No cabe duda que uno de los factores que a lo largo de los siglos mayor daño ha hecho al patrimonio arqueológico, tanto a nivel nacional como internacional, han sido las grandes obras públicas. Pantanos, carreteras, autopistas, vías férreas, oleoductos, tendidos eléctricos... han dañado, en ocasiones de una manera irremediable, el patrimonio arqueológico. De ello tenemos muchos casos en nuestro país y en nuestra región.
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