Cien años de una familia valluca

Miguel Ángel Fraile López

INTRODUCCIÓN
Es muy común que todos conozcamos a nuestros padres, y también a nuestros abuelos; ya más rara es la referencia a los bisabuelos, y muy difícil la de tatarabuelos, sobre todo si ha de transmitirse por vía oral. Hasta aquí o más allá, la inutilidad aparente de toda búsqueda nos desanima y desinteresa sin más.
Hace veinte años, tuve la suerte de rescatar una colección de documentos familiares en una vivienda de Loma Somera, que llevaba al menos otros veinte deshabitada, y los papeles estaban metidos en un viejo arcón. Es la casa de mis abuelos maternos.
El contenido de los 50 documentos no es otro que una serie de testamentos, anotaciones de cuentas, compras, ventas, pagos, pleitos.. en una sucesión que va desde el año 1822 hasta 1953, a lo largo de los cuales se saborea lo vulgar, lo popular, lo rústico, y hasta lo primitivo de aquel vivir. Pero lo más emocionante para quien esto escribe es el descubrimiento, a través de tina maraña de personajes, de los ancestros, de un navegar río arriba por el torrente de la propia sangre. Los apellidos López, Allende y Diez, se perfilan como tres cadenas generacionales, relacionadas entre sí, en torno a las cuales se presenta el estado de cosas en cada circunstancia, y si bien los Allende se convierten en el nexo establecido entre las otras dos, se extinguen de aquí al emigrar los dos varones sustentadores del mismo.

Loma Somera

La rusticidad de los escribientes presenta sus características en cuanto a la redacción, cuya lectura se nos hace tosca y tortuosa, en el contenido y en la forma, a lo que se añade algunas veces en algún punto los avatares de conservación física de los papeles.
 
GENEALOGÍA
Todo comienza, como dije, en 1822, en unas anotaciones relacionadas con la deuda de dinero que tiene Agustina Montes con su yerno, Pablo López, que ya como suegra y corno sola mencionada, es fácil sospecharla viuda y con cierta avanzada edad; debió de nacer posiblemente hacia 1770, si no antes. Su hija, esposa del yerno, era Agustina González Montes, de cuyo matrimonio nacieron tres hijos: Carla, Ignacia y Agustín. La primera se casó con Domingo Allende Martínez, y tuvieron cuatro hijos, nombrados de mayor a menor edad: Casilda, Anselma, Feliciano y Agustín. Ignacia tuvo al menos dos: Isidro y Victoriano, y Agustín cuatro: Mariano, Eusebio, Nicolás y Jacoba, siendo su esposa Antonia de Santiago. Nicolás se casó con una de las hijas de Domingo, esto es, con su prima carnal Anselma. De Feliciano sabemos que vivió en San Vitores, y Agustín en Madrid. A Casilda la vemos casada con Eustasio Diez López, cuyos hermanos eran Félix y Josefa, hijos los tres de Eleuterio Diez e Isidora López.
De Nicolás López y Anselma Allende vinieron Carla, justa y Emilio, éste mi abuelo, casado con Antonina Fernández Fernández, que tuvieron cinco hijos: Agustín, Gregoria, Leonor, Lucila y Aurora, ésta mi madre. El apellido López se pierde aquí por esta rama al no dejar Agustín descendencia, después de más de 180 años reconocidos, a lo largo de seis generaciones. El cuadro anexo nos ilustra en este seguimiento.

