INTRODUCCIÓN
En este artículo sintetizo algunas reflexiones acerca de la práctica del rabel en el valle de Campoo que se hallan recogidas en mi tesis doctoral, la cual versa sobre las prácticas musicales del rabel en Cantabria (1). En dicho trabajo abordo un estudio de los cambios registrados en la tradición del rabel en la región cántabra en los últimos años, en los que ésta ha experimentado un proceso de revitalización. Refiriéndome al caso concreto de la práctica campurriana del rabel, mostraré aquí el modo en que ha tenido lugar ese fenómeno de cambio, y detallaré sus repercusiones en diferentes aspectos de dicha música como las ocasiones en que se toca, los usos que se le asignan, el tipo de repertorio que se interpreta con ese instrumento, así como las propias técnicas y estilos que se han usado tradicionalmente para su ejecución.
Son varios los autores que han contribuido al conocimiento de la práctica tradicional del rabel campurriano hasta el momento (2); algunos de ellos en volúmenes anteriores de los Cuadernos de Campoo en los que se incluye este artículo. Por lo general, los trabajos previos acerca del rabel en la zona se ocupan exclusivamente de su práctica tradicional en el pasado dentro del medio rural, en donde se desenvolvió hasta los años 1980s fundamentalmente, la cual aún continúa presente en nuestros días en manos de unos pocos representantes entre los que podemos destacar a dos rabelistas de Campoo de Suso: Paco Sobaler de Espinilla, y Florencio González de Proaño (hoy residente en Reinosa).
En cambio, son muy raros y bastante genéricos los estudios que prestan atención a la realidad actual de esta práctica del rabel en Campoo (con las continuidades y los cambios que ésta comporta con respecto a la tradición anterior). Mi propósito aquí es precisamente el de analizar con cierto detalle la práctica del rabel campurriano vigente en nuestros días, contextualizándola además dentro de las distintas manifestaciones que hoy presenta la práctica del rabel en la región cántabra, tal y como he hecho ya en anteriores publicaciones (3).
LA TRADICIÓN DEL RABEL EN EL MEDIO RURAL CAMPURRIANO
Sabemos, por el testimonio de los rabelistas que aún viven y por lo que autores anteriores han publicado acerca de este asunto, que tradicionalmente la interpretación del rabel en el valle de Campoo constituía una práctica de uso doméstico y cotidiano. Los tañedores de este instrumento solían reunirse en cualquier época del año, principalmente durante el invierno, para tocar en sus propias casas o bien en las de sus vecinos, en donde junto al fuego compartían con familiares y allegados "cantares", recitaciones de coplas, narraciones de historias, chismorreos y hasta bailes al son de jotas "a lo pesao" y "a lo ligero".
En esos contextos el rabelista empleaba el rabel siempre como acompañamiento y soporte melódico-rítmico para el canto, duplicando la melodía que él cantaba o reproduciéndola de forma variada, algo que aún se mantiene en la actualidad entre los intérpretes campurrianos.
Los músicos tradicionales iniciados al rabel en aquel medio rural aprendieron a tañer este instrumento habitualmente con alguno de sus familiares espontáneamente en el contexto cotidiano, y los rabeles que tocaban y aún tocan son bastante rudimentarios. Constan normalmente de dos cuerdas (aunque también existen ejemplares de tres cuerdas y -excepcionalmente- de cuatro), las cuales afinan de oído, y de las que tienden a utilizar sólo la primera para ejecutar la melodía. Por lo tanto, las posibilidades sonoras e interpretativas con las que cuentan los intérpretes tradicionales son bastante reducidas. Además, la sonoridad de las interpretaciones de estos rabelistas es muy inestable, con muchas oscilaciones en la afinación, debido en buena medida a los materiales y los modos de fabricación rudimentarios que son propios de los instrumentos usados tradicionalmente en el medio campurriano.
Según he podido constatar, los tres factores básicos que han de coordinarse adecuadamente en la interpretación tradicional del rabel son: el movimiento del arco sobre las cuerdas, la digitación (o movimiento de los dedos sobre las mismas), y la voz cantada (4). Todo para obtener del rabel acentos, ornamentos y matices característicos del acompañamiento para el canto y el baile. De esta manera, el instrumento contribuye a reforzar a la voz cantada en las interpretaciones tradicionales, pues es fundamental que ambas "voces" o sonoridades (la del intérprete y la del rabel) "igualen".
