Nací en Guardo, villa de la montaña palentina, el día 30 de junio de 1919, cuando por el mundo señoreaba la famosa "gripe española", la gran pandemia, llamada así porque fue la única nación que publicaba noticias al respecto. En España causó la muerte de trescientas mil personas, y en el resto del mundo la de veinte millones, entre los años 1918 y 1919. Por fortuna no fui de los afectados, tampoco el doctor Fleming había descubierto la penicilina, pero sí enfermé de neumonía doble que los médicos del lugar no lograron curar y ante las escasas esperanzas de vida que dieron a mi abuela materna, ésta optó por llevarme a Reinosa donde se encontraban mis padres, desde unas semanas antes, buscando un piso para vivir, ya que mi padre esperaba ingresar en la Naval. Así, que al llegar abuela y nieto a la villa campurriana mis padres me llevaron a la consulta de don Julio Pérez Arenal, médico de gran prestigio, el cual, con los remedios de la época, me curó a base de ventosas, esto me ocurrió finalizando el invierno de 1920.
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