Árbol genealógico

 
CONTENIDO
Como decimos, el primer documento son las cuentas de Agustina Montes con su yerno Pablo López, de las que se pueden entresacar algunas curiosas:
"Mas cinco riales que costó laotorga dela Benta "
"Mas otros cinco riales que costó una libra de chicolate"
"Mas una peseta de un zelemín de sal"
"Yden. treinta cuartos del reparto que eseyzo para los Boluntarios "
"Yden. un rial que la faltó cuando binieron los soldaos a la pesquisa de Becinos " (1)
" peseta mas que Al Señor Cura de Loma"
"Yden. seys Ríales que costó la Benta Con la Robla"
Al año siguiente, comienza el pago parcial de las deudas, que suman 514 reales, mediante la venta del "Vallejo de Cabrero", una finca que tiene en el pueblo. Se valora en 270 reales, con lo que aún faltan de pagar 244, y abajo firman Pablo López, y su cuñado Leonardo González, y además el suegro de este último. Se nota por la firma que ha sido escrito por Pablo, y adelantamos la curiosidad de que la memoria de Agustina Montes se recuerda no sólo en el nombre de su hija sino en el de su nieto, el hermano de su bisnieto, y ya más cerca en mi tío.
El uno de junio de 1846, Pablo López hace testamento: "ante el Señor Cura de este pueblo y los testigos que abajo firmarán " ... por estar... "enfermo en la cama, temiéndome de la muerte que es natural a toda criatura viviente, creyendo como firmemente creo en nuestra Santa y en todos los misterios "... Exige a sus tres herederos un entierro de cierta categoría, y unas atenciones póstumas prolongadas. "Mi cuerpo sea adornado con el hábito si le hubiere de Santo Domingo " ... ;... "asistan a mi entierro seis sacerdotes" ...;... "y mando al señor cura que fuese tres cuartos de trigo por en cada uno el añal y por encomendarme en Dios una fanega de trigo en el ofertorio de la misa por los tres años primeros " ... ; "... y se cumplan las cofradías que soy cofrade que así es mi voluntad que se paguen todos los derechos parroquiales".
Por entonces ya es viudo de Agustina, y pide que se le entierre con ella. Luego pasa al reparto de bienes muebles e inmuebles. Sus dos hijas ya se han casado, pues en un momento cita ... "Y mis dos yernos", y de seguido añade "mis dos nietos", a quienes deja "el Centenal de Cabrero", aclarando que Agustín López es tío de ellos; Isidro y Victoriano, que así se llaman, sólo pueden ser hijos de Ignacia, pues los de su hermana Carla son otros.
Sin embargo todavía vivirá siquiera dos años más, pues se añade al final otra fecha: 28-1-1848, y así se comprende que algunas líneas de la redacción anterior se vean tachadas y corregidas, aunque legibles. El primero en firmar puede ser el cura, don Andrés Hernando, y siguen tres testigos.
Primer documento. 1822En un legajo sin fecha se hace "inventario de los bienes que dejó Agustina González" para que se sumen al reparto; apenas seis páginas que nos alumbran detalles: "Una casa deande bibió ymorio la defunta Mimadre tasada en 3.600 reales; un pañuelo blanco que tenía a la cabeza; un carro tasado en 12; una vaca en 200; un cerdo en 14; un carro con sus engarillas en 20; dos yugos de arar en 5; otro carro en 4; una cabra blanca en 20; una romana 7, un dalle 4 ".
La toponimia de las tierra de labor y prados, que ya se deja ver en el testamento de su marido, aquí se clasifica todavía en su unidad, y muchas se repetirán en lo sucesivo con la transmisión a herederos: "Peña Tasuguera, Pozuelos, La Piruta, El Callejo, Peña Redonda, Rebollolasierra, Cardoso, Fuente Madrona, Entrambas Carreras, Las Lanchas, El Fresno".
En 1857 "se inventarió los bienes muebles y rayces de mi defunto padre Pablo López" donde se suman, con su valor cada una, otras tierras dentro de sus topónimos. Se señala también la propiedad de cinco casas, en una de las cuales vive Domingo Allende, sin duda el yerno por su hija Carla. Tal vez es el año en que por fin muere, y de ahí este último inventario.
Veinte años después, viudo ya de Carla, hace su testamento Domingo Allende, en el que pide "se me haga un entierro de quinta clase, se me alumbre diez años, se me encomiende a Dios cinco años, una misa a Nuestra Señora de Montesclaros, de dos pesetas... "
Le sigue a este legado un documento especial mente curioso, el historial militar en la carta de licenciamiento de Eustasio Diez López, cinco páginas de síntesis con lo más destacado de su servicio: "Su estado soltero, sus señales son estas: pelo castaño, ojos ídem., cejas al pelo, color sano, nariz regular, barba regular, boca regular". "Filiado en virtud de la presente para servir en clase de soldado por el término de seis años..."; "...es carlista presentado a indulto... "; "...es baja en este batallón por pase voluntariamente a servir en el ejército de Cuba.. "