El estilo tradicional de interpretación del rabel en Campoo tiene unos rasgos peculiares que lo distinguen del de Potaciones. Este último es el otro estilo que existe tradicionalmente para tocar el rabel en Cantabria, y su nombre se deriva también del valle en el que ha sido cultivado al menos durante los dos últimos siglos (5). Para tocar al estilo campurriano, los rabelistas suelen afinar la primera cuerda del rabel una o dos octavas por encima de su voz, en una tesitura bastante aguda, y la segunda cuerda aproximadamente a una 4a, 5a u 8a por debajo de la primera.
Puesto que en este estilo el instrumento se coloca en posición horizontal apoyado en el pecho del intérprete, éste puede permanecer de pie (como en la siguiente ilustración) o sentarse para ejecutar sus cantos y toques.
He podido observar que en esta ejecución del rabel al estilo campurriano las cuerdas son frotadas individualmente, saltando de una a otra, de modo que favorece el uso melódico de la primera cuerda. Mientras, la segunda puede utilizarse bien como nota tenida o "bordón", o bien para alcanzar alguna nota más grave de la melodía a la que no llega la primera cuerda.
En este aspecto es muy peculiar el estilo de ejecución de algunos intérpretes campurrianos de los que hoy hemos de destacar al tan renombrado Paco Sobaler, quien afina ambas cuerdas a la octava (6) y las "pisa" con los dedos sobre el mástil simultáneamente creando con ambas la melodía en lugar de emplear una cuerda para la melodía y la otra para acompañamiento. También Florencio González pisa dos cuerdas a la vez en sus interpretaciones, aunque tiende a afinarlas a una distancia de quinta en lugar de a la octava.
RECUPERACIÓN DEL RABEL CAMPURRIANO
Aunque en la década de los 1980s la tradición del rabel en Campoo experimentó un notable receso (como en toda Cantabria), en la actualidad podemos constatar con satisfacción cómo se ha recuperado su práctica musical en la zona. Los esfuerzos de revitalizar esa tradición musical campurriana han sido llevados a cabo esencialmente desde un foco urbanizado como lo es Reinosa, de modo que la antigua práctica rural del rabel pervive hoy gracias a que ha sido integrada en un contexto novedoso, diferente.
El empeño en mantener viva esta tradición comenzó a cobrar verdadera fuerza en la región cántabra a comienzos de la década de los 90 en focos alejados de Campoo como las ciudades de Torrelavega y Santander. Allí se empezó a enseñar a tocar el rabel en las escuelas de folclore fundadas en los años 1991 y 1995 respectivamente, y éstas iniciativas tuvieron luego eco en la zona campurriana. Ya desde años anteriores se habían organizado en esa zona algunos cursillos de rabel que, pese a su trascendencia, no habían logrado alcanzar una gran repercusión. Pero en el año 2000 se fundó la Asociación Cultural y Juvenil Rabelistas Campurrianos de Reinosa, presidida por los rabelistas y constructores de rabel Tomás Macho Gómez (inicialmente) y Claudio Gómez Solar (en la actualidad).
Si en toda la región ha sido decisiva la labor realizada desde las escuelas de folclore para recuperar las tradiciones musicales de Cantabria, en el caso del rabel en la zona campurriana se puede afirmar que la contribución más decisiva para mantener hoy su práctica viene de manos de "la escuela campurriana de rabel" (7) que han creado en los últimos años intérpretes relacionados de uno u otro modo con la mencionada Asociación Cultural y Juvenil Rabelistas Campurrianos (8).
Dicha asociación alberga en el año 2006 noventa y siete- miembros -de los cuales veinte somos intérpretes de rabel-, y su principal propósito es el de conservar y perpetuar la tradición del rabel campurriano desde una fidelidad hacia los modos y formas de tocar tradicionales (9).
