, Sylvia communis
Halcón peregrino, Falco peregrinus Curruca mosquitera, Sylvia borin
Perdiz roja, Alectoris rufa Curruca capirotada, Sylvia atricapilla
Perdiz pardilla, Perdix perdix Mosquitero papialbo, Phylloscopus bonelli
Codorniz común, Coturnix coturnix Mosquitero común, Phylloscopus collybita
Gallineta común, Gallinula chloropus Mosquitero ibérico, Phylloscopus ibericus
Focha común, Fulica atra Reyezuelo sencillo, Regulus regulus
Chorlitejo chico, Charadrius dubius Reyezuelo listado, Regulus ignicapilla
Chocha perdiz, Scolopax rusticola Papamoscas gris, Muscicapa striata*
Andarríos chico, Actitis hypoleucos Papamoscas cerrojillo, Ficedula hypoleuca
Gaviota patiamarilla, Larus cachinans Mito, Aegithaios caudatus
Paloma bravia, Columba livia f. domestica Carbonero palustre, Parus palustris
Paloma torcaz, Columba palumbus Herrerillo capuchino, Parus cristatus
Tórtola turca, Streptopelia dedaocto Carbonero garrapinos, Parus ater
Tórtola europea, Streptopelia turtur* Herrerillo común, Parus caeruleus
Cuco común, Cuculus canorus Carbonero común, Parus major
Lechuza común, Tyto alba Trepador azul, Sitta europaea
Autillo europeo, Otusscops Agateador norteño, Certhia familiaris
Mochuelo europeo, Athene noctua Agateador común, Certhia brachydactyla
Búho chico, Asio otus Oropéndola, Oriolus oriolus*
Chotacabras europeo, Caprimulgus europaeus Alcaudón dorsirrojo, Lanius collurio
Vencejo común, Apus apus Alcaudón real, Lanius meridionalis
Martín pescador, Alcedo athis Arrendajo, Garrulus glandarius
Abubilla, Upupa epops Urraca, Pica pica
Torcecuello euroasiático, Jynx torquilla Chova piquigualda, Pyrrhocorax graculus
Pito real, Picus viridis Chova piquirroja, Pyrrhocorax pyrrhocorax
Picamaderos negro, Dryocopusmartius Grajilla, Corvus monedula
Pico picapinos, Dendrocopos major Corneja, Corvus corone
Pico mediano, Dendrocopos medius Cuervo, Corvus corax
Pico menor, Dendrocopos minor Estornino negro, Sturnus unicolor
Cogujada común, Galerida cristata Gorrión común, Passer domesticus
Totovía, Lullula arbórea Gorrión molinero, Passer montanus
Alondra común, Alauda arvensis Gorrión chillón, Petronia petronia
Avión zapador, Riparia riparia Pinzón vulgar, Fringilla coelebs
Avión roquero, Ptyonoprogne rupestris Verdecillo, Serinus serinus
Golondrina común, Hirundo rustica Verderón común, Carduelis chloris
Golondrina dáúrica, Hirundo daurica* Jilguero, Carduelis carduelis
Avión común, Delichon urbica Pardillo común, Carduelis cannabina
Bisbita campestre, Anthus campestris Piquituerto común, Loxia curvirostra*
Bisbita arbóreo, Anthus trivialis Camachuelo común, Pyrrhula pyrrhula
Bisbita alpino, Anthuss pinoletta Escribano cerillo, Emberiza citrinella
Lavandera boyera, Motacilla flava Escribano soteño, Emberiza cirlus
Lavandera cascadeña, Motacilla cindrea Escribano montesino, Emberiza cia
Triguero, Miliaria calanára  Escribano hortelano, Emberiza hortulana*
Especies consideradas de reproducción posible en el área de Campoo
 

Bibliografía
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