Nuestro militar, que tuvo varios traslados a lo largo de su servicio, participó en misiones arriesgadas en el batallón de Cazadores de Bayamo, como la de "conducir convoyes a Guaymaro..., practicando reconocimientos, ocupando al enemigo varias familias, armas y caballerías y de esta situación y protegiendo los trabajos de la línea telegráfica "; era el año 1877. En el 78, se le concede la Cruz Roja sencilla del mérito militar, y poco después la medalla conmemorativa de la Compañía de Cuba. Se licencia el 5 de abril de 1879 con una "gratificación de 250 pesetas anuales, la Cruz Vitalicia de 30 reales al mes que por haber venido voluntariamente "..."Durante su permanencia en el servicio ha observado buena conducta ", y embarca al terruño que le vivió nacer.
Ese mismo año, en diciembre, aparece el joven Eustasio, con sólo 26 años, comprando "una suerte encima de La Peña, cabida de sembradura un celemin..." Él mismo redacta esta escritura y otras muchas, exhibiendo una caligrafía excelente que sin duda aprendió en el ejército, una letra grande, y una firma a veces descomunal.
El 27 de enero de 1880, apenas tres años después de su testamento, nos llega noticia del fallecimiento de Domingo Allende, y en el inventario de sus bienes, firma debajo Eustasio porque aparece en calidad de yerno del difunto, casado con la mayor de sus hijas, que lo sobrepasa en cinco años de edad: Casilda. La hermana de éstas, Anselma, todavía está soltera con 26 años, pero se casará con Nicolás López a los 29, para dar vida a mi abuelo, que por tanto será sobrino de Eustasio y de Casilda. Los haberes de Domingo incluyen 39 fincas, tasadas en 8.900 reales, y dos casas, una en Bustillo del Monte; tenía tres bueyes, cada uno tasado en 750 reales.
Con la recompensa militar en el bolsillo (1.760 reales) y su juventud, convertido en hombre de mundo que llegó a pasar el charco, Eustasio se dispone emprendedor a invertir su dinero adquiriendo tierras para crear su propia familia. Y así se manifiesta en la escrituras de ese mismo ano 1880, en que realiza seis compras, una de ellas de una casa 250 pesetas.
El 20 de octubre de 1883, inventario de bienes de los que fueron padres de Eustasio, cuya casa "sita en el pueblo al barrio de arriba", vale 1.398 reales. Y otra vez la toponimia menor de los terrenos, parecida a las anteriores ocasiones. Con todo meticulosamente tasado, quedan siempre las deudas dejadas por los testadores, reflejadas al final, y las que surgen por los gastos del entierro, en total 447 reales. Hubo a repartir tan sólo una docena de fincas, de las que a Eustasio le tocaron cinco.
Finalizando ese año 1883, mi bisabuelo Nicolás recurre a un préstamo "para atender las necesidades perentorias en casa", y pide a un particular de Reinosa, D. Ángel Barrio, la suma de 600 reales, que se compromete a pagar en un año a un 10% de interés.
Después, en fecha desconocida del año 1886, nace una hija de Casilda y Eustasio, a los seis años de haberse casado, que se llamará Leonor.
Cartilla de baja del servicio militar de Eustasio Díez LópezEn 1888, "los componentes de la junta local y administrativa del pueblo... "(entre ellos Eustasio), piden al Delegado de Hacienda de Santander que los espacios comunales queden exentos en su demarcación en virtud de una ley recién pro mulgada, a la que juzgan poder acogerse los vecinos; abogan por ello en función de lo accidentado y boscoso del terreno, que unido a los labrantíos les quita mucho terreno de pasto. Y despliegan una larga relación toponímica para localizar a este respecto lo que hay, y lo que no hay; " ... produce árguma., berezo y carrasco de roble, pocos pastos y abundancia de peñas con bastantes calveras".
En 1890, Eustasio compra otra tierra por 50 pesetas. El vendedor se deshace de ella para poder pagar deudas. Un mes más tarde intercambia una tierra suya con la de un vecino de Bustillo.
Un año más tarde, su hermana Josefa le vende una era en 75 pesetas para poder curar a su marido Gregorio, y la vende ella por encontrarse éste "fuera de su sentido".
En septiembre de 1895, Eustasio tiene un pequeño pleito con su vecino por el paso o servidumbre del corral, y redactan un acuerdo.
El 9 de octubre de 1897 se prepara una noticia triste; Josefa se halla enferma y manda escribir. Quiere misas y velas por espacio de diez años, pagándose los gastos al señor cura del pueblo. Entregará "la tierra de Pozuelos a mí cuñada Casilda por asistimiento de sepultura". Por lo que se ve muere sin hijos, y se irá la primera de los tres hermanos. Diez días más tarde, un inventario breve de bienes suyos pasa a nombre de Eustasio, y en él figura su fallecimiento.