No obstante, esa visión continuista va hoy inevitablemente unida a cierta necesidad de renovar la práctica interpretativa del tradicionalmente aislado valle de Campoo por varias razones. En primer lugar, porque la práctica hoy revivida es cultivada sobre todo por las nuevas generaciones de intérpretes, de edades diversas (desde niños hasta jubilados), quienes se desenvuelven en un ambiente distinto del rural al que pertenecen los rabelistas tradicionales y, por ende, tienen gustos y ambiciones estéticas y musicales diferentes de las de aquéllos.
Esta diferencia en la procedencia, la formación y los gustos de los intérpretes se hace presente, por ejemplo, en los repertorios ejecutados en la tradición revivida. Entre ellos encontramos no sólo los cantos tradicionalmente asociados a dicho instrumento, sino también otras músicas actuales de tipo folk, celta, etc. que hoy están presentes en nuestra sociedad, más abierta y dinámica.
En su nuevo contexto, la práctica del rabel difiere de la tradicional en múltiples aspectos como en el modo, el lugar y el tiempo en que se manifiesta. Por ejemplo, el rabel ya no se toca en el ámbito doméstico. En su proceso de revitalización durante los últimos años dicha práctica ha sido folclorizada y sometida a un proceso de puesta en espectáculo. En los escenarios públicos en donde hoy tiene lugar, la interpretación del rabel constituye una performance, en tanto que comprende el desempeño de un músico sobre un escenario en ocasiones señaladas, ajenas al contexto cotidiano en que se desarrollaban tradicionalmente.
Las diversas ocasiones en que se manifiesta hoy la interpretación del rabel al estilo campurriano se pueden clasificar de la siguiente manera:
1.Festivales y actuaciones folclóricas, como el Festival de música cántabra "Magosta folk" o el Festival Folk de Pie de Concha, celebrados desde finales de los años ochenta, en los que la presencia de rabelistas ha aumentado en los últimos años.
2.Actos culturales o conmemorativos, como el Día del rabel campurriano que celebra anualmente en julio la Asociación Cultural y Juvenil Rabelistas Campurrianos desde el año 2000, o los actos de homenaje a algunos rabelistas como el que se ofreció a Donato Muñoz en Mataporquera el 8 de julio de 2001.
3.Encuentros de rabelistas, que se vienen celebrando en Olea (Valdeolea) en los años 2000, 2002, 2003, 2004 y 2006, organizados por la asociación cultural y turística Endó-Olea.
4. Conciertos, recitales o sesiones de rabel, como el Concierto de "Fin de año" de Rabel y Música Popular que celebra desde el 2000 la Asociación Cultural y Juvenil Rabelistas Campurrianos el último sábado del mes de diciembre; o los conciertos para la tercera edad ofrecidos cada año por rabelistas de dicha asociación en el IMSERSO en el mes de noviembre.
5.Certámenes y concursos, entre los que destacan el Certamen de rabel "Valle de Polaciones" que se celebra en Pejanda (Polaciones) desde 1986 y al que acuden intérpretes de toda Cantabria; o el centenario y reconocido certamen folclórico de "San Mateo" que se celebra en Reinosa con motivo de las fiestas patronales de la localidad.
La actuación en ese tipo de eventos conlleva a su vez diferencias en el comportamiento del músico en escena, así como en su interacción con el público asistente. Durante la performance, el numeroso público (fundamentalmente local) que acude a estos actos participa de forma pasiva, como oyente y observador de las habilidades de los rabelistas, mientras antiguamente el tañedor y sus acompañantes intervenían activamente en la ejecución. De todos modos, se continúa valorando la personalidad interpretativa de cada músico, y aunque han surgido agrupaciones de rabeles o de éste y otros instrumentos, la tendencia mayoritaria es la de mantener la ejecución individual del rabel que han practicado los rabelistas campurrianos durante todo el siglo XX.
Por otra parte, algunas transformaciones introducidas en la tradición en los últimos tiempos se derivan de los nuevos modelos de rabeles que hoy se construyen de forma masiva y están a disposición de los intérpretes. Son instrumentos con mayor volumen y con una sonoridad más perfeccionada, e incluyen cada vez con mayor frecuencia tres cuerdas, lo cual permite hoy experimentar con el instrumento, emplear de forma melódica todas las cuerdas, e interpretar así repertorios más diversos que los que ejecutaban los rabelistas tradicionales campurrianos.
