El canto y el baile constituyen una actividad que nace con el hombre, que es consustancial a él. Se puede afirmar que no existe ni existió pueblo que de alguna manera no use la música en alguna de sus variantes o para una u otra actividad, y desde tiempos muy remotos se vio el beneficio que sobre el hombre ejerce. Ya los griegos hablaban del “Men sana in córpore sano” creyendo a la música buena para la primera junto a las matemáticas en la que se basa en gran parte, y el deporte para la segunda como ya sabemos puesto que nos dejaron las olimpiadas de las que también existía las musicales de cantores y tañedores de instrumentos, aunque éstas menos conocidas.
Las actuales provincias y comunidades autónomas españolas están conformadas por la suma de territorios que, a lo largo de los últimos dos mil años, han estado adscritos a diferentes entidades jurisdiccionales de perfiles, en muchos casos, bastante diversos de las actuales. Esto ha sido así en la más sencilla de las circunstancias, puesto que tampoco fue infrecuente en el pasado que fragmentos mayores o menores de esos mismos territorios pertenecieran simultáneamente, durante prolongados periodos de tiempo, a jurisdicciones de naturaleza diferente, ya fuera ésta eclesiástica, hacendística o militar.
La historia de la pila bautismal, en general, tiene muy viejos antecedentes. Ya en las religiones paganas el agua, condición necesaria para la vida, formaba parte imprescindible en los ritos de purificación de los fieles antes de entrar en el recinto sagrado. El cristianismo recogió esta antiquísima tradición y la incorporó a su liturgia en los ritos bautismales. HANI, en su libro sobre "El simbolismo del templo cristiano", 1972, nos dice: "En el simbolismo tradicional, toda pila bautismal representa el Océano primordial, las "Aguas" del Génesis sobre las que se cernía el Espíritu de Dios para obrar la creación. Y por referencia a esas aguas es por lo que el bautismo o la pila bautismal poseen el poder de obrar una regeneración, una re-creación".
La zona sur de la actual Comunidad Autónoma de Cantabria ha sido tradicionalmente diferenciada del resto de la región atendiendo a sus características físicas y climáticas, así como por sus tradicionales relaciones de intercambio humano y económico con la submeseta norte.
Si echamos un vistazo atrás en el tiempo, parecía que más allá de época romana representada casi exclusivamente en las ruinas de Julióbriga- sólo había oscuridad. Afortunadamente, en los últimos años el vacío se va cubriendo: desde los materiales del Paleolítico Inferior encontrados en las terrazas del río Híjar hasta la identificación de estructuras megalíticas que van proliferando en función de los trabajos de prospección desarrollados (Teira, Ruiz, 1987).
Hace 145 años nació en Matamorosa -Ayuntamiento de Campoo de Enmedio-, Partido judicial de Reinosal el día 4 de Marzo de 1853, Casimiro Sainz Saiz. Fue su padre D. Francisco Sainz Martínez, natural de Incinillas del partido de Villarcayo, en la Provincia de Burgos, de profesión Albeitar (Veterinario), la cual ejerció en Matamorosa donde conoce a Dª Plácida-Ignacia Saiz Mantecón, natural de Matamorosa, contrayendo matrimonio en el mismo pueblo el 12 de Mayo de 1830. Tuvo el matrimonio diez hijos: María, Juan, Anastasia, Manuel, Saturnina, Lorenza, Modesta, José, Luisa y el menor de todos, Casimiro.
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