Colaboradores: Nacho Zubelzu, Margarita Rodríguez, Pilar Dieguez Calderón, Juan José Alonso, Eduardo Matesanz, Lola San Sebastián, Roberto Fernández Zubelzu, Gregorio de Celis Jubete, David Hernando, Delia González, Conchita Gutiérrez, Casa de Cultura Sánchez Díaz, Javier Torices, Encarnación Niceas, Mª José Niceas y Museo Etnográfico El Pajar Proaño.
Los toques marcaban la vida cotidiana de los pueblos
La campana era y es en la sociedad rural tradicional la voz de Dios que reúne al pueblo y al clero, que atrae todo lo bueno y expulsa todo lo malo. En ocasiones llama a alegría y fiesta, otras a dolor y pena, e incluso da la señal de alarma por algún peligro. Todas las iglesias parroquiales tienen, o tuvieron, como mínimo en sus espadañas o torres dos campanas con distinta sonoridad: la grave, denominada popularmente macho y la aguda, denominada hembra. Se identifican también dos tipos de campanas: las romanas y los esquilones.
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