En mayo de 1899, Isabel Velasco escribe como viuda de Félix, el segundo hermano, con el que vivió en Madrid y tuvo al parecer una hija. Ella vende su parte de la herencia al mismo Eustasio en 1.526 reales, y hace renuncia de los bienes que la pudieran corresponder de la difunta Josefa, para cedérselos también a él.
Esto no se lo esperaba nadie porque, nacido en 1853, tenía 47 años tan sólo, y como no vemos testamento alguno que él hiciera, es fácil conducirnos a pensar que su final fue repentino, si bien más adelante se dice "la casa donde murió". A través del arbitrio que se dispuso, contemplamos un complicado panorama cuajado de circunstancias, por encima de las cuales se imponen al final el orden, las cuentas claras, y los derechos de cada parte, todo encaminado a evitar discordias y gastos judiciales innecesarios. Se nos dice que había quedado viudo de Casilda desde el 4 de marzo de ese año, y vuelto a casar con Juana Díez Díez, acaso prima suya, lo que unido al embarazo de ésta en esos momentos, hizo que se prolongaran las resoluciones del inventario a repartir entre tres: Leonor, Juana y el nuevo ser que ésta alumbrase.
Leonor sólo tenía 14 años, y sus derechos fueron apadrinados por su tío materno Feliciano Allende, vecino de San Vitores, y del lado de Juana Tomás González, de Malataja, arbitrando el recuento y reparto Benito Gómez, de Aroco (2). Los haberes comunes de Eustasio y Casilda sumaban en total 24.720 reales, aunque el listado añade unas deudas de 3.199. A destacar tres casas, la mayor de 5.800 reales, y 33 fincas valoradas en 8.915; también algunas curiosidades: un buey en 1.000 reales, otro en 800, un jato en 600, una cerda con seis crías 240, once cabras 400, doce ovejas 336, un carro 200, un arado 16, un yugo de carro 4, diez carros de estiércol 60, y una gallina 6.
Se estuvo a la espera del parto de Juana, después del cual nació Abilio, a fin de año o principio del siguiente. En ese tiempo las cuentas tuvieron algunas modificaciones, restas, añadidos y repasos: los gastos del funeral de Eustasio, a quien se debía guardar memoria por cuatro años, suman 454 reales. El legajo se compone de 46 páginas.
Después hemos de dar un salto hasta 1918: una carta cariñosa de un tal Pedro Eiroa Mon, propietario en Madrid de una tienda de vinos, que acusa recibo de 100 pesetas de alguna deuda de mi abuelo Emilio a quien va dirigida: "Apreciables primos... "; es el marido de Leonor Diez, la cual ahora tiene 32 años. La joven huérfana se vio amparada en su desgracia por la suerte de hallar un porvenir, y sin duda sus tíos Agustín e Isabel, instalados allí, lo hicieron posible. Deducimos que algunas tierras de su herencia las explota a renta mi abuelo, y en la despedida "muchos besos departe de los niños... " (3).
Una breve tira de papel nos transporta a 1926: "Cuenta que apuntan los herederos del finado Nicolás López", y figuran deudas comunes a los tres, así como algunos pagos efectuados.
En 1929, se hace recuento de los bienes del difunto y su mujer en nueve páginas, insertando la viuda "de edad avanzada", unas condiciones de obligado cumplimiento para que sus tres hijos no la dejen desatendida, ahora que tiene que desprenderse de toda administración porque "viene padeciendo lesiones físicas del sentido". En mayo del 32 ya se refieren a ella como difunta, y su hijo Emilio compra a las dos hermanas el derecho sobre la casa, en 9.500 reales; otro tanto hace con relación a una era que ella reservó para cubrir los gastos de su fallecimiento, el 14 de junio de 1936.
En 1946 compra además dos tierras entre Aroco y Arcera, pueblo este último de su mujer Antonina. En el 49, alguien que dice ser su tío le escribe desde Madrid, muy cabreado, y le reclama lo poco que pide por la renta de unas tierras (850 ptas.), casi en términos amenazantes. El último, de 1953, es una partida de bautismo de mi tía Lucila, nacida en 1940.

NOTAS
(1) Es el reinado de Fernando VII, a los ocho años del fin de la Guerra de la Independencia, y a once de comenzar la primera guerra Carlista. Aunque dice "pesquisa", me inclino por sospechar que se refiere a "requisa", de las muchas que se hicieron en todas partes por uno y otro bando en la contienda con los franceses, y cuyas secuelas se prolongaron por mucho tiempo. Véase esta misma revista, nº 7, pág. 17 y ss.
(2) A éste se le pagaron 50 reales por redactar el arbitraje, aunque él sólo hizo una primera parte, pues se notan al menos tres tipos de letra diferentes.
(3) En el censo oficial de 1910, se contabilizan en Loma Somera 159 habitantes y 40 edificios. Vid. Enciclopedia Espasa Calpe, "Valderredible".