Cuaderno II 3

Chelo Matesanz

Chelo Matesanz - Juan Carlos Román

La mariposa ahogada en el tintero (.. cómo sobrevivir en la penumbra cultural)

... Bajó el bachiller Botelus por la rúa de los Balcones, saludando a diestro y siniestro, abriendo las blancas manos sobre el pecho por si alguien salía a admirárselas, sil­bándole a un perro, canturreando ejemplos de Quintiliano, a veces la flor latina del retórico interrumpida por un regüeldo aguado y áspero del conejo en salmorrillo del almuerzo...
(A. Cunqueiro, de "Vida y fugas de Fanto Fantini")
 
Recientemente visité una exposición en un cono­cido y cercano centro de arte. Era un proyecto de un prestigioso comisario, y similar a otras muestras que podemos ver en espacios artísticos de catego­ría parecida. No se si porque me acerqué a alguna de las obras con ciertos prejuicios basados ya en la experiencia, o por qué, pero la cuestión es que me sentí cansada (la verdad) y hastiada de ver lo mismo una vez más (aunque reconozco que para estas cosas, cada vez voy teniendo más sentido del humor). En una sala estaba prohibido entrar, tenías que descalzarte para llegar a contemplar algo al fondo, en otra había que pedir un permiso y lue­go te prestabas a un juego "muy divertido" en el que el "portero" (que creía también formar parte de la obra) te podía cerrar la puerta en diferentes habitaciones. Si eras admitida, debías prestarte a ser encerrada... No acepté las reglas, ya que las ex­periencias que "otro" tiene del arte o de la vida, no deseo "sentirlas" físicamente en mi propia carne. No quiero subirme a una noria para saber lo que es el vértigo, ni quitarme el aire para saber lo que es morir ahogada, y sobre todo sin que sirva para nada.

Ramón Rodríguez-Cantón Gómez: creador de la revista Fontibre

Miguel Rodríguez-Cantón Saiz, Iratxe Rodríguez-Cantón Gutiérrez

 
La profundidad de su mirada custodia todo un ar­chivo ilustrativo de Campoo. Con 73 años en sus canas, ya en su mocedad, sintió la inquietud cultu­ral. Nada impidió a sus diestras manos plasmar la belleza campurriana en alienadas letras y prosaicos lienzos. Con Reinosa en su corazón, enclavada con la pluma y el pincel, supo conjugar edición de re­vistas gloriosas —entre ellas, Fontibre— con su paso por la alcaldía de Reinosa y sus colaboraciones en Alerta.
 
Con este discurso comienza una entrevista es­crita en el Diario Alerta. Es tan acertada su descrip­ción, que no puedo más que transcribir sus pala­bras, para definiros al hombre al que hoy, a sus 89 años de edad, honramos con estas líneas.
 
Ramón nació un veinticinco de octubre de mil novecientos diecinueve, le enseñaron a leer entre las Hijas de la Caridad (Las monjas) y los Herma­nos Menesianos (Los frailes), muy pronto se desta­có un gran lector, sobre todo en temas dedicados a la historia de Reinosa. Más tarde, durante su época de Bachiller, sería aleccionado por uno de los estandartes de la prosa cántabra, Gerardo Die­go. Todo esto le llevó a iniciarse en el arte de la escritura y, ya a los dieciséis años se le concedió el primer premio al tema, "Historia y Monografía de Reinosa y comarca de Campoo", el certamen, que fue organizado por La Biblioteca Pública Municipal de Reinosa, tuvo una gran acogida en sus días.

El Casino

Elena Ramos Astuy

 
De mansión señorial a casino y de este a cen­tro cultural, pasando brevemente por disco­teca. Así sería el resumen del uso primordial asignado a La Casona. Salvo en su primera época y en esta última, uno de los edificios más emble­máticos de Reinosa ha tenido una empleo parcial. El Casino ocupó el primer piso, dedicado a lo que en aquellos años eran los casinos, un lugar de en­cuentro, tertulia, juegos de mesa... para reconoci­miento mutuo y encuentro de la burguesía local. Sin embargo, los momentos más relevantes, desde el punto de vista de su vida social, eran los bailes a los que acudían adultos y jóvenes para divertir­se, naturalmente, pero también para consolidar o iniciar la red invisible de pertenencia a un deter­minado estatus que, con más o menos exactitud, el Casino representaba.

Las ordenanzas del concejo de Matamorosa

Marcos Pereda Herrera

Premio del II Concurso de Investigación Julio Montes Sáiz
 

Antecedentes históricos: las instituciones de Gobierno en Campoo durante la Edad Moderna

En el momento de emprender el estudio de unos textos tan variados y complejos como pueden lle­gar a ser las ordenanzas concejiles resulta de todo punto imprescindible encuadrarlas dentro de un contexto jerárquico y funcional. Así, la propia de­finición de los concejos resulta coja e insuficien­te si no encuentra anclaje en un esquema mayor, donde corregimientos, hermandades y barrios res­ponden a las mismas necesidades desde diferentes ángulos y visiones. Por todo ello, cabe hacer una mención, aunque ésta sea obligadamente breve, a esas diversas entidades que engloban y acompañan a los concejos dentro de su peregrinar durante la Edad Moderna.
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