El estudio del Románico como estilo artístico cuenta con numerosos investigadores y las publicaciones existentes sobre el tema son muy variadas y abundantes: arquitectura, escultura, pintura, contextos socio-económicos a los que está unido este arte, etc.
La historia de la pila bautismal, en general, tiene muy viejos antecedentes. Ya en las religiones paganas el agua, condición necesaria para la vida, formaba parte imprescindible en los ritos de purificación de los fieles antes de entrar en el recinto sagrado. El cristianismo recogió esta antiquísima tradición y la incorporó a su liturgia en los ritos bautismales. HANI, en su libro sobre "El simbolismo del templo cristiano", 1972, nos dice: "En el simbolismo tradicional, toda pila bautismal representa el Océano primordial, las "Aguas" del Génesis sobre las que se cernía el Espíritu de Dios para obrar la creación. Y por referencia a esas aguas es por lo que el bautismo o la pila bautismal poseen el poder de obrar una regeneración, una re-creación".
Nuestras iglesias campurrianas se enmarcan dentro del llamado románico rural-popular caracterizado, entre otras cosas, porque el área de decoración principal precisamente está en las zonas secundarias como los canecillos del ábside o de las portadas principales, generalmente con un sentido moralizante. No debemos olvidar que el siglo XII fue la Época por excelencia de la enseñanza a través de las imágenes representadas en las iglesias.
La popularidad alcanzada por los temas más escurridizos y esotéricos en la divulgación del románico español ha ido desplazando otro tipo de aportaciones serias, de cariz material y arqueológico perfectamente documentadas a la par que tangibles. No parece muy adecuado iniciar al interesado en el arte medieval lanzando reclamos gratuitos con el fin de hacer prevalecer ocurrentes marginalia (1). El cantero que tallaba un canecillo con un personaje de portentoso falo o prefería rizar el rizo con una pareja en el climax de su acto más carnal apenas entendía de latines y solía ceñirse a un programa estipulado que era impuesto por el promotor (p. ejem. el abad Martín de Cervatos).
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