Las importantes mejoras introducidas en los últimos años en la construcción del rabel han repercutido fundamentalmente en alteraciones en su volumen sonoro, su afinación (10) y su timbre, y han contribuido a definir en los últimos años un nuevo ideal sonoro asociado a este instrumento y a su práctica musical. Para las nuevas generaciones de rabelistas la actual sonoridad supone una importante mejora con respecto a los antiguos rabeles, los cuales "no tienen un sonido limpio". Por su parte, los intérpretes tradicionales no se identifican con el modo en que suenan los rabeles modernos, y echan en falta el sonido y la técnica característica del rabel campurriano que ellos conocieron. En consecuencia, intérpretes como Paco Sobaler opinan que los nuevos rabelistas no han asimilado bien los modos y formas tradicionales de tocar, y consideran que la tradición del rabel que representan se perderá cuando ellos ya no estén.
MODOS Y TÉCNICAS DE INTERPRETACIÓN ACTUALES
Las modificaciones introducidas en las propiedades sonoras del rabel, así como las nuevas necesidades interpretativas que han emergido en los contextos públicos actuales antes aludidos en los que se interpreta hoy este instrumento, han derivado a su vez en algunas alteraciones en la técnica interpretativa del mismo, de las cuales resumimos aquí las más notables.
Para comenzar, las nuevas generaciones de intérpretes no sólo tocamos según el modo tradicional de Campoo, sino que muchos experimentamos también con el estilo de Polaciones, hoy conocido en la zona dada la movilidad de los intérpretes que tocan según esos dos estilos en los conciertos, certámenes, encuentros de rabelistas, etc. citados más arriba que se celebran hoy en diferentes áreas de la región cántabra.
Además, tal y como cabe suponer, las técnicas de interpretación que se enseñan y difunden hoy en "la escuela de rabel campurriana" no son una reproducción fiel de aquellos que fueron transmitidos desde los rabelistas tradicionales. Los monitores de rabel han modificado en cierta medida algunos rasgos técnicos de la tradición heredada con el fin de adaptarlos a sus propios gustos musicales y de hacer este instrumento más atractivo para las nuevas generaciones.
Algunas modificaciones concretas introducidas en los últimos años en la técnica de ejecución del rabel campurriano se hacen presentes, por ejemplo, en el golpe del arco. Se realizan hoy con recorridos mucho más largos y más regulares del arco sobre las cuerdas, de forma semejante a la técnica para tocar el violín. Esto ha derivado a su vez en una sensación de mayor regularidad métrica en las interpretaciones.
De igual modo, se utilizan con mayor frecuencia las "dobles cuerdas" (es decir, que el arco frota dos cuerdas simultáneamente todo el tiempo en lugar de saltar de una cuerda a otra como en el estilo tradicional de Campoo), lo cual conduce a una sonoridad más densa que la tradicional. Con ello, los dos estilos de ejecución del rabel en Cantabria, el de Campoo y el de Polaciones, comparten más rasgos que antiguamente, y por lo tanto han perdido parte de sus rasgos distintivos que permitían diferenciarlos con claridad hasta hace poco más" de una década.
Otro aspecto que se ha transformado es la afinación de las cuerdas (que como indicamos tienden a ser tres) las cuales se afinan hoy en combinaciones diversas de intervalos de cuarta, quinta y octava. También las modalidades de ejecución del rabel han cambiado. Si bien continúan siendo más habituales las interpretaciones mixtas, hay rabelistas que interpretan también piezas exclusivamente instrumentales -muchas veces más elaboradas que las del repertorio conocido del rabel en la zona-, lo cual supone una ruptura importante con la práctica tradicional, en la que el rabel es sólo un acompañamiento y refuerzo para el canto, tal y como indicamos más arriba.
A modo de síntesis de estas transformaciones operadas en la interpretación del rabel campurriano en los últimos años en los que ha sido revivida su práctica musical, presentamos en el siguiente cuadro los rasgos que caracterizan a los modos tradicionales, en contraste con los propios de las tendencias interpretativas más recientes.
Rasgos
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Empleo tradicional
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Uso innovador
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Uso del arco
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-Recorridos cortos y deslizamiento sobre las cuerdas con pequeños botes y saltos de una a otra cuerda.
