Uno de los períodos históricos más célebres para las comarcas del sur de Cantabria, en especial para Campoo, es el correspondiente a la conquista y dominación romana. No es de extrañar, por tanto, que sea posiblemente este período el que ha dejado la huella más profunda y específica en el patrimonio arqueológico de la zona, donde destacan las ruinas de Julióbriga, conservadas en Retortillo. Las citas de los autores grecolatinos y la concentración de restos arqueológicos reflejan el protagonismo que tuvo Campoo y su entorno geográfico más próximo dentro de la Cantabria romana, especialmente durante la ofensiva militar, dirigida por Augusto, y en las primeras décadas del siglo I, en que se hizo efectivo el control romano.
Dos imprentas tuvo Reinosa, fundadas ambas a finales del siglo XIX y de ellas descienden dos de las que actualmente mantienen su actividad; estudiaremos pues por orden de antigüedad la vida y avatares de las mismas, que no son otros que los de la sucesión generacional hasta el presente.
En ellas se han impreso dieciocho de los diecinueve semanarios, hojas y revistas que a través del tiempo se editaron en Reinosa. Pero vayamos por partes y hagamos un poco de historia de la primera, que no por conocida, dejaremos de tratar.
La popularidad alcanzada por los temas más escurridizos y esotéricos en la divulgación del románico español ha ido desplazando otro tipo de aportaciones serias, de cariz material y arqueológico perfectamente documentadas a la par que tangibles. No parece muy adecuado iniciar al interesado en el arte medieval lanzando reclamos gratuitos con el fin de hacer prevalecer ocurrentes marginalia (1). El cantero que tallaba un canecillo con un personaje de portentoso falo o prefería rizar el rizo con una pareja en el climax de su acto más carnal apenas entendía de latines y solía ceñirse a un programa estipulado que era impuesto por el promotor (p. ejem. el abad Martín de Cervatos).
Medio siglo ha transcurrido desde que, en los más duros años de la posguerra, se finalizaran las obras del embalse del Ebro. El pantano formaba parte de un plan de racionalización del régimen del río que debía beneficiar al regadío riojano y aragonés. Pero los efectos inmediatos en la zona embalsada no podían ser igual de provechosos.
Alrededor de 60 kilómetros de superficie inundada por 600 millones de m3 de agua cubrieron completamente los pueblos de Medianedo, La Magdalena, Quintanilla y Quintanilla de Bustamante y afectaron, en mayor o menor medida, a Las Rozas, Renedo, Villanueva, Llano, Orzales, Arija, Quintanamanil y La Población.
Sin duda el valle de Aguayo -o los Aguayos como se llegó a decir- forma parte del área física y cultural campurriana. Pertenece a la misma zona de tierras altas y clima continentalizado que el resto de la comarca. Históricamente perteneció y pertenece a la vieja Merindad de Campoo formó parte destacada de la Hermandad de Cinco Villas en lo civil y de ese arciprestazgo en lo religioso y su habla popular lo diferencia con claridad del montañés fuera del área de virtualidad de la h aspirada inicial y lo entronca con el habla campurriana.
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