En este artículo presento la lectura de la famosa inscripción grabada en la clave de arco del portal nº 76 del Camino Real de la villa de Cartes (Cantabria) que se consideraba indescifrable. Véase aquí su reproducción.
Eduardo Guardiola celebra sus bodas de oro sacerdotales
Con una misa concelebrada y una comida con algunos de los ya no tan jóvenes miembros del Juvent Club (la mayoría rondando los 60 años) y muchos amigos, celebró, el pasado 7 de mayo, las bodas de oro sacerdotales, Eduardo Guardiola en Reinosa. Ordenado sacerdote en 1967, su primera parroquia fue Arroyo «con gusto porque era donde mi madre impartía clase», recuerda ahora.
El territorio montañoso que se extiende en torno a la cabecera del Ebro y del alto Pisuerga presenta un tipo de material pétreo blando que, ya desde épocas muy tempranas, ha facilitado a los moradores de estos valles la construcción de habitáculos de gran envergadura mediante el vaciado de las crestas y peñas de arenisca. La proximidad de arroyos o riachuelos y de zonas llanas propicias para la práctica de la agricultura ha hecho de estos enclaves geográficos un territorio favorable para el emplazamiento de grupos humanos.
Pequeña historia de una figura perdida de la religiosidad popular
Dentro de los numerosos roles sociales tradicionalmente encomendados a las mujeres en el ámbito rural es digno de destacar a las que eran nombradas mayordomas de la Iglesia Parroquial, ya que esta es una referencia físico-simbólica de la integración de la comunidad local.
Las investigaciones sobre la presencia judía en el Norte de España, la Sefarad de los sefardíes o habitantes judíos de nuestro país nos han aportado muchas informaciones sobre sus costumbres, modos de vida, oficios... Es tarea difícil condensar tantos años de existencia, unidos a tantos avatares, dificultades y fatal destino que les tocó vivir a estos judíos, pero intentaremos recorrer y resumir las etapas más fundamentales.
Las ermitas y santuarios cántabros son a menudo edificios humildes, impregnados de un valor que va más allá de lo puramente histórico-artístico, pues se convierten en testimonio de las creencias y costumbres de los pueblos. Con frecuencia se trata de edificaciones de escaso o nulo interés artístico, por lo que muchas de ellas van quedando olvidadas, corriendo el peligro de desaparecer.
El crecimiento demográfico que de los años 1920 a 1930 tuvo la ciudad de Reinosa, y que paso de 4.180 a 8.606 habitantes (1), obligó al Arzobispo de la sede metropolitana burgalesa -de la que dependía Reinosa- el Excmo. Sr. D. Manuel de Castro y Alonso, a buscar ayuda de religiosos para que colaborasen con los sacerdotes seculares en la promoción espiritual de los fieles. Los reinosanos pedían una comunidad religiosa(2), y aun concretaban su petición en los Carmelitas Descalzos (3). El Prelado burgalés, terciario de la Orden, vio muy bien esta petición.
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