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-Recorrido del arco más continuo y largo, similar a la técnica del violín.
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Uso y afinación de las cuerdas
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-Uso mayoritario de dos cuerdas.
-Se alterna su uso individual y simultáneo.
-Afinación variable. Por cuartas, quintas u octavas.
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-Tendencia a usar tres cuerdas.
-Uso de dobles cuerdas y otras técnicas que han derivado en nuevas sonoridades.
-Afinación estable. Combinaciones más diversas.
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Modalidad de ejecución
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El rabel acompaña a la voz.
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Acompaña a la voz (mayoritario). Uso meramente instrumental.
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Rasgos estilísticos
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-Imprecisión métrica.
-Texturas sencillas: melodía con acompañamiento ocasional de bordón.
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-Regularidad métrica.
-Texturas más complejas y mayor diversidad melódica.
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NUEVAS ACTITUDES HACÍA LA TRADICIÓN
Ante la presencia de transformaciones en la tradición del rabel como las anteriormente indicadas, entre los rabelistas campurrianos se manifiestan hoy diferentes actitudes hacia la práctica de este instrumento. Se puede afirmar que, por un lado, están los partidarios de conservar la tradición del rabel con la mayor fidelidad posible, y por otro lado, quienes optan por introducir algunas innovaciones con las que perfeccionar sus posibilidades musicales.
Dichas actitudes se han ido despertando a lo largo del proceso de revitalización del rabel en los últimos años no sólo en Campoo, sino en toda Cantabria, cuando se ha desatado la siguiente polémica:
En este presente-futuro, tropezamos con la primera dificultad importante: ¿Hasta dónde debe llegar la tradición a la hora de tañer el rabel? ¿Qué postura debemos defender, la purista o la progresista? ¿Vale todo o, al contrario, debemos seguir tocando los ritmos [...] de siempre, aunque cambiemos la letra de las coplas? (Macho 2002:16).
Mi opinión es que entre los rabelistas campurrianos predomina una voluntad de perpetuar la antigua tradición rural como guardianes de ese valioso legado de su tierra. Legado que les ha llegado directamente del valle en que se desenvuelven, por lo que los seguidores del rabel en esa zona tienen mejor asimilada la tradición genuina de este instrumento. Mientras, en las escuelas de Torrelavega y Santander (y sus ramificaciones en otros focos del centro-norte de Cantabria) las innovaciones introducidas hasta el momento han sido mayores. Tal vez porque en esos focos no se ha vivido tan de cerca la práctica tradicional del rabel, la cual ha llegado hasta nosotros como una manifestación musical cultivada prioritariamente en los valles de Campoo y Polaciones, en el sur de Cantabria.
NOTAS
(1) Defendí dicha tesis, titulada Aproximación al estudio de un cambio musical. Procesos registrados en las prácticas tradicionales del rabel en Cantabria, en abril de 2006 en la Universidad de Valladolid, en donde realicé el doctorado y soy actualmente Profesora Asociada. Con dicha tesis doctoral mi intención es la de aportar un mejor conocimiento de esta práctica partiendo de la investigación documental y la realización de trabajo de campo en la región cántabra.
(2) De entre ellas destacan las aportaciones de Tomás Macho Gómez: Macho 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. Cabe también mencionar: Conde y Pastor 2006; González González 1998; Payno 2004; Ruiz fuertes 2002a y 2002b; W. AA. (sí.) Asociación Cultural...
(3) Confróntense: Moreno Fernández, S. (2004) "El revival del rabel en Cantabria" en J. Martí y S. Martínez (eds.) Voces e imágenes en la etnomusicología actual. Actas del VII Congreso de la SIbE. Sociedad de Etnomusicología, Madrid: Ministerio de Cultura, pp. 207-216; y Moreno Fernández, S. (2006) "Las prácticas musicales del rabel en Cantabria. Fuentes para su conocimiento y procesos recientes" en Primeras Jornadas de Música Tradicional Cántabra, abril de 2005, Santander: Consejo Asesor de RTVE en Cantabria, pp. 67-73-
(4) Para una descripción minuciosa del modo de tocar el rabel según el estilo tradicional de Campoo véase Macho 2003.
(5) Para tocar al estilo de Polaciones el intérprete, una vez sentado, sujeta la caja del rabel entre sus rodillas, al tiempo que sostiene el clavijero con su mano izquierda apoyándolo en su pecho. Sostiene entonces el rabel en posición vertical en una posición similar a la que se adopta en la interpretación del violonchelo.
(6) En ocasiones las afina a la quinta en lugar de a la octava. De cualquier modo, recordemos que las afinaciones se realizan de oído y por lo tanto los intervalos aquí indicados son sólo aproximados.
(7) Así propongo llamarla para distinguirla de las escuelas de Santander y de Torrelavega antes mencionadas.
(8) Tomás Macho, como presidente de la misma y monitor de rabel, ha destacado en reiteradas ocasiones el importante papel que ha desempeñado dicha asociación. Algunos integrantes de la misma como Alfonso Ahumada y Luis Alberto Terán han desarrollado igualmente una labor de enseñanza del rabel en Mataporquera y Fresno del Río en los últimos años, de modo que la suma de todos esos esfuerzos hace que hoy haya un nutrido número de rabelistas campurrianos. Al mismo tiempo, puesto que los monitores de rabel que enseñan a tocar este instrumento al estilo campurriano no viven y se desenvuelven solamente en Campoo, la técnica interpretativa al estilo campurriano se ha recuperado dentro y fuera de dicho valle. Hasta hace aproximadamente un año el estilo campurriano se enseñaba casi exclusivamente en la zona de Campoo, mientras en Santander y Torrelavega se primaba el estilo purriego de Polaciones (pues así lo establecieron los monitores de dichas escuelas, Chema Puente y Esteban Bolado, respectivamente). Pero desde entonces este estilo de Campoo se enseña también en la escuela de Santander, dado que es monitor de dicha escuela el mencionado rabelista campurriano Luis Alberto Terán.
(9) Rosa María Conde y Teodoro Pastor recogen en un artículo de Cuadernos de Campoo publicado en marzo del presente año que "El fin de la Asociación, aparte de fomentar el estudio de las tradiciones de Campoo respecto al conocimiento del rabel, es la innovación técnica y musical. Desarrollando el uso del rabel como instrumento solista, aparte del uso tradicional como acompañamiento de la voz para extraer todas sus posibilidades expresivas" (Conde y Pastor, 2006:22). A mi modo de ver, es cierto que dicha asociación persigue que se conozca el rabel, pero sus pretensiones no van tan encaminadas a innovar, sino a "[...] favorecer el contacto con nuestra música tradicional, animando en este objetivo preferentemente a los jóvenes [...] (AA.W. Asociación Cultural..., folleto de presentación).
(10) Los rabelistas se sirven para ello de nuevos medios técnicos, tales como afinadores electrónicos.
BIBLIOGRAFIA
-AA.W. (s.f.) Asociación Cultural y Juvenil Rabelistas Campurrianos, folleto de presentación.
-Macho Gómez, T. (2000) Apuntes de rabel, Reinosa: s.e.
-Macho Gómez, T. (2001), "El rabel campurriano: entre el ayer y el mañana", Cuadernos de Campoo, n° 56, pp. 24-34.
-Macho Gómez, T. (2002) Asociación Cultural y Juvenil "Rabelistas Campurrianos". Memoria de Actividades año 2001, Reinosa: s.e.
-Macho Gómez, T. (2003) Método didáctico- práctico para tocar el rabel, Reinosa: Gobierno de Cantabria. Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, y Tomás Macho Gómez (ed. conjunta).
-Macho Gómez, T. (2004) Asociación Cultural y Juvenil "Rabelistas Campurrianos". Memoria de Actividades Año 2003, Reinosa: s.e.
-Ruiz Fuertes, A. (2002a) "Macho Gómez, Tomás" en Gran Enciclopedia de Cantabria, vol. XI - Anexo 2 (1995-2002), Santander: Gobierno de Cantabria. Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, pp. 220-221.
-Ruiz Fuertes, A. (2002b) "Sobaler Barrio, Francisco" en Gran Enciclopedia de Cantabria, vol. XI- Anexo 3 (1985-2002), Santander: Gobierno de Cantabria. Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, p. 218.
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